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Diga 33

~Todo el mundo en el pueblo lo murmuraba: “El jardinero de la mansión se tomaba demasiadas confianzas con el amo”. Pero nadie se atrevía a decir o ni siquiera intuía lo que podía haber detrás de esas palabras.

 

Gozaba de tal confianza que hasta disponía de las llaves de la casa, para sus propósitos, sin que el viejo médico le reprochara lo que podía o no debía hacer en sus aposentos durante los periodos en los que no se encontraba en la casa.

 

Por eso, cuando el viejo doctor lo sorprendió en la biblioteca totalmente desnudo y con su dura y larguísima polla siendo mamada por la viciosa boca de un chaval no dio un paso atrás. Tampoco montó un número como habría sido de esperar echándonos a patadas mientras nos llamaba par de salidos y sinvergüenzas.

 

Simplemente entró en la estancia y cerró la puerta corredera tras de sí.

 

Era como si pareciera ignorar por unos momentos la escena dantesca que acaba de ver con sus propios ojos.

 

 El viejo doctor miró hacia el jardinero que seguía sentado sobre el sillón de lectura, estaba con la picha toda tiesa. Luego me miró a mí, que permanecía arrodillado delante de la polla de su más fiel empleado, y que en ese preciso instante no sabía si debía levantarme o volver a engullirme el nabo del jardinero.

 

Optó por acercarse y conducir mi cabeza hacia esa polla. Me la tragué con gusto y volví a mamar.

 

-Chico has hecho muy mal al meterte en esa piscina con el agua sin tratar. Esas aguas están llenas de enfermedades, algunas muy contagiosas- Me dijo el médico mientras me acariciaba los pelos de la cabeza.

 

-Ohhhhh, …siiiiiiiii… es que se lo tengo dicho que no se bañen ahiiiiiiiiii- Suspiró el jardinero al notar como el placer le volvía a llegar desde el rabo que en ese momento yo le mamaba con ganas.

 

-Tendremos que ponerte una inyección con antibiótico para que no cojas ninguna enfermedad- Habló el viejo médico mientras se daba la vuelta y se dirigía hacia una de las paredes de la biblioteca

 

Extrajó del interior del botiquín una  botella con un líquido transparente, también una jeringuilla de cristal rematada con una gran aguja de acero quirúrgico.

 

Para mí que con solo ver una aguja se me ponen los pelos de punta no me faltó más para saltar desde mi puesto arrodillado, logrando que el jardinero protestara y con razón por mi pérdida.

 

Lo hice para arrodillarme delante de ese señor y suplicarle que no lo hiciera que seguro que no me pasaba nada por bañarme ahí. Que ya lo había hecho muchas veces.

 

-Entonces lo que me cuentas, es mucho peor, seguro que de la insistencia e irresponsabilidad  con la que lo has repetido pueden haberte salido algún tipo de ronchas en la piel… ¡Podrían ser unas manchas de tipo  contagioso!

 

-No de verdad que no,…no tengo ninguna mancha. ¡Miré!-Le dije mientras me incorpora y le iba mostrando cada centímetro de mi cuerpo para que comprobara que no había en mi piel rastro alguno de enrojecimiento.

 

-Eso tendré que decidirlo yo después de que te haya explorado,… ¿no crees?-Al hablarme me empezó a sobar los pechos con su fuerte y dura manaza. Al hacerlo me apretó y punzonó con fuerza uno de los pezones haciendo que me mordiera los labios para no gritar.

 

-Date la vuelta chico, … seguro que el médico quiere comprobar que no tienes manchas en la espalda y en el trasero- Me dijo un jardinero que se había levantado del sillón más que dispuesto en ayudar al doctor durante su exploración

 

Me vi asi puesto culo en pompa, delante de un hombre mucho mayor que yo, pero con la salvedad de que esta vez no se trataba de un solo hombre sino de dos.

 

Uno ya me había follado,…dos veces,… y el otro a juzgar por el bulto que había bajo su pijama y la forma en la que me tocaba, estaba seguro que también tenía la intención de hacerlo.

 

-¿Es muy grave doctor?-Le preguntó el jardinero al ver como ese hombre me magreaba descaradamente los cachetes del culo antes de abrirlos hacía los lados completamente.

 

-No parece que no,… el único enrojecimiento de la piel esta en esta zona de aquí.

 

El agujero de mi perdida hombría se mostró ante él con la claridad y con el enrojecimiento propio de un recién follado.

 

-Justo lo que me temía, tiene esta zona muy irritada. Seguro que es un principio de infección.

 

-No, no. Les grité a los dos. Siempre se pone así cuando,… cuando… No me atrevía a decirlo, pero si no se lo decía me clavarían esa aguja, cargada ya con el antibiótico, sin motivo alguno.

 

El jardinero me sacó del brete y echándome un cable le preguntó al viejo médico.-¿No estará así de colorado porque me lo acabo de encular en el cuarto de las herramientas?

 

-Puede ser, dijo el médico aun dudando. Tu polla es grande,… demasiado,...pero estos culetes tan jóvenes suelen dilatar bien...¡No!... ¡No tendría porque ponerse así de colorado con una sola follada!

 

-Es que también me ha follado después dentro de la piscina.-Les grité mientras giraba la cabeza para mirarlos a los dos rojo como un tomate por la vergüenza que estaba pasando.

 

-A lo mejor le ha entrado algo de agua y por eso se ha puesto así- Matizó el jardinero mientras me rozaba con uno de sus ásperos dedos el ojete con la intención de abrirlo un poco.

 

-Puede ser, pero para verificarlo tendré que explorarlo por dentro. Chico,… puede ser que lo que te vaya a a hacer ahora te duela un poco. Por eso necesito que digas 33, si no te duele, y si en algún momento notas alguna molestia, por más leve que esta sea… me dices 66

 

Como solo me estaba acariciando el ojete no hice más que decir un 33 muy suave.

 

Cuando noté como me metía el dedo gordo de un fuerte empujón, gemí un poco pero terminé volviendo a repetir ese número.

 

-Treinta y tressssss- volví a murmurar cuando empecé a notar que ya eran dos o tres dedos los que me dilataban el anteriormente profanado ano.

 

Otra vez volví a mencionar el cochino número cuando noté una suave y juguetona lengua profundizando en mi interior. Las lamidas de esa lengua no hacían más que arrancarme números y más números que se elevaban al cuadrado o se multiplicaban por tres, haciendo que cada vez fueran más las ganas de volver a recibir una polla en el culo.

 

-Creo que sí, parece que no hay infección, pero eso no impide que no tenga que inyectarle antes otra cosa para asegurarme.

 

Con dos certeras patadas el médico jubilado se desprendió del pijama y se sentó en el sillón de lectura con la dura y veterana polla apuntando al techo.

 

-Vamos chico, por lo que he visto durante el chequeo… ya sabes lo que debes hacer,… ¿o pretendes que te lo escriba en una receta?

 

Nadie me pidió que lo hiciera, pero me vi obligado a sentarme en ese sillón aunque ya hubiera sido ocupado. Estaba en cuclillas con las manos apoyadas sobre los cómodos respaldos que hacían de reposabrazos, con el grueso y gordo capullo de la polla del médico apuntándome al ojete. Me dejé caer con fuerza y …en el descenso solo atiné a decir…

 

-Treintaaaaaaa… y… tresssssssss

 

El viejo médico me miraba con esa cara de vicio que ponen los tíos cuando se están follando un culo prieto y goloso, y me animó a seguir,…

 

-Muy bien chico,… muy biennnnnnn

 

-¿Cree que es muuuuuuy grave doctor?...-Le pregunté mientras notaba como esa durísima y gruesa polla se acoplaba hasta los huevos durante mi autofollada.

 

Cuando llegaba hasta la base hacia un leve remolino con el culete para lograr que todo el rabo se me clavara hasta la empuñadura. Notando con gusto como esa polla del tamaño de un puño en su base se me clavaba bien adentro.

 

-¿Cree que será necesario que me ponga esa inyección con antibiótico en el trasero?-Le volví a preguntar al ver cómo berreaba.

 

-No, hijo, nooooo…Esto que tienes solo dispone de una cura, y ahoraaaaaa mismo estoy llevando a caboooooo… el mejorrrrr tratamieennnnnntooooo.

 

Mientras el médico me aplicaba su gorda inyección para sanarme con ella, de todo virus o bacteria infecciosa, el jardinero no había perdido el tiempo. Se había acercado hasta nosotros y besado con lascivia al viejo dueño de la casa.

 

Era evidente que no era la primera vez que se entregaban en ese juego perverso, pero esta vez tenían un invitado más.

 

-¿Qué le parece el mozo que le he traído hoy patrón?... ¿es de su gusto?

 

-Si,… si,… viciosete y maricón como él solo. ¿No ves cómo goza?

 

Esos dos cabrones me tenían a su merced. El uno empalándome con su duro, grueso y venoso nabo y el otro dándome de vez en cuando una mamada a la polla para lograr que la excitación no me bajara ni un ápice.

 

-Ahhhhh, …. Ahhhhh, ...ahhhhh. Comenzaba a gritar cada vez que estaba a punto de eyacular en la boca del jardinero.

 

El maldito obrero se apartaba en el momento álgido dejándome con unas ganas locas de correrme, pero sin poder hacerlo.

 

Era entonces el médico el que pagaba mi frustración pues aceleraba el ritmo y comenzando a decir cada vez más soeces.

 

-Massss, …necesito massssss

 

-Dásela tú también,…amigo,…¿no ves que no tiene bastante con un solo pinchazo?

 

El rudo jardinero me apretó en la espalda entonces y echándome sobre el cuerpo del viejo me dejó el culo expuesto y ensartado ya por una polla a su disposición.

 

-Estás seguro de que quieres que se lo hagamos, mira lo que nos pasó con el último crio con el que lo intentamos- Le preguntó aun dudando el jardinero.

 

-Tranquilo esta puta no va a tomar represalia alguna por lo que le ha pasado aquí,… ¿verdad?-Me preguntó el viejo mientras me abría los cachetes del culo para facilitarle la entrada a su amigo de fechorías.

 

-Noooo, noooo, dadme por el culo los dos- Les grité yo con lágrimas en los ojos

 

No eran de dolor, eran de placer, del puro placer que estaba sintiendo al notar como dos durísimas y largas pollas me atravesaban por dentro.

 

Ninguno de los dos podíamos movernos, ni el viejo ni yo. A él porque lo tenía abrazado entre mi cuerpo y el del sillón orejero mientras el vicioso jardinero me embestía con fuerza haciendo que esa doble polla se metiera dentro de mí,… tan adentro y con tanto y  placentero gusto, que volví a murmurar con un nuevo.

 

-Treinta y treessssssss,… treinta y tresssssss.

 

El violento traqueteo y el roce de mi erizada polla sobre la velluda y blanca barriga del médico logró que terminara soltando toda la leche.

 

-Me corrooooo, … me corrooooo- Grité

 

El doctor al verse mojado por mi semen, me agarró de la barbilla y me metió la lengua hasta el fondo para besarme con ansia. Fue entonces cuando noté como algo abrasador me quemaba el culo bien adentro. Debía de ser o su leche o la del jardinero pero estaba claro que alguien me había inseminado con las gordas jeringuillas bien clavadas hasta los huevos.

 

-Ven aquí maricón, que todavía no he terminado contigo- Me reprochó el jardinero mientras me extraía de esa doble polla que me había estado penetrando.

 

No me atreví a protestar, más que por el hecho de ver como con la separación perdía una polla, para quedarme solo con una.

 

El jardinero llevándome en el aire me depositó sobre la mesa del escritorio. Antes de llegar a ella siguió follándome pero en volandas, en ese momento mi culo estaba tan abierto y dilatado que su polla entraba y salía a la velocidad con la que un tren se mueve por un túnel del metro.

 

-Ayyy, … ayyyy, … intenté protestar, … veeeee, … mas despacioooooo… por favor.

 

-No te ha dicho el médico que ese no ha de ser el proceder si te dolía.

 

-Sese…sen…ta…yy… se…aaayyyyyy

 

-Nada que no te entiendo-me reprochaba el cabrón

 

-Se… seeeeseennn…ayyyy … ayyyy

 

Fue imposible pedirle que parara, pero en el fondo me gustaba, me hubiera tirado toda la vida siendo follado así, … pero ese jardinero no era más que un semental, en ningún caso un ser inmortal, así que como humano que es se terminó derramando entre gritos de placer.

 

-Que culo tieneessssss dioossssss, …Maricoooonnnn, …. que culooooo tienessssss.

 

š  š  š  [Actos sin consecuencias… y consecuencias de nuestros actos]

 

“¡Estaba feliz!”

 

Había follado, con esos tíos en la mansión durante horas, finalmente había logrado mi objetivo. El médico y el jardinero se habían quedado con los huevos completamente secos. Yacían completamente desnudos sobre una cama de matrimonia a la que me habían arrojado. Yo entre ellos, había caído rendido también en un profundo sueño, pero al despertar tenía mas ganas de polla.

 

Les estuve relamiendo los flácidos penes durante un rato, intentando inútilmente que volvieran a la vida. Pero era imposible lograrlo, me habían follado durante tanto tiempo y de tantas formas que tendría que dejarlos dormir unas horas hasta que se recuperaran.

 

-¿Dónde vas?-Me había preguntado el médico al ver como abandonaba con sigilo la cama

 

-A casa,… mis padres querrán saber dónde he pasado la noche- Le susurré yo para evitar que el jardinero se despertara.

 

-¡Muy bien!...Ya sabes dónde estamos.-Me dijo antes de volver a dejarse abrazar por el sueño

 

Estaba seguro de que mi pequeña travesura no tendría más consecuencias que una esperada bronca de mis padres. Me dirían que mi edad no era la apropiada para pasar la noche fuera de casa, que habían recorrido todas las casas de  todo el mundo preguntando por mí, sin obtener resultado. Que había estado a punto de matar a mi madre de un infarto.

 

Querrían saber dónde había estado durante toda la tarde y noche anterior, pero sobretodo cómo aparecía en casa bajo esas condiciones.

 

Iba con el culo aun abierto, mi cuerpo estaba pegajoso y necesitaba una ducha que retirara del mismo el mucho semen con el que esos dos viciosos salidos me habían regado.

 

 

Por eso atravesé el umbral de la puerta, temblando de miedo. No por las dos ostias que mi padre pudiera soltarme, sino por el hecho de que si no sabía manejar bien la situación perdería la posibilidad de volver a reencontrarme con el vicioso jardinero y su pervertido patrón.

 

Pero cuando me presenté ante el tembloroso cuerpo de mi madre, esta dejó caer las bolsas que intentaba llevar hasta la cocina.

 

Gritó, rompió, a llorar, intenté explicarle, decirle que no me había pasado nada, que estaba bien, pero me suplicó que me fuera de su lado. Dolido por su rechazo me encerré en mi habitación donde caí rendido en la cama, para dormir como un lirón. Había estado horas y horas siendo follado por esos dos salidos viciosos, fue casi normal que me durmiera en el acto sin darle más vueltas al irracional rechazo que había sufrido por parte de mi madre.

 

En el instituto también intenté un acercamiento con mis amigos, los mismos a los que un principio odié por haberme dejado tirado en aquella casa. Pero no eran ni la sombra de lo que fueron. Estaban cabizbajos, en silencio, ignorando todo lo que sucedía a su alrededor e ignorando también unas palabras en las que les decía que no les guardaba ningún rencor por ello.

 

El recreo estaba a punto de terminar pero los tres seguíamos muy callados. Les pregunté por Joaquín. Uno de ellos hasta levantó la mirada hacía el lugar desde el que les hablaba, pero declinó el contestarme.

 

-¿Dónde iremos esta tarde, entonces?- Le preguntó al otro.

 

-No saldré a ningún lado. No me apetece-Le contestó mientras hacía dibujos con un palo en la arena del patio.

 

-Lo he decidido,…no voy a perdonaros nunca- Les grité lleno de furia, pero ellos ignoraron de nuevo mis palabras.

 

Los dejé en el patio sabiendo que nunca más volverían a ser los mismos chulitos que atemorizaban a todo el mundo con su mera presencia. Sabiendo que toda la vida se arrepentirían de haber ido conmigo para bañarse en esa maldita piscina con el agua verde.

 

š  š  š  [De tarde en tarde]

 

Cuando pasé junto a la vacía piscina no pude reprimir una sonrisa cómplice. Al fin y al cabo la idea de vaciarla para evitar que nadie viniera a molestarnos había sido mía.

 

En la caseta del jardinero no había tampoco nadie, por lo que dirigí mis pasos hacía la mansión más rápidamente.

 

Extraje la llave aun oculta en la maceta  y me colé en el interior de esa enorme casa de la que poco a poco empezaba a conocer cada rincón.

 

El jardinero estaba dentro de la cocina, justo antes de que yo llegara había estado rebuscando entre los abiertos armarios alguna lata de comida con la que hacerse un bocadillo… Necesitaba reponer fuerzas para la larga tarde de trabajo que le esperaba.

 

Llevaba aun puesto el mono verde y me relamí al pensar lo mucho que disfrutaría quitándoselo y lamiéndole hasta el último pelo que le crecía en ese frondoso pecho de semental follacríos.

 

-Así que has vuelto.-Me dijo con indiferencia.

 

-Si, … el médico me dijo que podía volver a esta casa cuando quisiera.-Le contesté aun dudando

 

-Tu doctor estará arriba,…haciendo cochinadas en la cama mientras te espera- Me dijo mientras mordía al bocata sin importarle una mierda mi presencia allí.

 

-¿Vas a subir tú?-Le pregunté mientras me giraba para ir dónde me había dicho.

 

-¡Subiré yo y… esta también lo hará!-Me soltó mientras se agarraba con fuerza la polla, por encima del mono de trabajo.

 

Minutos después, ya tumbado en la cama, desnudo completamente y con la cabeza apoyada contra el cabecero recibía las primeras lamidas en el ojete por parte del vicioso médico.

 

Esparcidas por toda la cama, varias pollas de madera de diferentes especies de árboles y con variados y pronunciados tamaños reposaban listas para ir siendo introducidas en mi hambriento y juvenil culo.

 

Algunas de ellas ya habían pasado por el también hambriento culete del médico. El jardinero tenía ese hobby, las fabricaba para su vicioso patrón que las ocultaba con celo para introducírselas en el ano cuando no tenía que atender a los pacientes en la concurrida consulta. Alguna que otra vez, también habían sido probadas por el siempre reticente jardinero que parecía ver en la penetración con uno de esos objetos una ligera pérdida de su supuesta hombría.

 

-¿Qué escusa te ha puesto esta vez?-Me preguntó el doctor mientras se incorporaba y colocaba su dura y chorreante polla sobre mi ya dilatado y hambriento ano.

 

-Me ha dicho que tenía que traer algo del jardín, que fuéramos empezando nosotros.

 

El viejo médico comenzó a follarme haciendo que mis manos se agarraran con fuerza a la colcha para evitar ser lanzado contra la pared.

 

-¿Qué sabes de tus amigos?

 

-Ayyyy,… ahhh siiii,… Hoy he ido al instituto y les he dicho que no…oooo… quiero verlos… maaaaaaaas.

 

-Pues me parece que eso no va a ser posible- Gritó la fuerte voz del jardinero mientras traía casi a rastras a un Joaquín semidesnudo.

 

Le faltó tiempo para arrojarlo sobre la cama donde el médico me estaba enculando.

 

Miré a mi amigo y quise saber más, … le pregunté con la mirada porque me había seguido.

 

Miró hacía atrás y me confesó también sin hablar que hace unos días había ido él también hasta esa casa para pedir explicaciones sobre lo que había pasado allí dentro.

 

Amenazó a esos dos con contar a todo el mundo lo que había visto mientras miraba por la ventana de la biblioteca,…pero terminó saliendo escaldado.

 

Lo encularon y follaron casi con la misma y brutal virulencia con la que me habían follado a mí y al pobre Joaquín también le terminó gustando.

 

El jardinero, ya sin prendas y con la polla bien empalmada empezó a clavársela a mi chulito y también maricón amigo.

 

Los dos seguíamos mirándonos sin hablar mientras esos dos machos nos daban bien por el culo a los dos.

 

Lo único que se me ocurrió fue acercar mi boca a la suya para confesarle que pasara lo que pasara los dos seríamos cómplices del mismo hecho delictivo.

 

“Del allanamiento de morada  que había acarreado esa viciosa y placentera consecuencia”

 

FIN

 

 

Estimados lectores, si has llegado hasta este punto supongo que será porque la historia te ha gustado. Si es así me gustaría que me lo hicieras saber. Para eso tienes como siempre mi mail y por supuesto los comentarios en esta página.

 

Tambien si eres uno de mis fieles lectores habrás visto que esta historia es continuación de la anterior:

http://www.todorelatos.com/relato/117052/

 

Pero he querido ir un poco más allá.

 

Primero con el argumento de la historia,…

 

Quería, puesto que se trata de mi relato número 33, que fuera de médicos y al final me salió esta cosa.

 

Pero, a medida que lo iba escribiendo se me ocurrió ir un poco más lejos.

 

De ahí surge el final alternativo. Un final que podría agregarse como un capítulo más a esta historia y que espero que os sorprenda y os guste, pues lo he preparado con el mismo cariño con el que he forjado el resto del relato.

 

š  š  š  [Final alternativo: El agua de la piscina]

 

Estaba durmiendo en mi habitación, o al menos intentando hacerlo. Llevaba varios días sufriendo constantes pesadillas en las que era perseguido hasta la extenuación y de las que me despertaba chorreando en sudor y con el cuerpo todavía tembloroso.

 

Me sorprendí por tanto al ver cómo esta vez había sido despertado, no por una de esas pesadillas sino por la voz de mi padre, que sentado sobre mi cama me acariciaba el rostro en uno de los numerosos retratos de mi primera comunión que había esparcidos por toda mi habitación.

 

-Lo siento tanto, hijo. Yo fui el único responsable de todo esto y jamás me lo perdonaré.

 

Había bebido mucho, eso era más que evidente, pero no entendía porque se lo contaba a esa foto en lugar de dirigirse directamente a mí. Tal vez lo hiciera porque no tenía todavía el valor de contármelo todo mirándome a los ojos.

 

-Hace muchos años,… yo también entraba de forma furtiva en esa finca para bañarme en la piscina del médico, hasta que un día,…

 

Había empezado a hablar y no quería interrumpirlo, era la primera vez que me hablaba en semanas. Aunque para hacerlo tuviera que dirigirse a una foto.  El alcohol le había dado el valor suficiente para contarlo todo.

 

Mama sin poder aguantar más el ver a su hijo y en lo que se había convertido nos había abandonado dejándonos a los dos sin capacidad de reacción, mi padre se dio a la bebida y yo me di aún más al mariconeo dentro de la mansión del médico.

 

-Esa tarde…-Prosiguió mi padre con el relato-Me estaba bañando en ella cuando fui sorprendido por el jardinero.

 

-Me llevó a la caseta donde me forzó,… me forzó si,…me dio por el culo, cómo quiso y cuánto quiso,… pero me gusto. Hijo, … nunca le he contado esto a nadie, … pero al sentir como esa polla entraba y salía con fuerza, dentro de mi ya no virginal ojete me corrí sin ni siquiera tocármela.

 

El jardinero debió de pensar que ese era suficiente escarmiento para la temeridad que acababa de cometer, pero el caso es que al día siguiente me volvió a encontrar bañándome de nuevo en esa sucia y verde piscina.

 

Se rió de mí, puesto que esta vez al sacarme del agua me halló completamente desnudo.

 

-Esta vez parece que has venido desnudito y todo para no perder mucho el tiempo con los preliminares.-Me dijo ese despreciable ser mientras me golpeaba en la boca con su endurecida polla.

 

-Cuando abrí la boca me la metió hasta las amígdalas y comenzó a follarme la garganta con el mismo ímpetú con el que más tarde me daría por el culo.

 

Ese hombre me convirtió en un adicto a su rabo y a todo el semen que soltaba por la punta. Cada día era siempre puntual a mi cita y a la hora de la siesta el puto jardinero me hallaba siempre nadando en esa jodida piscina.

 

Cuando los dueños vinieron a veranear en la casa, comenzó un nuevo suplicio. No sé cómo pudo pasar pero el caso es que fui sorprendido por el médico dentro de la biblioteca mamándosela a su empleado más fiel.

 

Se rieron de mí, mientras me desnudaban y me daban… Me dieron por todos lados, uno por el culo y el otro por la boca, turnándose, haciéndome ver que yo no era más que un vulgar crio vicioso y deseoso de comer pollas.

 

Pero en el fondo me gustaba sentirme así, ser tratado así,… los buscaba un día tras otro. Primero a uno,… luego ya siempre a los dos.

 

Acudía diariamente dispuesto para atender el mucho vicio que me requerían sus endurecidas y vibrantes pollas,… hasta que un día.

 

Mi padre acariciaba mi retrato entre lágrimas, parecía no querer contarlo,… era como si le doliera que esas palabras salieran de su boca.

 

-No sé, porque lo hice. Pero era joven, me sentía culpable cada vez que salía de ese lugar con el culo abierto y todavía chorreando semen. La boca me sabía a polla y…también a lefa… El culo me boqueaba intentando cerrarse, …

 

Entonces era cuando lo pensaba.

 

“Eres maricón”

 

Esas palabras me quemaban por dentro, parecía que en cualquier momento, alguien que no fuera alguno de esos dos también me las terminarían diciendo. No podía soportarlo más,… por eso una tarde mientras el médico dormía en la cama después de haberme estado follando bien a gusto lo apuñalé.

 

-Sí, hijo,… lo maté. Yo fui el que clavó ese puñal una vez tras otra hasta notar como en ese cuerpo inmóvil y cubierto de sangre no quedaba rastro alguno de vida.

 

Me sentía sucio, por eso me detuve en la piscina para lavarme y quitarme la sangre que manchaba mis manos.

 

El jardinero la estaba vaciando para limpiarla pues pronto vendría toda la familia del médico para pasar en ella el verano, por eso cuando me halló maldiciendo y llorando a lágrima viva, se acercó para preguntarme, entonces vio el agua enrojecida y me preguntó qué había pasado.

 

Le dije que nada, pero él seguía insistiendo, cada vez se lo veía más alarmado, no quiso creer que me había cortado con un cuchillo en la mano y miró hacia la casa con preocupación.

 

Quería que lo acompañara hasta la mansión, forcejeamos, le mordí y finalmente lo empujé, perdió pie y cayó dentro del hueco de la piscina. Los cuatro dedos de agua que había en el fondo no amortiguaron el golpe y se partió la sien.

 

Se habló de ese escándalo durante meses en este pueblo lleno de chismes y cotilleos. Un crimen pasional, en el que el médico había sido asesinado por uno de los empleados con el que por lo visto tenía una relación bastante vergonzante.

 

Sobre la cama del médico además de sangre habían encontrado toda clase de artilugios de madera, con los que esos dos hombres solían penetrarme. Lo hacían cuando estaban tan agotados de follarme, que sus pollas no se les levantaban aunque quisieran. Esos cochinos artilugios habían sido tallados para mí, pero todos creyeron que eran del médico.

 

Pensaron también, que ese asqueroso médico y el jardinero estaban liados, que discutieron. El jardinero mató al viejo y luego se mató él mismo al tomar consciencia de lo que había hecho.

 

Nadie pensó en que podría haber alguien más implicado y yo salí indemne de todo eso. Me convertí entonces en un fantasma que no hablaba con nadie, no se relacionaba con nadie, pensaba que esa debía de ser mi condena por ser lo que era,… pero un día fui perdonado. Conocí a tu madre y ella me amó tanto que me terminó dando a un hijo.

 

Había burlado mi destino,… no me convertí en un maricón como esos dos cabrones pensaban de  mí y diariamente me repetían durante nuestros encuentros.

 

¡Pero qué equivocado estaba!

 

Lo que te pasó es culpa mía, yo fui el que lo generó. Ese lugar esta maldito, tal vez debí prevenirte antes,… pero no lo hice.

 

Entonces rompió a llorar y se derrumbó en la cama. Lo dejé allí tirado mientras seguía abrazando mi retrato

 

No le conté nada, de lo que había vivido en mis propias carnes en el interior de esa mansión…Ahora tenía más dudas, quería saber si algo de lo que me había contado era realmente posible. Si lo que me había pasado a mi mismo sucedió en realidad o solo era como una de esas pesadillas similares a las que me despertaban cada noche.

 

Mientras caminaba hacía la casa no dejaba de preguntarme si se puede llegar a follar con unos fantasmas logrando que sus pollas te hagan retorcerte de placer y de ganas, logrando que una vez se hayan vaciado te toques el culo y notes como su caliente y espeso semen te chorrea por las piernas, o ver como ese sabor a polla se queda en tu boca durante todo el día,...Y sobretododo cómo era posible que esos seres se manifestarán ante mí, sin yo tomar consciencia de lo que eran en realidad

 

Los encontré a los tres gozando sobre la cama del médico. Joaquín estaba disfrutando de dos pollas que se le entregaban con el único objetivo de darle placer de la misma forma que sus dos agujeros se ofrecían para que esos dos sementales lo obtuvieran de su cuerpo como mejor les pareciera.

 

-¿De verdad os asesinó mi padre?... ¿Estáis realmente muertos?-Las dos preguntas me resultaron extrañas hasta para mí, pero ellos parecieron no encontrar nada raro en esas palabras.

 

Abandonaron el cuerpo del muchacho sonrientes, sabiéndose vencedores de una batalla que habían ganado con anterioridad. Joaquín aprovechó el descanso que le ofrecían esos dos salidos para levantarse de la cama y bajar hasta la cocina donde comer algo mientras me daban a mí parte.

 

-¿Tú qué crees?... ¿Un muerto te podría besar como te beso yo?-Me preguntó el médico mientras me agarraba de la mejilla y me daba un cariñoso y a la vez cálido beso en la boca.

 

-Realmente no sé qué pensar. Todo para mi es tan confuso.

 

El jardinero me cogió la muñeca haciendo que mi mano reposara sobre su dura y palpitante polla.

 

-¿Crees que a un muerto se le pone así de duro el rabo?

 

Comencé a pajearlo, notando como a medida que agitaba esa polla hacía adelante y atrás de forma rítmica me iban abandonando mis propios pensamientos.

 

Mis ropas caían con rapidez, me había enfrentado a esos dos hombres vestido y debían desprenderme de toda prenda para parlamentar con ellos en igualdad de condiciones.

 

-Notarías nuestras caricias si estuviéramos muertos. –Me preguntaba el viejo médico mientras me chupaba un pezón. Todo mi cuerpo se retorcía de goce, ya no podía soportar semejante tortura mental y caí de rodillas al suelo.

 

Al hacerlo, imponentes se mostraron ante mí esas dos pollas duras, enormes, chorreando líquido, dispuestas a entrar en mi boca.

 

Saqué tembloroso la lengua y rocé uno de los capullos. Vibró ligeramente al contacto con mi lengua. ¡Eso tenía que ser real! …¡Todo eso tenía que ser cierto, …pues como tal lo gozaba!

 

Les mamaba el rabo alternativamente comprobando que no podía haber engaño en ese sabor a polla que inundaba mi boca. Sus potentes brazos me alzaron en el aire llevándome hasta la cama donde volvieron a dejar que mi boca siguiera mamándolos con ansia.

 

Lamía los huevos, no importaba de quien, eran dos pelotas gordas y sabrosas, llenas de semen, de vida en potencia, seguía subiendo y me engullía ese rabo,… entonces lo oía gemir de placer.

 

-Oh si,…cabrón que bien la chupassss.

 

Noté el cosquilleo en mi ojete propio de una lengua que se lo trabajaba, mire hacia atrás y vi la cara del médico metida entre mis cachetes. Me metía la lengua hasta la mitad, disfrutando con ello, celebrando la docilidad con la que me colocaba a cuatro patas cada vez que me metía en su habitación.

 

Lo vi incorporarse y poner el grueso y gordo capullo a la entrada de mi palpitante ano. Comenzó a empujar de la misma forma que la polla del jardinero me empujaba para entrar de nuevo en mi boca.

 

-¿De verdad quieres saberlo?-Me preguntaron al unísono en una voz que por primera vez me sonó fantasmagórica.

 

-Si, si, … folladme pero contádmelo todo por favor-Les terminé gritando.

 

Entonces lo vi,...como un recuerdo distante que a modo de fogonazo me llegaba con la embestida por atrás.

 

Estaba en la caseta con Joaquín, en ella solíamos ocultarnos de los otros para ponernos el bañador las primeras veces, pero más tarde comenzamos a tocarnos el pito el uno al otro.

 

Cuando me la sacaba del culo la imagen se esfumaba, volvía a una realidad en la que esas dos pollas me follaban sin compasión alguna.

 

Fue el jardinero el que me mostró el siguiente recuerdo. Su polla me entró en la boca hasta llegar a mi garganta donde se quedó quieta. Al hacerlo me vi arrodillado delante de la polla de Joaquín, chupándosela por primera vez. Lo había hecho por pura curiosidad, sin que él me lo pidiera, pero encontré un extraño placer en comerme el rabo de mi amigo.

 

La arcada provocó que perdiera de nuevo el recuerdo pero el médico me introdujó el siguiente. Su polla llegó hasta los huevos de la misma forma en la que mi amigo comenzó a follarme en el cuarto de las herramientas. Pensábamos que los otros no se figuraban nada,... ¡pero estábamos tan equivocádos!, ...nos habían visto esa tarde,  y lo que es peor quien sabe el tiempo que llevaban viéndonos hacer esas guarradas más propias de maricones que de adolescentes.

 

El siguiente recuerdo fue más doloroso, pero el jardinero disfrutaba manteniéndomelo, por eso no quería sacarme la polla de la boca a pesar de que mis lágrimas le avisaban de que estaba a punto de ahogarme con su descomunal nabo. Después de follar y con el cuerpo manchado de semen había decidido darme un baño, pero mis amigos quisieron darnos un escarmiento, al vernos entrar en la caseta habían abierto las llaves que mantenían la piscina llena a reventar con esa agua de color verde. Lentamente se fue vaciando, hasta prácticamente quedarse con dos dedos de agua. Salí corriendo de la caseta, estábamos casi a oscuras, pues el sol se había puesto ya hacía un rato. Iba totalmente feliz, siempre me pasaba eso cada vez que Joaquín me follaba, me notaba pleno, lleno de fuerzas y con ganas de darme un bañito, por eso me lancé en bomba al interior de una piscina en la que solo me esperaba sufrimiento y dolor.

 

La polla del médico se retorcía dentro de mi culo. Notaba como se acoplaba centímetro a centímetro hasta que sus gordas y peludas pelotas se parapetaban junto a mi esforzado ano que protestaba por tener que tragarse algo de ese grosor. Pero ya no pensaba en ello, solo veía a mis tres amigos discutiendo, mirando de reojo al cuerpo desnudo que reposaba sobre el suelo de esa piscina vacía. Joaquín les dijo que iban a pagar por lo que me habían hecho y al darse la vuelta para buscar ayuda recibió una pedrada que lo dejó inconsciente. Sin quererlo se convirtió en un daño colateral una muerte que nadie esperaba pero que fue propinada por esas manos que le sujetaron la cabeza debajo del agua hasta notar como poco a poco se quedaba sin vida.

 

Se empezaron a correr casi a la vez llenándome la cara de semen, el culo, la espalda, transportándome de nuevo a una realidad en la que yo no era más que un fantasma de mi propio pasado. Un pasado en el que veía como esos dos a los que creía   mis amigos pactaban un plan junto con una coartada que los librara de toda culpa.

 

Sentí rabia, pero poco podía hacer ya, por eso me dediqué a retirar todo rastro de semen en esas pollas que ahora me protegían y daban placer a partes iguales.

 

Entonces oí la voz de Joaquín, venía muy alterado.

 

-¿A que no os imagináis quien se acaba de colgar con una soga en el trampolín de la piscina?-Nos preguntó.

 

Estábamos muy excitados fruto del tremendo polvo que nos acabábamos de pegar, pero al fijarme en sus caras noté una excitación más que creciente en sus miradas.

 

Supe entonces que años después habían logrado por fin alcanzar su venganza plena.

 

-¿Cuál de los dos será el primero en ir a recoger su alma?- Se preguntaron el uno al otro mientras se agarraban con descaro la polla. Unas pollas que pese a haber soltado toda su descarga sobre mi desnudo cuerpo, comenzaban a cobrar vida de nuevo.
 

 

 
 
Malo   Malo
Terrible   Terrible

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