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Me desperté repentinamente con la respiración agitada. Apenas pasaba la media noche pero tenía la completa certeza que esa sería otra de esas noches en las cuales solo podría volverme a dormir al amanecer.
A pesar de la baja temperatura sudaba copiosamente, un sudor frío y desesperante. Había tenido una especie de "polución nocturna femenina", mis bragas y mi pijama estaban completamente empapadas y tenía las pulsaciones tan aceleradas como si acabara de hacer el amor.
Recordé entonces que acababa de tener un orgasmo, mas bien lo había soñado pero había sido muy real, tanto que no podía precisar si había sido un sueño o no, lo que si sabía era que aquel episodio me había dejado muy pero muy cachonda.
¿Que podía hacer para calmarme las ganas? Era la una de la mañana, mi esposo roncaba de espaldas a mi lado y esa tremenda arrechera no me dejaba dormir. Pensé en hurgar entre mis cosas buscando el consolador pero la verdad me dio pereza levantarme de la cama. También pensé en masturbarme pero la idea no me llamaba mucho la atención, eso estaba bien para cuando estaba sola pero no era lo ideal en aquella ocasión.
Opté por hacer algo a lo cual había tenido que recurrir mas de una vez. Me desnudé por completo y tomé la mano de mi marido, la que quedaba de mi lado y la dirigí hacia mi conchita abierta. La coloqué sobre ella y después de unos cuantos movimientos el como un autómata comenzó a hacer todo el trabajo. En medio de sus sueños comenzó a frotar mi clítoris suavemente y en cuanto se quedaba quieto solo bastaba frotarle el brazo o el pecho para que el reanudara con mas ímpetu sus caricias.
Continué un buen rato follando su mano mientras acariciaba un poco mis tetas, abriendo las piernas cada vez mas a medida que las deliciosas sensaciones aumentaban. No tardé en correrme pero ni aún así se me quitaron las ganas, al contrario, aumentaron.
Mi esposo acostumbra dormir desnudo así que comencé a acariciar su verga dormida, con mucho cuidado para no despertarlo. Afortunadamente tenía el sueño muy pesado y esa noche no era la excepción. Supongo que sentía mis caricias como si fueran parte de un delicioso sueño erótico mientras yo me entretenía mas despierta que nunca jugando con su verga que crecía con cada movimiento.
Cuando estuvo lo suficientemente tiesa decidí sentarme encima, así que lo desarropé y me coloqué a horcadas sobre su cuerpo vulnerable. Acababa de hacerlo cuando el inevitablemente se despertó. La cara que puso fue indescriptible, de sorpresa y agrado al mismo tiempo pues ¿a quien no le gusta que lo despierten de esa manera?
Me confesó que justamente y tal como había yo pensado, estaba soñando que hacía el amor aunque no conmigo la verdad. Eso no me importó, lo realmente importante era que en este momento si estaba conmigo y que lo había despertado de la forma mas dulce que puede uno despertar a una persona.
Le pedí que se quedara quieto, que yo haría todo el trabajo, que podía seguir durmiendo si quería, pero en un momento de esos ¿quien puede pensar en dormir? Se limitó a cerrar los ojos para disfrutar de mis acompasados movimientos en forma de ocho encima de el. El silencio de la noche se vio interrumpido por nuestros pequeños pero continuos gemidos y por los suaves golpes de la cama contra la pared.
El no se movió ni una sola vez. Me sentía como disfrutando un muñeco inflable con la diferencia que este desprendía un calorcito delicioso por cada uno de los poros de su cuerpo y que se concentraba justo allí donde yo estaba sentada saltando sin parar.
No se movió ni siquiera cuando comencé a masturbarme para incrementar el placer que de por sí ya sentía. Se dedicó a contemplarme complacido mientras yo mantenía mi postura dominante hasta que ambos nos corrimos, yo primero pues ya estaba muy encarrilada hace rato y el después cuando el reloj daba la una de la mañana.
Después de tan delicioso despertar de media noche nos dio sueño. Ya liberadas las endorfinas gracias al sexo entramos en un estado de paz increíble así que me abracé a su cuerpo desnudo pegando mi trasero a su aliviada polla dormida.
Antes de dormir le hice prometer que a la mañana siguiente me despertara de la misma manera, que nuestros genitales se saludaran antes de habernos dado los buenos días.
A propósito… con quién estabas soñando que hacías el amor?
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