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Cuando llegamos a la nueva habitación vimos que esta era mucho mejor que en la que habíamos estado las noches anteriores, especialmente el baño y la ducha; ubicamos nuestras cosas y decidimos “descansar” un rato antes de salir de nuevo, pero el solo estar solos despertaba nuestro deseo sexual, nos recostamos a ver televisión, aunque rápidamente me pose sobre el para besarlo y tocarlo, el me correspondió sonriendo pícaramente entre besos mientras me decía: no me canso de besarlo. inicialmente habíamos pretendido no tener más sexo sino hasta la noche, primero porque Sebastián aún estaba un poco adolorido y segundo porque simplemente nuestros testículos estaban vacíos, cada vez que eyaculábamos era una cantidad menor a la anterior, habían sido más de 4 venidas en maso menos 40 horas, ni siquiera dos días que ya nos pasaban factura; aun así los besos y toqueteos subieron la temperatura hasta un punto de no retorno, era inevitable tener su grueso pene en la mano y no chuparlo, me encantaba mamar su verga, era tan gruesa y deliciosa, provocarle placer a Sebastián me prendía aún más cuando veía sus gestos de placer y como mordía su labio involuntariamente, tratamos de detenernos para cumplir la promesa, pero con solo mirarnos sabíamos que ya no había nada que hacer, con mi boca hice que Sebastián liberara el poco semen que su cuerpo había logrado producir desde la noche anterior y aunque fuera poco, su orgasmo se reducía en intensidad, su cara, sus gemidos y la forma en que su cuerpo temblaba me lo hacían saber, lo trague y ahora era mi turno de eyacular, tomo mi pene y se lo metió en la boca de manera suave, pero fue aumentando el ritmo de forma gradual, chupaba la cabeza mientras me masturbaba , esa combinación era sumamente deliciosa y así se mantuvo un buen rato, el estar literalmente seco hacia que pudiera disfrutar aún más su oral sin venirme, por lo que se prolongó por un largo rato mi placer, a causa de esto Sebastián me masturbaba cada vez más y más rápido, su mano llegaba cansarse y rápidamente la cambiaba para no cortar mi placer, su boca dejó de ocuparse de mi pene para lamer mis testículos, esa combinación mortal me hizo acabar por fin, las pocas gotas que salieron de mí no representaban para nada el colosal orgasmo que tuve.
Tras incumplir la promesa de abstinencia que habíamos hecho, nos duchamos juntos, enjabonando uno al otro, acompañado de besos de toda clase, hacer esto era cada vez era más placentero para mí, para ambos, él me decía cada rato que le encantaba besarme.
Continuamos con nuestra intención de hacer turismo, mientras nuestros cuerpos descansaban y hablábamos de muchas cosas, ya que nuestra conexión no era meramente sexual, también era una amistad que se hacía cada vez más fuerte y abierta se fortalecía mediante los secretos que sabíamos uno del otro y obviamente de las increíbles sesiones de sexo que habíamos tenido hasta ahora.
En la noche, cuando estábamos de caminando de regreso al hotel, Sebastián vio un bar que parecía tener un ambiente agradable, me propuso que fuéramos al hotel a descansar un rato y que quería bañarse y que luego fuéramos a ese sitio a beber unas cervezas allí, como el bar estaba cerca del hotel me pareció una buena idea, así que llegamos al hotel con ese plan, Sebastián entro a bañarse mientras yo estaba descansando y viendo tv en ropa interior ya que yo también quería bañarme antes de ir al bar, de repente Sebastián se asomó por la puerta del baño y me dijo:¿Sergio, nos bañamos juntos?, inmediatamente me despoje de la escasa ropa que aun tenia y entre a la ducha con él, nos besamos mientras sonaba una de mis canciones favoritas en el celular de Sebastián, ya que él tiene el habito de poner música para bañarse, ese momento de besos intensos bajo la ducha, con la canción indicada fue simplemente perfecto, creo que el planeo todo eso; dejo mi boca para besar mi pecho y bajar lentamente hasta mi verga, beso la punta y me dijo con una mirada picara que nadie imaginaria ver en él, ya que su porte de hombre serio e introvertido hacía que esta faceta prácticamente inconcebible en él, -lo voy a tratar con cariño, tiene que recuperarse para lo que viene- esas palabras me dieron un morbo que acelero mi corazón, ya que sabía lo que vendría, se metió mi verga en la boca y la chupaba suavemente, se la sacaba y la masturbaba a un ritmo lento, tal y como dijo que haría, era un placer distinto al de las anteriores mamadas que me había hecho, más suave, pero a la vez más intenso, seguramente debido a las circunstancias que rodeaban esa particular mamada, el procuraba mirarme morbosamente, pero el agua de la ducha caía en sus ojos y nariz impidiéndole hacerlo por mucho tiempo, eso me divertía y excitaba a la vez, por un momento me agaché y le correspondí el oral, pero él me interrumpió, no quería dejar de tener mi pene en su boca, continuo así por un rato hasta que me dio la vuelta, siempre me he considerado activo, por lo que el tratara de hacer algo con mi ano me resultaba algo incómodo, pero mi excitación hizo que no ofreciera resistencia, sentí como abrió mis nalgas y toco mi entrada con un dedo, realmente no era una sensación exactamente placentera para mí, pero tampoco como para pedirle que se detuviera, era algo extraño que quizás me dispondría a probar, pero no en ese momento, en esa última noche del viaje yo solo quería una cosa, volver a penetrar el culo que había desvirgado el día anterior; cerré la ducha y nos secamos, una vez secos fuimos de nuevo a la cama, Sebastián se recortó boca abajo y me pidió que lo “relajara”, es decir, que hiciera que se dilatara para volver a tener penetrarlo, lubrique mi verga y la pase por sus nalgas como si me estuviese haciendo una paja rusa con ellas, estuve así un rato mientras besaba su cuello y espalda, me sentía cada vez más ansioso de penetrarlo, pero a la vez hacerlo esperar me llenaba también de un morbo perverso, de repente se me ocurrió algo, me acosté sobre la otra cama que había en la habitación y lo hice ponerse encima mío, pero en 4 patas, mientras se inclinó para besarme, acerque dos de mis dedos a su ano y empecé a tocarlo con movimientos circulares, cada vez más rápidos, se veía a que le encantaba, mientras hacía esto recordé que había escuchado en alguna parte que la próstata podía estimularse introduciendo dedos en el ano, o, tocando fuertemente la zona entré los testículos y el ano, esa que se llama perineo, así que le dije: existe otra forma de estimular la próstata. e inmediatamente use mi mano libre para hacer lo mismo que hacía en su ano, pero en el perineo, fue solo hacer esto para que Sebastián soltara un gemido y me dijera: Que rico!, estuve haciendo esto por un par de minutos, a Sebastián le encantaba, gemía mientras su respiración se hacía cada vez más intensa, sentía como su ano se dilataba cada vez más sin tener que meter siquiera un dedo, quería aumentar cada vez más su placer y con ello también el mío, me levante suavemente y comencé a mamar su verga y guevas sin detener los movimientos de mis manos, tenía que asegurarme de que quedara bien dilatado, mi plan era penetrarlo de manera agresiva, simplemente quería darle duro, como dicen en mi ciudad, darle como a cajón que no cierra.
Ya era hora de avanzar con mi plan, lo recosté de lado e introducí un dedo, entro fácilmente como esperaba, luego se acomodó con las piernas abiertas dejando su culo en el borde de la cama e introducí dos de mis dedos, también fue fácil, estuve en un mete saca poco tiempo cuando me dijo que ya estaba listo, me puse un condón y me recosté, tal y como hicimos la primera vez, se sentó sobre mi ansioso pene, entro mucho más fácil que antes, mi dedicación a dilatarlo había funcionado a la perfección, pude ver y sentir como entro toda mi verga en su culito estrecho y empezó a cabalgarme a un ritmo moderado, pero que se hizo rápidamente más acelerado, se inclinó para besarme sin detener su movimiento, me sentía realmente excitado de manera que el descontrol y deseo de dominación se apodero de mí, le pedí que cambiáramos de pose, así se sacó mi verga del culo y se levantó, lo hice acostar con las piernas en los hombros y pusimos unas almohadas para que apoyara su cintura y la penetración fuera más fácil, le metí la verga de una, el tiempo de la precaución se había ido, lo penetraba de forma eufórica, me encantaba darle duro cada vez más y más rápido, mis ganas de venirme aumentaban, pero como tenía poco semen en mí, la penetración se prolongó hasta el punto que le daba de forma desenfrenada, Sebastián emitía unos gemidos que me encantaban, luego me dijo: más duro, apenas lo dijo desacelere solo para tomar impulso, lo penetre con aun más fuerza que antes y el líbero un gemido tan fuerte que se tapó la boca para que nos oyeran, tal y como la primera vez que se la metí, solo que este no era un grito de dolor como el de aquella ocasión, sino de placer y excitación puras, seguí penetrándolo con fuerza hasta que quise cambiar de nuevo de posición, estaba vez de perrito, continuaba con mi descontrol en la nueva pose, todo sonaba, el choque de mi cuerpo contra el de él, la cama golpeando la pared, nada de eso me importaba, sentía que por fin iba a terminar. Sebastián me dijo que estaba que se venía, quería que nos viniéramos al mismo tiempo, se sacó mi verga y lo masturbe hasta que su semen aguado salió disparado y llego hasta su pecho y al mío, él se ocupó de mi verga, mientras el calor, el sudor y las convulsiones de mi cuerpo anunciaban la llegada de la madre de los orgasmos, mi semen hizo el mismo recorrido que el de él, fue uno de las mejores corridas de mi vida.
Después de acabar cada uno se ducho y nos dispusimos a dormir en la misma cama, yo me sentía totalmente complacido y cansado, tanto ajetreo había dejado mi verga ardiendo, pero esto no impido que siguiéramos besándonos en la oscuridad, de repente Sebastián me hizo una petición que no esperaba -Hágame venir otra vez-, sabía que ni su culo ni mi verga estaban listos para una nueva cogida, por lo que tome su verga y la mame de nuevo, el sentado en la cama con las piernas abiertas y yo, de rodillas mamando con gusto, logre que se viniera en mi boca en poco tiempo, habría pedido que me correspondiera la mamada, pero me sentía exhausto, mi cuerpo no daba más, así que me dijo: En la mañana se lo devuelvo.
Dormimos plácidamente, en la mañana nos levantamos para un orgasmo de despedida, teníamos la habitación hasta las 10 de la mañana por lo que no teníamos mucho tiempo, me devolvió el oral que le había hecho antes de dormir, pero mientras lo hacía, él se masturbaba y termino corriéndose antes de que yo lo hiciera, después del último orgasmo del viaje, Sebastián volvió a tener un orgasmo de más, por lo que quedo como una promesa que la próxima vez que nos viéramos, seria yo quien se corriera una vez más que él.
Alistamos nuestras cosas y bajamos a desayunar, tomamos un taxi con destino a la terminal de transportes, estuvimos en completo silencio durante el recorrido, creo que ninguno de los dos quería que ese viaje terminase, pero había llegado el momento de que ambos volviéramos a la realidad, llegamos a la terminal y compre el tiquete de regreso a mi hogar, el vendedor me dijo: el bus sale en 10 minutos, sentí una extraña sensación de nostalgia y capricho cuando escuche el tiempo que quedaba del ansiado viaje, había llegado el momento en que cada uno debía tomar su camino. Nos despedimos con un simple apretón de manos y una sonrisa, me tuve que contener para no darle un beso en medio de toda la gente que había allí. Durante el viaje de regreso recordé todo lo que hicimos, lo que disfrute, incluso lo que aprendí de mí mismo en lo que fue para mí una verdadera aventura y/o locura que jamás pensé que me atrevería a hacer, además de la promesa que hice con mi buen amigo Sebastián de que ese viaje tendría que repetirse.
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