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Dueña de mi hermana y madre (Cap. 5): Esclavas del negocio

Inmediatamente después de que nuestra Ama se retiró de la mazmorra, tanto la esclavita y yo sacamos a nuestras correspondientes entrenadas que serían en unos días esclavas servicio de nuestra Ama para atender las necesidades del negocio. Una de las primeras perras que saque de su encierro fue mi hermana que seguía furiosa por haberla engañado y narcotizado para terminar enjaulándola y esclavizándola



Al abrir la jaula intentó escapar, sin embargo su intento de escape fue inútil ya que la mazmorra contaba con una puerta de acero reforzado la cual solo se abría biométricamente, la cual era controlada por una clave de cuatro números, la huella digital, y el reconocimiento de la retina todo únicamente programado únicamente para ser controlado por nuestra Ama.



Mi hermana angustiada y sin tener posibilidad alguna de poder escapar, arrodillada a mis pies me suplicó le dejara libre de ese infierno, jurándome mantener la boca cerrada en cuanto a lo que sucede en el reino, le dejé bien claro a mi hermana que hasta mi hija menor y yo debemos acatar y servir todas las ordenes de mi hija mayor, así que ninguna de las presentes tiene oportunidad de nada más que de doblegarse y servir a sus pies en la manera, donde y a la hora que ella lo disponga siendo de día o noche.



Nosotras no tenemos un horario fijo de servicio, lo mismo le da tenernos trabajando 18 horas o 24 horas continuas, y más nos vale no rezongar o no podemos no movernos del dolor después del castigo, desde hoy tendrás que usar un collar que nos permite recibir descargas eléctricas sin llegarnos a afectar la salud, pero si es continua hasta que nuestra Ama ve que venimos a servirle ¿lo has entendido? La postura ante ella es de adoración siempre y guardando silencio total.



Al llegar debemos inclinarnos como te acabo de explicar, besarle los pies y en esa pose quedarte totalmente inmóvil, ya que en esa postura recibimos nuestras órdenes a cumplir recibidas directamente de nuestra Ama, no se te vaya a ocurrir siquiera levantar la mirada si ella no te lo permite, eso te haría acreedora de un buen castigo por actuar sin su autorización, y no solo deberás trabajar de esclava en renta, sino que también harás el aseo de aquí los días que no limpies otras casas. Adicionalmente le dije y vete olvidando del mundo que hasta ayer conociste, ya que desde este momento, esta casa es y será tu nuevo mundo y no tendrás ningún derecho y privilegio que no sea servir a tu ahora nueva Ama, tal y como lo hacemos nosotras desde hace tiempo. ¿Te ha quedado claro?



Mi hermana al escuchar la forma tan resignada en la que le hablé y explique todo, solo le quedo más que ponerse de rodillas y aceptar su nuevo estilo de vida para siempre, después de haber entendido su nueva manera de vivir, le di ordenes de explicarles a todas mis tías, primas y sobrinas que no tenían ninguna opción más que ser esclavas, cosa que no les pareció pero tuvieron que aceptar.



Desde ese instante empecé con su entrenamiento esclavo tal y como yo fui entrenada y educada por mi Ama, de igual manera la esclavita les dejó bien en claro a sus ex amigas y ahora compañeras esclavas cuales serían sus tareas diarias a cumplir, al igual que a sus mamás también, las mamás al ver que no había manera de poder escapar, tuvieron que resignarse a y entender que su nueva vida era ser esclavas sin ningún derecho que no fuera ser esclavas, por lo que solo dijeron “hay que obedecer si queremos nos vaya lo mejor posible.



Ya por la noche y después de todo el día entrenando a las nuevas reclutas, entendieron y aprendieron a obedecer sin rechistar aun cuando la orden no les pareciera justa sabían que debían acatarla y cumplirla con total eficiencia en el menor tiempo posible. Entendieron que la única autoridad ahí a partir de ese momento era su sobrina mayor, pero que por ningún momento tendrían que tutearle ni levantar la cara del piso si es que deseaban evitarse recibir una golpiza por infringir las reglas previamente establecidas.



Minutos antes de ser las diez de la noche, se abrió nuevamente la puerta de la mazmorra apareciendo el Ama y por increíble que pareciera, todas las rebeldes de la mañana fueron hasta ella caminando a cuatro patas y postradas ante el Ama le besaron los pies hasta que el Ama se aburrió de ser adorada y con un chasquido detuvo el lamido de pies.



El Ama dijo a las nuevas reclutas “A partir de mañana empezará su nueva vida de esclavas domésticas, teniendo así que cumplir todas y cada una de sus obligaciones tanto en el domicilio que deban limpiar como aquí estando totalmente desnudas, deberán atender dos casas al día en horarios de cuatro horas cada uno, cumpliendo un total de ocho horas, para regresar aquí para continuar limpiando el reino como mínimo ocho horas más entre limpieza del reino y estar a mis pies. ¿Les ha quedado claro, tienen alguna duda perras? Todas las nuevas esclavas solo agacharon la cabeza en muestra de aceptación.



Al día siguiente todas las esclavas mujeres se dirigieron a cumplir con sus tareas en los diferentes domicilios asignados incluida la madre del Ama, mientras que las niñas junto con la esclavita se quedaron a cumplir ciertas tareas de acuerdo a su edad, pero que aun así debían cumplir cabalmente para no ser castigadas sin comer ese día, ya que la comida se recibía solo por las noches.


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