Con Delia teníamos ya siete meses de relación a diario, a excepción de sus períodos, me facinaba coger con ella. le enseñé todo lo que quería que aprendiera, me hacía super felíz y ella gozaba al máximo. Pero todo inicio tiene su fín, resulta que embarazé a Myriam mi actual esposa, y ya tenía dos meses de embarazo, eran las dueñas de la finca vecina a la de tía Carolina,(digo la de tía Carolina, porque ella la administraba, pero era 50% de mi madre también), claro las invitaciones corrieron y Delia lo supo, por lo que ese día temprano me llamó por teléfono para decirme que llegara a su casita porque me iba a preparar una cena, porque quería pasar esa noche conmigo. Cuando nos fuimos a la cama, estaba mas cariñosa y fogosa que de costumbre, me besó tiernamente todo el cuerpo, me mamó la verga estupendamente, se dió vuelta para quedar en un 69, sus labios vaginales delgaditos y rosaditos, así como su clítoris rojito, eran devorados por los labios y mi lengua, sentía sus jugos agridulces como manjar. se vino no se cuantas veces, y me sacó la leche de una manera muy especial, seguía mamando hasta ponerme a punto, se sentó sobre mi, y empezó a meterse la verga despacio, pero hasta el tope, sus movimientos de cadera en forma circular me hacía sentir a lo máximo, sentía el calor de su vagina estrechita y me apretaba con sus músculos vaginales, era estupenda la follada que me estaba dando, casi al mismo tiempo nos corrimos los dos, yo un poquito antes, pero al sentir mis chorros de semen inundando sus entrañas, no aguantó más y se vino, estaba super empapada. se sacó la polla y empezó de nuevo de mamarla, la puso super dura y se sentó nuevamente sobre mi, pero esta vez se la colocó en la entrada de su ano, y empezó lentamente a metersela, cosa que mucho antes le había pedido y siempre se negó, ahora ella misma se estaba rompiendo el culito, poco a poco y con el rostro con señales de dolor, se la metió todita, y empezó a subir y bajar, el ano dilatado ya recibía con placer el trozo de carne, y ella empezó a gemir, y yo frotaba su clítoris con mis dedos, se vino en su orgasmo y poco después me corrí en su culito, agotados nos dormimos. Por la mañana me pidió nuevamente sexo y nos corrimos dos veces más. Después me dijo que esa noche era nuestra última relación en pareja, que sabía lo de mi boda porque su madre trabajaba en la finca de los abuelos de Myriam, y no quería problemas, y que lo que más deseaba de esa última relación era haber quedado embarazada, porque deseaba un hijo del hombre que la enseñó a amar. Y efectivamente quedó embarazada de un niño lindo, pero a pesar de que yo amo a ese niño, lo mantengo, lo educo y todo, no me ha querido dar un momento de placer.