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DULCE RUBITO 4

DULCE RUBITO 4

A dulce Rubito lo han invitado a una jornada de sauna. Lo ha invitado su amigo Tito. Un vecino de unas cuadras que lo conoce muy bien de hace años.

Rubito no se ha podido resistir al convite y hacia allá se ha lanzado sin dilaciones.

Tito es un viejito pícaro, muy sexual, le calientan mucho los pibitos, entonces ha detectado rápidamente los gustos de Rubito y bueno primero se hizo amigo y luego pasaron  a tener encuentros de sexo. Tito es jovial, un tipo cuidado. Hace gimnasia, camina, se cuida bastante. Su edad es cercana a los sesenta.

Tiene el pelo entrecano y eso no le preocupa, además le da un motivo para acercarse a los jovencitos curiosos.

No es muy alto, pero aun conserva una musculatura fuerte y deseable para los chicos calientes que se cruza en el camino. No le hace asco a nada. Pero Rubito es especial. Es una criatura súper sexual. Y cada vez que puede trata de estar con él. Su vida de casado no funciona ya, digamos que cada uno hace lo que quiere, sin drama, sin cuestionamientos.

Por eso ha quedado con Rubito en verse en este sauna de categoría especial, cuesta dinero, si, Tito lo tiene.

Tito esta en el set privado esperando por el chico que de un momento a otro entrara.

Entra Rubito, dulcemente le da un piquito a Tito que suspira caliente como una pipa. Su garrote se mueve. El chico tiene puesta una tanguita que ha Tito le encanta, color rosado, con el hilo metido en la zanja del jovencito. Ajustadita. Rubito, el dulce chico, le acaricia la poronga desnuda.

__Ohhh papi, tu verga está muy despierta…dura…le gusta mis dedos papito…

__Es que tu eres un fuego criatura…ahhh como me gustas….__ la boca del chico se acerca a la da Tito. Se envuelven en un beso de deseo, profundo, con las lenguas desatadas en la boca del otro.

En eso la puerta se abrió y apareció, Teodoro, con  su garrote colgando de casi 30 cm de largo. Teodoro un viejo amigo de Tito y que ya conocía a Rubito.

__Veo que la calentura está muy fuerte por aquí…__ dice mientras acariciaba su enorme víbora que ya buscaba levantarse.

Beso al chico cariñosamente en la boca, Rubito se colgó del pedazo de carne. Comenzó a besarlo suavemente, mientras Teodoro se acomodaba, para que él estuviera más cómodo. Tito se acerco a la pareja y beso el pecho de Teodoro que estaba de pie, imponente, con ese pedazo de carne que se ponía duro de forma lenta, tranquila, a pesar de que la calentura le carcomía la cabeza.

Rubito besaba las bolas del macho, sabiendo que aquello lo volvía loco. Tito acaricio el pedazo de su amigo y lo acercó a la boca de Rubito que empezó a mamar como un ternerito.

__Ohh angelito, como sabes lo que me da placer, ahhh, siii, comete mi pedazo, ahhh cariño__ susurraba el macho alzándose cada vez un poquito más. En eso estaban cuando la puerta nuevamente se abrió y entro el viejo barrigón Eustaquio. Vecino de la cuadra de Tito y que hacía rato andaban en estos encuentros con jovencitos calientes y dispuestos a hacerlos gozar.

__Pensé que no venias hoy…__ dijo Tito

__Como podría perderme este jovencito tan tierno y caliente, ohhh Rubito, mira esa cola, pide a gritos una buena pija, ohhh…__ dijo el viejo Eustaquio acariciándose su verga que se ponía rígida en unos segundos.

Se acerco a la pareja y Rubito alzando los ojos dirigió su boquita hasta ese otro pedazo, lo metió en la boca a modo de saludo, el viejo Eustaquio dio un suspiro largo de placer.

Tito con la verga parada a reventar se arrodillo detrás de Rubito y empezó a pasarle un aceite por todo el cuerpo, mezclado con sudor, el sudor que chorreaba de todos los cuerpos. Masajeo las nalgas prominentes y hermosas, hundió sus dedos en el ojete del jovencito que no paraba de mamar las vergas de Teodoro y Eustaquio. Salvajemente entregado a los machos.

Tito penetro al chico, que recibió la poronga de Tito muy caliente, muy dispuesto. Tito enterró su poronga completamente en el anillo del chico, que sacaba su cola para que lo penetraran mejor y más profundamente.

Tito serruchaba, mientras el chico comía las porongas de Eustaquio y Teodoro que gruñían y gemían a más no poder. Tito bombeaba. Apretando los pezones del chico que estaban tan duros como su propia pija. Bajo las manos y la tomo con ganas, ahínco, fuerza. Masajeó, pajeo. Aferrándose con fuerzas a las caderas del chico que ya ahogado en porongas, respiraba dificultosamente. Apuraba las perforadas. Velocidad. Pasión. Calentura. El aceite mezclándose con el sudor.

La leche del chico se riega por el piso, incontenible como tan incontenible es la leche de Tito que ya llena el ojete del dulce Rubito. Besa y muerde la nuca del jovencito que se retuerce dejando por un momento las porongas de los otros dos machos y recibe la lengua de Tito dentro de su boca, llena de sabor de las otras pijas. Se desborda el túnel de Rubito. Entonces Tito saca su machete flojito y babeante aun.

Aparece Teodoro y acostándose en el suelo tibio, Rubito lo monta mientras siente que la leche le baja por el abierto ojete. Se sienta y se entierra la vergota tremenda de Teodoro, que suda y gime, deseoso de esa colita que tanto le gusta.

__Ohhh si dame tu colita, siente mi verga entrar en ti, ohhh que gozo, que feliz me haces cariño si métela toda, dentro de ti, ahhhh___ la voz de Teodoro es dulce y suplicante. Rubito sube y baja por el pedazote de carne que abre definitivamente su agujerito, lo estira, lo hace más elástico de lo que estaba.

Tito se recupera en un costado, en tanto Eustaquio hace que el chico siga mamando su verga. Chorrea saliva. Las bolas se meten en la boca del jovencito. Las disfruta mientras Eustaquio vibra de placer. Tito se acerca al viejo amigo y se une en la chupada del jovencito.

Pero Tito abre las nalgas de Eustaquio y mete su insidiosa lengua en el anillo del amigo. Los estertores del viejo macho son increíbles. Tito sabe bien los gustos de Eustaquio que se abre rápidamente como una flor de la mañana. El anillo del viejo macho esta preparado para que Tito le meta un dedo y luego dos y en unos instantes tres. Haciendo que el viejo macho balbucee perdido en el goce.

En tanto la poronga de Teodoro se inflamaba al borde del espasmo, al borde de deslecharse en el ojete de aquel dulce Rubito que recibe la leche del viejo amante, muy abierto, muy caliente, todavía sin estar satisfecho del todo. La abundante leche de Teodoro se mezcla con la de Tito. Chorrea en catarata hacia abajo. El túnel del jovencito se desborda una vez más.

Deja entonces la poronga del viejo Eustaquio. Aleja la boca. Saca la vergota de Teodoro. Se pone de pie. Y se coloca con las rodillas en el banco acolchado que hay en el lugar, sacando la cola hacia atrás. Eustaquio entiende todo, y sin pensarlo dos veces, entierra su verga en el ojete implorante y sediento de aquel chico.

Se prende a las caderas y empieza a Taladrar al jovencito que lloriquea y gime. Le da unos chirlos en las nalgas carnosas, fibrosas. Tensas, firmes, tan jóvenes aun. El perno de Eustaquio, que es el único que por el momento ha quedado en pie se hunde sin remedio en las carnosas nalgas. Va y viene, Tito chupa el ojete del macho viejo, cree, Eustaquio que está en un estado de locura fatal. No durara mucho más, la verga del chico ha crecido nuevamente febril y rocosa. Eustaquio apura las embestidas, empuja, bombea.

___Ahhh ya viene mi leche, te la voy a dar, ahhh toma, cariño, ohhh tómala toda en tu culito sabroso, ahhh….__ Eustaquio se va en el ojete de Rubito que recibe la tercera descarga, el macho viejo, se desploma en la espalda del chico, aguanta, los últimos chorros salen disparados del caño del viejo amante que boquea buscando aire.

Los cuerpos sudorosos chorrean la mezcla de aceites y sudor. Una vez que sale del cuerpo del jovencito este se sienta. Su verga está muy dura. Tito se arrodilla y la traga, Teodoro no se deja estar y acompaña a su amigo. Los dos machos juegan con la herramienta del jovencito que chorrea leche sin parar de su ojete abierto.

Una vez recuperado un poco Eustaquio ve que la verga del chico sigue firme y se sienta sobre ella sin pensarlo, se la mete a fondo, gozando. Las lenguas de los otros dos no dejan de jugar con las bolas del dulce Rubito que gime y lloriquea. El placer es exquisito. Eustaquio sube y baja desesperado.

__Dame tu leche cariño, dámela, la quiero en mi cola, ahhh…__ el viejo apura las sentadas. Gime Rubito, mientras su leche sale disparada directa al culo del viejo macho, llenándolo, dándole el néctar, Eustaquio así revive su pija, se le pone dura, Rubito la toma y la pajea con ansias.

Los machos viejos se endurecen otra vez. La colita de Rubito recibirá mas leche y mas cogidas en aquel día de sauna salvaje.-
Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 67740
  • Fecha: 29-02-2024
  • Categoría: Gays
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