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Dios nórdico

Tras vuestro fructífero viaje de vacaciones con tu chico, una amiga te propuso hacer un crucero por los Fiordos Noruegos, oferta que una no pude rechazar pues los placeres de la vida hay que aprovecharlos cuando surgen y no dejarlos para otras ocasiones.

   Ya en el crucero estabais disfrutando de lo lindo, pues tuvisteis la suerte de conocer a un oficial del barco y os cambió el camarote por uno más amplio y con mejores vistas que no dudasteis en aprovechar, pues recibir las atenciones de la tripulación y poder ver por la claraboya aquel paisaje era una delicia.

 Aquel oficial del barco se ofreció a enseñarnos todos los rincones de aquel crucero, con la mala suerte que tu amiga tubo un problema.

  Fue atendida y trasladada a un hospital allí en tierra a cargo del seguro de la naviera y recomendadas por el oficial que os acompañaba, diciendo que todos los gastos médicos corrían a cuenta de la compañía, además él había nacido en aquel puerto donde os encontrabais y te recomendó un pequeño hotel para quedarte mientras trataban a tu amiga.

Pasados unos días y el oficial te dijo que si pensabas quedarte en el hotel te saldría caro la estancia tanto tiempo, por lo que te invito a una casona grande donde vivía con un compañero, además te pillaba más cerca del hospital.

  Aceptaste tras su insistencia y tras presentarte a su compañero, que le cuidaba la casa mientras hacia los viajes, fuiste acomodada en una habitación grande de invitados que había junto a un gran baño con sauna incluida.

  Aquel vikingo no hablaba nada de español, pasaron las semanas y conseguiste entenderte con aquel viejo vikingo a través del móvil con su traductor, así como con señas, formándose una relación cordial y muy buena, pues fuiste tratada como una einherjar por él.

 Decir que te estaba gustando aquel hombre pues su aspecto varonil, con brazos fuertes y su cuerpo bastante velludo, te tenía medio atolondrada, además lo habías visto salir de la sauna dos o tres veces liado en la toalla y te había puesto medio mojada.

  Tras casi tres semanas sin sexo, una tarde que pensaste que estaba dormido él, y tras una ducha,  te tumbaste en la cama y comenzaste a tocarte, pues necesitabas ya atención y caricias en tu sexo tras tanto tiempo sin castigarlo, te sentías excitada y cerrando los ojos tu imaginación te traslado a tus últimos encuentros sexuales, haciendo gozar mientras te tocabas… no te habías dado cuenta pero la puerta te la habías dejado medio abierta y desde el baño enfrente se te veía en la cama reflejada con un gran armario acristalado.

  Absorta en tu placer, con las piernas abiertas y totalmente desnuda te sentías observada y no andabas equivocadas, cuando ante tu sorpresa y al abrir los ojos aquel vikingo estaba frente a la puerta observándote con una sonrisa picarona que te dejo helada.

  Quedaste paralizada e intentaste taparte, cuando él dijo algo en noruego que no entendiste, entro en la habitación, cerrando seguidamente la puerta de un portazo y comenzando a desabrocharse la camisa en tu presencia...

 Intentaste decir que no, pero él no te entendía y tampoco estaba por la labor de hacerlo, pues soltó su cinturón tras quitarse la camisa y dejando caer los pantalones, mostro aquel arpón ballenero, que, aunque flácido aun, dijiste que tenia un miembro muy bonito.

  Se acercó con una sonrisa picarona y volviendo hablarte, aunque no lo entendías, llevo su mano a tu sexo quitando las tuyas que lo tapaban cómicamente y comenzó a acariciarlo sentándose en la cama a tu lado.

 Aquellas fuertes y rugosas manos eran tan expertas en las caricias que no pudiste contener tu placer abriendo aún más tus piernas para que estas jugaran con tu sexo sin problema.

  Con la otra acaricio tus pechos suavemente, con una ternura que te dejo atolondrada mientras gemías por el sabio juego de sus dedos en tu sexo.

  Te beso y perdiste los papeles ante aquel jugoso, cálido y largo beso que te hizo entregarte por completo a él, pues tu mano fue a su entrepierna y agarrando aquel enorme musculo, lo sobaste con descaro, te lanzaste hacia el incorporando tu cabeza para llevar a tu boca aquella rosada y enorme cabeza que lucía.

   Resoplo con tu comida sin dejar de masajear tu sexo con su mano a la vez que hablaba con tono cálido y aunque no lo entendías, intuías que eran palabras calientes.

  Creció y se puso aquello duro como el remo de un barco vikingo, pues era largo, duro y grueso como hacía tiempo no veías uno así, además de tener muy poco pelo hay que lo hacía comible y devorarle hasta la saciedad.

  Cuando lo tuvo enorme de tieso por tu sabia mamada y los no menos buenos masajes en sus enormes pelotas, aquel experto te tumbo hacia atrás abriendo tus piernas con sus fuertes rodillas y posicionándose sobre ti, cogió aquel enorme miembro y comenzó a frotar su rugosa cabeza por tu abierto sexo, haciendo que tu cadera se levantara y por tu boca fluyeran géminos de placer.

  Se dejó caer penetrándote con aquello en su totalidad a la vez que te besaba, llegándote un sorprendente y rápido orgasmo que ayudo a mitigar las envestidas de aquel coloso que entraba y salida con una fuerza endiablada por tu chorreante sexo.

  Besaba como un dios vikingo dando un placer inenarrable, además movía su cadera y su culo con una sabiduría que te tenía extenuada de placer, pues aquel largo y grueso miembro hacia las delicias con sus acometidas llegándote tu segundo e impresionante orgasmo que te hizo arañarlo y abrazarlo con una pasión desmedida.

  Pensaste que se iba a correr cuando se incorporó y tomando tu cuerpo te puso bocabajo con la almohada en tu barriga levantado tu cadera y volviendo a penetrarte con su largo estilete.

 Metió sus manos para agarrar tus pechos y acelero el bombeo haciendo que gimiera como una loca.

 Amortiguaba tus gritos mordiendo las sabanas mientras él seguía agarrando tus pechos fuertemente y penetrándote sin piedad.

  Sentías cada centímetro de aquel largo falo entrar y salir con una fuerza endiablada, moviéndose la cama al son de sus acometidas a la vez que acerco su boca a tu cuello para comenzar a mordisquearlo entre sus fuertes gemidos.

  Gemía y balbuceaba cada vez más cuando saco una de sus manos de tus pechos y llevo los dedos a tu boca para que se los chuparas, mientras ahora devoraba tu cuello con su lengua.

  Estabas en un éxtasis celestial y no podías imaginar ni en tus mejores sueños que aquel vikingo follara así de bien.

  Ceso un momento para sacarla y tomándote como una muñeca, te sentó sobre él, ahora mientras apoyaba su espalda en la cama, clavándote sin miramientos su gruesa e imponente herramienta y con sus fuertes manos te cogió por tus caderas para moverte como una pluma sobre su rabo…

  Cayo tu cabeza gimiendo de placer sobre su hombro y balbuceando le decías que se corriera ya, cuando acelero provocándote otro orgasmo tan fuerte y sonoro que parece que lo contagiaste a él, pues al unísono vuestros jugos se estaban juntando.

  Sus bramidos de placer ahogaron tus gemidos, pues ya andabas falta de fuerzas y sometida por aquel semental del norte, que vacío sus depósitos en tus entrañas, empapándote toda de su rica y pastosa crema.

   Cuando ceso y te dejo clavada sobre el medio moribunda, te beso ahora dulcemente cambiando su tono de voz, aunque no lo entendías, pero te encanto y le correspondiste con un largo y caliente beso.

  Se levantó y se dirigió al baño, dejándote sobre la cama medio muerta, pero al oír la ducha y su voz llamándote, te incorporaste como pudiste y te metiste con él.

 Te masajeo suavemente con una esponja por todo el cuerpo ahora de forma cariñosa, besándote de vez en cuando y sobre todo cuando frotaba lujuriosamente en tus pezones duros y tiesos como hacía tiempo no se te habían puesto.

   Acariciaba con delicadeza tu sufrido sexo dedicándole un merecido y agradable masaje, pasando posteriormente a realizárselo tu a él, si bien no te pudiste resistir y comenzaste por su aun empinado rabo al que aseaste con sumo cuidado sobre todo en su enorme cabezón.

  Te excitaba ver caer el agua por su cuerpo y sobre todo por el poco pelo que tenía sobre su entrepierna en forma de tridente, así como su pecho, dándote un morbo que casi te hace ponerte otra vez cardiaca.

 Os secasteis y tras vestiros, sin mediar palabra, paso a tu cuarto y recogiendo la ropa de tu armario, la llevo a su cuarto para ponerla en el vestidor señalándome que a partir de ahora su cama era tu cama.

  Y como no podía negarme a los deseos de aquel semental nórdico le dijiste que si….

 
Datos del Relato
  • Categoría: Fantasías
  • Media: 10
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1 comentarios. Página 1 de 1
susana gaitan
susana gaitan 10-09-2020 08:09:27

Bien relatado.Te puede llevar con la imaginacion a esa casa del nordico. Suerte y besos

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