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Mi esposo y yo íbamos a ir a una fiesta justo a finales de hace un año, pero él se enfermó repentinamente, me quería quedar con él, pero me dijo que fuera, pues al fin y al cabo tenía personas con que cuidarse.
Me siento mal por lo que hice, pero no puedo negarlo ni hacerlo desaparecer, más porqué ha sido una cosa muy buena.
La fiesta empezaba a las 6 y terminó a las 2, por lo general no suelo tomar mucho, pero ese día me pase porque me sentía algo sola al principio y recordando lo vivido con mi antigua amante, pues fue motivo para beber y beber.
Aunque tiempo después ya estaba integrada a la fiesta, mi papá se le descompuso el carro y nadie podía pedirme un Uber, así que fuimos 5 personas al departamento más cercano de uno, se llama José Luis, es a decir verdad un chico muy guapo, mide el metro ochenta, de una tez bronceada, no era prieto pero sí un poco tostado, su rostro era fino, sus ojos de color ámbar resaltaban, su cabello de color café era quizá lo menos llamativo ya que ni siquiera iba peinado, su figura un tanto torneada se dejaba ver en sus brazos, él y yo junto con los otros chicos fuimos a su departamento, Daniel, Erick y Carolina se fueron al cuarto principal y José Luis y yo nos quedamos en la sala.
Fue a sacar un par de cobijas al cuarto, pero este ya estaba ocupado por un trio bisexual, le dije que no hacían falta, porque hacía calor ese día, fue al baño, me di cuenta de que no tenía sueño realmente, aunque me vi a mi misma pensando en que estaría mal engañar a mi marido de esa manera, algo dentro de mí también quería acción en ese momento.
Cuando salió se fijó en que ninguno de los 2 tenía sueño, así que saco un six de la mini nevera y empezamos a hablar, el efecto del alcohol que se había amainando regreso junto con esa idea de coger y no era la única que lo pensaba, él se sentó a mi lado y me dijo:
JL: ¡Lamento que él no haya podido venir! sabes, de verdad me cae bien, pero no creo que solo hubieran ido a la fiesta, estás muy guapa hoy!
K: ¡Gracias!
Era cierto, de hecho estaba peinada con mi cabello teñido de rojo, salvo una pequeña imperfección en la cara mis ojos de color café veían como José Luis se le hacía un bulto en el pantalón y pasé rápidamente mi lengua por mis labios rojos obviamente pintados, llevaba una blusa transparente que abajo había otra blusa negra que cubría desde mis pechos qué si bien no eran la gran cosa eran muy generosos, hasta la cintura, una falda morada algo ajustada pero me llegaba antes de las rodillas, resaltaba mi atributo sexual principal y unas medias de red, que finalizaban en unos tacones de aguja, bastante bonitos, a diferencia de otras chicas yo podía llevarlos más tiempo, los cuales me hacían llegar al metro setenta.
K: Tú también no te ves mal.
JL: Oye, solo si tú quieres puedo satisfacerte, respeto la relación que llevas, ¡pero ahora solo será un pequeño accidente!
Quiero enfatizar contando que José Luis es un viejo cliente que teníamos mi esposo y yo en un negocio, él se hizo muy amigo de ambos y por eso nos invitaba a sus fiestas.
Mi marido confía ciegamente en él y yo también, aunque sé que yo le gustaba, no me di cuenta hasta ese día lo mucho que me atraía sexualmente.
K: ¡Y si no quiero que sea un accidente? ¡Qué tal que solo quiero dormir?
JL: ¡Pues, veamos que pasa!
El lentamente se acercó a mí, me comenzó a acariciar mis piernas, su boca y la mía intercambiaban mares de fluidos, él sonreía y seguía manoseándome, pero ahora mi trasero.
Continúe besándolo por varios minutos, no sé cuánto tiempo habrá pasado, pero me había acariciado mis senos mientras bajaba su mano hasta mi sexo, me quito las prendas superiores le levante la playera ajustada y se la quitó, bese su pecho y baje lentamente hasta su pantalón, le baje el cierre y su bóxer y un pene erecto de yo diría unos 14 cm se alzó sobre mí, lo acaricie, ¡le di un beso a su cabeza y comencé a hacerle una mamada!
JL: ¡Que rico, uhm!!
K: ¡No puede ser que te tenga en mi boca!
Tomo mi cabello controlando la velocidad de cómo lo iba chupando, su pelvis estaba sin rasurar y me era algo incómodo lamer sus huevos porque a veces un pelo se acercaba a mí, ¡pero continúe para de golpe detenerme y ser levantada!
Me recosté en el sillón y me quite el broche de la falda, él se bajó el pantalón y me quito mi calzón de manera apresurada, a diferencia de José Luis yo estaba rasurada.
Empezó a comerse mi clítoris que ya estaba húmedo, metió sus dedos, estaba desatado, su lengua se movía sin cesar, ¡me acariciaba los pezones y yo le pedía más!
K: ¡Que rico, uhm, no pares!
JL: ¡Desde que te conozco te quería cochar!
Era un maestro con la lengua, ya no pensaba en mi marido, su lengua, sus dedos, sus palabras, ¡todo eso me tenía muy caliente y me hizo venirme en el!
K: ¡Ah!!! Esto es riquísimo!!
JL: ¡Sabes riquísimo nena!
En esa misma posición me dejó, rebusco entre las ropas que dejamos tiradas una tira de condones.
Abrió uno y se lo colocó rápidamente, con cierta suavidad me introdujo su verga en mi panocha, a decir verdad se sentía diferente al pene desnudo pero no era algo que arruinará la experiencia, primero empezaba con un par de movimientos suaves y lentos y empezó a subirle el ritmo, gemía leve y el jadeaba un poco, levante mis piernas y puse mis rodillas frente a mis senos, me quito los tacones y agarró mi pie derecho se lo metió a la boca, me sentí rara, tal vez eso era lo que necesitaba, algo nuevo, pero una vez que saboreo todos mis dedos paró, pensé que se había venido pero él se recostó y me puse erguida.
JL: Súbete mi amor, vamos, ¡muévete!
K: ¡Uhm, ok!
Le empecé a dar sentones, era algo excitante para mí tener el dominio siempre, sus manos acariciaban mis senos que estaban ya durísimos, como lo vi muy relajado empecé a subirle más la intensidad al ritmo, ¡empecé a gemir un poco más y me vine de nuevo!
K: ¡Ah!!!! ¡Que rico!!!
JL: Eso mami, uhm, vamos, ¡uhm!
Me separé y alcé mi trasero mientras ponía mis senos contra el respaldo del sillón, pero lo que me hizo no lo había previsto, ¡sentí como esta vez su miembro se metía por mi ano!
Lancé un gemido de dolor y placer, no era mi primer anal, ni mucho menos con otro hombre, pero está vez en lugar de actuar despacio me empezó a desgarrar el ano, me di cuenta de que ya no llevaba el condón, sentía dolor, ¡pero no quería que parará!
JL: ¡Que rico culo, uhm!!
K: ¡Ah!!! ¡Me duele!
JL: Muévete chiquita, ¡seguro tu marido no te coge así!
K: ¡No!! Cógeme, uhm!!
De repente sentí como golpeaba mi trasero cada vez más rápido y fuerte mientras lo combinaba con una nalgada, ahí ya no tuve opción y gemí como loca, unas lágrimas brotaron de mí y de repente paró, sentía como su leche se escurría en ¡mi ano!
JL: ¡Que rico nena, uhm!
K: ¡Ah!!! ¡Esto no estuvo bien!
JL: ¡Puedo tomarte una foto así?
K: ¡Solo si no se la mandes a nadie!
Tomó su celular y me tomó una foto así, estaba en cuatro y un chorro de semen brotaba sobre mi adolorido ano, el trasero estaba rojo y yo tenía una expresión de satisfacción.
Me mando la foto al otro día, una foto que sigue guardada, pero aún me falta un encuentro más con aquel moreno, ¡que les contare después!
Kali
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