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Categoría: Maduras

Duerme pequeño mío

Era un domingo por la mañana en el puerto de Veracruz, un intenso calor azotaba la ciudad… Pero Remedios se había levantado temprano, como acostumbraba normalmente, y se puso a limpiar su pequeña vivienda que consistía en una recámara, sala-comedor, cocina y baño… Al término de la limpieza, procedió a lavar la ropa y más tarde se puso a cocinar un caldo de gallina con verduras como a ella le gustaba…



El lugar donde vivía era una vecindad donde había sólo cuatro viviendas similares. Por lo que sus vecinos se extrañaban de que hubiera música en el cuarto de Remedios, quien había puesto a funcionar una vieja consola y escuchaba en esos momentos los primeros discos de Celia Cruz con la Sonora Matancera… Las más chismosas –Adela y Elena-, cuchicheaban en los lavaderos, pero ninguna se atrevía a preguntarle a la vieja negra qué le pasaba…



Remedios se hacía la desentendida y desde la ventana de la cocina las observaba y esbozaba una ligera sonrisa… Sólo ella sabía lo que su corazón sentía y sólo de recordar que esa tarde la visitaría Román para tener una buena dosis de sexo, su calzón se humedecía a más no poder… Por lo que prefirió tranquilizarse y tomar agua fría para menguar esa calentura.



II



Román despertó cerca de las 8 de la mañana y su pene se encontraba erecto… De inmediato procedió a acariciarse el miembro y se tocó los testículos… Había tenido un sueño lleno de erotismo y en donde se encontraba sobre una cama con su vecina Patricia, quien era de su edad y de la cual estaba enamorado, pero ella ni siquiera le hacía caso a sus insinuaciones…



En su erótico sueño, Román la veía completamente desnuda y le tocaba esos senos que lo tenían hechizado, hasta que se le erectaban esos pezones gruesos que tanto le encantaban, porque algunas veces la había espiado cuando se bañaba e incluso, veía que ella era proclive a masturbarse, poniéndolo a cien por hora y obligandolo también a hacerse una "pajuela" donde salían borbotones y borbotones de espumoso sémen…



En ese sueño, él le bezaba y mordisqueaba esos pezones que se encontraban duros como una piedra y hacía que la presumida chamaca exhalara intensos gemidos de placer… Pero no llegó a más… El reloj despertador sonó y no tuvo más remedio que despertar, estirarse y dirigirse al baño a darse una ducha…



El adolescente Román recordó que tenía que hacer muchas cosas, entre ellas ayudar a su abuelita Faustina a limpiar la casa, acompañarla al mercado y hacer la tarea de la escuela… Pero lo más importante, a las 5 de la tarde, tendría su primera cita en el cuarto de Remedios y de sólo recordar lo que pasaría cuando estuviera al lado de la vieja negra, el miembro se le puso tieso, por lo que tuvo que desviar sus pensamientos hacia otras cosas que no fueran del tipo sexual…



III



Luego de terminar con sus obligaciones, Román solicitó permiso para ir al cine… Su abuela Faustina no puso ninguna objeción para otorgarlo y le dio varios billetes para que saliera a divertirse. De inmediato, el muchacho salió de la casa y se encaminó a la vivienda de Remedios, incluso lo hizo corriendo… Quería aprovechar todo el tiempo que estuviera con ella y no quería que ella lo esperara con desesperación…



Luego de andar varias calles, por fin llegó y se introdujo a la vecindad… En la puerta del cuarto lo esperaba Remedios, quien sonrió al verlo, aunque en su interior sintió una intensa sacudida y algo renació en su vagina porque de inmediato sintió una ligera humedad…



Al llegar frente a ella, Román, la saludó con un:



- Hola, mi negrita ¿Cómo estás?



La respuesta de Remedios, también fue lacónica:



- Aquí esperándote… Pensé que no vendrías…



Román soltó la carcajada, al tiempo de expresarle:



- Y crees que perdería la oportunidad de tus enseñanzas sobre el sexo…



La vieja negra lo invitó a pasar y no sintió remordimiento alguno, porque todos sus vecinos se habían marchado como acostumbraban los domingos, ya fuera para visitar a sus familiares, ir al cine o al futbol… Por lo que estaba completamente sola en la vecindad y tenía a su disposición al chamaco durante varias horas…



IV



Al entrar el muchacho, la vieja negra cerró la puerta por dentro… No quería que nadie la molestara… Tendría una intensa tarde de sexo y la iba a disfrutar al máximo… Ambos se tomaron de la mano y se introdujeron a la recámara… Adentro había un olor a incienso oriental, lo cual le daba un aroma agradable… Por lo que Román se sintió en confianza… Ella le quitó la playera que usaba y se acercó para olerle el pecho, el cual despedía un olor a agua de colonia "Excalibur", que tanto le gustaba al chamaco…



Lo besó apasionadamente y sus bocas se sellaron. En tanto las lenguas como serpientes se buscaban hasta lograr el encuentro que ellos deseaban… Ella se separó y con su lengua comenzó a recorrer el cuello, la garganta y el pecho, sus labios aprisionaron primero la tetilla izquierda y después recorriendo de lado a lado, sujetó la tetilla derecha… Esta caricia de inmediato empalmó al adolescente, quien tenía en ese momento su mente en blanco…



La experiencia de Remedios salió a relucir y con ambas manos, poco a poco, como si fuera un ritual, le aflojó el cinturón y dejó que el pantalón cayera suavemente, mientras bajaba la blanca truza del chamaco para liberar ese grueso mástil que tanto la emocionara, cuando hicieron por primera vez el amor en la recámara de Román…



Con las manos comenzó una suave caricia en la cabeza del pene y sintió la humedad preseminal de Román… Por lo que procedió a limpiarla con la lengua… Posteriormente se introdujo el miembro en la boca y jugueteó con él por algunos minutos, sacándolo y besándole los testículos o pasándole el órgano del gusto en varias ocasiones, hasta que el muchacho no aguantó más y la tomó de la cabeza, como si la estuviera follando por la boca, hasta que no pudo más y le lanzó tremendas descargas de esperma.



La vieja negra no supo ni como, pero se tragó todo, sin desperdiciar nada… El olor a hombre la excitaba demasiado, pero el sabor del sémen no tenía comparación, le gustaba y lo disfrutaba a más no poder… Era indudable que el chamaco tenía una potencia que no había encontrado jamás, porque lanzaba borbotones y borbotones del viscoso líquido…



V



Luego de la intensa eyaculación que había tenido Román… La vieja negra lo llevó a la orilla de la cama, que lucía unas sabanas blancas y unas fundas de almohada de color crema con estampados en flores, perfectamente limpias… El comenzó a desvestirla… Le quitó la blusa azul y pudo ver sus turgentes senos que intentaban salirse del blanco brassier, por lo que él aprovechó para voltearla y desabrocharle dicho sostén, mientras le arrimaba la verga por las abultadas caderas de la negra, quien no dudó ni un instante en estregarlas, provocando de nuevo la respuesta de su joven pareja, quien se empalmó de inmediato…



Tras liberarla del sostén, con sus manos Román comenzó a tomar los pezones para acariciarlos, ella se volteó y él se los introdujo en la boca y de cuando en cuando le daba algunas leves mordidas, que la hacían vibrar de emoción… Inconscientemente Remedios puso sus manos en el calzón y este chorreaba de lo mojada que estaba su vagina…



No pudo más y le exclamó a Román:



- Mi niño… Me voy a acostar, pero quiero de ti una buena mamada…



El chamaco no dudó ni un instante… Enseguida procedió a quitarle la falda y los calzones blancos de algodón que ella usaba… Ella subió los pies a la cama y él comenzó a acariciarle los dedos y las plantas pasándole su lengua, la cual continuó su camino hasta sus rodillas y poco a poco fue subiendo hasta la entrepierna, donde ya emanaba un intenso olor de mujer en celo y cuando la lengua pasó por la vulva y penetró a la vagina de la vieja negra, ésta sólo exclamó:



- ¡Así, mi niño! ¡No se detenga! ¡Dele su mamada a esta vieja!



Y entre tantas y tantas pequeñas frases, cuando alcanzó el esperado orgasmo… Sólo alcanzó a decir:



- ¡Así mi niño… me estoy viniendo… No se detenga… Siga… Siga… Me veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeegooooooooo!



Román, siguió introduciendo su lengua e intentó que la penetración fuera más profunda… Pero en esos momentos el líquido que salía de esa vagina, le había caído en toda la cara, pero inconscientemente la vieja negra cerró por unos instantes sus piernas y al chamaco le parecieron siglos, porque a punto estuvo de cortarle la respiración… Sin embargo, logró liberarse a tiempo… Había sido descomunal el orgasmo de la vieja negra…



VI



La madura mujer lo invitó a acostarse con ella y hacer el amor… Ambos tenían una fuerte calentura… Y ella consiguió de nuevo que Román se pusiera a cien con sólo tocarle sus genitales… Ella puso una almohada bajo su vientre, permitiéndole así que las nalgas quedaran a merced del chamaco, quien ni tardo ni perezozo le puso su miembro con la intención de penetrarla… Pêro fue necesario que Remedios le ayudara un poco para que no lo fuera a meter por el ano… Aunque le gustaba la idea de experimentar una cogida por ahí… Sin embargo, se tranquilizó…



De inmediato, la verga de Román se fue deslizando por la húmeda oquedad de Remedios, quien sintió de inmediato algo caliente que la penetraba… Y comenzó a decirle:



- Vamos mi niño, sácala de nuevo y métela… Juega por un instante con mi vagina… En el momento menos indicado sentirás como te aprisiono ese miembro y sentirás lo máximo…



El muchacho hizo lo que la vieja negra le dijo y comenzó el juego, cuando de pronto sintió que ya no pudo sacarla porque la madura mujer había contraido sus músculos vaginales y le aprisionaron el descomunal miembro, mismo que sentía como se le engrosaba al intentar penetrarla más y más profundo…



Ella por unos instantes, lo aprisionó y sus músculos vaginales se contrajeron, hasta que comenzó a jadear como animal en celo… Era señal inequívoca de que estaba gozando al máximo y poco a poco fue dejando que el chamaco lo deslizara y lo sacara nuevamente, para iniciar ambos un "mete y saca", donde la velocidad que el muchacho le imprimía la transportaba al mare magnun del placer…



VII



Los movimientos del muchacho se extendieron por diez o quince minutos, era difícil controlar el tiempo. Pero demostraba que tenía control sobre lo que hacía y eso era bueno porque ella ya estaba por tener su segundo orgasmo de la tarde y el chamaco parecía que no se cansaba…



Las limadas de la gruesa y descomunal verga del muchacho estaban siendo duraderas y le producían ya un ligero escozor en la vagina… Pero no importaba eso, Remedios se sentía amada por el joven Román, quien no escatimaba nada para que la madura mujer disfrutara de ese momento sexual…



El joven siguió imprimiendo velocidad a su "mete y saca"… Los cuerpos de ambos se acompasaron y mientras ella había tenido otros dos orgasmos más, el muchacho seguía metiéndola y sacándola una y otra vez, y muchas veces más… Hasta que su cuerpo se puso tenso y ella comprendió que venía el momento esperado… La descarga de esperma fue maravillosa…



Remedios, por morbosidad contó para si misma las descargas:



- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho…



Y se dijo para sus adentros: "Vaya que este muchacho parece semental… Tantos chisguetazos, no lo puedo creer…"



Al tiempo que ella también sintió como una descarga eléctrica recorrió su cabeza, su columna vertebral, pasó por sus muslos, piernas y dedos de los pies, para retornar con más fuerza hasta su vagina e hizo una fuerte explosión en todo su cuerpo, convirtiéndose ese fenómeno en un orgasmo de grandes proporciones y como nunca lo había sentido en su vida… Es más, ni con su amado Reynaldo, había gozado tanto…



VIII



Era curioso… Pero el goce de hacer el acto sexual con Román –su niño-, le había despertado a Remedios muchas e intensas emociones…



Estaba arrepentida de no haberle hecho caso a sus insinuaciones desde hace tiempo… Y ahora, sin temor a equivocarse, tenía ante ella a un chamaco que se estaba convirtiendo en todo un hombre y en el que ella jugaría un papel muy importante, porque le estaba animando sus instintos de macho…



Pero había que llevarlo con calma… Y recordó una frase:



- El amor y el sexo no es un juego… Y pronto se puede acabar…



Para ese entonces, Román se habìa acurrucado y dormía pegado a los senos de la madura mujer, además de tener las manos en sus pezones… Era lógico que estaba fatigado… Pero había disfrutado ese encuentro con Remedios… Se veía en su sonrisa…



- Duerme pequeño mío… Tal parece que eres un angelito y no rompes un plato –Exclamó Remedios-.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 8.33
  • Votos: 3
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