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~~Que tal me llamo jose y mi esposa barbara, y somos del df, mxico, no tenemos hijos, y vivimos en casa, solos, en una buena colonia, a sus 34 años recién cumplidos tenia una figura increíble y, debido a nuestros horarios de trabajo, hacia ya algún tiempo que no salíamos juntos a divertirnos. Para los que esten interesados les dire que ella no es muy alta, pero si muy guapa de piel blanca, de cara, con unos ojos azules que encandilan y unos labios gruesos y jugosos que parecen estar diciendo todo el rato "cómeme". Tras varios años de intensas clases de aeróbic puedo asegurarles que su figura de reloj de arena esta mucho mejor ahora que cuando nos casamos, hace de eso ya ocho años.
un dia antes me enoje, con mi jardinero de casa, pues tenia algunos problemas economicos y no le puede pagar todo, lo despedi y se fue disgustado, .
un amigo organizo una fiesta de compromiso en su casa. ella se puso, aquel vestido tan sensual. Este era negro, y de una sola pieza. La parte superior es tan ajustada que mas semeja una segunda piel escamosa, marcando su cinturita de avispa y realzando sus petreos senos (pues, a pesar de lo grandes y abultados que son, están tan firmes y tiesos que harían palidecer de envidia a cualquier quinceañera), ya que al dejarle casi toda la espalda al aire nadie puede dudar acerca de la autenticidad de lo que presume por delante. La parte inferior, sin embargo, es una especie de minifalda que le cubre hasta la mitad de los muslos mas o menos, hecha de muchos flecos y telas oscuras conjuntadas, que le dan la forma de una flor invertida. No entiendo mucho de moda, pero es muy bonito.
Ella, que sabe lo mucho que me excito al verla con esa ropa, le puso la guinda al pastel, cuando, ya en el coche, se acomodo la falda al sentarse y me mostró, la muy picarona, que esa velada llevaba puestas sus pantaletas blancas, . Cuando me beso cariñosamente en el cuello y me dijo al oído que esperaba que esa noche "la fiesta" no acabara en la casa de nuestro amigo me dieron ganas de girar allí mismo y regresar a casa... y tiempo tuve mas tarde de arrepentirme de no haberlo hecho.
Si no lo hice fue por no hacerle un feo a nuestro amigo, y porque esperaba divertirme en la fiesta casi tanto como mi esposa. No en vano él, como anfitrión, no tiene nada que envidiarle a nadie, y sus fiestas son muy amenas y concurridas. Esta, en concreto, ya estaba mas que animada cuando llegamos y nos metimos entre docenas de desconocidos saludando aquí y allá a nuestras viejas amistades. Después de un par de horas, y cansado ya de bailar, permití que mi incansable esposa siguiera sola en la pista de baile, junto con algunas amigas, mientras yo me enzarzaba en una acalorada e interminable discusión política con un antiguo conocido.
Casi siempre la veía con una copa de licor en la mano, pero como se lo poco que soporta el alcohol, supuse que la copa era siempre la misma... hasta que en una de las ocasiones en que se paro a hablar conmigo me di cuenta de lo mareada que estaba ya. Le pregunte que cuantas copas llevaba, y no supo decírmelo, pero me aclaro que no era alcohol, que era un ponche, y que por eso lo usaba para calmar la sed del baile. Como la conozco demasiado bien sabia que algo fallaba en su explicación, pues tenia ya la mirada turbia y el descontrol propio de quien esta muy bebido.
Así que para disipar mis dudas fui a la barra y le pregunte al camarero acerca de la composición del famoso ponche. No me extraño lo mas mínimo que me dijera que este mejunje llevaba al menos cuatro tipos diferentes de bebidas alcohólicas rebujadas con leche y zumos de frutas, explicándose así que mi mujer estuviera ya tan borracha.
Decidí llevarla para casa de inmediato, pero cuando la fui a recoger me di cuenta de que su estado de embriaguez era mucho peor de lo que parecía, pues la pobre apenas si se tenia en pie. Nuestro amigo, sintiéndose culpable, me ayudo a subirla arriba, a uno de los dormitorios vacíos. El pobre estaba muy apurado, pero yo trate de calmarle, pues el no era responsable de que mi esposa estuviera tan mareada por no haber preguntado que demonios llevaba aquel ponche que estaba tan fresquito y que tanto le gustaba.
Después de asegurarme por enésima vez de que se encontraba bien volví a acomodarle la minifalda, que al acostarla se le había subido demasiado arriba dandome una vision bastante nitida de su tanguita negro, y la deje descansar, dormida en su sueño etílico, mientras bajaba a reunirme de nuevo con nuestros amigos, tras cerrar la puerta de la habitación.
Como de costumbre los cuatro mas íntimos pasamos a la sala de billar, donde se libro una de nuestras consabidas batallas a tres bandas, ante las miradas de otros amigos y de alguna que otra esposa, pues la puerta abierta daba al salón donde seguían bailando. Durante una de las partidas escuche como uno de nuestros amigos bromeaba con el anfitrión acerca del desaprensivo que había obstruido el aseo, y como este le aconsejaba que usara el de la planta alta, como estaban haciendo el resto de los invitados.
En ese momento no le di ninguna importancia al inocente comentario, y como quiera que el juego estaba de lo mas interesante pasaron las horas volando. Lo único que recuerdo haber pensado al respecto es que esperaba que ese continuo ajetreo de subir y bajar personas no despertase a mi esposa.
La fiesta estaba ya llegando a su fin cuando, con la sonrisa victoriosa de haber ganado, me fui hasta la barra a pedirme una ultima copa antes de despertar a mi mujer. Mientras me la servia charle las típicas vanalidades con el amable camarero de antes, acerca de lo divertida que había estado la fiesta y todo eso. Fue entonces cuando me comento, en plan confidencial en voz baja, que ya estaba degenerando, pues había oído a varios tipos comentar entre si la juerga que se habían corrido con una señora en los dormitorios.
Y yo, ingenuo de mi, le sonreí, mientras le decía, tambien en plan confidencial, que en esas fiestas siempre había alguna señora que buscaba otras formas de "divertirse". Le deje riéndose de mi comentario mientras subía las escaleras para ver si mi esposa se había recobrado lo suficiente de su estado como para llevarla a casa por su propio pie.
El vaso estuvo a punto de caerseme de las manos al ver que la única puerta de dormitorio entreabierta era aquella donde la habíamos dejado, y que de ahí salían unos sonidos que eran tan elocuentes como inconfundibles.ella lo estaba haciendo, con2 hombres, para mi sorpresa uno, era aquel, jardinero con el que me disguste ese dia, y el otro un tipo negro, afroamericano, el negro la penetraba, por detrás y el jardinero por habajo por la vagina, ella estaba como un jamon, yo me quede viendo, luego cambiaron posturas, y se la cogieron varios minutos, aunque creo ya ya llevaban mas tiempo, antes que yo llegara, ella mamandosela al jardinero y el negro cogiendose la en 4 por detrás, lo que me sorprendio es que aun tenia pusto el brasiere, un brasiere azu.l, la manoseaban por todos, lados, yo solo veia e una distancia que no me vieran, lo interesante fue ver que nunca le quitaron el brasiere, pienso que se exitaban al verla asi, , hasta venirse en su cara, le entro mucho semenen en los ojos apenas si los habria, me vieron y me decian, coge rico la puta de tu esposa, deverias de ponerla en las calles, te sacara de pobre, dijo el jardinero, por lo menos ya nos la cogimos de a gratis, , nos llevaremos sus pantaletas, se fueron y yo comense a limpiarle la cara con un papel higienico, le entro mucho semen las ojos, olia mal su cara, tambien tenia lleno el brasiere de semen,
Cuando la deje estaba vestida con zapatiilas, con el cabello sujetado con mariposas, y quedo hecha un asco, con el cabello suelto, lo que me disgusto fue que ella casi no queria chuparmela, y cuando lo hacia nunca me dejo venirme en su cara y menos en su boca, la verdad senti mucha rabia, y mucho asco cuando vi salir demaciado semen de su boca, , me dio envidia de esos tipos, que se fueron bien complacidos, y me preocupo mucho que quedara embarazada de eso tipos, se vistio y nos fuimos de la fista, al otro dia me sentia avergonzado, por qmi esposa se la habian cogiedo un negro y un jardinero, y pensar que andarian divulgando como se la cogieron, por medio mundo, ya que el jardinero en ocaciones trbajaba en la colonia donde vivimos, y que vergüenza con mis amigos los vecionos, si se llegaran a enterar,
Pero lo que veían mis ojos no dejaba lugar a dudas acerca de lo que había sucedido. Ni el completo desorden que solo estaba el vestidote mi esposa, . sobre todo, el enorme charco de semen que había entre sus piernas descaradamente separadas, el cual todavía no había tenido tiempo a secarse por completo, pues aun manaba semen por sus dos orificios mas sagrados.
Pero mas rabia me daba ver con que facilidad ella permitía que le diera la vuelta en la cama, levantando su culito,
No podía denunciar a la policía lo sucedido, pues no sabia cuantos tipos la habían poseído ni cuantas veces la habían violado. Ni siquiera estaba seguro de poder afirmar lo de la violación, en vista de la aparente disposición de mi esposa desvanecida.
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