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Categoría: Confesiones

DESEABA ACOSTARME CON AQUELLA MUJER...

Ahora era sincera, me daba cuenta de ello. Había contado su historia real, y aun me hablaba sobre ello, mucho tiempo después .La Intuición dijo ella –esa es la palabra. Cuando te vi por primera vez la sentí. Hay sueños en los que tienes la certeza de que un día se materializaran –seguía contemplando el mar como si resumiera aquel sueño. La falda se agitaba por el viento, los pies desnudos sobre la área, el pelo sobre la cara-…Pasaron muchas cosas en mi vida, muy dolorosa algunas de las cuales te conté, aun antes de saber que te encontraría.
Pero un día, plaf. Todo cobro sentido y aquí estamos…
Había una sonrisa en su boca. Una sonrisa reflexiva, casi expectante, cuando me miro entornando un pocos los ojos por efectos de la luz. Una sonrisa de piel dorada por el sol en torno a su boca y los pómulos, tan tibia que podía percibirse su calor expandiéndose por el cuello y los brazos y los hombros y bajo de la ropa.
-Es como un poeta – añadió, que lleva un mundo de ilusiones a cuestas y que de pronto con una frase, una imagen fugaz, trazan todo un poema en su cabeza.
Sonreía con aquel gesto de hembra hermosa y sabia, serena por consciente de sí misma. Había carne bajo aquella sonrisa –pensé inquieto-. Había una curva que enlazaba con otras líneas perfectas, prodigio de complicadas combinaciones genéticas.
Una cintura, unos muslos cálidos que escondían el único de los reales misterios.
_Esa es mi historia concluyó. Estaba destinada a ti, y toda mi vida, mis estudios, mi trabajo en Hollywood –primero como cantante y después como actriz, incluso mis dos fracasos matrimoniales y el dolor por la imposibilidad de tener hijos, me encaminaban hacia ti antes de que yo misma lo supiera… Eres para mí el sueño de toda una vida.
Me quede en silencio, me rasque la cabeza, pase la mano por el mentón sin afeitar. Buscaba palabras, algo normal, común, que no se notase lo perturbado que estaba.
La contemple verdaderamente sorprendido, me parecía irreal lo que acababa de escuchar; no obstante era consciente que por algo ella era una de las estrellas favoritas de Hollywood.
Detrás de ella, dorándole casi hasta el blanco las puntas recortados del cabello, el sol se hallaba en declive en el horizonte sobre el Pacifico, frente a la playa de Venice.
Deseaba acostarme con aquella mujer, pero no una sino muchas, infinitas veces. Quería contar sus pecas con los dedos y con la lengua, y luego ponerla boca arriba. Abrir suavemente sus muslos, adentrarme en ella y besarle la boca mientras lo hacía. Besarla despacio, sin prisa, sin agobios, hasta suavizar, igual que el mar moldea la roca, aquellas sorpresas en sus ojos castaños, cambiarle el ritmo de la respiración, provocar el latido y el estremecimiento de su carne.
Y acechar atento en la penumbra, como un francotirador paciente, ese momento hecho de brevedad fugaz de intensidad egoísta, en que una mujer queda absorta en sí misma y tiene el rostro de todas las mujeres nacidas y por nacer , líneas de dureza que tan distante la hacen parecer a veces.
Mateo colon 6/26/2010 04:15 am
PD/ Seguramente me leerás, y aunque mi amor jamás se apagara…en la distancia es menos doloroso el olvido que vivir contigo.
Datos del Relato
  • Autor: mateocolon
  • Código: 22886
  • Fecha: 10-07-2010
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 3.45
  • Votos: 31
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2347
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