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Categoría: Maduras

Doris no pudo negarse a una gran polla

Para comenzar, les recuerdo que en mi último relato les hice una invitación al siguiente encuentro que tendría con Marta quien quedo hambrienta de penes. Agradezco sus ofrecimientos y les cuento que gracias a estos relatos Marta ha conocido 4 nuevas vergas, las cuales ella escogió tras ver las fotos de algunos interesados.



Como ya les conté, Marta y Doris fueron capaces de mucho más de lo que yo imaginé y les voy a relatar como se terminaron de putear.



Todo comenzó un día en el que tenía que estudiar con unos amigos, y decidí llevarlos a mi casa. Como ya les había contado, Doris trabaja en el taller que mi madre tiene en la casa y por esos días mi madre había salido de viaje junto a mi hermano y mi padre, así que yo estaba en casa solo y además era el encargado de supervisar las trabajadoras. Así pues, llegué a casa con mis compañeros y comenzamos a estudiar. Terminamos temprano y todos se fueron excepto Diego a quien le faltaba hacer un par de ejercicios así que no le vi algún problema. Así mismo, las trabajadoras se empezaron a ir una a una, solo quedando Doris quien siempre era una de las últimas en irse.



Al darme cuanta que Doris estaba sola, fui donde ella estaba y le pregunté si tenía afán a lo que ella me respondió que no, así que sin pensarlo me la lancé encima y la besé apasionadamente. Ella no se rehusó y por el contrario me apretaba las nalgas mientras yo la sujetaba fuerte sobre mi pecho. Ella rápidamente `bajó mi pantalón y colocó dentro de su boca mi pene que aún estaba flácido. Antes de continuar debo decirles que Doris ese día tenía puesto un pantalón negro, que aunque no era muy ajustado si marcaba bien su culo y una camiseta blanca ajustada donde se le marcaba el sostén y sus ricas tetas, además llevaba sus gafas que la hacían ver muy sexy.



Doris estaba dándome una buena mamada, pero de repente apareció Diego y nos sorprendió. Doris intentó simular que nada pasaba pero era innegable la situación e igual yo tenía la suficiente confianza ya con Diego así que no intenté siquiera vestirme. Dada la situación, Diego me dijo:



¿No es esta una de nuestras amiguitas?



Si –le respondí yo mientras una sonrisa esbozaba en mi rostro-.



Hola, ¿no te acuerdas de mí linda?



Sí –respondió ella tímidamente-.



Tranquila, sigue ahí que no es la primera vez que te veo follar.



Un silencio invadió el cuarto, pero Diego volvió a hablar:



¿Acaso quieres que yo te folle?



Apenas Diego terminó de hablar cuando se acercó a Doris y tomándole la mano la colocó sobre su paquete ante la sorpresa de Doris. Yo solo sonreía y Doris se veía sorprendida, pero Diego la tomó fuerte por la cintura y la besó al tiempo que le arrimaba su paquete. Doris no se hizo de rogar y rápidamente se familiarizó con la situación. Diego la alzó y la llevó hacia la sala de mi casa, acostándola sobre el sofá mientras él se le acostaba encima a besarla. Yo ya me había puesto el pantalón, y me senté en una silla en la sala. Diego le comenzó a meter la mano en el pantalón a Doris mientras la besaba y ella no tardó en acelerar su respiración. Diego se arrodilló mientras bajaba el pantalón a Doris y rápidamente le zafó los zapatos para retirarle el pantalón. Doris tomaba fuerte la cabeza de Diego, y él le abrió las piernas y le corrió la tanga para lamerle la concha. Mientras Doris no paraba de suspirar. Tras un par de minutos Marta se vino, acompañando su orgasmo de un par de gritos mientras yo veía y solo sobaba mi verga.



Diego le lamió la concha un rato más y luego se levantó y se paró frente a Doris quien no perdió siquiera un segundo y le empezó a sobar la verga sobre el pantalón mientras con la otra mano lo desabrochaba. Bajó el pantalón, y se veía como en el bóxer de Diego apenas cabía su bulto pues parecía que iba a estallar su ropa interior. Doris al ver esto dijo sorprendida



¡Dios mío!, ¿eso es de verdad?



¿Quieres agarrarlo?



Si –dijo ella con una innegable lujuria-, claro que quiero tocarlo.



Entonces tómalo, es todo tuyo –dijo Diego mientras sacaba su miembro que aunque Doris ya conocía la sorprendió-.



Pero que grande que es.



Si tú quieres puedes hacer que crezca más.



Doris extasiada tomó el pene de Diego con las dos manos y lo empezó a masturbar ante la atenta mirada de Diego quien le dijo



¿Le quiere dar un beso?



Sería un honor



Pruébalo todo, ya te dije que es todo tuyo.



Doris no dudó en lamer la cabeza del pronunciado miembro que empezaba a endurecerse y a aumentar de tamaño. Doris no paraba de lamer y de masturbar su pene, dando apasionadas lamidas a través del largo tronco de la verga de Diego. Doris susurraba



Que grande es



Te gusta perra, ¿no? –me sorprendió que Diego la tratara así, pero al parecer a Doris no le interesaba-.



Si, me encanta



Chúpamelo perra, quiero que te lo metas todo en la boca.



Doris se esforzó abriendo la boca, y apenas metía la cabeza de aquel voluminoso miembro ante los sonidos de placer que Diego hacía. Doris apenas podía meter dicho pene en su boca pero Diego insistía en hacer que ella se lo comiera todo, así que tomó a Doris por la cabeza y tomó las riendas de la situación. Él hacía que Doris se fuera comiendo su polla poco a poco, mientras Doris tomaba con sus manos la parte posterior de las piernas de Diego. Al fin, Diego hizo que Doris metiera toda su polla dentro de la boca aunque la pudo mantener allí por no más de 5 segundos pues ella se separó rápidamente y pude ver que sus ojos estaban llorosos y le faltaba el aire. Tras unos segundos Diego la volvió a tomar de la cabeza y le metió su polla hasta el fondo de la garganta, mientras Doris parecía que iba a vomitar y que estaba perdiendo la respiración. Luego de repetir esto un par de veces, Diego levantó a Doris y la besó mientras le retiraba la camiseta y el sostén quedando en libertad sus ricas tetas.



¿Quieres sentir mi polla dentro de ti?



Sí, eso es lo que más deseo



Diego la acostó en el sofá mientras yo ya me masturbaba y colocó su verga sobre la rajita de Doris. Él empezó a jugar con su pene moviéndolo hacia arriba y hacia abajo sobre el húmedo sexo de Doris quien con sus dedos masajeaba su clítoris.



¿Lo quieres adentro? –preguntó Diego-.



Sí, métemelo



Definitivamente eres muy puta. Pídemelo más fuerte.- dijo él mientras seguía sobando la concha de ella con su pene-.



Métemelo, no aguanto más.



Diego no tardó y le posó la cabeza de su verga dentro de la concha de Doris quien con sus manos abría los labios de su vagina pues era evidente que ese pene era más de lo que ella podía aguantar. Diego lo notó por lo que le metía solo parte de su gran pene, mientras Doris hacía gestos de dolor aunque no parecía tener la mínima intención de retirar aquel pene de su mojada concha. Doris colocó una mano sobre el abdomen de Diego y lo detenía en cierto punto donde al parecer el dolor superaba el placer que sentía. Tras un par de minutos, ya Doris recibía la embestida de casi todo el pene de Diego, así que dejó de manejar sus penetraciones y se dedicó mas a disfrutar de aquel pene. Yo no paraba de masturbarme mientras veía esa escena, así que Diego me dijo



A esta puta no la vas a tocar, pero si ella quiere te lo puede chupar.



Yo estaba impresionado ante la manera en que Diego trataba a Doris, pero más aún vino que a Doris parecía no importarle. Diego mientras tanto seguía bombeándola, y Doris no tardó en venirse sobre él. Yo no podía aguantar más, no podía seguir allí sentado así que me paré junto a Doris con el pene bien erecto y Diego dijo a Doris



¿Le gusta mi verga perra?



Si papito me encanta



¿Y te gusta la verga de Andrés?



Sí, me gustan sus pollas, están tan duras.



Entonces prueba la verga de Diego y hazlo venir.



Doris tomó mi pene con su mano y mirándome pícaramente lo haló hasta tenerlo cerca de su pecho. Diego no paraba de follársela, y Doris me dio una buena paja la cual solo detenía para golpear sus senos con mi dura verga. Tras unos momentos, Doris puso mi verga dentro de su boca mientras Diego no paraba de meterle la verga por su concha y yo aprovechaba para pellizcarle los pezones. Diego me había dicho que le avisara a él cuando me fuera a correr, así que cuando estuve cerca al orgasmo le dije



Me voy a venir, no puedo más



Abre bien la boca puta que llegó tu leche



No aguanto más –dije yo-.



Abre la boca perra que Andrés se va a venir dentro de tu boca. Andrés aléjate un poco y apunta bien que quiero ver cómo esta perra recibe tu esperma.



Así lo hice yo, di un paso atrás y me esforcé en dirigir mi semen a la boca de Doris quien mantenía la boca bien abierta. A pesar de mi esfuerzo, había caído semen sobre su nariz y sobre sus mejillas, así que Diego le dijo a Doris



No te lo tragues todavía, primero pon todo el semen dentro de tu boca



Así lo hizo Doris, y Diego dijo



Por eso me gustas putita, ahora déjame ver cómo te lo tragas todo.



Doris hacía caso a todo lo que Diego le ordenaba y ni siquiera le discutía. Cuando Doris se tragó mi esperma, lamió mi pene nuevamente, el cual estaba casi flácido así que apenas ella le dio un par de lamidas y yo me senté nuevamente a ver la escena. Diego no paró de fornicarla todo este tiempo y Doris se vino una vez más. Diego de repente sacó su pene de la concha de Doris y la levantó del sofá mientras la besaba y le cogía el culo. Diego se sentó y colocó su pene con la punta hacia arriba como invitando a Doris a hacerlo suyo. Doris se disponía a sentarse sobre el pronunciado miembro de mi amigo, pero Diego le dijo que se debía sentar dándome la cara a mí. Doris estaba alucinada así que lo hizo y de un solo empujón tuvo esa dura verga dentro de ella. Ella saltaba sobre la verga de Diego y yo con la verga nuevamente dura me masturbaba mientras veía cómo sus senos se movían hacia arriba y hacia abajo mientras Doris solo podía echar su cabeza un poco hacia atrás para disfrutar el momento. Tras un par de minutos, Doris se vino y mojó los muslos de Diego quedando ella tirada sobre el cuerpo de mi compañero de universidad. En ese momento y al ver a Doris casi sin respiración y a punto de desmayarse, Diego le dijo



Bueno ahora sí te voy a bañar con mi leche puta.



Doris solo abrió los ojos y Diego la tomó del cabello y la arrodilló al frente suyo.



Chúpamela bien que te voy a enseñar cómo se corre un hombre de verdad



Ella rápidamente metió el pene de Diego en su boca y lo empezó a chupar ante mi atenta mirada. Doris ya iba un par de momentos succionando aquella verga cuando de repente Diego la sacó de la boca de ella para tomarla entre sus manos y tras un par de sacudidas llenó la cara de Doris de esperma, parecía que no se hubiera corrido en meses pues quedaron pocos lugares de la cara de Doris que aquel líquido blanco no cubriera. Doris apenas podía creer aquello y le dijo



Papi, que rico que es tu pene y qué calentita que está tu leche.



Cállate puta y haz que Diego se corra que ya te voy a dar tu otra ración de leche.



Doris gateando se acercó a mi pene con la cara chorreando semen y metió mi pene dentro de su boca. Diego se había sentado con la verga flácida pero ya esta estaba retomando su monstruoso tamaño. Doris me dio un buen par de lamidas y se esmeraba en meter en su boca la totalidad de mi pene lo cual no pude resistir y sin poder avisarle me vine mientras ella lo tenía casi en su garganta, haciendo que ella se atorara, por lo que tras un par de tosidos un par de gotas de mi leche salieron de su nariz. Diego ya estaba otra vez excitado así que aún arrodillado dijo



Bueno puta, ¿qué esperas o es acaso que no quieres que te vuelva a llenar de leche?



Perdóname, quiero que me llenes toda de peto.



Doris dio un par de lamidas al miembro de Diego pero Diego le dijo



Puta mamadora, eres la mejor.-Doris simplemente lo miró pícaramente-. Qué ricas tetas tienes



Diego empezó a tocar las tetas de Doris y la acostó en el suelo mientras le decía



¿Quieres que me folle tus tetas?



Si papi, lo que tú quieras



Diego untó de saliva su mano y la pasó entre las tetas de Doris humedeciendo el lugar parcialmente. Doris tomó el pene de Diego y lo colocó en el ya mojado pecho. Diego comenzó a moverse hacia atrás y hacia delante mientras Doris empujaba la cadera de éste con sus manos mientras gemía. Diego le dijo



Nunca lo habías hecho, ¿verdad?



Si lo había hecho



Entonces, ¿por qué no me aprietas la verga con tus tetas zorra?



Doris en ese instante tomando sus senos hizo presión hacia el pene de Diego quien tomaba los hombros de Doris fuertemente para tomar impulso en sus embestidas. Diego de a poco empezó a hacer más fuertes sus embestidas logrando golpear con su verga la boca de Doris quien miraba con deseo su glande. Tras un par de golpes en su cara, Doris echó su cabeza hacia atrás para evitar los golpes aunque ahora los recibía en el mentón, por lo que Doris dijo



Qué grande es tu verga



¿Te gusta?



Si amorcito, me encanta saber que me golpeas con tu carne en la cara.



Entonces abre tu boca y chúpame la polla mientras me sigo follando tus tetas



Doris sin tardar levantó un poco su cabeza y abrió su boca mientras Diego colocando sus manos sobre las de Doris hizo más presión con las tetas de ella sobre su verga. Rápidamente Diego empezó a moverse y Doris se esforzaba por meter la mayor parte del pene de Diego en su boca. Sin sacar el pene de entre las tetas de Doris, Diego estaba logrando que ella se la chupara, era impresionante el tamaño de su miembro. Tras un par de minutos, Diego batió su verga sobre la cara de Doris quien gustosa recibió la leche sobre su cara. Al terminar Diego sacudió nuevamente su pene sobre los senos de Doris mientras los golpeaba con su miembro, dejando un par de gotas sobre ellos. Doris quedó rendida allí en el suelo y Diego rápidamente se vistió al igual que yo.



Antes de irse, Diego hizo que Doris se levantara. La cara de Doris ahora estaba totalmente llena de semen a excepción de sus ojos que estaban cubiertos por sus gafas las cuales también estaban llenas de esperma. Diego le dijo



Ahora si pareces una vil puta



Doris mientras nos miraba se quitó las gafas y las lamió hasta dejarlas sin rastro de leche. Doris salió hacia el baño y yo fui tras ella, observando cómo al limpiarse la cara retiraba el semen de su cara con las manos y lego las lamía con excitación. Cuando tuvo totalmente limpia su cara se echó un poco de agua al igual que en sus senos y se vistió. Diego aún estaba alistándose para irse cuando Doris besándolo le agarró el bulto sobre el pantalón y se despidió. Yo la acompañé hasta la puerta y ella dándome un beso en la boca me dijo



No pienses que yo soy así, solo que yo no sé qué me pasó hoy.



La muy puta trata de enredarme y hacerme creer que es muy conservadora cuando quedó demostrado que es bien culiona. Diego salió un momento después tras decirme lo puta que Doris le había parecido, y prometiendo volver a mi casa.



Para terminar, les digo que la invitación aún está abierta y que pueden escribir .


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 6
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1697
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