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Como el más ardiente de los eróticos chicos varones, el muchacho aquél parecía ya, como un desaforado volcán andante de la calentura sexual que lo poseía.
Era un muy atractivo y por demás hermoso dueño de un cuerpecillo y un rostro angelicalmente encantador, pero algo así como una maldita mala suerte que lo acompañaba, le impedía que las chicas, que además de morirse por él, muy afiebradamente lo desearan, pero esa mala suerte endemoniada... lo mantenía desesperadamente virgen.
Hasta que una noche de sábado, estando él hecho una auténtica candela pura, sale expresamente decidido a lograr -sí o sí-, la ocasión de poder descargar sus ya exacerbados impulsos eróticamente viriles, y poder, de esa manera, romper con aquel abstinente maleficio que iba a hacerlo estallar como una bomba si eso él no lograba.
Llegándose hasta una placita en penumbras, muy arbolada y en la cual un numeroso grupo de hermosísimas muchachas compartían su reunión en alegre charla de comentarios, risas y euforia, se detiene él escondiéndose no muy lejos de ellas tras unos enormes árboles para contemplarlas en extasiado gozo ardiente, mientras las despampanantes figuras exuberantemente estupendas de todas ellas vistiendo además aquellas indumentarias a cuál de todas más provocativamente excitantes, lo iban aceleradamente incitando en la más creciente excitación que ya, le habían puesto su genitalidad en dimensiones bestialmente asombrosas.
Gimiendo, suspirando y retorciéndose desesperado, el chico aquél era un verdadero macho bestialmente semental, en desesperado celo absoluto. Sin él verla, otra chica que hacia allí iba llegando para con esas otras reunirse, llegando por detrás de él y en silencioso paso...a él lo ve. lo ve, y advierte al instante, el estado en el cual se encuentra, mirando a sus amigas.
Ex profesamente cuando pasa a su lado más cerca de lo que bien ella podía haber evitado hacerlo, casi lo roza con su trasero inmenso para salir contorneándose de manera exagerada sabiendo ya, que ahora él sí la veía. El suspiro y gemido por el muchacho ahí al aire lanzado, le confirmaba tal cosa. Riéndose en silencioso gozo, continuó su paso hacia donde sus amigas estaban, las cuales, al así verla llegar, de inmediato advierten que "algo"...motivaba esa maliciosa expresión en ella.
Antes de que se lo preguntasen, la muchacha comienza, sin ninguna demora, a explicarles el motivo...
Habla ella a todas en cómplice baja voz advirtiéndoles de lo que se había ella encontrado ahí tras los árboles al llegar, y en atenta y silenciosa escucha, todas iban dibujando las más suspicaces sonrisitas por demás gozosamente maliciosas al enterarse de aquello.
De inmediato, las miradas de todas comienzan a apuntar hacia el lugar por la muchacha indicado, donde aquel muchacho, mirándolas atento continuaba.
Alguna de ellas, con ese desparpajo sarcástico e indisimulado que siempre en un grupo existen, suelta al aire una risita mezcla de risa, y carcajada mordaz, que arranca en algunas la discreta exhortación a la mesura, pero en otras, la complicidad que otras risitas manifiestan. Ya, un clima de "cosa" ahí entre ellas y él, se empezaba a dar.
Los mil comentarios entre las muchachas, ya son un verdadero hormigueo oral de baja voz y risitas aderezantes, mientras que ya...algunas carcajadas brotaban en alguna. El chico, ¡sentía hervir su semen en sus testículos ya como meloncitos de tan henchidos...!
Una chica, en provocativa sorna, exclama aquello que hacia él va dirigido:
-"¡Estás bieeenn calentito, ehh???"
Un coro de risitas de todas, ahí estalla enseguida. El muchacho, mudo y tímido... siente como si a su fuego atroz, le hubieran echado un baldazo de gasolina.
Ex profesamente, una de las muchachas comienza a bailar brazos en alto, subiendo completamente su minifalda dejando afuera sus enormes piernotas y dándole hacia él su enorme culo, para comenzar a moverlo en danzante movimiento provocativamente exprofeso. Las demás chicas, soltaban risas contemplándola eso hacerle. aquel muchacho...ya no sabía cómo hacer para soportar tanta "cosa".
Por fin, una de las muchachas le grita:
-"¡Ven...!¡Ven aquí a hablar con nosotras...no te quedes ahí mirando...!"
Pero es tal la exacerbada sobreexcitación que el muchacho sufriendo está en su genitalidad total, que la despampanante excitación lo ha dejado preso en una erección tan desmesuradamente escandalosa, que tiene ahora vergüenza de así presentarse ante ellas; y como se da cuenta además que casi la voz no podrá salirle, ahí se queda, y apenas algún guturalismo intenta como comunicativa respuesta a la invitación recibida.
Una de las muchachas, a las demás les dice advirtiendo suspicazmente la situación del muchacho:
-"¡Aaaahhh, pero por favoor!!! ¡qué tremenda calentura de bestia que tieneee!!!"
-"Chicas...vayamos nosotras!" -propone otra-.
Riéndose todas, salen hacia él en ligero paso...todas.
-"¡Hola... ¿Cómo estás...?" -Le dicen ya, junto a él ellas. El muchacho, preso en un estado de nervios y excitación desmedida, les sonríe en una mezcla de sonrisa y cara de doloroso estado de no poder con ése su mal de incomunicación y deseos mezclados.
Ellas, inteligentes y perspicaces, captan ése su carácter, y captan también, ésa su exagerada hermosura, virilidad, y encanto.
Es algo menor que ellas, sí; pero eso, obviamente no les preocupa...Lo miran, y se cruzan entre ellas rapidísimas e inteligentes miradas que no precisan de palabra alguna para entre todas ya entenderse...
-"Decínos algo, muchacho...no tengas temor..." -Le dice una, con tono casi maternal que de inmediato surte en él, positivo efecto.
-"E.…e.…yo...yo...estoy muy caliente . . . y.… y.…" -Y las palabras del chico aquél se entrecortaban entre gemidos y suspiros como de cansancio de una carrera de mil metros, y las muchachas debían hacer enormes esfuerzos por aguantar sus risas y no arruinar lo que ya, deseaban adelante llevar.
Una de ellas, acercándose a él comienza a acariciarlo entre el mirarse y sonreír cochino de otras, pero ésta, fingiendo estupendamente una "bondadosa acción", le pregunta melosa:
-"¿Quieres que nosotras hagamos algo contigo...?"
Aquella pregunta de aquella muchacha, parecía como el efecto de una milagrosa llave perfectamente precisa para lograr abrir un cerrojo que el chico aquél tenía en su ser, sin saber ni él mismo que estaba perniciosamente trancado. Y, como un dique que se rompe, comienza, aunque con dificultades sí, pero sin tapujos, a responderle lo que siempre había querido decirles a las chicas:
-"Chicas... yo... quisiera, si ustedes quieren... que me agarren y que hagan conmigo todo lo que hacerme deseen..."
Su cara hermosa y varonil, su mirada de hermosísimos ojos y su timbre al eso decir casi en un sollozo y con algo de felicidad al lograr decirlo, hace que aquellas muchachas comprendan el verdadero carácter erótico de aquel chico que no era otra cosa que un fervoroso amante de la Dominación Femenina y el querer a eso entregarse, que mirándose todas con los ojos como platos, boquiabiertas por un instante, pronto comienzan a sonreír, y algunas... a dar allí apartándose un poco... saltitos y silenciosos aplausos hasta chocando en el aire entre algunas, sus manos en victorioso festejo.
Riéndose ya un poco más sueltas otras, comienzan a decirle que lo que él desea "es lo más bello y natural y nada malo en absoluto" y... que ellas están "dispuestas a complacerlo".
-"¡María... andá y traé la camioneta... vamos a llevar a nuestro amigo hasta nuestra finca de paseos, para allí hacerle realidad su deseo!"
La muchacha María ya sale riéndose y corriendo, mientras todas ya reían en silencio algunas y otras no tan en silencio, y aquel muchacho estaba pasivamente ahí ya a la entera disposición de ellas.
Ahí quedaban esperando el arribo de María con la camioneta, y ellas reían y hasta crecían las risas en ellas. Y, viéndose todas seguras y libres de extrañas miradas en aquella solitaria penumbra de aquella placita sin ningún otro exponente humano, deciden entre todas...hacer que allí nomás aquel muchacho se les desnude completamente desnudo, cosa que éste acepta allí desnudándose ante ellas que reían con sus ya más que cochinas risitas así haciendo con él. Entre la oscuridad y la arboleda, las muchachas soltaban las más sinceras exclamaciones de gozoso asombro al ver aparecer al desnudo, aquella asombrosa genitalidad del muchacho con la cual, allá en la finca, ¡tanto irían a divertirse disfrutándola todas!
Allí entre ellas estaba ahora el chico aquél completamente desnudo, mientras aguardaban la llegada de María.
Cuando los focos de la camioneta aparecen alumbrando desde la esquina hasta allí rápidamente doblando, todas sueltan exclamaciones de alegría eufórica, y María suelta la carcajada al ver cómo estaba ya, el muchacho.
Rápidamente lo hacen subir subiendo rápidamente todas también, y la camioneta aquélla...parte como saeta alejándose de allí.
A las más sonoras carcajadas van todas ellas en la veloz marcha ya por la ruta rumbo a la finca aquélla, y, entre ellas desnudo y resignadamente aceptando lo sucedido, marchaba hacia su destino.... él.
No se pierdan, la continuación de esta historia que de lo real fue extraída. Todo el mundo, ¡a portarse bien! ¡Hasta la próxima!
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