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Dos amantes en una cabaña, lujuria y una pizca de chocolate

Un par de semanas entre encuentros decidieron que un fin de semana juntos no sería una mala idea por lo que arrendaron una cabaña a las afueras de Santiago, cabaña en medio de un bosque ideal para que nadie moleste ni escuche. Llegaron un sábado en la mañana, el lugar era hermosos y acogedor con todo lo que podría necesitar una pareja joven para liberar sus deseos y fantasías.



La regla era simple, Nelson y sus ideas, 24 h desnudos en la casa, nada de ropa, celulares solo lo que tengamos que decir y hacer, no hace falta más, ya después de ordenar y organizar un poco ambos se desvisten, en cualquier ocasión se hubiesen lanzado sobre el otro pero el hambre acechaba y esa energía la necesitan por lo que se pusieron a cocinar el desayuno, Isabel solo con un delantal, luciendo muy excitante, faltaba delantal para cubrir en su totalidad sus senos perfectos (cada vez que podía lo decía), Nelson por otro lado desnudo, sin más… Unos ricos panqueques es lo que estaba en el menú, luego de hervir el agua, Nelson va al refrigerador para ver si había miel o algo para echar a sus panqueques y por bien o por mal había salsa de chocolate, no es difícil imaginar la idea que se le vino a la cabeza… lo saca y mirando a Isabel por la espalda, viendo ese culo excitante sabía que el desayuno tendría que esperar a lo que vierte chocolate en su miembro duro y llama a Isabel diciéndole: Bella, te cambie el menú.



Isabel lo mira con lujuria y excitada se lanza casi automáticamente a lamerlo, ese miembro sabor chocolate, lo lamia, lo saboreaba manchando sus labios y parte de su mejilla… Nelson hace el ademán de echar más sobre su pene y Isabel abre la boca, Nelson entiende y echa esta salsa en su boca para que luego Isabel lo chupe nuevamente soltando de a poco el chocolate de su boca, chupando profundo y más rápido, tomándolo y pasando su lengua por toda su extensión una y otra vez llegando a sus testículos, chupándolos, metiéndolos a su boca como si fuese huevos de chocolate (Menos mal no era semana santa, me hubiera dado risa esa situación).



Así un buen rato, Nelson en las nubes y Isabel extasiada, Nelson toma la cabeza de Isabel para que parece, da un paso hacia atrás a la vez toma el pote de salsa y la vierte en sus tetas, cayendo entre su canal pasando lentamente un hilo de salsa por su vientre, la toma de los brazos hasta pararla, toma su cintura y la sienta en la mesa, quitando su delantal y chupando con energía sus senos, el sabor del chocolate en su piel transformaban ese sabor a uno que hubiese ganado cualquier concurso de chocolate en el mundo, Nelson succionaba sus pezones, masajeaba y apretaba excitado hasta más no poder, en eso abre las piernas de Isabel, la acomoda y se lo mete hasta el fondo inmediatamente, un gemido de ambos se escapa, Isabel apoya sus manos en la mesa llevando su cabeza hacia atrás y Nelson como animal comienza afollarla fuertemente, tomándola de la cintura, una y otra vez, fuerte, intenso, follando, tocando, lamiendo sus senos, saboreando el chocolate… la toma de la nuca y la acerca para besarla apasionadamente mientras lo mete cada vez más fuerte, besándose, sintiendo saboreando el chocolate de sus lenguas, besando sus cuellos, pezones, todo era lujuria…



Ya no recuerdo el tiempo, pero sí cuando Nelson lo saca rápidamente y baja y da la vuelta a Isabel , la pone sobre la mesa con el culo empinado, acomoda su miembro y sin esperar lo mete, profundo, muy profundo, toma el pelo de Isabel y comienza con las embestidas, una tras otra, ambos como animales, el aire del bosque, la cabaña, todo ayudaba a crear esa escena animal, cada vez más rápido, los gemidos ya eran mucho, Isabel solo decía dame más duro, no pares, para Nelson eso fue echar bencina a la hoguera y la embistió más fuerte, el sonido de sus cuerpos más ruidos, así un tiempo gozando Isabel suelta un gemido muy diferente a los otros, estaba acabando con más ganas, más salvaje, uno tras otro, un orgasmo desgarrador, de esos que te hacen perder la noción por unos segundos y Nelson aun follándola, pero a punto de acabar, se lo saca y le dice, quiero acabar en tu boca. Isabel se arrodilla inmediatamente y lo chupa como si fuese el último pene que chuparía de su vida, hasta el fondo lo chupaba, lo sacaba y lo volvía a meter, succionaba más y más hasta que se da cuenta que Nelson ya no puede más y llena la boca de Isabel con su semen, abundante que llegaba a escurrir de la comisura de los labios, Isabel lo traga y sigue chupando hasta dejarlo sin una sola gota… Isabel lo mira desde abajo arrodillada y le dice… sin duda alguna prefiero el chocolate blanco


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  • Categoría: Hetero
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