Sentía como metía su larga y húmeda lengua, le sentía respirar en mi espalda y como poco a poco me iba metiendo el vibrador en la boca para que lo chupase, después me lo metió entero, sólo pude gritar, era una mezcla de dolor y placer.

- ¿Te gusta? - dijo

- Sí, no pares sigue.

Me desató los pies y las manos, me puso boca arriba, tiró al suelo el vibrador y empezó a lamerme todo el cuerpo, pude tocarle y notar como estaba de excitado él, el juego le había levantado el ánimo, empezó a restregar su polla contra mi coño, una y otra vez:

- Por favor, no puedo más, fóllame.

- Espera, vamos a hacer que esto dure un poquito más - me dijo.

Cogió la gelatina y me la echó por encima, sentía como iba resbalándose por todo mi cuerpo y él la comía. Me quitó la venda de los ojos y pude verle la cara, estaba sudando, rojo, y tenía la polla enorme, estaba deseando follarme tanto como yo a él, cogió la cadena del collar y me la ató al cuello:

- Ponte a cuatro patas - apretó la cadena y sentí un dolor inmenso, pensé que me iba a ahogar, apretó más y más hasta que empecé a gritar, la sangre corría por mi cuello llenando la almohada de aquel olor dulzón.

- Cállate, te van a oír los vecinos - me pusó la mano en la boca y apretó un poquito más, le mordí y me levanté:

- ¿Pero tú estás loco o qué? - estaba muy enfadada, se acercó con un rápido movimiento y me dio una hostia que me dejó inconsciente, a las 2 horas me desperté con el labio superior roto y atada a la cama, me dolía todo el cuerpo, él no estaba y pensé que me había dejado allí hasta que alguien me encontrase, pero de repente se abrió la puerta y apareció:

- Suéltame - le dije - esto no es lo que acordamos.

- Tampoco acordamos que yo haría de perro, si eso fue una improvisación esto también lo es, además te va a gustar.

- Esto no me gusta, quiero parar y que te vayas de mi casa - le grité.

Se acercó y volvió a ponerme la mordaza, aunque hice todo lo que pude él pudo conmigo, me desató las manos y los pies, que estaban amoratados:

- Estro te va a gustar, más tarde me lo agradecerás.

Es lo ultimo que dijo antes de salir de la habitación.


Me había dejado sola, pero estaba en la casa podía oír la tele encendida, calentó palomitas, las podía oler, y en una media hora más o menos, volvió a la habitación.

- Ya estás más calmada ¿verdad?, te voy a quitar la venda, pero como grites .... - no acabó la frase, asentí con la cabeza y me la quitó.

- ¿Qué es lo que quieres? - le dije - ¿vas a matarme? - empezó a reírse.

- No chica, ¿cómo puedes pensar eso?, sólo quiero que lo pasemos bien, vamos a jugar ....

- ¿A qué?

- Es una sorpresa, ¿te gustan las sorpresas?

- Depende- pensé este tío me mata y se larga.

Me dejó desnuda sentada en la cama, me quitó la venda de la boca y empezó a besarme, y aunque sentía un dolor increíble en todo el cuerpo y tenía ganas de matarle aquel beso que me dio me gustó y me dejé llevar, además aún seguía teniendo ganas.

- Chúpamela - dijo y acercó su enorme polla a mi boca, la cual no cabía entera, pero pusimos un poco de empeñó y casi me ahogo, él no paraba de gemir - sigue, así, ..., que bien la chupas... que bien, no pares, más rápido ....

Antes de correrse me dijo que parase, me dio la vuelta ...