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Categoría: Fantasías

Deseo cumplido

Les voy a contar como mi mujer hizo realidad sin querer mis fantasías. Ella tiene 43 años muy bien conservados, yo tengo 47 años .Con mi mujer tenemos sexo normal, dentro de nuestras relaciones sexuales somos liberales.

Todo comenzó en una fiesta familiar, conversando con Carlos un amigo en común, mas joven que nosotros, estaba bastante bebido.Sin tapujo me dijo que deseaba a mi mujer, que lo excitaba al ver esas pantorrillas, los muslos y lo mejor de todo su exquisito culo, redondo y apretadito.

Lo extraño de todo esto es que no me molesté al contrario, ví en esto la oportunidad de realizar mis fantasías sexuales.

Todo quedó hasta ahí, pero una vez en la casa le conte a Anita mi mujer lo dicho por Carlos, noté que se extremeció, me dió la impresión de que solo pensarlo se excitó.

Al ver esto le pedí su opinion, respondió que se sentia alagada de sentirse atraida por otro hombre.Le propuse entonces hablar con Carlos y llevar a cabo sus deseos, dió su consentimiento pero que me ateniera a las consecuencias que esto podria acarrear.

Carlos al saberlo se sintio extrañado al invitarlo a realizar sus deseos de poseer a mi mujer, pero aceptó y se exitó de tal manera al tener la oportunidad de realizar sus deseos de acariciar y penetrar el cuerpo de Anita.

Nos reunimos en un hotel, el ambiente invitaba a tener una noche de lujuria.Una vez desnudos los tres, Anita excitada ante la vista del tremendo falo que tenia Carlos, por lo menos el doble del mío, que era bastante grande.

Sin embargo Carlos no requeria incentivos mayores, exhibió su enorme verga, con la sola vista despertó deseos freneticos en Anita.Tirandola a la cama y con mano temblorosa dirigió su arma hacia los abiertos y húmedos labios de su sexo.Empujó, luchó por entrar... y lo consiguió. El inmenso falo entró con paso lento para no dañar a mi mujer, pero Anita dió un grito de dolor.La cabeza y parte del miembro ya estaban dentro.

Unas cuantas firmes y decididas embestidas completaron el trabajo y Anita recibió en toda su longitud el inmenso y excitado miembro de Carlos.Apesar del dolor Anita soportaba los movimientos hacia atrás y hacia adelante del miembro de Carlos. Colocó los brazos en torno a su cuello, y enroscó sus lindas piernas sobres las espaldas de Carlos, caliente como nunca.

Anita comprimió el terrible pedazo de carne introducido hasta los testiculos y sintió crecer y endurecerse todavia más.Carlos sin poder aguantarse más, dejó escapar el torrentoso semen dentro de la matriz de mi mujer, era tal la cantidad que derramó el liquido hasta las nalgas de Anita.

Al fin Carlos desmontó de mi mujer, y cuando Anita se puso de pie nuevamente sintió deslizarse una corriente de liquido pegagoso que le corria entre sus piernas.

Carlos tomó a Anita entre sus brazos y la colocó en cuatro patas de manera que dejara expuestas sus desnudas y hermosas nalgas.

Seguidamente, colocandose entre sus muslos apuntó su enorme miembro hacia el pequeño orificio situado entre las rotundas nalgas de Anita, y empujando su lubricado falo, poco a poco comenzó a penetrar en su orificio.Anita gritaba de dolor pero tambien de placer, esto excitó mas a Carlos y de un fuerte empujón introdujo todo su miembro de semental hasta los testiculos, comenzó a restregarse contra sus nalgas con el miembro insertado dentro de su pequeño orificio como le era posible penetrar. Anita mordiendose los labios, aguardaba los movimientos de Carlos para llevar su placer hasta el maximo.

Carlos, excitado de placer por la estrechez de ese orificio, acciono en torno a las nalgas de Anita hasta que, con una embestida final, llenó sus extrañas con una gran descarga de semen. Retirando del cuerpo de Anita, su miembro, todavía erecto y vaporizante, declaró que había abierto una ruta de placer y me recomendó que la aprovechara.

El espectaculo del placer que habian experimentado Carlos y Anita me provocaron una ecitación que exigia una perentoria satisfacción.

Anita yacia todavía sobre su vientre, encima del lecho, con sus nalgas totalmente expuestas, agobiada por el ataque que acababa de sufrir.

Tomé de la cintura de mi hermosa y caliente mujer, y dirigí mi mojado miembro y de un solo empujón se ló hundí hasta los testiculos, Anita restregaba su hermoso culo, contra el falo que tenia entre su pequeño orificio y sin más dejé escapar gran cantidad de semen dentro de mi mujer.Anita al sentir el pegagoso liquido dentro de su culo dió un grito de placer y le llegó un orgasmo igual al sentido con Carlos.

Despues de darle con todo a Anita durante toda la noche, nos dimos una ducha y nos despedimos de Carlos. Anita había gozado como nunca. Nos runimos en varias ocasiones mas a pedido de mi mujer.

Lo vivido en esos encuentros se los contaré mas adelante.

Datos del Relato
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