Habían pasado un par de meses, desde mi debut como modelo de retrato erótico. (Leer: "Administrativa Sexual"; publicada aquí en relatos de confesiones). Así fue, que una prima que estaba por casarse, invito a las hijas de sus tíos, a probarnos los vestidos de damas de honor de boda en su despedida de soltera. Al ir a saludar a la novia, nos recibieron un dúo de amigas de esta, las cuales; vestidas de sexys madrinas nupciales, estaban adornando el living-comedor con preservativos inflados a modo de globos. Tras agasajar a la blanca y radiante Annet, las primas nos cambiamos los sostenes y calzones; por unos corsés y tangas de encaje, junto con medias de lycra y portaligas. Ya emperifolladas con los vestidos en tonos pastel, de amplio escote y anchas polleras cortas; procedimos a brindar junto a la novia. Luego de llenar por segunda vez nuestras copas con champaña, posamos para unas fotos, mostrando alegremente; nuestros pechos afuera de los escotes y con las faldas subidas para enseñar, las diminutas y translúcidas prendas íntimas, por delante y por atrás. En eso, una de las madrinas, hace pasar a un par de atléticos y enmascarados chicos con fracs, los cuales al ritmo de música tecno, comenzaron a desvestirse, con sensuales movimientos de pelvis y de traseros, ante nuestros chillidos.

Finalizado el baile erótico de los varones, que estaban en traje de Adán rodeando a la achispada novia, esta decidió ceder su puesto a una de nosotras; lanzando el ramo de flores para quien lo agarrara, tomara su lugar. Confundida entremedio de aplausos y griteríos, tenía el ramillete encajado en el escote, y sin pérdida de tiempo; una de las madrinas me encamino del brazo rumbo al baño, para cambiar de atuendo con la Annet. Con el vestido de nupcial ya puesto, sentí una reconfortante sensación al contemplarme frente al espejo. Entonces, recibí un apasionado beso de mi prima, la cual; me traspasó en la boca, una insonora pastillita que era para calmar los nervios, y que ingerí con gusto al re ‘pintarme los labios. De regreso al living-comedor, el ambiente se tornó libidinoso, al observar a Natalia y a Verónica; realizando una fellatio respectivamente a los bailarines. Alentada por los halagos de los varones acerca de lo bella que lucía de blanco, y por la unánime petición de las damas, para que improvisara una performance erótica bailable en representación de ellas; fue que asentí de subir a la cubierta de la mesa. Comenzó a sonar el tema: "Like a Virgin"(de Madonna), y acatando las instrucciones de una de las madrinas que me enfocaba con la cámara de video; empecé a mover son sensualidad las caderas.

Regocijada con la hipnótica melodía, desinhibídamente expuse los voluptuosos senos fuera del escote, cuidando de que el velo no me cubriera el rostro y sin dejar de sonreír y parpadear al mirar hacia la lente de la filmadora. Extasiada cada vez más con los cumplidos hacia mi figura por parte del público masculino y también femenino, fui recogiéndome la pollera del vestido a la altura del ombligo; sin dejar de contonearme cadenciosamente y de guiñar un ojo a la cámara. Mientras miraba al video, saboreándome los labios con la lengua y bamboleándome con gracia; comencé a bajarme la tanga de encaje, sin soltar el ramo de flores de la mano. Con delicadeza logre lanzar la pequeña y húmeda prenda íntima con la punta del zapato taco de aguja, a los entusiastas presentes. Gesticulando besitos dirigidos a la filmadora, procedí a separarme los labios vaginales y me introduje un par de inquietos dedos, los cuales; posteriormente me los lleve a la boca para lengüetearlos. Fogosa finalicé el espectáculo, sacudiendo frenéticamente la cola, con el ramillete metido entre los glúteos; sin dejar de sonreír, mirando para atrás por encima del hombro hacia la cámara. Reconfortada por la experiencia y agradecida por los parabienes de los que me rodeaban, fue que accedí a que me siguieran grabando; para recrear una breve ceremonia nupcial, seguida de una alucinante luna de miel. Ante un improvisado altar en la terraza, simulaba que me desposaba con el dueto de apuestos varones en topless de la cintura hacia abajo.

Tontamente me corrían las lágrimas por la emoción del ritual, despreocupándome porque me vieran los vecinos de los otros apartamentos; con los senos afuera del escote y con la pollera del vestido recogida y sin ropa interior. Secándome la humedad de los ojos, tras dar el sí, a la postiza y sensual jueza de parte, fui besada con lengua por mis supuestos maridos, y toda sonriente; mientras era acariciada desvergonzadamente por mis falsos esposos, mostré orgullosa el dedo con el par de anillos de casada a la lente de la video. Gozosa, termine el vals de los novios, tras percibir; como mis provisorios cónyuges, me punzaban el bajo vientre y las nalgas con sus erectas masculinidades. Sin dejar de sonreír a la cámara, pose con una pierna en alto para la sacada de la liga, en la cual; cada uno de mis hombres, me beso con lengua la mojada e hinchada vulva. Luego, el moreno esposo, me abrazo por la cintura y al elevarme a la altura de su pecho, me sujeto; dejándome suspendida con las piernas bien abiertas. Dichosa, con una mano me sostenía las enaguas del vestido arriba del ombligo y con la otra, procedía a lanzar el ramo de flores al acogedor público femenino. Entusiasmada al contemplar a las damas que se disputaban el arreglo floral, me deje llevar por las placenteras e indecentes caricias que me propinaba mi otro marido; al introducir sus juguetones de dos en mi indefensa vagina y expuesto ano. Mirando a la lente de la filmadora con los ojos casi cerrados y esbozando una sonrisa con los dientes apretados, fue que contuve un orgásmico alarido, tras sentir como le morenazo hundía su virilidad por mi orto.

Casi desvanecida por el doloroso disfrute, continué sonriendo a la cámara, mientras el otro esposo; me estiraba los labios bulbares, para mostrar la abertura vaginal que me dejo con su metida y sacada de puño. Manteniéndome enculada al cónyuge que me sujetaba por la cintura, este me llevo rumbo al dormitorio matrimonial, en tanto que las chacoteras féminas, me lanzaban arroz, tratando de achuntarme un puñado adentro del dilatado sexo. Allí el morenazo se tendió sobre la cama, llevándome montada en su regazo. Deleitada con sus manoseos en mis pechos y pellizcos en los pezones, procedí a acomodarme las enaguas del vestido, junto con sujetarme las piernas a los hombros, para que mi otro marido suplente, me penetrara vaginalmente. Por estar pendiente de mirar y sonreír a la lente de la filmadora, no me di cuenta, cuando lance un chillido de doliente deseo; la percatarme de que tenía acoplado por la vulva a mi otro esposo postizo.

Fascinada, le respondí entre gemidos a la camarógrafa. "Que sentía un delicioso puncetéo, con el choque de penes que me embestían al unísono las entrañas… "Entonces una de mis primas me vocifero; "¿Que diría el Manu' si te viese ahora?" -¡El Manuel mi novio!-exclame desesperada; al despertar de aquel lujurioso trance, en tanto me zafaba de aquellos poseedores sexuales.

Rápidamente entre al baño a mudarme de ropa, y al salir del departamento, me lleve la grabación de lo acontecido; advirtiéndoles a las demás, de que guardaran silencio, porque a ninguna les convenía de que se difundiera el video. Con sentimiento de culpa, le conté lo sucedido a mi novio, entregándole la evidencia. Tras ver por unos minutos lo filmado, este; rompió la cinta audiovisual. Al paso de los días, Manuel me fue perdonando el desliz, pero indico que estuviera preparada para cuando me sometiera a "La prueba de fuego". ¿A qué clase de evaluación pretendía enrolarme mi novio? La respuesta, en la próxima saga de este relato.