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Luego de mi encuentro con don José, me di cuenta que a mí lo que me hacía falta en mi vida era una buena ración de sexo y que desperdicié gran parte de esta junto a mi ex esposo y no dudé en empezar a buscarlo. Como pasaba bastante tiempo sola en mi casa, empecé a ver páginas pornográficas en internet y a leer relatos y debo confesar que ahora no puedo vivir sin ello. También me compré un par de juguetes para consentirme cuando me sienta sola y sobre todo caliente, y por último cambié mi ropero adquiriendo prendas más sugestivas que las que utilizaba antes que a decir verdad eran demasiado recatadas. Tras ver bastante porno y leer algunos relatos, noté la fascinación de los hombres por algunas cosas: los escotes amplios, las medias veladas, los zapatos de tacón alto y las faldas cortas. Debido al clima de la ciudad, las faldas cortas muy ocasionalmente las uso, pero eso si visto pantalones que marquen bien mi gran culo y por supuesto las otras prendas que ya señalé.
Así mismo, y volviendo a mi reciente fascinación por el porno, me encantan los grandes penes que exhiben en dichos videos, pero lo que más me excita es el momento final de los mismos, donde las mujeres reciben el blanquecino líquido de sus machos y lo disfrutan, quisiera ser yo quien recibiera esas corridas y su calidez me llenara de placer, en pocas palabras me estaba volviendo adicta al sexo y al porno.
Tras esta breve introducción, les contaré lo que me ocurrió hace apenas unas semanas. Yo seguí follando con don José, y con un par de hombres más tras el divorcio con mi esposo y las cosas en mi casa seguían como de costumbre. Mis hijos salían de la casa, y yo follaba con algún tipo o simplemente me masturbaba mientras miraba porno, así de simple. Cierto día, me llegó una invitación a mi correo electrónico que decía “GRAN REENCUENTRO GENERACIÓN 74”, sin duda, era una reunión con mis ex compañeros de colegio, a quienes no veía hace muchísimo tiempo, así que no lo pensé mucho y decidí asistir. Dicho encuentro se llevaría a cabo dos semanas después en la casa de un ex compañero, quien gentilmente ofreció su casa para llevar a cabo el evento.
Al fin llegó el día, era viernes y yo estaba ansiosa por volverme a encontrar con mis viejos compañeros. A eso de las 6 de la tarde me dí un baño y empecé a alistarme. Estaba vacilante, no sabía qué ponerme, me probé mil cosas y no tomaba una decisión, quería causar una gran impresión pues hacía mucho que no me veían y yo quería que me encontraran hermosa. Al fin, y tras un buen tiempo, me decidí. Me puse un pantalón blanco muy ajustado que me marcaba bien el culo y bajo este un diminuto hilo dental del mismo color que apenas si me tapaba la concha, un sostén bastante pequeño del mismo color q terminaba donde acababan mis pezones y una blusa roja con un escote generoso que dejaba a la vista buena parte de mi pecho, y por último unos tacones altos del mismo color de la blusa.
A eso de las 8 de la noche partí hacia el lugar de la reunión, no sin antes decir a mis hijos que llegaría tarde, así que no me esperaran, igual ellos estaban acostumbrados a que yo saliera y volver tarde en la noche o que simplemente llegara al otro día en la mañana. Tomé un taxi y llegué al lugar pactado, una linda casa de tres pisos y bastante amplia. Al entrar empecé a reconocer a varios de mis compañeros quienes se veían bastante diferentes a como los recordaba debido al paso de los años. De las mujeres, yo era una de las que mejor me mantenía y para los hombres no pasaba desapercibida, pues me observaban a pesar de estar con sus esposas.
Empecé ha hablar con mis ex compañeros, y observé que la gran mayoría iba con sus esposos o esposas, yo era de las pocas que había asistido sola al evento. Pasaba el tiempo y los tragos iban y venían de un lugar a otro y todos compartíamos tiempo con todos los asistentes, era realmente espectacular. Pasaba el tiempo y llegué donde se encontraban tres ex compañeros dialogando, Rubén, Cristina y Luis. Rápidamente me integré a la charla, pero la reunión era tan dinámica que a la conversación ingresaban y así mismo se retiraban integrantes. Las parejas empezaban a bailar y Rubén me invitó a mí, así que salimos a la improvisada pista de baile. Ya habíamos estado un rato largo charlando aunque hasta ahora lo haríamos solos, así que continué con la conversación que había en el grupo acerca de mi compañero de baile
- En serio es muy raro que usted venga solo a la fiesta
- ¿Por qué lo dice?
- No se haga, usted era bastante mujeriego en el colegio
- Sí, pero pues eso era en el colegio –respondió él-
- Pero yo creo que después también lo fue
- No, para nada ¿por qué dice eso?
- Pues por lo que se decía de usted en el colegio –respondí un poco alterada al ver la tranquilidad de aquel hombre-
- ¿Y qué era eso que decían de mí?, me estoy asustando –dijo riéndose-
- No sea bobo que usted ya sabe
- No, para nada –dijo un poco más serio-
- Pues que usted la tiene grande
- Con que eso decían –dijo él esbozando nuevamente una sonrisa-
- Pues sí, así que no puedo creer que si es así usted ande solo
- Créalo, la vida es así
- Usted es un mentiroso y prepotente –dije toando con gracia las palabras de él-
Seguimos bailando y dejamos el tema de lado, para pasar a hablar acerca de nuestras vidas, pero principalmente de la mía. Rubén es un tipo de mi edad, delgado y de aproximadamente 1,70 mts de altura. En la escuela era uno de los niños más lindos y aún conservaba rasgos de su belleza, pero el tiempo había pasado por él y no era el mismo bombón que volvía locas a todas las mujeres del colegio. La noche pasaba y yo bailé con un par de mis ex compañeros y con el esposo de alguna amiga, y tras charlar con mucha gente volví a quedar hablando sola con Rubén
- Usted si es que se puso muy buena en estos años Dorisita-me dijo-
- Gracias
- En serio, usted no sabe como me tiene solo teniéndola así de cerca
- ¿Y cómo lo tengo? –dije sonriendo-
- Dígame usted –me tomó la mano y la pasó sobre su duro paquete-
- ¡Ay, Dios mío¡ Veo que mis compañeras tenían razón, que buen paquete que tiene –dije al sentir su bulto sobre su pantalón y sin retirar mi mano de allí-
- Yo le dije que yo era incapaz de mentirle a usted
- Eso veo, y es una hermosura lo que estoy tocando –dije sin dejar de sobarle la verga-
- ¿Quiere que vayamos a otro lado? –susurro acercándose a mi oído-
- Si, vamos
- Espéreme un segundo
Se retiró dejando mi mano vacía y caliente, y al poco volvió y me dijo que le siguiera. Me condujo al interior de la casa y subimos unas escaleras, recorrimos un pasillo y de pronto llegamos a una puerta, la cual fue abierta con una llave que este traía en la mano. Era una especie de estudio, un escritorio, tres sillas alrededor de éste, una biblioteca y un archivo. Pasamos y él cerró la puerta con seguro tras de mí. Él caminó lentamente hacia mí y yo esperaba quieta, hasta que él me alcanzó y buscó mi boca con la suya. Nos besamos suavemente y yo iba caminando hacia atrás, hasta que sentí que me golpeaba las piernas con el escritorio. Duramos un par de segundos así, cuando él bajó sus manos hasta que me agarró las nalgas y las empezó a morrear con una fuerza tremenda. De pronto, él se ubicó tras de mí y empezó a besar mi cuello mientras me retiraba la blusa y tras esto, se dispuso para sacar mi sostén el cual estuvo tirado en el suelo en un santiamén. Yo buscaba su boca afanosamente y nuevamente nos besamos mientras él sobaba mis tetas y yo lo apretaba fuerte contra mí sintiendo su duro paquete contra mis nalgas. Ya él me estaba desabrochando el pantalón y yo amasaba mis tetas aumentando mi excitación, y al lograr su cometido y sin tardar metió mano entra mis bragas y me metió un dedo en mi conchita que en ese momento ya estaba totalmente húmeda. Rubén agarraba mis tetas con una mano y tenía dos dedos de la otra enterrados en mi sexo mientras no dejaba de besarme, tanto así que apenas en un par de minutos me hizo llegar a mi orgasmo entre gemidos de placer, y cuando pude normalizar mi respiración le dije
- Ahora si papito, déjeme probar su verga
- Como quiera Dorisita
Me solté de mi amante con rapidez, le dí un último beso en la boca y me arrodillé directamente quedando frente a su paquete que ya se veía amenazante. Con agilidad le retiré el cinturón, desabroché su pantalón y éste cayó hasta sus tobillos mientras él desnudaba su torso. Su miembro estaba separado de mí solo por su ropa interior, así que sin tardar se la bajé y quedó frente a mí aquel duro pedazo de carne que estaba dispuesto a llenarme toda. Era un pene de unos 20 cms. con un buen grosor y donde apenas se podían adivinar un par de venas, acompañado de un par de huevos donde apenas se desprendían unos vellos no muy largos. Sin dudarlo un segundo, agarré aquel fierro sintiendo su calor y dándole una buena paja para tenerlo absolutamente duro. Luego, lamí tímidamente la cabeza de su miembro y luego su tronco repetidas veces ante la respiración agitada de mi compañero quien apenas si se movía permitiendo que yo hiciera todo el trabajo. Yo ya había engullido una buena parte de aquel pene y le estaba propinando una buena mamada cuando él me dijo
- Dorisita me la quiero follar
- Yo también quiero que me metas esta belleza
- ¿Prefieres que lo haga con condón?
- No papito, quiero sentir ese pedazo rozando directamente con mi cuquita
- Entonces venga para acá mamita
El tipo me levantó y me sacó el jean, que aún estaba en mis tobillos, dejándome solo vistiendo mis tacones y mi diminuta ropa interior recostada sobre el escritorio que había en el lugar. Con rapidez, él estuvo totalmente desnudo, movió un poco mi tanguita descubriendo mi conchita y apuntó su miembro directamente a ella. La empezó a introducir lentamente y yo sentía cómo se iba abriendo paso dentro de mí. Sin mucho esfuerzo gracias a mi humedad y a mi deseo, la albergué totalmente hasta sentir sus huevos chocando con mis nalgas. Rubén me bombeaba lentamente haciéndome sentir como su virilidad ingresaba una y otra vez hasta lo más íntimo de mi sexo. Este tipo sabía cómo moverse, y no tardó en hacerme correr mientras me retorcía y gemía como una posesa. Él no dejaba de bombearme y se impulsaba agarrando mis piernas que estaban contra su torso y mis pies junto a sus orejas para imprimir mayor fuerza a sus embestidas. Yo había recuperado un poco mis energías y le pedí que me dejara cabalgarlo, a lo que él accedió gustoso. Él se acostó en el escritorio y yo me senté sobre él empezando a cabalgarlo mientras él sobaba mis tetas y mis nalgas. Los movimientos seguían sin cesar, y nuestros cuerpos estaban cubiertos de sudor cuando él fue dejando correr una de sus manos por mis nalgas hasta llegar a mi ano, el cual fue abriendo enterrando uno de sus dedos mientras me observaba esperando mi reacción ante su invasión, pero yo solo lo miré y seguí cabalgándolo como si nada. Un dedo ya no era suficiente y Rubén tenía dos clavados en mi culo, lo cual me estaba calentando sobremanera, así que empecé a hacer una batidora sobre su verga que lo estaba poniendo a mil, diciéndome
- Siga así, no pare, que rico lo hace Dorisita
- Ahhhhh, ahhhh –apenas gemía yo-
- Me corro, me corro aghhhhhhhhhhhhhh
- Mmmmmmmmmmmm……………… mmmmmmmmmmmmmm-me degustaba yo al sentir su leche inundar mi interior-, que calientica esta su leche papi
- Que polvazo preciosa-dijo mientras se ponía de pie-
- Me imagino que eso no es todo ¿verdad?
- ¿De verdad quiere que nos echemos otro huevo?
- Claro que sí, o sino para qué me hace dilatar el culito
- ¿Me está pidiendo que se lo meta por el culo?
- Sí papito, quiero que me rompa el culo con ese pedazo de verga que tiene
- Tengo que estar soñando, no lo puedo creer-dijo mirando al cielo-
- No papi, no está soñando y mejor ábrame bien la colita o me va a hacer daño
Dicho esto me puse de pie junto al escritorio, apoyé mis manos en él y levanté el culo ofreciéndolo a mi compañero mi ano para que se entretuviera con él. Sin demora y con su pene aún flácido Rubén se dispuso a estimular mi ano. Introdujo nuevamente dos dedos en mi culo y lamía y besaba mis nalgas mientras yo relajaba mi esfínter sabiendo lo que en poco tiempo ingresaría allí. Tras unos minutos y luego de haberme penetrado durante algún tiempo con tres de sus dedos, empezó a llenar de saliva mi ano y a darme lametazos en el ojete, así que le dije
- ¿Está listo papito?
- Si, ya voy a probar este delicioso culo –dijo dándome un par de palmadas en mis nalgas-
- Entonces voy a lubricar su pene papi –me arrodillé mientras él se ponía de pie y dejaba su pena a mi disposición, para luego escupirlo y pasar mi saliva sobre su miembro con mi mano como lo había visto en las pelis porno-
- Doris, definitivamente usted es una puta
- Sí papi, soy una puta y quiero que usted me llene de carne el culo –dije desencajada por el morbo-
Lo empujé nuevamente sobre la mesa y quedó acostado con su pene erectos obre su abdomen. Me apresuré, me senté sobre él dándole la espalda y empecé a introducir lentamente su miembro en mi ano. Con dificultad, la cabeza de su verga sobrepasó la barrera de mi culito, pero tras haber ingresado, su tronco se deslizó con mayor facilidad hasta al fin albergarlo todo dentro de mí. Yo me movía lentamente y respiraba de manera pausada intentando soportar el dolor que me producía el tener aquel cañón entre mi cola, pero poco a poco ese dolor se fue convirtiendo en placer y mi sube y baja se hizo más rápido mientras mi amante masajeaba mis nalgas y acariciaba mi espalda. Ya mi ano se había acoplado totalmente a su miembro y yo me sentía completa con aquel falo en mi interior, así que con velocidad lo empecé a cabalgar y él viendo mi excitación, me agarró de la cintura y hacía que las penetraciones fueran más violentas y produjeran más sensaciones en mí. Los dos estábamos respirando bastante agitados, y yo dije
- Más duro, mas duro, me voy a correr
- ¿Así le gusta perra? –me dijo metiéndomela aún más fuerte-
- Sí, así, así, más, más, quiero más, más duro ahghhhhhhhhhhhhhhhhh…….aghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh….aghhhhhhhhhhhhhhhh
- ¿Así puta?-dijo casi enfurecido y penetrándome salvajemente-
- Mmmmmmmmmmm…….ahhhhhhhhhhhhh-gritaba y gemía yo mientras me corría y este ex compañero de colegio hurgaba con su miembro lo más recóndito de mis entrañas-
- ¿Así le gusta perra, que le den duro, como a una puta?
- Si amorcito, que duro me ha dado, que orgasmo tan delicioso
- Tranquila que todavía hay más
Sin despegarse de mi cuerpo, me agarró por la cintura y en una maniobra en la que hizo gala de su fuerza me levantó y quedamos los dos de pie frente a la mesa aún sin sacar su verga de mi ano. Al fin, se apiadó un poco y dejó respirar mi esfínter por unos segundos, pero luego enterró tres dedos en él con fortaleza y empezó a romperme el culo con sus extremidades superiores mientras se acercaba a mi oído y me decía
- Le voy a romper ese culo puta
- Si papi, por favor
- ¿Quiere que le rompa el culo?
- Sí, eso es lo que más quiero
- Pídamelo puto, pídamelo
- Métemelo por el culo
- No, grítelo perra, que todo el mundo oiga que usted es una puta y que quiere que yo le rompa el culo
- Rubén, por favor métamela en el culo-grité casi suplicándole ida por mi excitación
- Así es Dorisita
El tipo me estampó un beso, se ensalivó un poco la verga y me empaló de un solo movimiento sacando un grito de mí. Yo tenía clavada mi cabeza en el escritorio y soportaba ese miembro sodomizándome como nunca antes nadie lo había hecho mientras me decía cualquier cantidad de cochinadas que lo único que lograban era excitarme aún más. En un momento él me levantó para amasarme las tetas y yo miré hacia la puerta y vi allí un espejo, y el reflejo de la escena que se estaba produciendo en el interior de aquel lugar. Era digna de una película porno: mi amante tenía la cara desencajada dándome con fuerza golpeteando sus huevos contra mi cuerpo y yo allí recibiendo su lindo pene solo vistiendo mis tacones y mi tanga con el pelo todo desacomodado y mis tetas siendo estrujadas por Rubén. Estas imágenes me excitaban aún más, así que le pedía a él más y más verga y él respondía llamándome perra y diciéndome lo puta que era. Íbamos un par de minutos en esta morbosa situación cuando él empezó a acelerar su respiración y yo le dije
- Écheme su leche encima
- ¿Quiere mi leche puta?
- Sí, quiero esa leche caliente corriendo por mi cuerpo
- Aghhhhhhhhhhh………aghhhhh………….. tome su leche puta…….. tome su leche-dijo mientras sacaba su pene de mi ano, se sacudía la verga y echaba su esperma sobre mis nalgas y un poco en mi espalda-
- Mmmmmmmmmmm, que rico papi, que leche rica-decía mientras con mi dedo índice recogía un poco de leche y la llevaba a mi boca para tragarla mirando fijamente sus ojos-
- Pedazo de puta, me ha hecho gozar como loco, nunca había disfrutado así
- Yo también lo he disfrutado corazón, usted folla como los dioses
Los dos recogimos nuestra ropa y nos empezamos a vestir mientras halagábamos mutuamente nuestras habilidades sexuales. Él salió antes y yo acomodé mi tanga que estaba totalmente empapada, me puse el sostén, la blusa y al final el pantalón. Cuando al fin estuve lista busqué el espejo para acabar de arreglarme y al girar para ver mi retaguardia noté cómo a la altura mis nalgas mi pantalón ya no era blanco sino más amarillento gracias al semen de Rubén que se había adherido a él. No me importó en lo absoluto, pues aquel polvo bien había merecido la pena cualquier cosa. Volví al salón y allí empecé a hablar con una amiga como si nada hubiera sucedido, aunque el olor a semen que de mí salía era inocultable. Al rato, llegó Rubén y tras unos minutos mi amiga dijo
- ¿Ustedes oyeron lo de hace un rato?
- ¿Qué? –dije yo desprevenida-
- Pues seguramente alguna vecina de acá que gritaba como si la estuvieran matando y parecía una puta como gemía
- Jajajajajajaja, pues yo sí la oí ¿usted escuchó alguna perra gritona?-me preguntó él esbozando una sonrisa burlona en su rostro-
- Sí, escuché un poco–dije haciéndome la tonta-
- No sea grosero Rubén, cómo va a ir diciéndole perra a alguien que ni siquiera sabemos quién es –lo increpó mi amiga-
- Pero si por como gritaba se le notaba que gozaba como una loca, y como pedía que le dieran más parecía una puta
- Eso sí –dijo mi amiga-
- ¿Usted qué piensa?-volvió a preguntarme Rubén-¿ella disfrutó?
- Si, yo creo que es toda una puta, y seguro fue un polvazo-dije observándolo a los ojos-
- Bueno, igual eso es de putas y nada que ver con unas señoras como nosotras Doris-dijo mi amiga y luego se retiró hacia donde su esposo dejándome a solas con mi amante-
- ¿Señora?, señora puta es lo que es usted Dorisita
- Nadie puede saber esto-le dije amenazante-
- Tranquila, pero igual hasta acá siento mi olor a semen y su pantalón está todo embarrado de leche
- Bueno, creo que ya tuve suficiente por hoy, yo me voy
- Al menos la mandé bien llenita ¿verdad?
- Si papi, me llenó todita dije plantándole un beso
- Acá está mi número, cuando quiera que la llene solo llámeme
Me dio su número celular y yo me retiré satisfecha y follada a mi casa, oliendo a semen de mi macho. Al otro día, me levanté con el culo un poco adolorido y al mirarlo en el espejo, lo observé abierto. El hijo de puta había conseguido romperme el culo, y qué bien se sentía, luego busqué mi pantalón y allí estaba, con el pegajoso simiente de mi compañero adherido a él, lo acerqué para olerlo y su aroma a semen caliente estaba intacto y me hizo recordar los maravillosos momentos que viví la noche anterior. Guardé muy bien el número de teléfono de Rubén, me levanté, preparé el desayuno a mis hijos y seguí como si nada mi vida de ama de casa.
invitado-Argenis 24-08-2016 17:32:47
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Buen relato d donde eres me gustaria echarte una buena cogida...