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Categoría: Maduras

Dulce Madura

Saludos. Es la primera vez que escribo, pero siento la necesidad por que he tenido una experiencia que cambio mi concepto acerca del placer que puede proporcionar una mujer, en principio uno piensa que una mujer joven con un cuerpazo es sinónimo de gozo garantizado, y puede ser así en el aspecto visual, pero también una mujer entrada en años y con un cuerpo poco agraciado nos puede llevar al 7º cielo.



Por circunstancias que me reservaré, tuve que pasar unos días en casa de una viuda de 59 años y bastante rellenita, cenamos y llegó la hora de irse a dormir, en principio, íbamos a estar en habitaciones distintas, pero teníamos que montar una cama plegable y todo el juego de sabanas etc. que era bastante entretenido y complejo para la hora de la noche que era acompañado del cansancio que teníamos y las ganas de descansar.



Me enseñó el cuarto que me había designado y los problemillas del montaje de la cama y retirada de objetos sumado a lo que ya he comentado con tono de solucionarlo de otra forma, entonces yo le propuse que durmiésemos en su habitación de matrimonio por esa noche y sonriente le dije que no me importaba y que mañana sería otro día…



Comencé a desnudarme con la luz tenue de la mesita de noche, no suelo dormir con pijama, así que me quedé en slip y me metí en la amplia cama, ella se desnudó y igualmente con la pobre luz de la mesita de noche. Podía ver su sujetador y bragas por debajo de un transparente blusón, escena que observé con detalle mirando a los espejos del armario que quedaba de mi lado, pues no quería incomodarla mirándola directamente, vi el tamaño desmesurado de sus pechos cubiertos por un sujetador anchísimo, también sus bragas eran muy anchas por los lados, aunque por detrás se estrechaban dejando ver unas cachas enormes, aunque yo le daba la espalda, creo que sabía perfectamente que la estaba mirando en los espejos de las puertas del armario y todo el proceso de desnudarse lo hizo lentamente y poco antes de meterse en la cama se inclinó para sacarse la falda y me ofreció aquel enorme culo con sus bragas blancas de encaje metidas por el culo, en este momento no aguanté más y giré la cabeza a mi izquierda para verlo en directo, no tenía nada de sexi según los cánones de belleza de algunos, pues cabían dos de 18 años dentro de aquel culo en el que se distinguían signos de celulitis que se extendían incluso hasta los grandes muslos, pero para compensar, su cintura se estrechaba vista por detrás, porque por delante tenía una barriga generosa.



Con aquella situación tan morbosa, se me puso la polla que se salía de mi reducido slip,



Sinceramente no pensaba al principio que llegaría a estar en esa situación, pero quizás mi subconsciente lo pedía y al rato descubriría que ella lo deseaba imperiosamente. Se introdujo en la cama y ambos apagamos las luces y nos deseamos mutuamente buenas noches. Creo que al cabo de un tiempo me quedé dormido aunque extrañaba la cama, pero me despertó un roce muy suave de su pie contra mi pie, tenía la sospecha de que era intencionado, pero tenía dudas pues quizás estuviese dormida y solo se habría movido en sueños, de todas formas mantuve mi pie sin retirarlo de aquel contacto tan sutil, todo transcurría con mucha lentitud, al cabo de unos minutos perdí su contacto y pensé que había retirado su pie, con algo de valor moví mi pie hacia su lado con extremada lentitud y el suyo no estaba lejos y devolví un roce suave y dejé mi pie con un contacto algo más claro que antes y con más superficie contra el suyo, gracias a aquel gesto, descubrí que no dormía, pues movió su pie no rozando, sino más bien frotando contra el mío, se hizo otra pausa y aun me acerque un poco más chocando mi rodilla contra la suya, me detuve… esperando que fuese ella la que diese el siguiente paso, y vaya si lo dio, cada vez me quedaba más claro que aquello no era casualidad ni un sueño, también percibía que ella era consciente de que yo no dormía, de repente movió su cuerpo y colocó su pierna sobre la mía, aquello ya era muy descarado, pero seguí el juego y me giré hacia la izquierda un poco para poner mi pierna derecha sobre la suya, aquello siguió y con frotes sin ningún pudor hasta el punto que nuestras piernas se enredaron en un nudo que costaría resolver.



Sin saber como, se giró dándome la espalda pero manteniendo aquel lío de piernas entrelazadas, pasaron los minutos por que tuve que pensar si aquello significaba un arrepentimiento por su parte, pero si fuese así, ¿Por qué no retiró las piernas también? Quizás habíamos jugado durante mucho tiempo y eso la había cansado, comprendí que estaba en una situación límite, y tenía que ir más allá o todo terminaría y la situación se volvería incomoda incluso para días sucesivos, por otra parte mi polla que tras el ligero sueño se había relajado, de nuevo estaba durísima con todos aquellos roces y frotes. No lo pensé y venciendo cierta timidez, me pequé a ella pasando mi mano por encima de su cadera y metiéndola en sus bragas hasta llegar a su húmedo y gran coño a la vez que pegué mi polla contra su culazo, hizo un gesto con su trasero pegándolo con más fuerza contra mi polla y soltando un alarido de placer sin pensar en los vecinos.



- "Díos mío que gustazo"



Exclamó, moviendo aquel culo ligeramente para notar mi verga, ya no había forma de evitar que terminásemos follando; me llamó la atención lo húmedo de aquel coño pues incluso muchachas más jóvenes no lo tenían tan jugoso es más que posible que todo el tiempo empleado y todos los juegos, la hubiesen llevado a un nivel de excitación parecido al mío.



- Díos, si, siii… hay Díos que me haces…, continuaba diciendo pero ahora con menor volumen de voz, se dio cuenta que no le convenía que los vecinos se informaran. Yo seguía disfrutando con aquel carnoso coño acariciándolo suavemente por la zona del clítoris, agarrándolo con fuerza con la mano llena en toda su extensión y introduciéndole mis tres dedos centrales unidos como uno solo, aquel coño era bastante amplio y suave, había parido 4 veces y no era estrecha precisamente. La excitación que me producía sus exclamaciones y el morbazo que me daba una mujer que agradecía cada segundo de sexo con un hombre 25 años más joven que ella, me ponía la polla que me dolía de lo tensa que estaba.



Tomó la mano que tenía puesta en su coño y me hizo parar, para no correrla de tantísimo gusto que la estaba dando. Deslizó sus bragas para quitárselas y supe que había llegado el momento de penetrarla, yo me quité el slip y note mi polla que le habían salidos unas gotitas por la excitación tan grande, terminó ella de quitarse el blusón tan vaporoso y el sujetador, puso su mano en mis huevos y los estuvo moviendo un rato para arriba y abajo, de un lado a otro, y deslizó su mano a lo largo de mi polla para terminar agarrándola con fuerza comprobando lo dura que la tenía y me susurró con voz temblorosa "Que pollon tienes cariño" creí que me la iba a chupar, pero no le apeteció, si lo hubiera hecho, seguramente me habría corrido en su boca o en su cara, pues estaba excitadísimo, también pensé en chuparle el coño pero me contuve pues tan jugoso es posible que no me gustase y eso cuando ya tienes la cabeza entre sus pierna es un desaire, lo que si le chupé fueron sus gigantescos pechos y sobresalientes pezones que parecían la mitad de un dedo meñique de un niño, a aquellas tetas no las podía abarcar uno ni con las dos manos, pero me echó para atrás su sabor amargo y no me entretuve demasiado en esa labor.



Por fin me coloqué encima y ella se abrió de piernas de una forma impresionante, echándolas hacia atrás y colocando los muslos pegados a los lados de sus tetas y pegadas al cuerpo y a la cama con las rodillas flexionadas ligeramente exhibiendo una elasticidad y flexibilidad poco común para su edad, y ofreciéndome su pelado coño abierto al máximo. Pude notar lo chorreante que estaba su cavidad intima con mi propia polla, cuando coloqué mi hinchado capullo en la entrada y con el acaricié todas las partes de aquellos carnosos labios vaginales que sobresalían varios centímetros de los labios exteriores, así como el bulbo de su clítoris prominente que cada vez que se lo frotaba con mi glande, gemía de placer y le temblaba toda la zona lateralmente con un hipnótico movimiento de aleteo. Volvió a pasarme por la cabeza la idea de comerle el coño y proporcionarle un orgasmo, pero me contuve y recordé el sabor amargo de sus pechos.



Le froté y acaricié durante un ratito con la polla sin introducirla haciéndola gozar tal como si se estuviera masturbando ella misma, hasta que llegó un momento en que me rogó…- Me matas de gusto, métemela ya cielo, métela yaaaa. Yo no me hice de rogar y coloqué el capullo en la entrada que si no estaba ya húmeda, mi polla iba bastante mojada por mi propia lubricación, y con un empujón suave y lento la penetré haciéndola notar toda su dureza y longitud, su gemido me volvía loco, - ahhhggg, siiiii, Dios, Dios, ¿Qué me haces? – seguí hasta chocar fuertemente mi pubis con el suyo sin que quedase ni un milímetro de pene por entrar, todo era suavidad, todo era placer, ni siquiera una mano con todo el lubricante del mundo, podría proporcionar aquella sensación de suavidad y envoltura que el masaje de aquel coño le proporcionaba a mi polla. Yo movía mi culo de atrás adelante, de izquierda a derecha y en círculos, ella me hizo saber que le gustaba todo aquel movimiento y me dijo: - vida, ¡como me follas!, no había sentido así en mi vida, retiró las manos de sus muslos y las pasó a mi espalda y con las uñas la recorrió entera, aquello me gustó mucho pero no cuando las clavaba y me hacía daño, eso retrasaba mi orgasmo, pero ella estaba cerca por la forma en que se movía, como si mi peso no existiera se contoneaba lateralmente y dando golpes al compás de mis envestidas subiendo su cintura y su sexo hacia mí, para que se le clavase con más fuerza la polla. Me preguntó - ¿Necesitabas hacerlo? Y mi única conversación aparte de las buenas noches fue "Si" la verdad es que no soy muy hablador cuando follo, seguimos un buen rato en esa postura dándole embestidas fuertes y a veces suaves, de pronto me cogió por el culo y apretándomelo hacia ella, me ayudó en el movimiento usándome como si fuera un consolador y achuchándome fuerte contra ella, en un momento me detuvo apretando más con sus manos en mi trasero hacia ella y tuvo convulsiones violentas acompañadas de un grito incontrolado sin pensar en vecinos ni en la hora de la noche ni en mis oídos que me dejó con una momentánea sordera, se había corrido con un orgasmo fortísimo, quedó abatida, me soltó y dejó caer sus brazos a ambos lados de la cama relajándose, poco a poco su respiración también recobró tranquilidad.



Si no hubiese parado ella, al poco me abría corrido yo, saqué mi polla de aquella inundación y quise darle la vuelta para penetrarla por detrás, pero no quiso, es posible que pensara que la iba a follar por el culo, pero no era mi intensión, solo quería hacerlo estilo perro, pero tuve otra idea y fue sacarle partido a aquellas gigantescas tetas, y subí por su cuerpo caminando con mis rodillas, debió pensar que se la iba a meter en la boca, por que se la tapó con ambas manos, antes de que llegase a esa zona, pero le hice ver que me quedaba en sus pechos, lo comprendió y me envolvió la polla con facilidad al juntar sus pechos con las manos, la sensación era de calidez, también de suavidad por estar mi verga mojada por su coño, se deslizaba fácilmente y se perdía totalmente entre aquel paisaje blando y caliente. Eché la mano hacia su coño para devolverle el placer que me producía cuando me ordeñaba la polla moviendo sus tetas, jugué con su clítoris que tenía aspecto de un minúsculo apéndice envuelto por una capucha como un monje y del cual solo asomase una diminuta bolita carnosa, aquello la volvía loca, pero me dijo que lo tenía lejos, yo le dije que lo tenía cerca, y soltó sus tetas tomando mi polla y dirigiéndola rápidamente hacia su coño para que descargara allí y no en su cara, estaba claro que había cosas que no le gustaban, yo se la hinqué con fuerza y me moví con rapidez para acelerar el orgasmo, ella lo quería dentro, con fuertes golpes descargué hasta la última gota de semen, fue una corrida espectacular como pocas, la inundé a lechazos por el morbo tan grande que me daba. También me relajé como antes lo hiciera ella con la polla dentro de su cuerpo y perdiendo dureza poco a poco, quedamos inmóviles durante unos minutos, después me levanté de ella y tuve que poner mis manos en la polla por que chorreaba el jugo del placer, ella se puso la mano en el coño para que no se derramase sobre la cama y nos dirigimos al cuarto de baño, nos metimos en la ducha y al retirar la mano de su coño cayó un hilo de semen espeso que se prolongaba hasta tocar la bañera, ella se inclinó para observarlo y exclamó – ¡Cariño que corrida más buena! Y me beso, fue un beso cálido, condescendiente, con sabor familiar, por su edad, podía se mi madre o mi tía. Ahora podía ver su cuerpo y me recordó a algunas Venus pintadas por artistas clásicos con patrones de belleza que tendían hacia una obesidad moderada, no dudé en enjabonar todo su cuerpo entreteniéndome en sus pechos y en su coño, al tocarle en estas zonas, mi polla volvió a despertar, ella la miró con los ojos muy abiertos y se dio cuenta que me estaba poniendo de nuevo, me la agarró y se salió de la bañera aun con jabón por el cuerpo y sin soltar mi polla invitándome a que saliese también y me tumbase boca arriba en la alfombra.



Adiviné que quería ser ella la que estuviese encima mía esta vez, se colocó en posición y guió la polla con maestría hacia su cavidad a la vez que con la otra mano abrió su coño con los dedos índice y corazón para facilitar la entrada, aunque creo que no sería necesario. Se dejó caer despacio y mi polla desapareció, se quedó inmóvil un instante para recolocar sus rodillas en el suelo de forma más cómoda y comenzó a moverse como si bailara la danza del vientre variando en ocasiones la dirección de aquel maravilloso contoneo, apenas movía los hombros, pero cuando lo hacía, los movía como si describiera círculos independientes llevándose ambas manos por detrás de la nuca y levantando su pelo y mostrándome sus grandes pechos colocando las manos por debajo de ellos para deslizarlas hasta sus pezones y pellizcándolos con los índices y pulgar de ambas manos y como si quisiera hacerlos girar. ¡¡¡Lo estaba gozando!!! Estaba claro que nada la frenaba, que nada le impedía hacer lo que quería, ¡que lejos le quedaba las dudas, miedos y líos mentales de adolescentes!, placer por placer sin más problemas, tenía la sensación de que me usaba, pero me encantaba por que me estaba dando muchísimo gusto y yo se lo daba a ella, bendita simbiosis. Tomó uno de sus pechos y se llevó el pezón a la boca sin perder el ritmo con su cadera haciendo mover mi polla, se lamía con delicadeza haciendo círculos con la lengua y tragándose en ocasiones aquel salido pezón, cesó de lamerse y se inclinó para que le chupara yo las tetas, recordé su mal sabor, pero no podía rechazar, no estaba bien… saqué la lengua y lo propiné unos pases y me llevé la sorpresa que aquel amargor había desaparecido, quizás por la ducha y el jabón, así pues me dí un buen atracón de lamida y chupada de aquellos pechos que cuando los acercaba más, me tapaban la cara entera y me producían cierta asfixia, ahora si que me rondaba por la cabeza la idea de comerle el coño ayudado por la excitación de tan exquisita follada, pero tenía un gran problema sobre mí…, su peso y volumen no me permitía moverme, ni siquiera para hincarle más la polla tal como hacía ella cuando me tenía encima, entonces opté por decírselo directamente: –"quiero comértelo", me contestó – Espera un poco que me viene. Pensé: Oh no, como se vuelva a poner chorreando no me va a gustar; apretó sus manos en mi pecho y dio una sacudida clavándose y restregando su pubis contra el mío con firmeza y se dejo caer con todo su cuerpo contra mi abrazándome fuertemente, con ese abrazo supe que esa mujer necesitaba todo lo que le estaba dando, lo necesitaba desde hacía mucho tiempo y me obsequió con múltiples y suaves besos por la cara y cuello. Acto seguido, se giró sobre si misma y me ofreció su coño que caía a la altura de mi cara, no estaba tan húmedo, acerqué la lengua y comencé por los lados, todo estaba bien, así que lamí hacia el centro y el clítoris, ¡sorpresa! El sabor era bueno, ligeramente dulzón, no me lo podía creer, lo disfruté mucho lamiendo los colgantes labios y sorbiendo el clítoris. Como estábamos en la postura del 69 ella tenía bien cogida mi polla y me masturbaba dulcemente, yo no podía ver nada, eran demasiados obstáculos por medio, sus nalgas, la barriga y sus pechos, pero noté que su mano había parado en la base de mi polla, en cambio sentía como me seguía masturbando ¿usaba la otra mano? No el contacto era más suave y circular, eran sus labios, me la estaba chupando, en un momento noté el inquietante y doloroso contacto de sus dientes, solté un ¡Ay! Y no volvió a rozarme con los dientes, cerró más los labios y notaba sus pases de lengua a la vez que me pajeaba, me hubiera gustado verlo… No quería sorprenderla a traición por si no le gustaba, la advertí que me corría para que retirase la cara, pero no lo hizo y me masturbó con más insistencia y exploté dentro de su boca.



Quedamos abatidos y me comentó que estaba mareada, me salí de debajo y vi que tenía algo de semen cerca de mi ombligo y observe como se pasaba al canto de la mano por sus labios, me miró con una sonrisa perversa pasó su lengua de un lado a otro por su labio superior y terminó mordiéndose con lentitud el labio inferior.



Esta fue la primera vez que lo hice con ella, pero no la última pero eso es otra historia…



Lo cierto es que esta experiencia me hace tener muy presente que una mujer madura gordita y posiblemente poco agraciada físicamente puede ser una amante increíble y darnos un placer auténtico, vivido intensamente y sin necesidad de fingir ni en lo más mínimo por complacencia.



Buena suerte


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 0
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