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Categoría: Voyerismo

El after party

La noche iba terminando y las botellas de vino también, perdí la cuenta de las copas que tomé... tú estabas alegre y risueña, sin duda las burbujas es lo tuyo y lo manejas súper bien.



Estuve manteniendo la distancia durante la velada para evitar los rumores, me volvía loco no poder brincarte encima, besar esos deliciosos labios carnosos llenos de fuego.



Encontrarme con tu mirada cómplice y llena de picardía me hacía regocijarme cada vez que los babosos de costumbre hacían sus movimientos tratando de ganar terreno contigo, diciendo lo mismo de siempre, usando las mismas tácticas... No importa lo que digan tú terminas las noches es conmigo.



Admirarte desde lejos es algo que me prende, esos movimientos inesperados, como sueltas tu cabello de pronto, como asomas tus deliciosos senos y esa ropa tan corta que sabes que me vuelve loco. Solo de verte quiero que todos se larguen para empezar por tus ricas y torneadas piernas, acariciarlas y besarlas palmo a palmo hasta perderme en los jugos que tú bien depilado monte de Venus trata de esconder.



Tú sabes que me encanta y eso te prende más, saberte deseada, la dueña de las miradas. Flirtear con ese fino descaro como lo haces es casi una obra de arte, casi imperceptible para muchos, pero no para mí... Esa libertad no te la da nadie y esta noche me agradecerás con creces.



Uno a uno se van despidiendo agradeciendo una maravillosa velada y yo sigo acechando desde lejos como un tigre de bengala. Me escapo y pongo a enfriar dos botellas más, pues la celebración debe continuar.



Cuando regresé todos se han ido menos N, en su estado lo mejor era que se quedara, al verme entrar con la botella en la mano y dos copas me miraste desde lejos diciendo que me detuviera, que estaba N allí presente, pero no me importó, este era mi momento y nadie me iba a detener de comerme lo que me había saboreado toda la noche.



Además tú no lo sabes, pero he visto como me mira N cada vez que me encuentra sólo. Esta vez no fue la excepción, al verme llegar con las copas en la mano abrió sus verdes ojos y esbozó una preciosa y pícara sonrisa. Tu cara cambió un poco, la situación estaba cambiando y yo la iba a disfrutar hasta donde se pueda.



Descorché el espumante y serví una copa a cada una, yo tomé de la botella, brindé por la buena fortuna y la mejor compañía. Que podría salir mal? Tú pusiste música para romper el momento incómodo que sólo tú y yo sabíamos, cosa que N agradeció y decidimos bailar los tres, no sé en qué momento nos estábamos tomando la segunda botella que tenía reservada. N se me encimaba y tú empezabas a disfrutar lo mismo que disfruto yo, incluso la alentabas a que se pegara más a mi, que estábamos en confianza, total el Bartender es el mejor guardador de secretos de la ciudad.



N me tenía a mil y ella ya estaba agitada, sin que me vieras ya estaba jugando con su lóbulo derecho de la oreja mientras nos pegábamos más de la cuenta en nuestro baile, cuando logré escuchar un pequeño jadeo sabía que era el momento de cambiar.



Te saqué a bailar mientras N, sentada en el sofá nos observaba, tú estabas ardiendo, en una mezcla de celos y deseo.



El baile iba genial, nuestras miradas ya no eran cómplices, eran lascivas en extremo, cuando me acercaba te dejaba sentir mi miembro en su máxima expresión, te juntabas más para sentirlo mientras me ronroneabas al oído, te quería arrancar la ropa ya... No sabría decir que tan intenso era nuestro baile, pero vi a N estaba embelesada viéndonos contorsionar y supe que quería ver más. Era el momento...



Me di un trago largo de la botella después de servir unas copas más y te tomé de la cintura, te giré dejé que poco a poco pudieses sentir mi dureza entre tus nalgas, apenas lo percibiste te pegaste y empezaste ese movimiento de cadera que deberías patentar, mientras tomabas mi nuca con una mano y una nalga con la otra. Yo recorría tu cuerpo con mis manos mientras te susurraba al oído todo lo que te quería hacer; cada vez que te decía algo te pegabas más y más a mi, como queriendo fundir nuestros cuerpos con el calor que generaba tu movimiento de cadera.



Subí tu vestido ligeramente y metí mi mano mientras me lancé a tu cuello, en ese momento recordaste que esta N frente a nosotros y quisiste apartarte, pero ya era tarde... Aparte la panty para que mi dedo entrara en tu ya jugosa vulva, cerré los ojos mientras, besaba y mordisqueaba tu cuello, recordando de memoria cada pliegue de tu rosada y brillante vagina, jugué con tu botón, a la vez que te retorcías de placer contra mi pene. Aproveché el momento para ver a N, quien con la boca semi abierta y con signos de evidente excitación estaba dispuesta a no perderse ni un segundo de semejante espectáculo.



Moví con más intensidad mi dedo y clavaste tus uñas en mi cuello, yo te mordí mientras tomaba uno de tus carnosos senos ya en el aire, apretando y pellizcando tus ya duros pezones, te retorciste más, la verdad nunca imaginaste que podría ser tan excitante saberte observada, volteaste a ver a N mientras el orgasmo invadía tu cuerpo, doblaste las rodillas de la intensidad, te tomé de la cintura mientras terminaba mi trabajo manual y tú tenías una petit mort como hace tiempo no la tenías.



Te giré y nos fundimos en el beso más esperado de nuestras vidas, tus labios carnosos, tu saliva espesa producto del jadeo y tu juguetona lengua hacían una maravillosa combinación. Tomé otro sorbo del champagne y me dediqué rehidratar tu boca a la vez que apretaba esas increíbles nalgas que tienes.



Me separé de ti y quedaste atónita, me acerqué a N y le dije al oído mientras rozaba su lóbulo con mis labios que me ayudara contigo, la tomé de la mano, la puse de pie y quité su camisa, inmediatamente se asomaron dos increíbles senos llenos de pecas que me llenaban de morbo, quité su bra y esos pezones claros hacían un maravilloso juego con esas pecas, la besé en el cuello y apreté ese hermoso par. La tomé de la mano nuevamente y la puse detrás de ti.



Ella delicadamente y torpemente acariciaba tu espalda mientras tú me mirabas sin entender bien lo que estaba pasando, yo te volví a besar al mismo tiempo que tú cerrabas los ojos, no sé si para entregarte al disfrute o para no pensar demasiado en lo que estaba pasando.



Le pedí a N que te desvistiera y lo hizo sin reparos, con una delicadeza increíble saco los tiros de tus hombros y ayudó a caer ese vestido que te hace una deliciosa figura, soltó tu bra y bajó tus pantys, yo me encargué de tus senos, succionando, mordiendo y lamiendo, ¿te he dicho que me encantan esos pezones marrón claro?



Tú buscabas mi miembro que quería estallar mientras N besaba tímidamente tu espalda y recibía caricias de mi mano derecha. Abrí los ojos y vi que no te sentías cómoda con la situación, así que halé a N hacia mi, la besé apasionadamente, le quité el pantalón y la volví a sentar, le pedí que por favor se tocara cuanto quisiera.



Me di vuelta hacia ti y me besaste como desesperada a la vez que colgabas de mi cuello, estabas amando que te entendiera tanto en ese momento. Desabotoné mi camisa y tú aflojaste mi pantalón, lo bajaste con todo y bóxer... mi pene estaba feliz de haber salido en ese momento... de rodillas cómo estabas te decidiste a recibirlo en tu boca, yo sonreí en aprobación y te tomé del cabello. La manera como lo mamás es increíble, ese va y ven, el jugueteo de tu lengua con mi frenillo, el esmero como chupas, lames, ligeramente muerdes mi glande hace que voltee mis ojos.



Te tomo más duro del cabello y te pido que vayas en profundidad, gustosa aceptas, vas a mi ritmo, cada vez más profundo, lo saco de tu boca y sacas la lengua para pedirlo nuevamente. Sin soltar tu cabello te doy tres cachetadas suaves y me sonríes con la boca abierta para recibir mi pene nuevamente, esta vez vamos más profundo y te genero un par de arcadas, no lo entiendes pero es extremadamente satisfactorio eso para mi.



Te levanto del cabello, te beso con esa mezcla de sadismo y amor que te encanta, te pego a mi y disfruto de nuestra piel desnuda tocándose, te tomo del cuello y te pido al oído que me digas que eres mía. Lo dices en un jadeo mientras recibes varias nalgadas de mi parte. Haces sonidos inentendibles y me pides ser penetrada, te llevo al sofá y te recuesto al lado de N que está ya como en una especie de trance por la excitación. Le acerco mi miembro y con gusto lo engulle, lo hace con unas ansias que casi me hace llegar. Me aparto y la beso salvajemente, te miro y no estás muy contenta, pero era algo que debía hacer.



Abro tus piernas y empiezo el recorrido con mi lengua hasta fijarme en la ya chorreante raja, beso y lamo sin discreción alguna, chupo tu clítoris te arqueas en el mueble. Aprovecho la ocasión y meto dos dedos, un largo jadeo sale de tu boca, mientras aumento el ritmo entre mi succión y mis dedos. Me dices que ya! Que por favor lo meta!



Te levanto por el cuello a la vez que te lamo la boca, jadeante me besas y te giras, te recuestas frente al sofá y empinas ese precioso trasero, cada vez más alto, tu cara está muy cerca de la de N, pero se ve ya que nada te importa. Te tomo de las caderas y te penetro sin compasión, tus jadeos indican el gozo que produce mi pene en tus entrañas. Yo estoy a punto de llegar pero haré lo necesario para sacarte al menos uno más.



Mientras bombeo detrás de ti, me ensalivo el pulgar y le hago señas a N para que vea lo que está pasando, se acerca y vuelve a abrir sus verdes ojos al verme introducir mi ensalivado pulgar en tu apretado ano. Te retuerces y un sí prolongado sale de tu boca.



Te nalgueo varias veces hasta poner tu nalga muy roja mientras te doble penetro con mi miembro y mi pulgar, hago un cambio y meto dos dedos en tu ano. Un grito de placer es lo que escucho y empiezo a aumentar el ritmo de penetración en ambos orificios. Arqueas nuevamente tu cuerpo en señal disfrute, te tomo del cabello mientras te levanto ligeramente y te vuelvo a pedir que me digas que eres mía, me sueltas un siiii sostenido pero no es suficiente para mi y halo tu pelo en señal de petición... volteas para besarme y me dices mientras me miras a los ojos que eres mía, que siempre lo has sido, que desde el primer día eres mía y siempre lo vas a ser. Mi excitación aumenta a 1000, subiendo el ritmo de penetración a algo desaforado, tú te relames y te muerdes el labio inferior, hasta que sueltas un jadeo largo y empiezo a sentir las contracciones en mi pene y tu esfínter. Gimes cómo nunca en un orgasmo explosivo que me llena de tus fluidos y saco mis dedos de tu esfínter, te doy dos nalgadas y te tomo de la cintura con las dos manos para dirigir el descontrolado ritmo.



Me pides que por favor adentro, no es lo que más me gusta pero hoy te has ganado el derecho a exigir. Te tomo de las manos mientras te embisto como un desesperado hasta conseguir mi orgasmo, libero mi carga dentro de ti y me quedo adentro hasta que los espasmos de mi miembro cesan, tú estás jadeando como nunca. Yo tengo la respiración entre cortada, ya no soy el mismo de antes, y me tumbo en el mueble, N queda al medio, se para y nos trae lo que quedaba del espumante, gustosos aceptamos, nos hidratamos, nos vemos y sonreímos. Yo te muestro los dientes y tú me sacas la lengua...



N al parecer está más alegre que nosotros, sin saberlo ayudó a que tuvieses un orgasmo maravilloso, me pide que me ponga al medio y se sienta a mi lado.



Te paso el brazo aún medio jadeante y N nos agradece la maravillosa velada, le insistimos que se quede, pero sabe que debe irse, es obvio que debemos hablar de esto, hemos abierto una puerta que no sabemos si la queremos cerrar.


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