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Había sido un verano espectacular, con las aventuras que les he relatado y muchas otras no tan increíbles pero con bastante morbo. Llenas siempre de jovencitas en apuros que tenían que pagar su “peaje” con su comprensible portero de discoteca y de una exquisita amabilidad al tratarles como se merecían.
Yo todas estas historias se las contaba a David, un buen amigo que conocí por casualidad de copas por Madrid y que tenía 25 años menos que yo.
Él siempre fascinaba con mis historias y me recordaba lo afortunado que yo era. Él acababa de entrar de becario en una empresa de venta de maquinaria para hospitales y me relataba continuamente lo puteado que estaba al ser el último mono por sus dos compañeras de trabajo, bastante mayores que él y con bastante más años de experiencia en la empresa.
Aunque les tenia a ambas muchas ganas, no perdía el momento de relatarme lo buenas que estaban las dos pese a su edad.
La más mala de ellas era Nadia, que a sus 46 años gastaba el mismo culo que mala leche. Alta, siempre impecable, pintada de una manera que parecería que se las comía doblada pero luego totalmente inaccesible y bastante cortante. Lo mismo le sonreía para conseguir algo de David como lo humillaba con su sonrisa de suficiencia mandándole a por cafés o a hacer fotocopias cuando había clientes y David no podía quejarse de que él no estaba allí para esos menesteres.
La segunda era Sandra, mucho más tonta que la primera pero no menos cruel con David. Lo mejor de Sandra era su carita sonrosada de niña buena y sus quilitos de más, con dos tetas para babearlas sin pudor. A David le ponían malo esas tetas y cuando la mujer hablaba con él, le costaba horrores mantenerle la mirada a los ojos. Pero eso Sandra lo sabía y como le encantaba escaquearse, aprovechándose que sabía que tenía a David comiendo de su mano le metía todo el trabajo que podía, muchas veces incluso mintiendo diciendo que lo hacia ella y dejándolo en auténticos apuros.
La verdad es que David me daba mucha pena y conforme me hablaba de sus dos compañeras, cada vez más morbo me daba la situación.
Se lo conté todo a Didier, mi amigo ruso también portero de discoteca, mucho más hábil que yo para estas lides y me pregunto a qué se dedicaban y cuando le dije que eran comerciales de maquinaria de hospitales me dijo si vendían en ferias internacionales.
Enterándome por David supe que pese a que su mercado era nacional, tenían un buen cliente francés que les había salvado el año pasado y con la crisis española iban locos por conseguir un cliente similar extranjero.
A Didier se le iban iluminando los ojos conforme le contaba esto y me preguntó por la próxima feria de ventas que justamente se desarrollaba en mes y medio en Sevilla.
– Tenemos tiempo para prepararlo todo, en Octubre nos vamos a Sevilla tu y yo a hacer negocios con las maduritas.
A partir de ahí el plan fue fácil. Utilizando el nombre de una muy importante empresa Rusa nos pusimos en contacto con la empresa de las maduritas y tras interesarnos por los productos hicimos una oferta de 1.400.000 € por unas máquinas de láser para la clínica de un importante cliente nuestro en Rusia. (todo pura ciencia ficción).
Gracias a David (que nos redactaba los emails) sabíamos todo lo que había que saber, y simulábamos comprar máquinas similares de las que compraba el cliente francés conocedores que el producto era muy competitivo en Europa.
Como no podía ser de otra manera, la gama era de los productos que vendían las dos amigas y poco a poco decidimos cerrar la operación en la feria de vengan en Sevilla.
Su jefe, conocedor de todo y cada vez más interesado en el asunto les pidió que asistieran junto a David (que dijo que hablaba un poco ruso) a la feria. Ellas no solían ir a las ferias pues eran mujeres casadas y dormir fuera de casa no les agradaba demasiado. Pero el jefe les prometió una comisión demasiado suculenta además de pagarles por anticipado 1.500 € a cada una por el fin de semana en Sevilla además de ir a gastos pagados. (la feria se desarrollaba de jueves a domingo).
David nos contaba que el departamento de ventas era una ebullición, y que incluso desplazaban una máquina de las que comprarían los rusos al evento.
Ellas no paraban de decir que los rusos estaban en el bote y que vendrían con la venta cerrada y un buen anticipo que iban a pedirles para cerrar el trato.
El plan no podía ir mejor y como los tres sabíamos cómo íbamos a cerrar el trato nos moríamos de risa tejiendo nuestro plan y recreando la venganza de David.
Llegó el viernes tarde, segundo día de la feria a la que acudimos Didier y yo con dos impecables trajes que a saber a quien había liado Didier para obtenerlos.
Didier llego al stand y rápidamente saludó con su acento ruso a las dos comerciales. La verdad es que David se había quedado corto. Nadia lucía un traje pantalón negro que le realzaba tanto la cadera como el culazo que tenía. Pintada como una amazona de la polla y con un pelo recogido que mostraba lo guapa que era acabado en un moño pequeño muy sexy.
Por su parte Sandra, más bajita, se la veía con unos labios pintados de rojo pasión y el mismo traje aunque tenía desabrochado un par de botoncitos de su camisa blanca resaltando el par de peras que tenía como delantera. Yo me relamía gratamente…
Ellas quedaron encandiladas al instante al ver tal bellezón Nórdico y ni siquiera me dedicaron media mirada. Chapurreaban ingles pero Didier queriendo putearlas dijo que sólo hablaba ruso, presentándome como su intérprete en España.
Empezó a hablar ruso y requirieron la presencia de David, con el cual habíamos entrenado cuatro frases mal contadas, pues lo que más debía hacer era traducir a Didier, que nos contó después que toda la reunión les decía que estaban las dos para romperlas toda la noche o cosas similares mientras David traducía toda clase de detalles de la operación.
Tras 20 minutos y alegando que teníamos que cerrar otros negocios, recogimos la documentación de la máquina no sin verla y decir que era lo que buscábamos y citando a las comerciales a cenar ese mismo viernes, pues salíamos para Rusia al día siguiente.
Ellas aceptaron pero luego reclamaron a David que no habían traído ropa para cenar, y que deberían comprarse algo pero David (lo teníamos todo planeado) les dijo que debían ir en sus trajes camisa pantalón como buenas profesionales y que deberían invitar ellos, pues no podían causar mala impresión ya que éramos al fin y al cabo los clientes.
Y llego la cena, Didier apareció con una de sus novias sevillanas, una morenaza alta con un vestido ceñido rojo y unos tacones a juego. Totalmente maquillada y de peluquería… las dos amigas se quedaron a cuadros.
La conversación volvió a trasladarse a la venta pero Didier empezaba a poner caras de disgusto y soltar alguna voz más alta de lo normal.
Al preguntar, David decía que queríamos comprar las máquinas pero que el ruso estaba muy molesto por la poca educación que habían tenido las comerciales al asistir a la cena tan formales y poco arregladas (la verdad es que estaban tremendas, pero el traje rojo de la otra chica era mucho traje rojo).
Finalmente, y tras haber bebido lo suficiente (brindábamos todo el rato obligando a beber a las dos amigas que cada vez iban más contentas), Didier soltó una carcajada y me dedicó una frase en ruso.
Yo también sonreí y brinde con él.
Nadia: David, de que se ríen?
David: No os va a gustar en absoluto.
Sandra: Traduce, rápido.
David: Mejor no, igual he entendido mal.
(Habíamos ensayado ese momento innumerables veces).
Nadia: Traduce que esto lo tenemos ya cerrado, no quiero errores.
David: El ruso le ha dicho a su traductor que habéis sido muy desconsideradas con nosotros al venir vestidas que parece que vais a la oficina, viniendo a un sitio tan exclusivo a cenar. Dice que acepta la oferta pero que hará el pago y señal del 20% cuando os disculpéis debidamente.
Sandra: Claro, claro, nos disculpamos. Dile que ha sido todo un error.
Y ahí entraba yo haciendo de poli malo.
Yo: Sólo soy el traductor y no cobro mucho por esto, pero veo señoritas que vais a sacar una buena tajada. Y claro, mi cliente ruso aunque satisfecho con la compra cree que nos habéis humillado a ambos viniendo así a la cena.
Sandra: A ambos?
David: Si, el ruso tiene claro que nos habéis hecho a nosotros el feo a propósito. El ya lleva a su chica.
Nadia: Pero bueno, y se puede saber cómo nos hemos de disculpar para que acabe este embrollo lo antes posible?
Didier al ver su actitud la miró con ojos de furia calculados, y soltando una frase tajante dio por finalizada la cena.
Yo no paraba de mirarlas y sonreír, ellas no comprendían y solo querían arreglarlo con “sorrys” y “perdón”.
Así que David sentenció:
Didier dice que no hay trato, que comunicará a nuestro jefe que todo estaba cerrado pero que habéis ofendido y hablado mal a su traductor y a mi, no entiendo nada.
Sandra: Pero eso no es verdad, está claro que es un malentendido.
David: Ya, díselo a su traductor.
Nadia: Que coño le has dicho? Imbécil!!.
Yo: Exactamente señorita. Esto va a ir de coños. Didier se va a tomar unas copas, y vuelve a su hotel en unas tres horas, me ha dicho que si en ese instante no hemos sido complacidos no hay trato.
Nadia: Pero jilipollas, dile que nos hemos disculpado y punto pelota.
Yo: Pollas… también va a ir de pollas. Lo expongo así que tengo prisa: o vamos antes los cuatro al hotel y nos lo montamos como yo diga en una buena orgia que me valga la pena, o damos por zanjado el tema. Yo no tengo nada que perder y vosotras dos mucho que ganar. David tiene la dirección, en media hora allí como vais, yo no soy tan delicado como el ruso,jajaja.
Y diciendo esto me levante y me fui.
Ya no podían convencerme, ni suplicarme, allí estaban las dos no creyéndose lo que pasaba y mirando a David.
David: No pasa nada. Un malentendido, nos volvemos a Madrid y decimos que no se ha cerrado la venta.
Nadia: Pero eso no puede ser, nos han dado 1.500€ extras a casa uno, y el ruso va a quejarse y nuestro jefe nos va a matar.
Sandra: Encima es que el cabrón del traductor nos está chantajeando, no es culpa del cliente ruso, nos van a despedir.
David: Yo no voy a entrar al juego, no gano nada.
Nadia pasaba de una cara de enfado, luego a decepción y luego a circunstancias.
Finalmente dijo:
Venga David, se ve a leguas que te gusta Sandra. Le seguimos el juego, total vamos algo bebidos y luego nadie recuerda ni cuenta nada.
Sandra: Pero Nadia nuestras parejas?.dijo balbuceando y agolpando las palabras con los ojos muy abiertos.
Nadia: Estamos en Sevilla, será una canita al aire, te dejas follar por el becario y yo por el mono ese, que ya no somos unas crías y hay mucho dinero en juego.
En ese momento luego David nos contó que tuvo que disimular enormemente lo dura que se le puso la polla.
Y allí estaban en el hotel incluso cinco minutos antes no fuera a no esperarlas.
Yo: Las veo ansiosas señoritas, ustedes sí que saben hacer negocios. Subamos a la habitación que tengo muchas cosas pensadas para ustedes dos, dije con mi mejor sonrisa.
Sandra empezaba a sonrojarse, no sé si por el alcohol, lo que iba a pasar o ambas cosas.
Nadia seguía seria y soberbia en su traje pantalón.
Al subir al ascensor aproveché para darle una buena nalgada a Nadia en todo el culo.
– Que hace? Grito ella.
– Ah, que no han quedado claras las condiciones. Hacen y me dejan hacer lo que desee con ustedes dos y a cambio el ruso soltara esta misma noche un cheque de paga y señal de 280.000 €. por sus maquinitas de médicos.
Sandra: Vale vale, ya está decidido. Dijo con unos labios temblorosos.
Yo: Seguro? Pues no lo veo claro. Y pulse el botón stop del ascensor y les dije… las dos de rodillas y a chupar polla, si ni me corro antes de que alguien repare en que el ascensor está parado y nos llamen la atención se acaba el trato.
Y me saqué la polla del pantalón que ya estaba a punto de estallar. Me encantó verla tan grande, durita y ya soltando liquiditos de la emoción. Y mientras mirando el reloj les recordé…
– Venga señoritas que no son unas adolescentes, es la hora de tomarse el biberón calentito, quiero verlas a las dos tragando polla pero YA!!!.
Nadia fue la primera que se arrodilló y agarrando la polla con una mano empezó una comida de sable “pasable”. Sandra se arrodillo pero sólo miraba con los ojos muy abiertos.
– Venga Sandrita, haz algo, ayuda a tu amiga y cómeme los huevos por ejemplo.
Empezó tímidamente a comerme los huevos y le solté una ostia.
– Mira Sandra si no mes los comes como si te fuera la vida plegamos, quiero ver lengua y baba a raudales.
Y al recibir la ostia se puso completamente colorada pero empezó a salivar y a chupetear como si quisiera dejarlos empapados y brillantes.
Así que viendo q la gordita ya estaba por el tema, me dediqué a la soberbia de Nadia.
La agarre por el moñito ridículo que tenía y le incruste bien la polla hasta la garganta, no dejándome que me la comiera y haciendo yo el vaivén del mete saca recorriendo su garganta.
Nadia sólo emitía un Aggggghhhh mientras me apretaba las piernas para que no le metiera más polla, viéndose morir por la que ya tenía dentro y que no paraba de entrar y salir de su garganta.
Bueno Nadia, cuéntanos como va la comida de polla desde ahí abajo. Ah, q no puedes hablar, vaya. Ya no dices “coño” ni “jilipollas” solo Agggghhh. Que pena, con lo voz tan bonita que tienes.
Y solté una Segunda ostia a Sandra. Creo que me gustaba verla colorada.
-Sandra, te has despistado, veo poca baba, mucho escote pero ya debería bajar por ahí un reguero de babas tuyas. Venga escupe sin miedo y deja que resbale.
Y vi lo obediente que era Sandra: babeaba y escupía cosa mala y ya veía yo ese escote brillante y mojadito como a mí me gustaba.
Como mi polla estaba a punto de estallar y Nadia se merecía que le bajaran los humos, la empuje contra la pared del ascensor y sujetando bien su cabeza le taladraba con fuerza con la polla desde arriba incrustándosela lo más profundo que podía en su garganta. Dejaba floja su cabeza y así a cada embestida se oía un “ploc” de su cabeza contra la pared del ascensor que era bastante ruidoso.
Y allí estaba yo, introduciendo polla en la boca de Nadia mientras sonaban unos ruidosos “ploc ploc ploc”, mientras por debajo mío y en una posición inverosímil la gordita me comía los huevos sacando babas como podía y dejándolas caer en el escote para no recibir otra buena ostia.
-Nadia, que lo hacemos tú amiga y yo todo, di algo.
Aggggggghhhh y sacaba la lengua por debajo de mi polla buscando aire.
-Tía, la buena es tu amiga, tu eres una petarda, ni comer un rabo sabes, a ver si por lo menos te lo tragas todo como la buena comercial come semen que debes ser.
Y diciendo esto y poniéndole una manaza en la frente para tenerla bien sujeta a la pared del ascensor y bien quietecita, le solté un buen lechazo ya que llevaba días a dieta.
-Traga semen que vi que te quedaste con hambre en la cena, no desperdicies nada que es de muy buena calidad. Así, directo y calentito a la garganta, no hace falta que lo saborees. Que buena corrida, y mira que me caías mal nada más verte.
Le salió el semen por los labios, por la nariz, sólo faltaba verlo salir por las orejas y cuando me sentí bien corrido se la saque de golpe viendo como inmediatamente se puso a toser mientras le caía abundante semen al suelo.
-Ahora lo tiras, pero no te preocupes que va a haber más, sino te hacía recogerlo. Venga vayamos a la habitación que aún os tengo que empalar a las dos, con esos trajecitos de trabajadoras tan monos y lo putas qué vais a acabar conforme avance la noche.
Pulsé el piso y nos dirigimos a la habitación.
David me miraba y se relamía, haciendo esfuerzos para no reír o comentar nada y esperando gratamente su turno, pues aquello acababa de empezar y teníamos muchas sorpresas preparadas para las dos.
Continuará…
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