En mi relato "mi amiga de juventus 2", hice mención de dona Silvia, ahora con 54 años de edad, yo con casi 30. Tenía en ese entonces desocupado un local algo grande, en el mismo edificio donde estaba mi oficina, y coloqué un anuncio en los periódicos con el fín de `poder arrendarlo. Recibí varias llamadas, pero aún no me convencían los posibles inquilinos, pero una mañana me dí cuenta de que las lineas telefónicaa no estaban del todo bién, y no recibí ni una sóla llamada por la mañana. A las cuatro y media de la tarde, mi secretria me dice que hay una señora interesada en arrendar el local, y para mi sorpresa era Doña Silvia, me comentó que como ella siempre había trabajado en el negocio de bienes raíces, y dado que el lugar donde estaba le parecía ya insuficiente, le interesba el que estaba alquilando. Ya tenía cinco meses de estar instalada en el edificio, y una tarde llegó a mi oficina, para indicarme que una pareja estaba interesada en comprarme una casa de campo, que precisamente le había encargado a ella venderla, y cómo ese día era viernes, los posibles compradores querían verla ese fín de semana, ya que ellos la conocían por fuera por ser oriundos del lugar. Al siguiente día pasé por ella para hacer el viaje de aproximadamente 4 horas en automóvil. En el camino hablamos de muchas cosas, menos de Esmeralda, su hija, ni del militar el esposo.
Casi finalizando la tarde, se hizo el negocio, firmando de una vez ante notario la compra-venta del inmueble, por lo que nos fuimos a celebrar tomando unas cervezas, y por supuesto la cena. Como por lo largo del trayecto y ya entrada la noche, dispusimos quedarnos a dormir en un hotel de una ciudad cercana de donde estábamos. Poco habíamos recorrido, cuando nos encontramos con un congestionamiento en la carretera, debido a un accidente de tránsito, formandose una fila de automóviles, para dar paso a los del carril contrario. Ya eran aproximadamente las diez de la noche, y no avanzabamos, por lo que ella se puso cómoda en el asiento del copiloto, apoyando su cabeza en la ventanilla, y con con los pies entre el asiento del piloto y del copiloto, luego sentí como con un pié descalzo, masajeaba suavente mi pene sobre el pantalón, este empezó a crecer rapidamente, y cuando estaba erecto y duro, me pidió que lo sacara, abrí el zipper, y aflojé el cinturón, y sobre el sliper, salió disparado, entonces ya con los dos pies lo aprisionó, y empezó a subirme la piel de arriba a abajo, masturbandome suavemente, empezó a brotar líquido, y sentía la planta de sus piés ya húmeda por lo que mi verga resbalaba con facilidad en la masturbada que me estaba dando. La cola de vehículos empezó a moverse, y en cinco minutos, estábabos ya libres del tráfico vehícular, yo manejaba despacio porque estaba sintiendo delicioso el vaivén de sus pies sobre mi pija. Se inclinó sobre mi y sentí la tibieza de su boca, apoderarse de mi glande, y empezó a darme una mamada espectacular, no tarde mucho en sentir los espasmos en mi cuerpo, ella se percató que estaba cerca del orgasmo, y se la engulló a la mitad, para recibir mis torrentes de semen, hasta chupar la última gota. Ella misma se encargó de guardarla, y luego me dijo que ya tenía dos años de estar deseando concluír lo que había iniciado ya aquella lejana tarde en su casa, y que siempre había soñado con tremenda verga llenándole de semen caliente el interior de su sexo, diciendome que ella creía que la verga de su marido de 14 centimetros, era enorme, pero que desde el día que me la vió no había pensado en otra cosa más que gozarla, como la gozó su hija. Inmediatamente de llegar al hotel, nos fuimos a la habitación, recostados sobre la cama, nos besamos con deseo, su boca era hermosa, de labios rojos y carnosos, su lengua delgada y fina entraba en mi boca, donde la aprisionaba y la enrollaba con la mía, mis dedos se enrrollaban en sus cabellos castaños, suaves, besaba sus hermosos ojos color miel, su cutis era bello, sus rasgos hermosos, a su edad muy bién cuidada su tez, besé su pechos grandes de pezones enormes café claro, si bien no eran duros, duros, si erguidos, su cintura si no de avispa a sus años se mantenías como guitarra, y de caderas amplias y culo parado, su vientre plano, y su vagina enorme, super peluida, sus labios mayores, volteados hacia afuera y grandes, su clítoris era un bodoque de carne grueso y grande, que se puso completamente erecto al ser succionada por mis labios y lamido fuertemente, al tener su soberbio orgasmo, me dolía el tronco de la lengua por la soberbia lamida que le había dado con fuerza, abrí sus piernas largas torneadas y duras, sus pantorillas formadas por el ejercicio constante. de las caminatas, la natación y el gimnasio, realmente era un cuerpo espectacular para una mujer de 54 años, Acerqué mi olla a la entrada de su super mojada vagina, deslizó la cabeza empujada por el tronco duro, se fué hasta el fondo, sentí que topé en algo, y fué cuando oí su quejido, OH, no todo de una vez, me lastimas, salí un poco y empezé a darle con fuerza, gemía de placer, susurrando, Papaíto, que verga mas rica, la siento al tope, siento que mi vagina está super abierta, en un ovimeinto rápido, y sin sacarla, la coloqué encima de mí, sus chichotas quedaron apretando mi pecho, su boca besando la mía, sus piernas abiertas una a cada lado de mi cintura, mis manos agarrando sus nalgas, que topaban con mis huevos, y mi verga toda adentro, y deslizando con facilidad sintiendo el roze de su clítoris, en el tronco de la vaerga, se sento sobre mi y se la metió de golpe, cabalgó como loca, empezó a gritar, se arqueó hacia atrás, y fué cuando pude ver su clítoris inmenso pulsando en la base de mi verga, se había corrido, lentamente empezé a meter y sacar, me fuí al fondo y empezé a disparar mis chorros de leche, que fín de semana tan espectácular. Por ser vecinos de oficinas, lo repetimos una vez a la semana, y siempre la mide para ver si con las chupadas que me dá, hs crecido más de las 8 pulgadas, golosa la vieja.