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Categoría: Maduras

El Ángel azul

Hola amigos, escribo porque quiero compartir lo que me pasó hace un par de años, y que marcó un antes y un después en mi vida. Por si acaso, cambié los nombres, pero las situaciones son exactas. Es probable que alguien se vea reflejado aquí, ya que creo que muchos han pasado por situaciones parecidas. Espero les guste y de verdad agradeceré sus comentarios a mi mail.



Hasta hace unos años, cuando el tío Juan estaba bien, él y su esposa la tía Inés, viajaban periódicamente a nuestra casa, ella, mi mamá y la tía Sara (la mamá de mi primo Sebas) son hermanas, y aunque la tía Inés es la mayor de las 3, en mi opinión (y la del Sebas) era la mejor y más sexy. Desde niños nos sentíamos atraídos por ella.



Cuando fui creciendo y las mujeres empezaron a ocupar mi mente, me deleitaba mirándola, tratando disimuladamente de ver un poco más arriba del límite, y aunque siempre usaba vestidos, solo una vez logré ver fugazmente su blanco calzón un día que se descuidó al cruzar sus piernas estando sentada. Ella es de estatura media, aunque siempre dice que le gustaría ser más alta. Tenía un cuerpo delgado aunque bonito, una fina cintura, tetas más bien grandes, torneadas piernas y un poto redondo como una fruta, todo el conjunto le daba una hermosa figura que me había acompañado imaginariamente en muchas pajas. Además, su personalidad alegre la hacía aún más atractiva.



Cuando al tío se le declaró una Diabetes avanzada, dejaron de viajar a visitarnos. Se supo que al tío se le habían venido los años encima como dicen, ella estaba bien de salud pero vivía triste y encerrada cuidando al tío,"ya no es la misma de antes cuando la alegría de vivir parecía brotarle por los poros", dijo una vez mi mamá luego de visitarlos.



Los tíos viven solos en una hermosa casa en otra ciudad (a unos 300 kilómetros de aquí), tuvieron 2 hijos, mayores que yo. Están en el norte estudiando, y aquel verano no volverían a casa porque tenían que quedarse haciendo practica.



No supe cuando ni como, pero mi mamá y sus hermanas estuvieron hablando y armaron el programa para ese verano. Decidieron que nos mandarían a mi y a mi primo el Sebas a pasar ese verano con los tíos, "para acompañarlos y entretenerlos" dijeron. En realidad, la idea me gustó, porque con el Sebas, que tenía 17 igual que yo, siempre nos hemos entendido súper bien aunque el es un "mateo" de esos que se la pasan estudiando y leyendo, y yo en cambio, andaba a patadas con las malas notas. Casi todas las vacaciones las pasábamos juntos y habíamos hecho muchas locuras relacionadas con algo que nos obsesiona: las mujeres, y en ese tema no se habían escapado ni mi mamá ni la de él, la tía Sara. Siempre andábamos buscando ver algo y casi siempre terminábamos en sesiones manuales simultaneas mientras repasábamos los pocos logros que habíamos tenido.



Finalmente llegó el día del viaje, el Sebas y yo acomodamos nuestras grandes mochilas en el compartimiento de equipajes del bus y nos sentamos, entusiasmados de emprender una nueva aventura. Las clásicas recomendaciones de" pórtense bien", "ayuden a los tíos", etc, etc. Partimos.



Durante el viaje, bastante largo, la conversación pasó por muchos temas y lógicamente terminamos hablando de mujeres y finalmente...de la tía Inés. Nos preguntábamos como estaría ya que hace mucho no la veíamos. Por ese entonces, la tía tendría unos 39, el tío Juan era mayor (unos 50 calculo yo)



Yo comenté en voz baja..."ojalá sigua tan rica como siempre", y agregué : "a lo mejor... algo podemos ver...". El Sebas me miró con la típica mirada cómplice y dijo:



"talvez podamos poner en practica lo que dice un librito de sicología de la conducta que estuve leyendo".



Me dijo el nombre del libro, para mi sonó como chino, luego empezó a explicarme de que se trataba, estuvo un buen rato hablando y de pronto me dijo un poco enojado:



"por tu cara se nota que no entiendes nada !!".



Se acomodó en el asiento y me dijo: " te voy a explicar de que forma puede servirnos en la práctica esto que te suena tan raro", cuando se aseguró que tenía toda mi atención continuó: "primero, la tía es una mujer normal y está en la edad en que empiezan a aparecer dudas y temores acerca de su atractivo. Segundo, sabemos que no sale, por lo tanto no tiene posibilidad de nada de nada por fuera. Y por ultimo, casi seguro que el tío, por su enfermedad, no la atiende como se debe...ya sabes...en las cosas intimas."



Yo estaba oyendo atentamente pero seguía sin entender que pretendía el Sebas con sus conclusiones que, por lo demás, yo también compartía.



" Ahora... el punto es ¿cómo podríamos usar eso a nuestro favor ?, continuó.



Se respondió el mismo poniendo cara de genio: " muy simple...usando sus debilidades a nuestro favor. Hay que adularla, alimentar su ego, eso le va a gustar, así querrá seguir adelante. Se debe llegar a una comunicación muy especial, que vaya suavemente entrando en intimidades, convertirlo en algo "normal", que no parezca nada malo, si se molesta frenamos y cambiamos de tema, no va a pasar nada porque dirá que son tonteras de adolescentes...y punto. Si no, seguimos adelante. Tratemos de crear una especie de complicidad entre ella y nosotros".



Yo respondí con cara de sorprendido: "¿ y pretendes que con eso, si es que se logra, consigamos algo...?, ¿qué podríamos conseguir?, agregué.



"Confía en mi, respondió, el truco resulta...lo probé una vez con la Pao".



La Paola es su hermana mayor, tenía un poco más de 20 y es un pedazo de mujer. Lógicamente de inmediato insistí en que me contara de aquello con detalles. Nos acomodamos en nuestros asientos y comenzó a narrarme como entre bromas y desafíos convenció a la Pao que le "demostrara" que ella ya estaba crecidita como para usar ropa sexy...y termino parada frente a él con una ropa interior llena de encajes y transparencias que apenas la tapaban.



A mí se me puso dura de puro imaginar la escena, el Sebas me confesó que a el también le pasaba cada vez que lo recordaba, y agregó:



Piensa...¿y si resulta algo ?, ¿ te imaginas si pudiéramos verle alguna cosita a la tía?.



Yo respondí alucinado: " solo con verla en sostén y calzón tendría recuerdos para hacerme pajas toda la vida...", ambos reímos de buena gana. Ese verano podría llegar a ser muy entretenido.



Después de unas horas y algo cansados llegamos a nuestro destino, el tío estaba esperándonos para llevarnos en su camioneta. Se le veía mal, estaba delgado y muy canoso, y de verdad parecía mucho más viejo. Durante el camino a su casa yo me preguntaba si la tía estaría así tan vieja, lo que me preocupaba mucho (y echaría por tierra nuestros planes). Después, el Sebas me contó que a él también le preocupó lo mismo.



Finalmente, llegamos a la casa. Cuando la puerta se abrió y apareció la misma hermosa y sexy mujer que recordábamos (hasta más rica diría yo) y nos abrazó cariñosa diciendo:



" ¡¡...por Dios que están grandes estos chiquillos, si parece que fue ayer que eran niñitos y ahora...ya son hombres!!".



Mi primo y yo nos miramos y comprendimos de inmediato que nuestro plan se echaba a andar.



Nos dieron una habitación de sus hijos a cada uno, estaban ubicadas al fondo de la gran casa, una frente a la otra. Las dos eran iguales. Tenían un escritorio, una repisa con libros y una cama estilo antiguo con una pequeña mesita de noche, en la pared detrás de la cama, una ventana que daba al patio trasero. La del Sebas era igual, pero tenía un equipo de música que aunque viejo sonaba bastante bien. La habitación de los tíos quedaba al otro extremo de un largo pasillo que recorría la casa.



Al día siguiente nos levantamos bastante tarde, por el cansancio del viaje y porque nos habíamos quedado conversando hasta altas horas acerca de cómo íbamos a desarrollar nuestro plan. Además, por la ubicación de la casa en medio del campo, la noche era profundamente negra y silenciosa, lo comprobé cuando abrí la gruesa cortina de la ventana para asomarme y ver el patio trasero, la oscuridad era total, no se distinguía nada, lo único que se veía eran las estrellas, que parecían ser muchas más que las que vemos en la ciudad.



En la cocina, nos recibió la tía con un alegre "buenos días dormilones..." mientras nos servía el desayuno, vestía un feo vestido azul, largo y suelto, que no resaltaba para nada su figura, aunque igual se veía linda. Mientras comíamos preguntamos por el tío, nos contó que el tío Juan acudía todos los días a su empresa, y aunque podía faltar cuando quisiera (era el dueño), decía que era importante mantenerse al frente de su negocio.



Mi primo me hizo un guiño avisándome que le siguiera la corriente cuando el hablara, como lo habíamos acordado durante la noche.



" ¡¡ Hace tiempo que no te veíamos tía, estas tan linda como siempre...!! ¿verdad primo?".



Yo respondí : ¡¡ por supuesto, es la tía mas linda que hay !! .



Ella sonrió y nos agradeció el cumplido, pero luego agregó con cierta tristeza en su mirada:



" ...aunque los años no pasan en vano, y con esto de la enfermedad de su tío me siento cada día un poco más vieja, fea y cansada..."



El Sebas se apresuró en agregar:



"¡¡ Noooo tía, nada que ver, tienes que levantar el animo. Talvez deberías vestirte ...no se...más juvenil, arreglarte un poquito, verás como te sentirías mejor. Incluso..., dijo poniendo cara de serio y mirándola de arriba abajo como analizando su vestimenta, deberías usar algo más... sexy, no se, talvez alguna falda o alguna blusa escotada".



Yo miraba sorprendido de su osadía, pero me hice el valiente y agregué:



"El Sebas tiene razón tía, tienes linda figura (como si no lo supiéramos), debieras lucirla más...". En ese momento temí que se enojara con nosotros, esperamos su reacción.



Ella volvió a sonreír (uff, que alivio), pareció un poco avergonzada por nuestros atrevidos comentarios, luego agregó con cara de desgano:



"Es verdad que ya no me arreglo mucho ni uso ropa muy atractiva...¿para que?, ¿para estar encerrada todo el día sola?, además... soy muy pechugona", dijo riendo y tocándose los pechos con ambas manos.



"¡¡ Eso es bonito...!! exclamé yo en un arranque de osadía.



Ella nos miró con una cara de seductora increíble y agregó:



" Eso sí, para dormir tengo varias cositas más ...audaces,".



( ... !!!)



Mi primo nuevamente llevando la iniciativa preguntó como incrédulo: ¿Siiii...., que tanto?



"¡¡ Muchísimo...respondió ella con picardía, no aptas para cardiacos... ni menores de edad !!", y se fue al patio riendo.



Nos quedamos mirando con el Sebas, luego comentamos entusiasmados lo bien que iba todo, en realidad habíamos avanzado mucho más de lo esperado, y solo era la primera conversación. Decidimos no volver a insistir en el tema por ese día para no ser muy obvios, pero estaríamos atentos por si ella daba el próximo paso.



Llegó la noche, el tío volvió de su trabajo. Durante la cena se conversaron cosas triviales, la tía comentó que ya pronto debía comenzar a desmalezar y preparar la tierra de un pequeño huerto que ella mantiene y donde cultiva algunas hortalizas y flores como entretención. Agregó que debía hacerlo por partes, por una dolencia a la espalda que le aparece cuando trabaja demasiado en su huerto.



Después de conversar muchas cosas, algunas bastante aburridas para nosotros, dijimos buenas noches y todos partimos a acostarnos. Después de ponerme el pijama, fui a la pieza del Sebas y nos quedamos escuchando música y conversando en voz baja acerca de la tía. Habría pasado poco más de 1 hora cuando se abrió la puerta de la pieza y apareció la tía. Se excusó y preguntó si no nos molestaba que nos acompañara un rato, obviamente respondimos casi a coro que no era ninguna molestia.



Venía vestida con una larga bata blanca cruzada, dedujimos que debajo iba en camisón, pero no se veía nada.



Nos contó que el tío dormía profundamente debido a unas pastillas que toma, que ella acostumbra dormirse bastante tarde y que con frecuencia iba a esa habitación a fumarse un cigarrillo, escuchando música y jugando cartas ("solitario", según dijo).



Mientras ella hablaba yo fantaseaba imaginando como sería la ropa de dormir que llevaba debajo de la bata. Se sentó en la silla del escritorio y encendiendo un cigarrillo dijo que como vio luz y oyó música se atrevió a visitarnos.



De pronto el Sebas preguntó como si se le hubiera ocurrido una idea genial: " ¿ juguemos a las cartas tía?.



Y agregó: ¿ a que jugamos?, tu eliges , si no sabemos nos enseñas".



Ella entusiasmada dijo: " ¿saben jugar al 21?



Yo iba a responder pero el Sebas se adelantó a decir que no, pero que podíamos aprender.



Cuando ella fue a buscar las cartas yo le pregunté al Sebas por que había mentido con lo del juego, ya que nosotros siempre jugamos y hemos aprendido muchos trucos e incluso tenemos hasta un lenguaje de señas que inventamos para ayudarnos a ganar.



El me respondió apresurado antes que la tía volviera:



" Hazte el huevón no más...y pase lo que pase, dejémonos perder, solo hazme caso¡¡"



Cuando estábamos jugando y ya habíamos perdido un par de veces, el Sebas propuso:



" Deberíamos apostar, así se hace más entretenido el juego..."



La tía aceptó entusiasmada, pero preguntó que apostábamos. Mi primo dijo:



"Si tu ganas...nosotros te desmalezamos el huerto mañana". A la tía le gustó la idea, luego preguntó con cara de suspicacia:



¿Y si ganan ustedes...como pago yo?, mi corazón ya se me salía cuando oí eso, yo tenía claro lo que pediría.



El Sebas respondió con serenidad:



" Si nosotros ganamos ... tu nos preparas un delicioso pastel, de esos que todos comentan que son deliciosos", yo no lo podía creer, miré a mi primo como preguntándole con la mirada, él se hizo el desentendido y comenzamos el juego, que lógicamente perdimos.



Cuando la tía se fue, feliz con el resultado y avisándonos que al otro día nos despertaría temprano, mi socio me explicó que así tenía que ser para que ella se confiara. Luego me fui a mi pieza a dormir porque nos esperaba un día pesado.



Estuvimos todo el día sacando maleza del condenado huerto, el sol caía indolente sobre nosotros. Mientras me secaba el sudor de la frente le dije enojado al Sebas:



" Más vale que esta huevada sirva para algo...¡¡"



Esa noche durante la cena, el tío nos agradeció por ayudarle a la tía con el trabajo, por sus palabras nos dimos cuenta que ella no le había contado de la apuesta, lo cual nos llamó la atención, nosotros tampoco dijimos nada.



Esa noche estábamos en la pieza del Sebas, cansados y algo adoloridos oyendo música cuando llegó la tía. Nos dijo:



"Pasé antes de acostarme a ver como estaban y a agradecerles de nuevo por el trabajo, quedó muy bien"



El Sebas dijo como desafiante:



"¿ No vamos a jugar a las cartas tía?, tienes que darnos la revancha"



"Bueno, si quieren... por mi encantada, respondió ella sentándose en el escritorio y tomando las cartas, ¿y que apostamos ahora?... hay que empezar a picar y revolver la tierra antes de sembrar, se hace por cuartos porque es muy pesado...".



Mi socio respondió muy serio:



" El trabajo resultó harto pesado tía, yo lo apoyé afirmando con la cabeza, así que si ganamos querríamos algo más...diríamos...valioso..."



¿Un pastel doble?, preguntó ella sonriendo.



"Nooo tía...si ganamos esta vez tienes que mostrarnos tu ropita de dormir para mayores, como tu le dices. Mira que nos dejaste con mucha curiosidad por ver como te ves...", ahora si que mi socio se la había jugado a fondo, yo la miraba ansioso y asustado esperando su respuesta. Después de algunos segundos que se hicieron eternos, ella hizo un gesto de seguridad en si misma y dijo:



" O-key, total igual les voy a ganar..."



Comenzamos a jugar, esta vez la cosa iba en serio así que nos concentramos bien y usamos todos nuestros trucos, mi primo y yo estábamos muy nerviosos, a mi me sudaban las manos. Finalmente, ganamos y celebramos felices con mi primo. Ella nos miraba sorprendida, guardo silencio un rato y luego dijo con cara de preocupada:



"N-n-n-o, no puedo pagar la apuesta...¿qué dirían mis hermanas si supieran?"



Nosotros nos apuramos en aclarar que todo quedaría solo entre nosotros, le juramos que jamás lo comentaríamos con nadie. Además, le recordamos que nosotros habíamos pagado la apuesta cuando perdimos la noche anterior.



"Aun así, dijo ella, es una locura, imposible...imposible" y rápidamente se fue despidiéndose con un nervioso "buenas noches".



Nos tendimos en la cama, nadie decía nada, finalmente dije mirando al techo:



" Creo que las cagamos...nos íbamos acercando bien y lo echamos a perder, tal vez nos apuramos mucho...la cagamos ¡¡". Mi primo no respondió nada, seguía con la mirada fija perdida en el infinito.



No se cuanto tiempo había pasado cuando de pronto se abrió la puerta, era la tía de nuevo, entró y cerro la puerta . Antes que dijéramos nada nos dijo muy seria y como resignada:



"¡¡Voy a pagar la apuesta, jamás he dejado una deuda pendiente, pero deben jurarme que quedará entre nosotros...!!".



¡¡Lo juro, lo juro!!, respondimos al unísono casi tartamudeando.



¡¡Eso sí, lo voy a hacer como yo quiera o no se hace nomás, comprendan lo difícil que es para mí...!!, agregó. Nosotros no imaginábamos que pretendía, pero pronto lo sabríamos, así que esperamos.



Ella tomó el lazo que le cerraba la bata, extendió su otro brazo hasta el interruptor de la pared y apagó la luz, la pieza quedó en la oscuridad más negra.



"¡¡P-p-p-ero...!!, protestó el Sebas.



"¡¡Shhhh...!! interrumpió ella, y luego me pidió con voz suave:



"Cris, por favor abre la cortina un poco...", yo obedecí sin decir nada, aunque sabía que la oscuridad afuera era tanta como adentro. Cuando lo hice, nos sorprendió una tenue luz azul que invadió parte de la pieza, era la luna que asomaba tímidamente tras los cerros del horizonte.



Nuestros ojos inmediatamente la buscaron con avidez, continuaba parada junto a la puerta, apenas adivinábamos su figura. Se abrió lentamente la bata y la dejó caer al suelo, por más esfuerzo que hacían nuestros ojos solo distinguíamos que llevaba algo de color blanco, le llegaba hasta las rodillas, parecía una camisola o algo así, aunque muy holgado. Mi corazón latía como loco, seguro que mi primo estaba igual.



Después de unos segundos comenzó lentamente a acercarse, caminó por el costado de la cama y se detuvo junto a nosotros, mis ojos casi se me salen al ver que los rayos de la luna ahora caían directamente sobre ella, parecía un ángel azul. Allí, a solo medio metro de distancia estaba ella, vestida con una especie de camisón blanco que parecía flotar vaporoso con sus movimientos. Arriba, un gran escote dejaba la mitad de sus tetas afuera, aprisionadas marcando un gran surco entre ellas. Tras la tela que no se transparentaba, unas marcadas prominencias permitían adivinar sus pezones. Hacia abajo, eso si, era semitransparente y haciendo un esfuerzo podía verse su calzón .



Estuvo allí unos momentos, dejando que la viéramos (estoy seguro que sentía como la devorábamos con los ojos), después giró lentamente hasta darnos la espalda. El calzón por atrás era angosto y se perdía en su culo.



Siempre en esa posición habló con voz suave diciéndonos:



"¿Y, que me dicen?, ¿ que tal el modelo?..."



El Sebas respondió como decepcionado (aunque estaba loco con el espectáculo):



"Ayyy tía, no se, esperaba algo que mostrara un poquito más...¡¡"



Yo agregué con el mismo tono fingido y con un descaro que no se de donde saqué :



"¡¡ Si tía, yo digo lo mismo del modelo, y aunque se vé muy poco, el relleno está bastante bueno!!



Ella respondió coqueta:



" ¡¡Ustedes están locos...y además son harto frescos!!.



Caminó hacia la penumbra, recogió su bata y se la puso, dijo buenas noches y antes de que abriera la puerta le dije apurado:



"Tía, mañana jugamos de nuevo?"



" Ni loca", dijo ella resueltamente, y se fue.



Esa noche me hice una súper paja mientras repasaba las delicias que había visto gracias a esa bendita luna. Yo creo que mi primo también estuvo en lo mismo.



Al otro día despertamos tarde, nos duchamos, nos vestimos y bajamos a comer algo. Mientras desayunábamos la vimos en el huerto trabajando. Al terminar fuimos a acompañarla y le llevamos un vaso de refresco porque hacía bastante calor. No sabíamos bien como sería su recibimiento después de lo de anoche.



Cuando llegamos y la saludamos nos respondió en forma normal, agradeció el refresco y se sentó en una banca a descansar mientras bebía. Nosotros nos sentamos en silencio junto a ella. Al rato rompió el silencio y nos dijo sin dejar de mirar el vaso:



"¿Por que quisieron eso anoche?, por favor sean sinceros porque una mujer siente al tiro cuando las palabras son falsas..."



"La verdad, es que siempre me has parecido súper linda", dije yo.



"A mi también", agregó el Sebas.



"Pero...¿para que van a querer ver a una mujer de mi edad, con un cuerpo bastante común, si seguramente han tenido varias noviecitas con cuerpos lindos?



" Primero, no tenemos novia, segundo, tu no eres vieja y tercero, tienes un cuerpo muy sexy...", respondió mi primo.



¡¡ A ver...un momento!! Interrumpió ella como habiendo descubierto algo, "o sea ¿ustedes nunca han visto a una mujer...y por lógica, jamás han tenido relaciones?"



Nosotros nos pusimos colorados y callamos, después de un rato mi primo dijo como defendiéndonos de parecer tan verdes:



" Alguna que otra vez hemos visto algo de ropa interior, pero solo casualmente...y mujeres piluchas pero en fotos de revistas no más..."



Después de terminarse el refresco, tomó aire profundamente y dijo:



" Voy a proponerles algo, terminé de picar el primer cuarto del terreno y estoy harto cansada . De puro pensar en que ahora hay que seguir picando la tierra ya me desanimo. Esta noche apostemos, digamos, picar otra cuarta parte del huerto...¿ya?"



"No se tía, dijo mi socio como regateando, la pega es súper pesada si perdemos, y si ganamos tu pagas con un modelito suave... no nos conviene..."



Ella se apresuró en contestar con un tono de confidencia:



"La verdad, es que me halaga mucho que se fijen en mí, me hace sentir bien ,que aún soy atractiva. Incluso les confesaré que anoche me gustó lo que pasó. Por favor, no vayan a pensar mal de mi, pero una tiene su ego, y el mío ha estado harto decaído este ultimo tiempo. Hagamos lo siguiente: si ganan les muestro otro modelito mejor...ustedes entienden...que les guste más. Si perdieran y les tocara trabajar, igual les doy un pequeño premio de consuelo. ¿Qué dicen?...les conviene..."



No había nada que pensar, aceptamos al tiro y durante la tarde mientras caminábamos por el campo, tratábamos de adivinar como sería el nuevo modelo, y cual podría el premio de consuelo. Acordamos también, varias estrategias de juego para volver a ganar.



Pasó la tarde, nos pareció eterna, y luego la misma rutina de siempre: la cena, la tonta conversación y por fin, el buenas noches. Nos juntamos en la pieza del Sebas, pusimos música, despejamos el escritorio que usábamos para jugar, dejamos las cartas sobre el y repasamos las estrategias. Pasaron casi dos horas cuando llegó ella, vestía su bata de siempre, bien cerrada. Nos pidió disculpas por el atraso, había tenido que esperar que el tío se durmiera profundamente.



Cuando nos sentamos al escritorio y nos disponíamos a repartir las cartas, ella nos detuvo y dijo:



"Un momento chicos...ya es tarde y quiero resolver rápido nuestra apuesta, así que para hacerla corta ...¿por qué no solo sacamos una carta y la mayor gana?"



Nosotros estábamos preparados para el otro juego, pero también estábamos ansiosos por ganarnos el premio, así que aceptamos. Revolvimos las cartas y las pusimos hacia abajo en la mesa.



Tuvimos que decidir cual de nosotros sacaría la carta...fui yo. Miré las cartas y tomé una dándola vuelta, era un nueve, lo que nos hizo hacer un gesto de victoria. Después fue su turno, sin pensarlo mucho, tomó una carta y lentamente la fue girando...



¡¡Horror, era una jota !!, o sea, ganó.



" Bien, dijo poniéndose de pie, hoy les tocó perder. Si quieren, mañana jugamos otra parte del terreno...", y caminó hacia la puerta para irse.



"Solo por saber tía, dijo el Sebas con tristeza, ¿como era el modelito de esta noche?"



"Era una camisola casi transparente, con un calzoncito pequeño...todo rojo"



"¿Como la otra...?, pregunté yo.



"No,... esta es cortita... llega hasta un poco más arriba del ombligo", agregó ella.



Quizás que cara pusimos con mi socio, pero ella se echó a reír y se fue cerrando la puerta tras de sí. Yo me sobaba abajo, estaba tieso como nunca.



Pasaron algunos segundos cuando se abrió la puerta de nuevo y ella se asomó. Nos dijo:



" ¡¡Para que vean que era cierto, les dejo el premio de consuelo...chaooo !!, arrojó algo pequeño que cayó a nuestros pies y se fue.



Me agaché inmediatamente y lo tomé, era un minúsculo calzón rojo, aún estaba tibio:



¡¡Uhhh, lo tenía puesto, exclamé, se lo debe haber sacado en el pasillo fuera de la puerta!!.



Lo examinamos con avidez. En la suave tela que tienen por dentro, en la entrepierna, estaba húmedo y tenía un olor exquisito que no conocíamos, pero que sabíamos a que correspondía.



Con una moneda decidimos quien se quedaría con el trofeo, para mi pesar ganó mi primo. Después de impregnar por ultima vez mi nariz en aquel excitante aroma me fui a mi pieza, tenía una terrible urgencia por masturbarme. Después de haberlo hecho (2 veces), me dispuse a dormir, al otro día nos tocaba picar tierra.



Al día siguiente pudimos comprobar lo pesado que era el trabajo de la tierra. Cada uno con una picota y arriba nuestro el sol. El sudor me corría por la cara y sentía mi polera pegada al cuerpo, fue atroz. Mientras trabajaba no podía dejar de pensar en aquel calzón que tuve en mis manos aún tibio con su cuerpo, lleno de sus aromas más íntimos. Imaginaba lo increíble que hubiera sido si ganáramos...verla con esa cosita puesta...¡¡Hummmm!!, me daba escalofríos en la espalda...(y una dureza muy incomoda bajo el short). Según conversamos luego, mi primo pasaba por las mismas angustias.



En un rato que la tía fue a ver el trabajo, le dije muy decidido:



" Te esperamos a la noche para jugar"



"No me lo perdería por nada", respondió ella alejándose.



Por la tarde hablamos con mi socio, admitimos que ella nos tenía locos, daríamos cualquier cosa por verla con su ropita especial. Decidimos hacer una pequeña marca a las cartas mayores, esta vez no podíamos perder, no lo soportaríamos de nuevo.



Esa noche muy tarde, apareció en el punto de reunión habitual, la pieza del Sebas.



Nosotros esperamos que ella dijera a que quería jugar, tratábamos de disimular nuestra ansiedad, cuando dijo "como anoche", respiramos aliviados...ahora sí.



Ella sacó primero, era un 10, nos miró sonriendo, yo creo que podía oír nuestros corazones latiendo desbocados.



Esta vez fue mi primo el encargado de sacar nuestra carta, miró nerviosamente el grupo de naipes y sacó uno, cuando lo dio vuelta... dimos un brinco de alegría, ¡¡era una K!!, esa noche éramos los ganadores.



Ella se paró y haciendo un gesto de niña malcriada con la boca, lo que la hizo ver muy sexy, dijo:



" ¡¡ En realidad, no me disgusta tanto tener que hacer esto..., lo que me molesta es hacer ese trabajo tan terrible mañana...!!



¡¡Bueno..., abran la cortina y siéntense!!, ordenó resignada. Luego apagó la luz.



De nuevo aquella luz azul, ahora un poco más intensa e iluminando toda la pieza, porque la luna estaba más grande y despejada. Después de unos segundos, nuestros ojos comenzaron a acostumbrarse a la penumbra, la vimos desanudar y dejar caer su bata, no imaginan lo intenso de ese momento. Era una camisola larga, casi hasta los tobillos, no era amplia como la otra, más bien era angosta y marcaba su silueta.



Luego, caminó hacia nosotros lentamente, ahí estaba mi ángel azul, nosotros temblábamos indefensos ante su poder de seducción.



Se detuvo a medio metro, de frente a nosotros que permanecíamos sentados al borde de la cama. Su camisón parecía de seda por el suave brillo que reflejaba. No era transparente pero si muy escotado, yo diría que el escote llegaba casi hasta el ombligo, y un pequeño lazo en el frente mantenía con evidente dificultad la prenda semi cerrada a la altura de los pechos, que empujaban por escaparse. Los pezones se marcaban claramente bajo la tela.



Fue girando lentamente para que la miráramos (y disfrutáramos) por todos los ángulos, por atrás también era profundamente escotada y dejaba gran parte de su blanca espalda a la vista. Más abajo, su culo se delineaba nítidamente en dos redondas prominencias.



Cuando volvió a quedar de frente a nosotros, se soltó el pelo y mirándonos con cara seductora nos dijo:



" ¡¡ Ayyyyy chicos…no quisiera picar esa tierra mañana…!!.



Luego, mostrando los delgados tirantes atados en su pecho, dijo:



"¿Ustedes saben para que es este lazo?"



¡¡Supongo… que para que no se escape nada!!, respondió el Sebas por los dos.



¿Y… si suelto el nudito…ustedes harían el trabajo de mañana por mi…? nos preguntó jugueteando con la tirita que colgaba.



¡¡Hecho!!, respondimos al unísono como si lo hubiésemos practicado.



Mi corazón latía a mil, me parecía un sueño ver tetas "al natural" por primera vez.



Ella tiró lentamente de una de las tiritas de tela y el nudo se desarmó de inmediato, luego con un sutil movimiento dejó abrirse la prenda. Dos hermosos senos, grandes, blancos y redondos, brincaron libres frente a nuestros desorbitados ojos. En cada punta, una gran aureola de color rosado pálido y un pezón paradito completaban el delicioso cuadro. Con mi socio mirábamos hipnotizados.



Ella puso una mano sobre cada una de sus tetas acariciándolas en círculos y preguntó:



¿Y acariciarlas…valdrá por el último pedazo de tierra?



Yo no iba a dejar pasar esa oportunidad, sin siquiera pensar si mi socio estaría de acuerdo, (tampoco me importaba en ese momento), respondí balbuceando: ¡¡ Siiiii…!!



¡¡... de todas maneras!!, agregó tardío el Sebas, como recién reponiéndose del impacto visual.



Ella sonrió y dijo entonces:



¡¡Es un trato entonces…!!, y acercándose a nosotros nos invitó con dulzura:



" Una para cada uno…para que no peleen"



Ambos dirigimos una mano lentamente, como temerosos. Yo comencé rozando apenas con mi dedo índice su pezón, era firme y tibio, después recorrí la aureola en toda su circunferencia, quería memorizar cada detalle, cada suave rugosidad, después, ya con mi mano abierta, acaricié lentamente aquella redonda delicia, recorriéndola toda, apenas rozando su piel. Estaba absorto en aquella exquisita tarea cuando ella dio un pequeño brinco que me sobresaltó y se quejó:



¡¡Ayyy Sebas... no tan fuerte, que ahí es muy sensible!!, parece que él había torpemente apretado demasiado.



Continuamos con nuestra erótica entretención, yo sentía mi miembro a punto de estallar.



Ella puso sus manos en nuestras nucas, y jugueteando con los cabellos a la vez que levemente se inclinaba, nos fue acercando el rostro a sus pechos, no dijo nada, no era necesario, la invitación aunque muy sutil, era clara.



Acerqué la boca hasta rozar el pezón con mis labios. Comencé a lamer aquel caramelo con dulzura, a ratos lo atrapaba en mi boca y suavemente lo chupaba. Supongo que mi primo hacía lo mismo.



Lo más rico era cuando en ciertos momentos, ella emitía pequeños gemidos, que claramente eran de caliente. Precisamente tras uno de ellos, sentí que yo acababa, me pareció que no terminaba nunca de lanzar chorritos de semen, que mojaban mi pijama y mis muslos. Mientras me iba, chupaba con desesperación su pezón y ella más me apretaba contra su pecho.



Como detectando que yo había acabado, supongo que mi socio también, ella se alejó de nosotros y dijo:



"Antes de irme, quiero que me digan en secreto que les parezco así", y se quedó un momento allí de pié, con sus senos iluminados por la luna. Luego se agachó acercando su oído hacia mí. Yo le dije apenas susurrando:



"Pareces un ángel azul…"



Luego se acercó al Sebas, que le dijo algo que no oí. Después ella se enderezó y volviendo a atar las tiras de su camisa, nos dijo con voz pausada:



" Lo que pasó fue muy rico….pero aquí terminó, no volveré a venir acá en las noches. Recuerden su juramento de silencio…un hombre debe saber callar algunas cosas, sobre todo para no dañar a alguien que aprecia."



Tomó su bata, se la puso y se fue. Nosotros respiramos hondo, lo sucedido había sido mucho más, demasiado más de lo que pretendíamos con nuestro plan. En silencio y a oscuras me dirigí a mi pieza y me acosté, repasé en mi mente mil veces cada cosa, cada sabor, cada textura que había conocido. Me dormí pensando en ella.



No se cuanto tiempo había pasado cuando una suave voz en mi oído me despertó, pregunté algo adormilado:



¿Tía, eres tú?



¡¡ Si... perdona si te asusté, pero no puedo dormir y tengo que hablar ahora mismo contigo!!



Me enderecé algo preocupado, su tono parecía nervioso. Sentí que ella se sentó a mi lado, no se veía nada. Hizo una pausa como ordenando sus ideas antes de hablar, luego comenzó diciendo con voz entrecortada:



¿Sabes que me dijo el Sebas al oído hace un rato?, yo respondí que no.



" Me dijo... que parecía una putita rica...", luego agregó



"Prométeme que tú nunca pensaras lo mismo..."



"Para mí jamás serás eso...pero lo de "rica" es verdad ...muuuuy rica", le respondí con mucha seguridad.



" Es queeeee.....una mujer a veces hace locuras...", me dijo con su cara tan cerca de la mía que yo podía percibir el aire que exhalaba al respirar.



De pronto, sentí sus labios rozar los míos, luego susurro sin dejar de rozarlos:



" Por favor... no pienses mal de mi... es que no puedo dejar de pensar en tus besos… ", nuestras lenguas se tocaron, después, un beso con la boca muy abierta, como queriendo comernos mutuamente.



" Abrázame..." me dijo casi suplicando. Cuando extendí mi brazo sobre ella me sorprendí al sentir su piel. Mi mano buscó su hombro, desde allí comenzó a bajar por su costado, llegó a su cadera y siguió por la pierna...¡¡ Estaba totalmente DESNUDA!!.



Continuamos besándonos como locos, luego bajé hasta que mi boca alcanzó su pezón, mientras, mi mano fue tímidamente recorriendo su abdomen, pasé por su ombligo, ansiaba tocarla allí, saber como era aquello con lo que tanto había soñado. Un pequeño mechón de suaves pelitos me avisó que iba llegando (tenía depilados los costados), ella giró su cuerpo hasta quedar de espaldas, luego abrió sus piernas. Mis dedos recorrieron su sexo, primero por fuera en toda su extensión, después empezaron a buscar ansiosos la entrada al paraíso, ella al ver mi inexperiencia separó los labios con sus manos y me guió.



Cuando mi dedo halló el camino, ella lo esperaba muy mojada, tibia, suave y entregada por completo a mi curiosidad de adolescente.



Me preguntó entre jadeos ahogados:



¿Qué te gustaría hacerme?, yo le dije "todo", aunque por mi falta de experiencia no sabía bien que implicaba esa palabra. Ella sabiamente me propuso:



"Deja que yo guíe, tu solo haz lo que te diga… ¿ya cariño?"



Yo acepté con un leve movimiento de cabeza sin dejar de acariciar su conchita. Tenía mis dedos totalmente mojados.



Ella pareció leer mi mente cuando dijo:



¿Quieres besarme ahí ...?



Yo no dije nada, solo me coloqué entre sus piernas y a oscuras mi boca la buscó, empecé besando sus pelitos, desde ahí fui bajando con cada beso. Cuando llegué a sus labios, ella se los separó con los dedos y apoyando la otra mano en mi cabeza, la empujó hacia ella, mi cara, mi boca, se enterraron en su intimidad. Ella me susurró:



"Siiii, así...con la lengua mi cielo....ahhhhh !!"



Mi lengua obediente lamió y recorrió todo por afuera, luego entró todo lo que podía, su sabor era delicioso, ella gemía y se retorcía descontrolada.



Después de un rato, respiró hondo y como que se detuvo. Me dijo casi suplicando:



" ¡¡ Acuéstate...!!, yo me tendí de espaldas junto a ella, que gateó por la cama hasta quedar entre mis piernas. Sentí sus manos subir a tientas por mis piernas buscando mi paquete, al llegar y comprobar mi dureza exclamó: "¡¡Mmmm....que rico ser la primera en disfrutar todo esto!!. Con ambas manos me bajó el pantalón de pijama hasta sacármelo por completo. Alli quedé, desnudo, con la pichula tiesa y ella de rodillas entre mis piernas.



Partió acariciándome todo muy despacio, luego se agachó y comenzó a besarme los testículos, después me los empezó a lamer dulcemente. Al mismo tiempo, me tomó el pico y retrajo al máximo el forro, sentí sus labios subir por el tronco y terminar recorriendo todo el contorno de la hinchada cabeza., Cuando la introdujo toda en su boca y yo sentí su lengua, asustado dije: ¡¡Nooo...!!.



Ella se detuvo un momento y me dijo sin soltarla con su mano:



"¿Tienes miedo deeee... acabar en mi boca?"



" Si", respondí con timidez.



Entonces ella respondió:



¿ Y si te digo... que quiero tu lechecita...?, luego se lanzó a chupármelo con desesperación, su lengua experta se deslizaba con pericia por mis bolas, me mordisqueaba suavemente la cabeza, su mano no paraba de pajearme.



Yo no daba más, levantaba mis caderas para que entrara más en aquella boca hambrienta. Finalmente, un espasmo total y comencé a derramarme en su boca, ella no paraba de chupar. Cuando se me ablandó y ya no salió más, ella subió y se tendió junto a mi, con su cabeza apoyada en mi hombro. Yo sentía sus senos contra mi cuerpo, una de sus piernas descansaba sobre las mías. Me dio un dulce beso y acariciando mi pecho dijo:



" Tenía tantas ganas de estar contigo... fue tan rico. ¿ Y a ti...te gustó?",



¡¡Es lo más rico que me ha pasado !!, respondí.



Ella dijo con voz regalona:



¿Oye... no te parece que todavía falta algo?, y empezó a deslizar su mano hacia abajo, yo ya la tenía algo dura cuando me la tomó y con mucha suavidad empezó a pajearme. Después se hincó y empezó a lamérmelo de nuevo. En pocos segundos ya me tenía tieso de nuevo....¡¡Por Dios que rico era...y que bien sabía hacerlo...!!



De pronto paró de hacerlo, volteó y acercándose a mi oído susurró:



"¿Te gustaría mirar lo que va a pasar...?, después de todo...es tu primera vez ..."



¡¡ Si...!!, respondí yo entusiasmado y caliente al máximo.



Ella se acercó a la ventana y descorrió totalmente la cortina...por primera vez la pude ver, se veía deliciosa completamente desnudita, todo su cuerpo azul solo para mi.



Se subió y se paró sobre la cama dándome la espalda con un pie a cada lado de mi cuerpo. Yo esperaba acostado con mi miembro muy parado y apuntando al cielo. Después comenzó a agacharse hasta que su sexo quedó rozando con la punta de mi carne ansiosa. Con sus manos se abrió y me guió mientras lentamente bajaba tragándome todo. Solo se detuvo cuando sintió mis bolas chocando con su entrada, entonces comenzó un acompasado sube y baja que yo disfrutaba como loco.



La luna la iluminaba directamente por lo que yo podía ver todo con detalles, como mi miembro, que entraba y salía mojado en sus jugos, o el agujerito de su culo que se abría con cada movimiento, en fin, todo. Ella gemía y hacía exquisitos ruiditos como ronroneos de gato cada vez que le entraba hasta el fondo. Se notaba que ella estaba muy caliente y gozando tanto como yo. En un momento me preguntó como descontrolada:



¿Estas mirando...?, ¿Ves como te estas culeando a tu ángel...mmmm?:



¿Te gusta ver como tu cosota entra en mi?, ¡¡ Quiero que veas como me lo metes hasta el fondo... !! ¡¡ Mira como me lo trago todito...!!, me pareció que sus propias palabras la calentaban más y más, daba la impresión que la volvía loca hacerse muy conciente de lo que estaba haciendo. Yo disfrutaba en silencio, sintiendo que ambos estábamos a punto de estallar. Después de sentarse con mi pico enterrado hasta el tope, ella acabó, yo sentía como su concha me lo apretaba con fuerza, después cuando por mis gemidos supo que venía mi turno, se agachó hacia delante dejándomelo libre y apoyado entre sus glúteos. Vi como mi leche saltó directamente sobre su hoyito trasero, y luego rodó por su raja hasta su concha que estaba abierta como una flor.



Ese inolvidable verano me hice hombre, ella me visitaba todas las noches y nos entregábamos al sexo más desenfrenado. En el día yo paseaba con mi primo, que comentaba y repasaba los detalles de nuestros juegos con la tía Inés , yo como le había prometido a ella, jamás le conté nada. En todo caso, el Sebas se quedó feliz con su trofeo, aquel pequeño calzón.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 9
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