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EL ABUELO DE ANITA 2
Estaba anocheciendo cuando Renato escucho que llamaban a la puerta. Abrió. Allí estaban Cesar, el novio de Anita y un chico que no conocía. Se sonrieron y se dieron un abrazo.
__Te presento a Octavio, es mi primo__ dijo César
__¡Pasen, pasen! Pero ustedes tienen la manía de llegar siempre sin avisar
__Bueno es que surgió así de repente
__Siéntense, ya traigo alguna bebida__ Renato, el abuelo de Anita desapareció en la cocina. Los muchachos se quitaron los abrigos, estaba refrescando. Ya el verano intentaba irse. Octavio era un chico de piel aceituna. Labios gordos. Ojos vivaces. Cabellera lacia. Se dejaba el cabello largo hasta los hombros. Le gustaba así y le quedaba bien.
__¡Aquí traigo unas cervezas!¿Les gusta?
__¡Pero claro hombre!__ se sirven sonriéndose. Hace mucho que no se ven. Unos cuantos meses
__¡Ha pasado un tiempo!__ dice Renato
__¡Lo noté! Digo que yo también lo he notado
__Hablo seguido con Anita, pero contigo....¿Ha pasado algo?
__¡Claro que no! Solo las actividades
__¡Así que eres el primo Octavio!
__¡Sí, César habla muy bien de ti!
__¿No digas?
__¿No me crees?__ pregunta César
__¡Porque habría de creerte si te has olvidado de mi!
__¡Vaya, no esperaba tal confesión!
__¡Si quieren los dejo solos!__ comenta Octavio
__¡Pero no muchacho!¡Está bien!__ dice Renato, el abuelo de Anita
__Creí que molestaba...__ acota
__¡No seas tonto Octavio!__ reprende César, el novio de Anita
__¿Y que te ha dicho de mi?__ interroga Renato
__¡Que eres lo mas!
__¿Y eso que significa?
__¡Significa muchas cosas__ dice César
__¡Sí claro, entre ellas, es que eres un gran amante!!__ dice casi susurrando César.
__¡Bueno, bueno!!__ se ríe Renato rozando las piernas de César. Octavio advierte este juego. Le gusta. Se calienta despacio. César se sienta al lado de Renato y toca su pierna.
__¡Te he extrañado!__ dice el novio de Anita
__¡Así!
__¡Sí, tu lo sabes!__ sigue hablando mientras acaricia el muslo de Renato que ya se está
poniendo duro. Parece una tabla su pantalón y Octavio lo nota. Se da cuenta del morcillón del hombre, y se entusiasma. Observa a su primo que se restriega sobre el hombro de Renato. Acaricia con una mano la nuca del abuelo de Anita, buscando la boca de este que no se hace rogar y se funden en un beso interminable y profundo. Húmedo. Caliente.
Con una mano ya César por sobre el pantalón acaricia la poronga del hombre, que gime y también acaricia al chico. Octavio observa y nota que se hincha su verga latina. El cierre se baja. César mete la mano. Toca un poco el vergón ardiente. Afloja el cinturón sin dejar de besar y comer la boca de Renato, el abuelo de Anita. Se quita el pantalón. Luego el calzoncillo. Octavio abre los ojos de sorpresa. No esperaba ver tal vergón. Alzado. Grueso. Lo desea.
Su primo, César, ya busca con su bocota el animal enhiesto. Lo mete y lo traga. El lame sus labios. Ve que Renato suspira y lo mira, le sonríe, vicioso. Las manos de César recorren el brioso animal que ya conoce de sobra. Extrañaba tener en sus dedos ese pedazote. Se va quitando la ropa como puede. Muerde la lanza. Arque su cuerpo. Lo besa. empuña el garrote. Lo sacude. Arriba. Abajo.
__¿Qué esperas Octavio? ¡Se nota que deseas un bocado!¡Ahhh, ven que para ti también hay!!__ invita enloquecido de placer Renato. El chico se acerca despacio. Mira. se pone de rodillas. Pero antes se quita toda su ropa. Deja ver una herramienta morena. Portentosa. Hueso duro. César deja que la pruebe. Renato enloquece al sentir las dos lenguas luchando por su pedazo. Las bocas degluten. Saborean. Los dedos de Octavio rozan las bolas gordas del macho que ofrenda su falo.
Ellos son esclavos de aquel poderoso hombre. Los dos sucumben al placer. El les brinda toda su vergaza endurecida. Ellos la disfrutan. De vez en cuando se funden en un beso de lengua. Se cruzan todos los límites. Los primos se conocen muy bien. Eso lo ha notado enseguida el abuelo de Anita. César sube un poco y besa las tetillas de Renato. las mordisquea un poco. Eso hace que el hombre tense los músculos y su tronco se endurece un poco más. Es como que renovará viva. Toma impulso. César chupa el pecho con desesperación. Se toma el tiempo para gozar. Se queda unos instantes allí, los gemidos de los hombres van en aumento. Se elevan. Las gargantas están enronquecidas.
Ahora César se come la boca del abuelo de Anita. Octavio allá abajo no ha dejado de mamar la manguera. Ha llegado a las bolas gordas y las chupa desquiciado. Descontrolado. Repasa una y otra bola. Trata de meter en su bocota las dos juntas. Le es imposible. Juega igual intentándolo. Observa a los otros dos de reojo y más se calienta.
César se ha casi incorporado y con su verga alzada entra en la boca de Renato. La chupa gustoso. Va y viene dentro de aquella fatal cueva. La llena de saliva. César gime con locura. Sigue entrando y saliendo. Renato acaricia las pelotas del chico. Están redondas y llenas. Sabe que lo bañará en cualquier momento.
Octavio allí abajo no para de comer pijota y huevos y de vez en cuando lame el orificio de Renato. A este no le disgusta. Siente que hierve un poco más. Esos chicos lo hacen gozar. Mientras come la pija de el novio de Anita. César va y viene. Siente la boca que lo recibe y ahora siente los dedos de Renato abriéndose paso por su tierno culito caliente y baboso. La piel y los sentidos de César se erizaron. Tenso los músculos y grandes chorros de semen se volcaron en la boca de Renato. En la car y el pecho del abuelo de Anita que sacudía sin descanso la pija de César. Ordeñándolo sin respiro y clavándole dos dedos hasta el fondo.
__¡Que perrita eres César!!__ comenta el abuelo de Anita. Mientras Octavio deja un poco la tranca erecta del hombre.
__¡Ven siéntate en este mástil que tengo para ti!!!__ reclama Renato enardecido. César besa profundamente al macho alzado. Pasa sus piernas por sobre las del otro. Octavio observa tocándose.
__¡Pero antes chúpale la entrada Octavio. Mójasela bien!!!__ a lo que el chico obedece ciegamente hurgando con su lengua y sus dientes y sus labios en el ojete abierto de César. El novio de su nieta saca culo. Lo tira hacia atrás para que Octavio se maneje mejor. Arde por todas partes.
__¡¡Ahhh que habías sido buen lamedor Octavio__ comenta Renato
__¡Me encanta ahh, sigue primo, ahhh!!!__ gime César. Las chupadas de Octavio son sonoras y mojadas. Chorrean saliva por todas partes. Renato disfruta de las caras que va haciendo el novio de su nieta. En tanto chupa y muerde las tetillas de este. César se sacude. Se contorsiona. Renato siente que su estaca pide que la clave en alguna parte.
__¡Octavio, en aquella mesita busca un pote de crema y tráelo!__ Octavio se mueve hasta el lugar y vuelve con el pote. Lo abre. Saca un poco y la desparrama en la entrada de su primo.
César suspira caliente. Transpira a pesar de que no hace calor. Octavio toma la tranca de Renato y la guía a la entrada de su primo alzado. La vara rocosa penetra. Entra ya en su canal. El chico se retuerce y la va sintiendo dentro de si. Su propia pija vuelve a tomar vida. Cabalga sobre el hombre. Aprieta su pecho. Gime.
Octavio de vez en cuando pasa la lengua por las nalgas de su primo que esta totalmente penetrado. Las bolas del abuelo de Anita golpean contra la cola de César. Octavio lame todo lo que cruza delante de el.
___¡¡Oh, siii, son dos tremendos muchachos, pervertidos, ahhh, cabalga hembrita mía cabalga!!!__ dice Renato en tanto siente como su espada florece y se infla dentro del chico. César apura sus movimientos y se entierra la estaca. Araña el sillón. Siente la mordida en la carne de su primo. Octavio se menea su propia herramienta. Chupa los huevos gigantes de Renato que resopla. Hierve como volcán pronto a hacer erupción.
Ahora Octavio se pone d pie y llega a los hombros de César, su primo, y lo muerde suavemente. En tanto César cabalga sobre el abuelo. Octavio muerde la nuca. Le da besos sonoros y álgidos. Le restriega la verga dura sobre la espalda del muchacho convertido en un verdadero putón. Gime. Da un giro de su cuerpo y encuentra la morcilla de Octavio que irradia fuego. La toma con sus dedos. La acaricia. La posee.
Se dan un beso largo y profundo con su primo. Octavio acariciando los cabellos del primo y el otro aferrándose seriamente al tronco grueso.
Renato observa de reojo. Sus narices se inflaman. Va a estallar y a llenar el orto abierto del novio de Anita. César da unos brincos más y la estaca empieza a lanzar eternos chorros de leche que bañan el interior del chico. César se abraza un poco más a Renato y se funde en sus labios. Traspasándolo con su lengua bífida. Llenando la boca con su saliva. Sintiendo como corre el líquido en su interior. Repleto. Siente como cae la leche de su interior, como si fuera una catarata.
Renato busca aire mientras el chico aún sigue con su espada enterrada hasta el fondo.
__¡¡Me has hecho gozar otra vez!!__ dice el abuelo de Anita
__¡Y tu a mi abuelito, eres lo máximo!¡¡Ahhh, siento tui leche en mi y sigo caliente!!!__ siguen dándose sonoros ósculos de lujuria y placer. Octavio los acaricia a ambos. Su morcilla aún está tiesa.
César se pone en pie. Se dirige al baño con su cola chorreando. Renato y Octavio se dirigen al cuarto de este.
Se tiran en la cama.
__¿Puedo besarte Renato?__ pregunta alzado Octavio
__¡Claro que si muchacho!!__ dice el abuelo de Anita y ya recibe el fogoso beso del chico. Siente el animal de Octavio que se refriega en su muslo desnudo. Con la yema de los dedos acaricia aquel animal embravecido y duro. Las lenguas se cruzan. Muerde suavemente los labios del hombre maduro. Sus respiraciones se agitan. Gimen y se prueban. Se saborean. Los dedos de Octavio llegan al oscuro agujero de Renato. Lo rozan. Lo disfrutan. Los dedos de uno en la tranca del otro. Los dedos del otro en el hoyo de Renato.
__¡Espera!!__ dice en un momento Octavio y desaparece, para volver al instante con el pote de crema listo. Sus dedos ya tienen la poción. La desparrama bien por el agujero del abuelo de Anita. este convulsiona y se abre poco a poco. Se pone de costado. Luego de unos masajes le susurra casi inaudible
__¡¡Vamos cógeme, hazlo!!!__ Octavio apoya su morcillón en la entrada semi abierta ya por los masajes. Empuja.
__¡¡Así, suave, hazlo suave, muchacho!!__ pide Renato y la verga ya empieza a entrar.
__¿Te gusta así?__ pregunta el chico inflamado de placer.
__¡Oh si claro, sigue, tranquilo, ahhh!
__¡Parece que te gusta!!
__¡Me encanta que me cojan como tu!!
__¡Ya me lo había dicho Cesar que eras un macho único!!__ el muchacho dice así y empieza a ir y venir por el canal del abuelo. Siente que abre las puertas. Su pijón taladra. Acaricia la poronga que empieza a despertar de Renato. Acaricia sus bolas que juntan otra vez semen.
__ ¡Esto te encanta y mucho!!
__¡Claro, me gusta sentir que me llenan el culo!!!__ el chico serrucha. Muerde el cuello y le da sonoros besos húmedos. Con sus manos sigue aferrado a la palanca de Renato que se endurece un poco mas a cada caliente abrasiva caricia del chico que lo coge suavemente golpeando sus bolas contra sus nalgas febriles.
Ahora aprieta las tetillas y arranca gemidos de la boca del abuelo de Anita que se contorsiona despacio, pero volado y caliente como roja brasa. A todo esto se han olvidado de Cesar que los observa hace un rato desde el marco de una puerta. Totalmente envergado. Deseando la pijota que Octavio masajea. Se acerca sonriendo.
__¡Veo que se están divirtiendo sin mi!!
__¡No te pongas celosa primo!!
__¡Sabes que soy una total putilla cuando estoy entre machos!!!
__¡Entonces come mi verga que me encanta como lo haces!__ César no se hace rogar y se prende de la estaca de Renato. La besa. La chupa. Le da suaves lengüetazos. Octavio acelera los embates. Los gritos de Renato se amplían. Se hacen más fuertes. Las bolas del abuelo de Anita son comidos, devorados, por la boca de la zorra César, que ya está deseando tener ese perno otra vez en su cola. Se traga aquel sable que esta como roca nuevamente.
__¡Ohhh, chicos son tremendos!!__ gime Renato.
__¡¡Me vas a hacer acabar en cualquier momento!!
__¡¡Lárgalo entonces, lléname el culo con tu leche, anda dámela, dámela!!!__ ruega Renato. Octavio se excita un poco más, tensa sus músculos y se deja ir dentro del ojete del abuelo de Anita que siente los escupitajos y grita descontrolado, hundiendo su sable hasta el fondo de la garganta de César. El primo de César se ha vaciado en el abuelo de Anita y muerde con desesperación el cuello del hombre mientras gruñe febrilmente. Este gira la cabeza y se parten la boca de un sonoro beso.
César sigue mamando sin reparos. Los otros dos rozan sus lenguas y juegan. Octavio acaricia las endurecidas tetillas del abuelo de Anita que gime y siente que el sable clavado en su ojete no descansa. Entonces comienza a moverse muy lentamente. El ataca la poronga que tiene enterrada hasta los huevos.
__¡¡Oh, veo que estas muy bien ensartado!!!
__¿A ti no te gusta cogerme?
__¡Abuelo me vuelves loco, no puedo bajar mi verga!!!
__¡Entonces déjala donde esta, déjame que te ataque con mi ojete!!!
__¡¡¡Ohhh si hazlo, que bien se siente tu culito, ahhh, siii!!!__ Renato se movía despacio. Apretaba la vergota con su esfínter. Se hamacaba y la morcilla de Octavio se regocijaba en aquel lugar estrecho y elástico as la vez.
César toma la herramienta durísima de Renato y juega con ella. La masajea. Se la da en la boca a su primo que la devora con instinto asesino.
___¡¡¡Ahhh que placer me están dando!!!
__¡¡Es lo que queremos abuelito!!__ comenta César y vuelve a comer.
__¿Sientes mi barra?¿La sientes dentro?__ pregunta Octavio mientras serrucha el orto de Renato que se agita en celo.
__¡¡Sigue, sigue, oh, ah, sí, si!!__ gime y se retuerce envuelto en nubes de vapor y apurando las acometidas del chico siente que le va llenando la cola otra vez de abundante leche. César observa la cara de placer perverso de Renato. La disfruta. Todavía se hamaca un poco mas el primo dentro del culo del abuelo de Anita.
Octavio saca la daga del interior baboso y húmedo. Toma aire.
__¿Primo?__ le dice a César
__¿Qué quieres?
__¿Me prestarías el perno de Renato?
__¡Claro!__ se corre. Renato se acuesta de espaldas. El fierro mira hacia arriba. Octavio se abre de piernas y en un descuido fugaz se mete toda la poronga dentro de su ojete. Se lo clava. Renato goza. El lo cabalga desenfrenado. Loco. Salvaje.
__¡Quería sentir tu barra de metal!!¡¡Eres un semental!!!__ murmura sin detenerse en su cabalgata Octavio. En unos momentos hace que su orto se inunde del líquido espeso que le brinda Renato entre gritos y sacudidas. La bocanada de semen desquiciada llena por completo el orificio. César pone su boca tratando de no perder una sola gota.
Los cuerpos agitados van entrando en un leve reposo. Los miembros se aflojan. Octavio sale del estuche baboso y flexible. Terminan de chorrear varios ríos de líquido interminable. Una catarata. Se acomodan. Suspiran. Se besan entre todos. Van quedando derrotados por el momento. Todos satisfechos.-
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