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Después de estar aislados el deseo por follar nos gano

Deseo en tiempos de crisis

Mi amigo cede al deseo después de estar aislado conmigo por varias semanas.

Este es un relato sobre lo que nos sucedió durante una serie de eventos imprevistos, a mi mejor amigo y yo. Antes de comenzar a relatarles sobre mi experiencia, quisiera compartirles un poco sobre nosotros. Me llamo Marlon Tabora y tengo 25 años, nací en Puerto Cortes. Mi amigo y yo ambos somos estudiantes en la Unah-Vs. Su nombre es Alberto Durón, tiene 24 años de edad y cursa su penúltimo año de su carrera. Al igual que yo, es de afuera de la ciudad. Nuestros padres nos ayudan con los gastos de estudios y vivienda. Vivimos en la Colonia Universidad a pocos minutos de la universidad. A diferencia de Albertito (como le digo de cariño por ser menor que yo), yo soy gay. Siempre lo he sabido, desde que era muy chico, pero nunca experimente con otro hombre hasta que tenia 19 años. Mi primera experiencia fue con un amigo de mi primo, que en aquel entonces solíamos ir juntos al mar cada fin de semana. A pesar de tener un ímpetu sexual alto, al estar estudiando no me queda mucho tiempo para quedar con chicos, y no ayuda el hecho de que compartimos un apartamento doble con Albertito. El sabe que soy gay, pero a mi me gusta mantener mi vida privada lejos de él. Mis únicos momentos de desahogo sexual, es cuando quedo por Grindr con algún vecino, o conozco a alguien en El hostal, un bar de moda de la ciudad. Cuando no puedo tener relaciones, no queda mas que recurrir al método más antiguo de satisfacción personal, una buena paja. Alberto, es heterosexual, el año pasado estuvo saliendo con una compañera de su carrera, pero tiempo antes de Navidad terminaron por desacuerdos personales. De su vida sexual conozco muy poco, el al igual que yo, comparte muy poco sobre lo que hace en su vida privada. Nuestras diferencias en cuanto a preferencias sexuales nunca han sido un obstáculo para nuestra amistad, para mi es como mi hermano menor ya que somos muy cercanos desde la adolescencia.

A principios del 2020, se sabía que había un nuevo virus que estaba surgiendo y esparciéndose rápidamente por todo Asia. Lo poco que se sabía, es que es muy contagioso y produce complicaciones respiratorias. Con la información viajando rápidamente a través de redes sociales, rápidamente todo el mundo estaba a la expectativa de esta amenaza, aun así, en Honduras esto parecía estar muy lejos como para preocuparnos. Sin embargo, nos equivocamos, ya que, pasada la primera semana de marzo, se detecto el primer caso en el país. Las autoridades rápidamente llamaron a la población a tomar medidas de contención, y asilamiento. Se cerraron las fronteras entre ciudades con el fin de detener la propagación entre municipios. Al no poder regresar al puerto, nuestros familiares nos mandaron instrucciones y dinero para prepararnos para el aislamiento. En esos días fuimos al supermercado y compramos todo tipo de reservas para nosotros dos, como estaríamos encerrados por varias semanas, también nos abastecimos con una buena provisión de marihuana, Indica y sativa, así como cerveza, 20 cajas de Imperiales en lata. Todo estaba preparado para que pasáramos el encierro de la manera más cómoda posible.

La primera semana de aislamiento paso, abril estaba casi encima de nosotros, y aun quedaba mucho tiempo de encierro. La rutina era tranquila, en las mañanas hacia yoga, fumaba un poco de mota en la bonga antes de desayunar, esto me relajaba. Después de hacer un aseo rápido del apartamento, me entretenía, revisando mensajes, leyendo algún libro de los tantos que tenia en espera y que por circunstancias de la rutina en la universidad no me quedaba tiempo para leer. Era los libros, o bingear una serie tras otra en Netflix, que como los libros tenia muchas por ver y era hasta cierta forma mas entretenido que leer. Mi amigo se levantaba un poco mas tarde, al igual que yo, ejercitaba un poco antes de comer cereal para luego preparar el almuerzo ya que él podía cocinar y yo no pasaba de saber hacer tostadas con huevo. Así que el arreglo funcionaba, él se encargaba de el almuerzo y yo del aseo y la cena, que por lo general eran cosas ligeras ya que ambos nos cuidábamos para mantenernos en forma.

La segunda semana paso, y a pesar que la rutina no era pesada, el no poder salir del apartamento nos estaba pasando factura. A eso sumado las ansias de un cuerpo que tanto el y yo teníamos, lo sé porque de vez en cuando lo comentábamos y criticábamos la situación de no poder tener un respiro sexual. Yo me masturbaba dos veces al día, en la mañana cuando el aun dormía, y en la noche justo antes de dormir. Estoy seguro que el habría encontrado otros momentos para hacer lo mismo, después de todo somos jóvenes y es natural que queramos desahogar esos deseos. Pero de cualquier forma seguíamos con nuestra rutina, que por ilógico que pareciera, tener tanto tiempo libre nos estaba aburriendo. Quizás por no poder salir del apartamento, estar viendo las mismas 4 paredes de la sala, yendo de la sala al balcón del balcón a la sala, la cocina, que visitábamos a cada rato, producto de la ansiedad que nos agobiaba y recordándonos a si mismos que no podíamos malgastar las provisiones. Provisiones, así como la mota y la cerveza, la cual bebíamos y fumábamos moderadamente los fines de semana. Quién sabe cuándo tendríamos la oportunidad para volver a bastecernos.

Lentamente pero seguro, llego la tercera semana. Superados los 14 días, de estar encerrados, manteniendo nuestras rutinas para distraernos del hecho que no podíamos salir del apartamento y sumado el hecho que en la ciudad el peligro de salir a las calles era cada vez mas serio. Los eventos de nuestra historia comenzaron una calurosa tarde de abril, con temperatura de los 33°C, algo por lo que la ciudad de San Pedro Sula, se caracteriza y mucho más aun en época de verano. El año pasado habíamos planeado veranear en Útila, Islas de la Bahía, pero no hace falta decir por que los planes estaban cancelados. La esperanza de salir a bañar era nula a ese punto. Esa tarde estaba sentado en el living leyendo un poco, yo usaba solo puti shorts negros con patrones floreados psicodélicos y sandals café. Albertito salió de su habitación a hacer jugo, usaba solo unos bóxer blancos ajustados, que dejaban poco a la imaginación sobre todo el tamaño de su paquete, que para estar flácido se notaba grande, así como buen bulto de saco de huevos. Traté de no voltear a verlo, pero fue casi imposible, era el único hombre al que tenia acceso para ver en persona, así que lo vi, intentando disimular lo mas que pude. De nada sirvió el se fijo y solo pudo dejar escapar una pequeña sonrisa, como quien no daba crédito que yo lo estuviera morboseando.

¿Vas a querer jugo? – Me pregunto Alberto mientras echaba unos cubos de hielos en el blender.

Eh, sí, por favor. – Alcance a responder, tratando de disimular que me había tomado por sorpresa el verlo salir en calzones.

Por poco salís en bolas. – le dije para tratar de cortar el hielo que mi asombro había dejado en el ambiente.

Si, hahaha, es que no aguanto el calor. Tengo el ventilador a full y no quiero encender el aire acondicionado. ¿Espero que no te incomode? – Confesó Alberto, un poco apenado por haberse presentado en paños menores frente a mi

No, para nada. Es solo que me tomaste por sorpresa, pero no me molesta. ¿Te acuerdas cuando pasábamos los veranos jugando videojuegos con la mara(expresión para decir amigos en Honduras)? Siempre andábamos en calzones, hahaha. – Le dije para calmarle la pena.

Sí tienes razón. – Me contestó sirviéndome un vaso de jugo, y se sentó en el sofá frente a mí.

Voy a armar. – Le dije, mientras sacaba la parafernalia.

Buena hora para un dutchie(puro). – Me dijo haciendo alusión a la hora, que daban 5min para las 4:20pm

*Reímos ambos*

Había roleado un “batecito” de indica.

Eran las 4:20pm y ya estábamos roleando el dutchie.

Estuvimos hablando, filosofando sobre existencialidades, matando el tiempo. Después de un rato, decidimos ver una película, encontramos en Netflix una película que se había estado promocionando, “El hoyo”. Ya estábamos bien tostados por la mota, así que nos quedamos en silencio viendo la película. Todo el tiempo que duro la película, estuve viéndole de reojo, sus piernas estaban bien tonificadas, y el vello de sus piernas era espeso. De sus boxers, templados por lo trabajado que tenia sus glúteos, salía un camino de pelos delgado pero tupido de pelos que iban a dar a un mar de pelos en su pecho, también tonificado, que casi se mezclaba con la mata de vellos que salían de sus axilas. Alberto no se había rasurado en todo el periodo de aislamiento y ya mostraba una barba tupida y crecida. Le contrastaba tan bien con los ojos dorados color miel. En ese momento me daba cuenta que mi amigo era realmente muy guapo y estaba despertando en mí; deseos que nunca pensé tener hacia él. No era blanco, mas bien tenia un tono de piel color bronceado, era una belleza latina. Estaba recostado apoyando su cabeza en sus antebrazos cruzados detrás de su cabeza, posición que dejaba admirar sus brazos muy trabajados. No daba crédito cuan bueno se había puesto mi Albertito, era extraño y emocionante al mismo tiempo recorrer su cuerpo con la mirada, era como si lo viera por primera vez, y si era la primera vez que lo miraba de tal manera, de pronto solo quería poder tenerlo.

Me detuve.

¡Es Albertito, mi mejor amigo! ¡No puedo verlo de esta forma! – Pensé, reparando en la idea de cómo le explicaría por qué le miraba tanto si llegase a descubrirme.

Y, aun así, verle era justo lo que quería. Pero no podía dejar que me descubriera, eso solo incomodaría las cosas entre nosotros, además estábamos sin posibilidad de salir, solos, él y yo. Me levante del sofá a penas termino la película, para preparar algo para el bajón, además era momento de hacer algo de cenar. Durante la cena Alberto seguía en calzones, mientras yo, hacia un esfuerzo por no quedarme viéndolo. Esa noche casi no conversamos mucho durante la cena, cada uno veía la pantalla del móvil, intercambiamos uno que otro comentario o chiste, pero sin profundizar ningún tema. Alberto se levanto de la meza, un tanto callado, y se encerró en su dormitorio.

Esa noche me hice una paja pensando en el cuerpo de Alberto. En mi mente recorrí cada parte de su cuerpo. Bese sus piernas, sus muslos, lamí su abdomen e imagine el olor de sus axilas. Imagine como seria su polla, si seria igual de poblado que el resto de su cuerpo, o si se manejaba rasurado. Así me masturbe varios minutos hasta venirme cuantiosamente. Había sido tanta la excitación que un trallazo de semen me mojo la barba, y otro me alcanzo el pecho. Me di un baño para limpiarme y dormir mas fresco. Me dormí un poco arrepentido por haberle dado rienda suelta a mis deseos, sentí que había hecho malo.

“¡No puedo seguir teniendo estos pensamientos, fuck! Alberto es mi mejor amigo, mi compañero, es como un hermano!” Pensé, típico arrepentimiento después del orgasmo. Ya relajado y satisfecho, me quede dormido.

Alberto

Estos días de verano, pasaba casi todo el día en calzones. Solo me vestía para salir al living y convivir con mi amigo Marlon. Pero esta tarde no aguante, la temperatura estaba tan alta que no tuve mas remedio que salir en calzones, y honestamente no pensé que hubiese algún problema, Marlon y yo siempre hemos sido muy cercanos, y nuestras diferencias sexuales nunca han sido un obstáculo para nuestra amistad. Cuando salí al living, no pude evitar ver la cara de sorpresa de Marlon al verme, supongo que es normal que el se fije en mi por ser hombre. Aun así, no me pareció inapropiado, después de todo, solo había sido sorprendido un poco, pero no parecía molesto o incomodo con mi presencia semi desnuda en el living. Le ofrecí un poco de jugo y empezamos a charlar mientras fumábamos algo. Estábamos viendo una película en Netflix, y no estoy seguro, pero sentía su mirada sobre mí. Es como si de repente, mi cuerpo se sintiera expuesto, no quise voltearle a ver por temor que mis sospechas fueran ciertas así, que ignore ese sentimiento y me concentre en la película. Habiendo terminado la peli, Marlon como de costumbre preparo una ensalada de frutas y unas crepas para cenar y bajonear. Yo tenia deseos de ir a mi cuarto y ponerme una calzoneta, pero si me cambiaba ahora, y con el calor que hacía, iba ser obvio que estaba incomodo, así que me quede en calzones el resto de la noche. Había una sensación tensa en el ambiente, o al menos era mi impresión. Marlon rara vez me volteo a ver y yo, pues nos quedamos viendo el teléfono. Han de ser inventos míos. – Pensaba nervioso, cuestionándome si salir semi desnudo había sido buena decisión. Me sentía tenso, pensé que estaba incomodando a Marlon y no era justo. Si el fuese una mujer y estuviera semi desnuda yo también estaría evitándole para no incomodar el ambiente. – Pensé, justo antes de levantarme e irme a la habitación.

Estuve jugando videojuegos hasta casi las 3 de la mañana hora en que me levanté del ordenador y me recosté. Y por alguna razón, no podía dormir, se me empezaron a venir ideas que nunca antes había tenido. Tenía la cara de Marlon llena de sorpresa clavada en mi mente, y no podía dejar de pensar que él me había estado viendo mientras mirábamos la película. ¿Sentirá algo por mí? O ¿Serán inventos míos? – Pensaba preocupado. Esa noche no me masturbe, porque la culpa de pensar que había puesto a Marlon en una situación incómoda no me dejaba excitarme y por más que quise ignorar esos pensamientos, era imposible.

El sonido de las olas evaporándose en la orilla de la playa eran tan relajantes, cada ola empapaba la arena negra que contrastaba con la arena seca, dorada por el fuerte sol, eran quizás las 3 de la tarde. ¡Por fin! Estábamos en Útila, mis amigos y yo habíamos planeado el viaje desde el año pasado. Había buena música y la estábamos pasando de lo más relajado. Mi ex platicaba con una amiga, ambas chicas platicaban y se mostraban muy cariñosas entre sí. Demasiado cariñosas, casi como si hubiera algo más entre ellas. Quería escuchar lo que hablaban, pero no entendía nada, había mucho ruido. Me levanté del lugar donde estábamos instalados y me puse a caminar por la orilla de la playa, con el agua mojándome los pies y la brisa del mar pegándome en la cara. Que sensación más relajante. – Pensé. Tenía que meterme al mar, era lo que quería hacer desde hace un tiempo. Yo estaba con unas bermudas y calzado de baño. Estaba con el agua casi llegando a mi entrepierna cuando una vos me hablo por detrás, al principio suave y luego más fuerte y cercano.

“¡Alberto, Alberto!” voltee y no podía creerlo. ¡Era Marlon! Y estaba casi desnudo a no ser por un bikini azul oscuro, que dejaba ver toda su verga, y su trasero estaba completamente descubierto. ¡Podía ver todo su culo!

¿M-Mar-Marlon? – Le dije con asombro.

¡Estas denudo! – Lo confronte.

¿Acaso no es lo que querías? – Me contesto Marlon

¿De que estas hablando? ¿Vos sabes que somos amigos, por que querría verte desnudo? – Le respondí un poco sacado de onda.

Marlon: “Acaso ya se te olvido como me enseñabas el paquete? Querías que te viera desnudo. Así que aquí estoy desnudo para vos.”

Marlon se me acerco y me cogió por la cintura, cara a cara, colocando su boca muy cerca de la mía. Me cogió las manos y las puso sobre su culo. Yo no podía creer o que estaba pasando. Sus nalgas se sentían tan suaves, tonificadas. ¡Masculinas!

Marlon, ¿qué estás haciendo? somos amigos!

Albertito no te hagas, mira como estas de duro, me decía mientras me frotaba mi verga por encima de las bermudas.

¡No podía creerlo, estaba durísimo con Marlon! Le sobaba el culo con ambas manos, mientras el me sobaba la verga con una mano y con la otra me cogía por la espalda media. Nuestras respiraciones, cada vez más agitadas, chocaban una con otra, nuestros labios estaban a un centímetro de distancia.

Me aflojo las bermudas y me metió la mano para coger mi verga, y ahí mismo le empecé a besar fuertemente.

Sonó la alarma del puto celular, que desde los días de universidad se me había olvidado cambiar la hora y siempre me despertaba a las 9 de la mañana. Tenia una tremenda erección.

Marlon! – Pensé con sorpresa.

Había estado soñando con Marlon, me besaba con el y le deseaba. En ese momento quería terminar de cogerle por el culo, pero era un sueño. ¡Pasados varios segundos vino la realidad, estaba soñando con un hombre!

Marlon

La mañana siguiente

Como de costumbre, me levante muy temprano tipo 7 de la mañana. Hice mi rutina de yoga, bench press, y aeróbicos. Ya no recordaba nada del episodio del día anterior. Me hice una proteína y me puse a regar las plantas, hacia un clima mucho mejor que ayer. Era una buena mañana, cielo azul, hacía unos 24° C. Era perfecto para fumar, rompí unas flores de mota y las puse en la bonga de agua. Dos hits grandes y me quede sentado en el balcón solo dejándome llevar, me acorde que me había hecho una paja pensando en Albertito, me dio risa, quizás por lo fumado que andaba. Quise hacerme una paja, pero con la imagen de mi amigo aun en mi mente, mejor descarte la idea. Al rato de estar ahí me bajo una fuerte pereza por el ejercicio y la mota, así que me regrese a dormir. Cuando me desperté era la 1 pm. La temperatura estaba a unos 32° C, me debatí si salía con un puti short o no. Al final decidí salir al living solo con el puti short, era común que yo usara puti shorts y con el calor era válido, además de que cubría mas que los calzones en los que Alberto decidido salir el día anterior. Al salir me dirigí al baño para refrescarme un poco el rostro. Cuando salí, chocamos Alberto y yo, el andaba solo en toalla, por lo que al chocar se le cayo la toalla. Su rostro paso de pereza a apenado, más cuando se agacho a coger la toalla y esta se había atorado en la esquina inferior de la puerta cuando yo salí del baño y empujé la puerta hacia afuera. Por pocos segundos pude ver su verga, semi dormida, muy peluda al igual que su cuerpo. Cuando levanto la mirada y se acomodo la toalla, el estaba rojo, al igual que yo lo estaba.

¡Perdón! – Se disculpo enfáticamente

¡No-eh- no pasa nada! – Le consolé, casi mudo y sin poder articular bien.

Yo me hice a la izquierda para dejarlo pasar y el a su vez se hizo a mi izquierda para dejarme pasar. Volvimos a movernos rápidamente ahora hacia la derecha, reímos incomodos, y lo dejé pasar al baño y yo seguí hacia el living.

Podía escuchar el agua de la ducha sonar mientras Alberto de bañaba. Mientras yo, en el living, sonrojado y sin saber que pensar de lo que acaba de ocurrir.

Cuando Alberto dejo caer la toalla, vi por primera vez su verga. No sabría decir con certeza cuanto le media de largo, por que era obvio que no estaba duro. Pero si se podía notar que era una verga gruesa y venuda, además de tener una cabeza grande oculta bajo su prepucio. Además, tenía una mata espesa de vellos púbicos negros y ondulados. Yo me encontraba en shock. Por un lado, le había visto la verga a mi amigo, y era una verga deliciosa. Y, por otro lado: ¡Le había visto la verga a mi amigo heterosexual!

Alberto se termino de duchar, y se metió al cuarto. Salió unos minutos después solo con una calzoneta floja, y se dispuso a hacer el almuerzo. Hizo unos filetes de pescado, rice and beans y tajadas de plátano con ensalada de repollo. No comentamos nada sobre lo que había pasado, supongo que ni él ni yo queríamos tener esa conversación. Aun así, estoy casi seguro que ambos estábamos pensando en lo mismo ya que había momentos de silencio en los que le veía pensativo. Quería romper el hielo, no me gustaba esa tensión sexual que había entre los dos. Pero y ¿si estaba imaginando todo? ¿Y si solo estaba mal interpretando las cosas? – Esas preguntas me agobiaban, así que mejor no hice ningún comentario. Terminamos de comer y limpié la cocina, al volver al living Albertito estaba armando un purito de mota, me senté frente a él y sin decir nada lo encendió le dio 3 jalones y me lo paso. Después de rolear el puro un par de veces, me dijo que quería jugar Super Smash Brawl. Le dije que sí. Que hace tiempos que no jugábamos y se me antojaba jugar con él. No se si fue la forma como se lo dije, que hizo que dejara salir una pequeña risa subliminal. Fuimos a su cuarto, el encendió el aire acondicionado, la pantalla y el switch. Nos sentamos en la falda de la cama frente a la pantalla a menos de un metro de distancia del otro. Estuvimos jugando un buen rato. Íbamos en la decima partida, y el solo había ganado 1, me parecía extraño ya que el era muy bueno en Super Smash Brawl. A la decima quinta partida, 11 ganes míos y 4 ganes de él, me dijo que ya no quería jugar. Le conteste que no fuera tan marica. A lo que él me regreso: “El marica aquí sos vos” en tono medio jocoso. Reímos y me tire a la cama, le dije que mejor se trajera la bonga, que el cuarto estaba frio y no quería fumar afuera. Me quede tirado en la cama boca abajo. Enseguida volvió con la bonga se sentó al lado mío en la cama y escuchaba el percolador burbujeando mientras el pegaba unos hits. Me dio una palmada en el culo, un poco mas abarcadora que una palmada normal, me dijo es tu turno “marica”. Me di vuelta y cogí la bonga. Así te gusto haha. – Le dije riendo antes de llevarme la bonga a la boca y darle dos fuertes hits que casi me dejan sin pulmones. Le regrese la bonga a Albertito que le dio otro hit. Yo lo observaba, y estaba casi seguro que tenia una pequeña erección. Yo andaba los huevos llenos, y me pudo más la putería así que le dije sin más. ¿Ves que si te gusto? – Le dije en tono jocoso. El se puso rojo y no supo que contestarme. Yo me sorprendí como mi comentario lo había sorprendido y mas como su calzoneta de tela dejaba ver una erección. Inmediatamente yo tenía una erección también. El tamal se había destapado. ¿Que podíamos hacer para desmentir lo que a la vista era claro? Le vi directo a los ojos, y al no ver una señal de protesta le puse mi mano izquierda sobre su verga por encima de la calzoneta. Su rostro era un mar de emociones, estaba rojo como chile, y no podía articular una palabra. Pero era claro, él lo quería, lentamente puso la bonga en la mesa a su lado de la cama. Su verga a este punto era un mástil de hierro en mi mano. Fácilmente le calculaba unos 22cm de verga dura y venosa. El se bajo un poco en la cama para poder recostarse. Yo le seguí acomodándome en medio de sus piernas, estrujando lentamente su verga por encima de la calzoneta.

Ya no aguanto. – Me dijo con vos quebrada instruyéndome con la mirada que le ayudara a quitarse la calzoneta.

El pobre estaba paralizado del miedo, pero era obvio que lo estaba disfrutando. Le baje la calzoneta un poco debajo de las rodillas y el se la termino de quitar con sus pies. Enfrente mío había una verga de macho alfa, venosa y cabezona con una mata de pelos negra sobre su pubis. Debajo colgaban dos huevotes grandes peludos y estirados por el calor. Había un aroma a macho que me golpeaba la cara, era una fragancia exquisita, y de la punta del glande goteaba una línea delgada de pre-cum.

Enfrente mío estaba mi amigo con sus piernas gruesas y velludas, semi abiertas, mostrándome todo su sexo. No pude más y me llevé su glande a la boca.

Si. – Un gemido de alivio lento y apagado salió de él.

Era música para mis oídos, yo estaba a mil, succionaba su glande por completo con un ritmo suave pero certero. Sus piernas se iban abriendo, entregándose al placer que mi boca le producía. Mi mano izquierda se abrazaba de su pierna izquierda y con mi mano derecha le sostenía los testículos y los masajeaba lentamente. Cada vez dejaba salir gemidos mas libres, dejando de callar el placer que estaba sintiendo.

Poco a poco iba bajando mas en su verga, su cintura se movía poco hacia adelante, sus ganas de penetrar eran latentes. Si llegábamos a eso, primero lo haría sufrir de ganas. Pase mi mano derecha por debajo de su pierna derecha y me abrace a ella. Estaba abrazado a ambas piernas, y con mi boca bajaba rápido y subía lento en todo su tronco, aun me quedaban unos 4 centímetros para tragarla completa. Sus quejidos eran duros, ya se había olvidado del temor que tenia al principio, estaba entregado al placer. Con sus manos se aferraba a las sabanas y sus piernas abiertas y sus rodillas flexionadas. Alberto estaba a mil, pero yo no estaba listo para dejar de mamarlo. Su verga era derecha y gruesa desde la base hasta la cabeza. Su verga estaba ya mojada de saliva en su totalidad. Con mis brazos colgados de sus piernas me impulse hasta bajar los últimos 4 cm, mi nariz golpeo su pubis.

Asiiii que rico hijueputa! – Me gritaba Albertito

Un olor fuerte a macho me golpeo la nariz, su pubis estaba limpio pero el aroma único de el estaba bien impregnado. ¡Me encantaba la verga de Alberto! ¡Era una verga deliciosa! Empecé a subir hasta el medio de la verga y bajar de nuevo al pegué. Varias repeticiones para luego sacarla toda y mamar su glande un rato más, y enseguida volver a tragármela toda.

¡Que rico mamas verga cerote! – Me decía Alberto, en un tono que nunca había compartido conmigo. Estaba demente de placer. Cuando bajaba al pegue me aprisionaba con ambas piernas.

Aguanta así por favor. – Aguanta así por favor, me ordenaba en tono de súplica.

Claro que iba aguantar, quería darle placer, cumplir con todo lo que me pidiese. Alberto me sostenía 10 a 15 segundos cada vez que me envolvía con sus piernas. Así estuvimos unos 10 o 20 min. Y Alberto cada vez cobraba mas protagonismo, estaba pasando de dejarse hacer a tomar el control. Estaba desatando al diablo, se estaba transformando en un macho dominante. El placer lo tenia desatado. Se paro en la cama y yo le seguí la verga con mi boca, así quedé en 4 frente a él, mamándole la verga. El me sostenía la cabeza y me metía la verga hasta el fondo. Me embestía la cara como si estuviera cogiéndome por la cara. Yo estaba en 4 con mi culo para arriba mamándole la verga como poseso. El alcanzo con sus manos mi culo y me dejo caer las palmas de sus manos en mis nalgas por encima del puti short, sintiéndome el culo a mano abierta. Luego me metió las manos por debajo del puti short, me sobaba el culo y lo agarraba como si me lo quisiera arrancar con las manos. El olor de su pubis me tenia hipnotizado. Que pijo de macho me estaba follando la cara, casi no reconocía al Alberto que estaba conmigo, era un Alberto prendido de placer. Se levanto y acerco por atrás, yo me quede en la misma posición, levantando el culo en 4.

Me empezó a meter las manos por la parte de debajo de mis shorts. Me manoseaba las nalgas adentro del short, el placer me tenia rendido, me dejaba tocar todo, le entregaba mi culo para que lo disfrutara a su manera. Me pidió que desabrochara el short. Así hice, y seguido me bajo el short hasta la mitad de la nalga.

¡Hijo de puta, que culote! – Me dijo, antes de morderme lento y sensual la parte superior de mis nalgas. Se estaba tomando su tiempo. Al igual que yo, él quería matarme lentamente de placer. Me metía las manos debajo de mi short y me masajeaba la parte baja del culo, mientras con su boca me comía la parte destapada de mis nalgas. Me lamia y mordía las nalgas, frecuentemente me decía lo rico que me veía así dándole el culo.

Ahhh si, seguí majes no pares. – Le contestaba entre quejidos de placer.

Me bajo y me quito los shorts. Con sus manos me indico que abriera las piernas, así quede con el culo completamente expuesto hacia arriba. No podía creer que Alberto estuviera viéndome así, estaba abierto para que el me hiciera lo que quisiera. Pensé que me iba a comer el culo, pero supongo que siendo su primera vez con un hombre decidió saltarse ese paso. Me escupió la entrada del culo y empezó a sobar la escupida contra mi ano con su glande. Escupió un par de veces mas y su glande poco a poco iba encontrando el camino, estaba medio glande adentro cuando:

¿Estas listo? – Me pregunto sin dejar de hacer presión en mi ano.

¡Si! Con cuidado, estas grande. – Le conteste entre gemidos.

Tranquilo maje, voy con cuidado. – Me afirmo.

Mi culo palpitaba y poco a poco se iba comiendo cada centímetro de Alberto. Sentía como su verga palpitaba cuando mi culo la socaba. Alberto la sacaba y la volvía a meter 1 o 2 centímetros mas que antes. Así me estuvo dilatando poco a poco un par de minutos, faltaban unos 5 centímetros para estar hasta el pegue, me cruzo un brazo por mi pecho y me levanto y con el otro brazo me abrazo por el abdomen, y se pego a mi espalda dejándome entrar el resto de su verga. Solté un fuerte gemido, la forma como me había penetrado era sensual y dominante.

¡Si hijueputa! ¡Que rico! – Fue todo lo que pude articular. Alberto me sostenía del cuello y de la cintura. Y empezaba lentamente con su mete y saca. Yo estaba tan lleno, su verga fácilmente media unas 5 pulgadas de gruesa. Con una mano alcance por debajo y encontré sus huevos grandes y viriles colgando, se sentía tan bien poder sostenerlos con mi mano mientras me daba un mete y saca lento pero seguro. Entraba lentamente y faltando la mitad se pegaba de golpe a mi sujetándome por el abdomen para luego sacarla lentamente y volver a repetirlo.

Estuvo cogiéndome de esa manera unos 10min, para entonces yo ya estaba dilatado y mi culo se comía su verga sin ningún problema. Me empujo la espalda y caí boca abajo dejando mi culo penetrado hacia arriba. Mi cintura arqueada y mi tórax en la cama, cogió por la cintura y empezó un mete y saca cada vez mas rápido. Usándome como una vagina de hule, me cogía con furia, después de varios minutos, se sentó con su verga en mi culo, sus rodillas flexionadas a mi costado. Se agarro de mis hombros y empezó a cogerme violentamente. Sentía su verga llegar a mi estómago, me estaba invadiendo con furia todo mi interior. Estaba fallándome con un frenesí satánico. Mis quejidos eran interrumpidos por sus fuertes embestidas. Se acerco a mi cuello, me lamio el cuello y llego a mi oído y me dijo, ¡“ahora sos mío cabrón!”. Me tenia a mil, ese susurro dominante me mato y me resucito al mismo tiempo. Sus bolas flojas y grandes, golpeaban mi perineo produciendo un sonido de sexo muy guarro. Yo estaba en un éxtasis, no recordaba la ultima vez que un hombre me cogiera con tantas ganas.

Estuvimos cogiendo así unos 20min mas y me dijo: “Quiero venirme”, “¿Puedo preñarte?”. Le contesté que sí, y me empecé a masturbar, estaba de punto. Unos minutos después le dije: “ya me vengo!” y el me empezó a follar como endemoniado.

Ahhh! ¡Me vine! – Le dije entre quejidos de orgasmo. A lo cual el me abrazo y empezó a jadear en mi oído “Ah, ah ah, ¡fuuuuck que rico!” – Me decía en el oído al venirse. Yo podía sentir como su verga palpitaba y me inundaba de semen. Ambos nos quedamos así un par de minutos después de habernos venido. Luego el se desplomo a mi lado cayendo boca arriba. Yo me acerque a su verga y le lamí los restos de semen, luego me acerque a el y le di un beso ligero en sus labios, desplomándome al igual que el a su lado.

Ambos estábamos tirados boca arriba, sin decir nada. Yo alcance la bonga y le di dos hits y se la pase…

Continuara…

Datos del Relato
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