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Categoría: Fantasías

Dos ejecutivas en un ‘after work’ muy diferente…

Llegamos a la casa de Jorge, un ático en plan minimalista. Para mi sorpresa Jorge se empezó a decantar por Elena, y yo empecé a sentirme un poco tonta. Jorge me pidió que me pusiera cómoda en el salón, que le iba a enseñar una cosa a Elena, pero que enseguida estaban conmigo. “Joder este mamonazo se va a follar a Elena y yo aquí de florero”. Se metieron en una habitación donde salían risas y luego un silencio que me estaba desconcertando. Pasados 15 minutos, Jorge vino a mi encuentro y me dijo que podía pasar a la habitación. La habitación tenía estética gótica al más puro estilo sado maso y joder lo más fuerte: Elena estaba atada en una cruz de San Andrés, totalmente desnuda solo con sus taconazos y llevando una bola en la boca.  Estaba totalmente sometida.



Jorge se acercó a mi y me dio una fusta “mira como está la zorra de tu amiga, te invitó a que juguemos juntos y la enseñemos modales”. Me quedé petrificada, Jorge y Elena me miraban. “Bueno ya sabes lo que tienes que hacer”. Mire a Jorge, cogí la fusta y empecé a castigar los pechos de Elena. No sabía lo que hacía, pero cada vez que azotaba a Elena, yo me embriagaba de placer.



Jorge decidió bajarme la falda y dejar mi culo al descubierto..Buff pensé que me iba a castigar el trasero, pero no, lo que hizo fue besar mis nalgas, pasando su lengua por todos mis orificios. Estaba loca de placer y a medida que me daba más placer, mis castigos con la fusta sobre Elena eran más fuertes, sus gritos, que apenas se oían por la bola que llevaba, eran muy estimulantes. La total entrega de una mujer bella como Elena era alucinante, unido a los besos que Jorge me estaba dando por mi retaguardia, creaban una escena de película porno.



En un momento dado, me di la vuelta y ordene a Jorge que me penetrara. Sus acometidas eran bestiales… Menudo miembro y como entraba de manera fácil en mi vagina. Me corrí al menos dos veces, no recuerdo cuantas. Mientras hacíamos el amor, parábamos y nos dirigíamos hacía Elena. Os podéis imaginar lo que pasaba…Elena recibía azotes por todo su cuerpo, a parte de que la obligamos a chupar nuestros sexos. Se había convertido en una buena perra, que sabía cómo lamer a sus amos.



No sabía si Elena lo estaba pasando bien y le pregunte a Jorge, que quizás nos estábamos pasando un poco con ella. El sonrió y llevó mi mano al coño de Elena, noté que parecía una auténtica fuente, estaba muy húmeda. “Ves como se lo está pasando de puta madre, eso sí mientras yo la azoto, tu puedes masturbarla hasta que se corra”. La idea me encantó, los gritos y movimientos salvajes de Elena, era algo muy excitante. Se corrió de tal manera, que se orinó allí mismo, era una escena salvaje y totalmente desinhibida. Parece que tanta copa le había pasado factura.



Finalmente decidimos soltar a Elena y estuvimos todas la noche jugando los tres… Jorge era un adorable demonio y al final desayunamos los tres juntos.


Datos del Relato
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