En una ocasión, mi esposo se fue más temprano y yo llevé a los niños a la primaria y al kinder. Regresé a casa y me puse cómoda, pues utilizo un short cortito y sexy y me pongo top pues en veracruz hace mucho calor. Esa mañana amanecí inquieta pues había soñado que tenía sexo con un marinero y desperté mojada y excitada. Fui al congelador y bebí un poco de jugo y sonreí al ver un plátano que estaba en el área de frutas. Dejé a un lado los pensamientos eróticos y volví a la cama. En eso, como a las 10:00 sonó el timbre del departamento y fui a asomarme por la mirilla y noté que eran dos hombres, como de 30 años ambos que vendían paquetes de televisión por cable. Con ganas de coquetear entreabrí la puerta y les pregunté que qué deseaban. Me hablaron de los paquetes y me preguntaron si podían pasar. Noté que ya me habían visto las piernas y me justifiqué de que estaba ocupada y que me daba pena que me vieran así. Uno de ellos, moreno y con bigote me dijo "no se preocupe, no le quitaremos mucho tiempo".

Accedí y pasaron pero enseguida vi que ambos no me quitaban la vista de mi cuerpo. Mido 1:57 y siempre me han gustado mis piernas, pues los hombres voltean a verme cuando voy al supermercado o a realizar alguna actividad. Nerviosos, ambos me dieron catálogos, tarjetas y mientras atendía a uno el otro me miraba con mucho deseo. Para calmarlos, les ofrecí agua y ambos aceptaron pues habían sudado bastante y ahora más que estaban allí conmigo. Sentí las miradas de ambos cuando me dirigí a la cocina y cuchichearon mientras iba por los vasos y el agua. "Está bien buena" alcancé a escuchar y eso me excitó pues me encanta que los hombres me vean con deseo. Cuando volví me senté y crucé mi pierna derecha y ellos me ´dieron datoss y cuanta cosa, pero me disculpé pues en casa teníamos SKY y les dije que quizá en otra ocasión. Decepcionados, ambos se miraron y se dispusieron a marcharse y yo les pregunté que porqué se iban tan pronto y eso encendió la mecha pues ambos se levantaron.

Toqué los penes de ambos que se habían erectado bajo sus pantalones y ellos no alcanzaron a reaccionar, estaban sorprendidos. en alguna ocasión una amiga y yo tuvimos sexo con siete compañeros de la escuela de chefs donde estudié así que dos hombres no me iban a espantar. Los dos me acariciaron senos y nalgas y yo les froté sus penes. Poco después dejé que me quitaran la blusa y ambos mostraron sus penes. Uno de ellos tenía un pene normal, de unos 15 centímetros y el otro lo tenía grande, quizá unos 20 centímetros o más. Yo sentí que me volvía loca de placer y me arrodillé y se los comencé a chupar. Volteaba a verlos y ambos ponían los ojos en blanco pues modestia aparte siempre he sido una excelente mamadora. Dejé que me bajaran el short y la tanga y me cargaron hacia mi recámara. Seguimos con los escarceos y ya sus penes estaban completamte erectos para cogerme. Me recosté y uno de ellos me acercó su pene mientras el otro, el del pene grande me lengüeteaba la vulva que ya estaba muy mojada. Luego cambiaron y pude lamer ese pene descomunal del vendedor.

Fue el del pene grande el que me penetró primero y yo sentí morir de placer y seguí mamando el otro palo. Me penetraron mi vagina hasta que llegó el momento más excitante, que fue que el del pene grande me pidió que lo montara y el otro arrojó saliva en mi ano para clavarme. Fue un estupendo sandwich que ambos me hicieron que hizo que gimiera muy fuerte, hasta que me corrí de tanta pasión y lujuria que sentí en ese momento. Fue una media hora maravillosa que pasé con estos dos vendedores que realmente me hicieron que pasara un día feliz. Como buen final, ambos me lanzaron su semen en mi boca y debo decir que lo disfruté, esa rica miel la tragué con mucho gusto. Finalmente se despidieron y prometieron volver, aunque de antemano saben que no adquiriré el servicio. Ya tendré oportunidad de contar otras historias.