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Categoría: En el Trabajo

Deseo salvaje

Estaba seguro de que ella lo deseaba tanto yo. Me ponía enfermo verla paseándose por delante de mi con esa mirada provocativa, recorriendo cada centimrtro de mi cuerpo.
Pero la muy zorra tenía reparos y siempre me daba largas despues de calentarme aun desde la distancia.
Cada noche me la imaginaba ante mi, desnuda, y mi polla se ponia a mil por hora. Era superior a mis fuerzas.
El otro día cuando se acercó supe que ya no había remedio. Iba a follarmela sin descanso costara lo que costara. Estaba harto de que la gran princesita me rechazara. Ya estaba bien y si quería jugar íbamos a jugar. Yo me encargaría de darle una buena ración de verga a esa zorra.
Por la tarde me aseguré de que no vendría nadie a la oficina y me las ingenié para que a ella le quedara trabajo pendiente.
Cuando la ví aparecer cerré las puertas de la oficina. Había llegado mi hora y mi polla estaba durisima pues ya presentía que esa tarde podría deslizarse en su maravilloso coño humedo.
La zorra estaba buenisima. Sus enormes pechos se asomaban por el generoso escote de su blusa y sus atleticas piernas asomaban por debajo de esa minifalda que poco dejaba a la imaginación.
Ella se sentó en su mesa y se dispuso a trabajar. Yo, por mi parte, ya lo tenía todo dispuesto así que sin más dilaciones, me acerqué por su espalda y le tapé la boca para que no gritara. Ella se asustó y empezó a revolver su cuerpo, tratando de liberarse y esos movimientos me excitaron aun más si cabe.
-Estate quietecita zorra y no te pasará nada que no desees.
Trató de levantarse de la silla pero no fue capaz y lo unico que consiguió fue ofrecerme una mejor vista e sus pechos cuando uno de ellos se salió del sujetador.
Sin que ella pudiera evitarlo la amordacé y así me evité el problema de que alguien pudiera oir sus gritos, en caso de que decidiera gritar, cosa que yo no tenía del todo clara pues estaba convencido de que me deseaba.
Por la fuerza la levante de la silla, sujetandola por la espalda y la llevé a mi despacho mientras por el camino le estrujaba los pechos. Al llegar a mi oficina la acosté en el suelo y ella pudo notar el peso de mi cuerpo sobre ella. Cogí las esposas que ya tenía preparadas y la amarré con ellas a la mesa.
Ella se revolvía tratando de liberarse pero pronto se dió cuenta de que estaba a mi merced y ya no tenía nada que hacer. Me miraba con una mezcla de miedo y excitación que me volvía loco.
-Vamos a jugar pequeña- le decía mientas empecé a romperle la blusa con furia.
Sus pechos estaban agitados y se movían al ritmo de su respiración. Cogí uno entre mis manos y comencé a estrujarlo mientras que comencé a mordisquearle el otro.
-¿Te gusta zorra?- le pregunté sin obtener de ella respuesta ninguna.
Tenía los ojos entrecerrados y podía ver en su cara como lo estaba disfrutando. Esto me animó y comencé el ascenso desde sus piernas hasta su coño donde pude comprobar que nacia un hermoso rio de flujo.
-Ohhhhhhh que maravilloso rio tiene aqui mi zorrita. Voy a explorar la cueva de esta putita- Se revolvió entre mis manos y se abrió de piernas para facilitarle la labor a mis dedos que ya se habían puesto manos a la obra y la exploraban con furia salvaje.
-Uhhhh!- los gemidos de ella se escaban entre la moraza. La muy puta estaba disfrutando estaba disfutando como nunca así que la abri más de piernas y comencé a comerle el coño sin descanso hasta que tuvo un par de orgasmos que no pudó disimular de tal calentura que tenía.
-Muy bien, pequeña puta, ahora soy yo quien va a disfrutar ¿Serás una buena chica si te quito la mordaza? Sabes que si no puedo enfadarme y hacerte mucho daño ¿verdad?
La zorra asintió y yo supe que no iba a gritar porque estaba tan caliente como yo.
Le quité la mordaza y su linda boquita se quedó libre así que le dije que quería la mamada más excitante que hubiera echo nunca y antes de que pudiera reaccionar se la metí entera en la boca y la obligué a chuparmela cosa que empezó a hacer con gran placer ya que la puta era una mamadora experta.
Cuando ví que me faltaba poco empecé a darle embestidas porque quería follarmela por la boca.
Que placer tan enorme me produjo correrme en su boca y ver como ella luchaba porque no se le escapara una gota de mi leche caliente.
Ella siguió mamandomela sin descanso y la polla se me puso tiesa de nuevo.
Me digí de nuevo a su tierno y chorreante coño y con los fluidos de este empecé a humedele el ano.
Le subí las piernas a mis hombres y apunte con la polla a su culo. Ella intentó zafarse
-No hijo de puta por el culo no
-Si puta por el culo ya hasta el alma. Ya verás como te gusta
Acto seguido se la inserté con saña en el culo y aunque al principio le dolió luego comenzó a disfrutarlo y a pedirme más.
-Uhhhhhh. Ohhhhh si, si, siiiiii. Dame más hijo de puta, dame por el culo hasta que me lo rompas. Culeame y rompeme en dos asqueroso hijo de puta.
-Si zorra no te preocupes que yo voy a enseñarte lo que es una buena polla. Toma, toma polla que te voy a meter hasta los huevos en este tierno culo.
Mis embestidas eran cada vez más bestiales y los gritos de placer de ella empezaron a llenar la sala.
A mi ya me faltaba poco para llegar al orgasmo y la zorra seguía corriendose sin parar y pidiendome más.
Ante esta situación se la saqué de golpe y ella empezó a gritarme como una posesa.
-No me la saques cabron. No me dejes así quiero que me folles sin descanso. Follame quiero que me la metas hasta el alma
Por nada del mundo iba a defraudar a mi puta así que sin dudarlo se la metí de un golpe en el coño abierto. Empecé a embestirla quería metersela hasta los huevos, que disafrutara de una polla como dios manda y vaya si disfrutaba. Volvía a llegar una y otra vez al orgasmo.
Yo no pude aguantar más y exploté dentro de ella en medio del orgasmo más fuerte de toda mi vida.
Me incorporé y le abrí las esposas para que pudiera soltarse. Se incoprporó y pude ver mi semen escurriendose por sus lindas piernas.
Me acerqué a ella y le mordí los labios mientras le daba las gracias por una estupenda ración de sexo. Para mi sorpresa ella me correspondió al beso y mientras recogía su ropa me dijo que volveriamos a repetirlo pero que la proxima vez sería yo el esposado.
Datos del Relato
  • Categoría: En el Trabajo
  • Media: 6.2
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
karina
invitado-karina 27-04-2005 00:00:00

Creo que hay otras vias de hacer las cosas sin tanta suciesa

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