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María andaba en altibajos con su pareja, este siempre le recriminaba cosas, en especial cuando yo estaba cerca de ella, como que sabía que algo pasaba entre nosotros, pero yo fingía con tal de seguir comiéndome a María.
Una ocasión ella necesitaba ir a “LA MERCED” que para los que no son de México, la merced es un mercado rodeado de vendedores ambulantes donde se encentra de todo, desde dulces, juguetes, ropa, comida, de todo, el típico tianguis de pulgas como les llaman.
María estaba molesta porque al final este no la acompañaría, claro él era casado y con hijos y el sábado no descuidaría a su familia por ella, pero en fin, entre su molestia y su calza azul que entallaba sus piernas y nalgas que tanto me gustan me ofrecí para acompañarla.
M: ¿Pero no tienes cosas que hacer?
T: Estoy libre con gusto te acompaño.
M: Bueno, ¿nos vemos en el metro a las 10 vale?
T: Claro, ¡ahí nos vemos!
Llegué 10 minutos antes a la cita, la verdad decidí acompañarla porque quería cogérmela otra vez, el punto era como convencerla ya que ella vivía de prisa.
Finalmente, a las 10 con 10 minutos llego María, vestida de un pantalón de mezclilla ajustado que marcaba muy bien sus nalgas, zapatos bajos y una blusa azul, se veía bien, no tan provocativa pero bien, nos saludamos de abrazo y beso en la mejilla y nos fuimos rumbo al tianguis.
Durante todo momento trate de arrimarme a ella, la abrazaba por atrás y le acariciaba sus nalgas, ella no me decía nada, yo estaba súper caliente, quería follarla, quería penetrarla.
M: ¡Ay!! ¿Que es eso?
T: ¡Así me tienes bebe!
M: ¡Uhm!! Jajá, ¡al menos consigo eso en ti!
T: Lo que pasa es que tu no eliges bien, conmigo no saldrías de la cama, ¡jajá!
Tras decir eso, nos miramos fijamente y comenzamos a besarnos con desenfreno, mi lengua entraba en su boca, mis manos apretaban las ricas nalgas de María, ¡estábamos a medio tianguis y el faje estaba a mil!
T: Quiero cogerte nena, ¡ya no aguanto!!
M: Mmm! ¡Pero no tenemos mucho tiempo!
T: No me importa, ¡quiero tenerte ya!!
Con el tiempo encima, con su peor es nada llamándole y yo con la verga durísima, nos metimos al primer motel que encontramos, era de mala muerte, pero lo que importaba era que ya quería penetrarla.
Entre besos y caricias comencé a quitarle su ropa, la desnudé totalmente y la acosté en la cama, se veía espectacular, sus pezones estaban súper duros y parados, su vagina y estaba mojadisima, sus ojos estaban casi en blanco, yo me quite la ropa, mi verga estaba súper dura, mojada, sin decir más me avente a sus pies los cuales bese y lamí, ¡subí mi lengua por sus pantorrillas mientras mis manos apretaban sus ricos pezones!
Me deleité besando y mordiendo sus torneadas piernas hasta llegar a su vagina, la cual comencé sobando con dos dedos, ella se estremecía, yo acariciaba su clítoris, ella está gimiendo riquísimo, sin pensar más comencé a devorar su rica vagina, su sabor salado era un manjar par mi lengua, me metía hasta el fondo, saboreando su pucha, mi boca estaba empapada de ella, pero solo quería seguir devorándola.
M: ¡Ay!!! ¡Que rico!! uhm!!
T: ¿Te gusta mi amor?
M: ¡Por dios, uhm!! ¡No pares!!
T: ¡Ok, pero luego te toca!!
Estuve como 5 minutos más comiendo su fenomenal pucha hasta que decidimos cambiar, yo me acosté y ella sudada y excitadísima se dirigió a mi verga, la tomo con su mano y comenzó dándole unas lamidas fenomenales, su lengua iba de mis huevos a mi glande, luego la metía su boca jugueteando con su lengua y haciéndome estremecer.
T: ¡Uf!! ¡Que rico!!
M: ¡Me encanta esta verga!!
María me la tragaba fantástico, yo le apretaba la cabeza y guiaba sus chupadas, mi verga expulsaba fluido seminal que ella se tragaba gustosa, me sentía fenomenal, me imaginaba en ese momento la cara de su maridito viendo como su mujer me comía la verga, eso me motivaba mas a agárrala y ahogarla algo que a ella le fascino, la ahogaba con mi verga y ella gustosa recibía mi verga hasta la garganta.
Después de sus ricas chupadas ya estaba a mil, así que la acosté y abrí sus piernas y de un solo golpe la penetré, comencé a embestirla con fuerza, le mordía su cuello, las teas, me movía como gusano, ella gemía y m arañaba la espalda, sus gemidos me hacían moverme más y más.
M: ¡Dios!! ¡Ah!! ¡Que rico, uhm, que duro!!
T: ¡Uhm!! ¡María!! ¡Toma, tómala toda!!
Levante sus piernas y me las acomode en el cuello, me empujaba suave y fuerte, ella disfrutaba, le mordía las pantorrillas me empujaba con fuerza.
M: ¡Por dios, uhm, ah!!
T: ¡Que rico aprietas, uhm!!
Acomodé a María de perrito, y tomándola de su cintura la comencé a embestir con fuerza, mi verga entraba y sala con fuerza, sentía estar en el cielo, ella movía un poco su pelvis eso me daba un placer enorme.
M: ¡Que rico coges, uhm!!
T: ¡Conmigo tendrías esto diario, uhm!!
M: ¡Mas, no pares, ah!!
T: ¡Me encanta cogerte así!
Le puse las manos en la espalda y la embestía con mucha fuerza, ella tenía la cara en la cama y empinad se veía de lujo, mientras tanto una y otra vez la embestía con fuerza.
M: ¡Me vengo, uhm, me vengo!!
T: ¡Hazlo, no pares!!
La tomé del cabello y la embestí con toda mi fuerza hasta que sentí como comenzó a venirse, no me detuve al contrario le di con toda mi fuerza hasta que quedo ella boca abajo y mojada mientras yo seguía encima metiéndole mi verga.
M: ¡Uhm!! ¡Que rico, uhm!!
T: Eres caliente, pierdes tu tiempo con aquel.
M: ¡No hablemos de el!
T: ¡Cierto, mejor súbete y sácame mi leche!
Me acosté y ella subió a cabalgar, comenzó lento mientras mis manos se deleitaban con sus tetas que tenían el pezón a full, acariciaba su rica espalda y la empujaba a mí.
M: ¡Que dura, uhm!!
T: ¡Así me pones, jajá!
Ella se movía riquísimo, la cama rechinaba al ritmo de sus caderas las cuales movía fantástico, yo cerraba los ojos y disfrutaba tenerla encima mío.
T: ¡Muévete nena, uhm!
M: ¿Así nene? ¡Te gusta, uhm!!
T: ¡SI!!! ¡No pares!!
Sus movimientos eran sublimes, ella sabía mover riquísimo su cadera, poco a poco me estaba llevando al éxtasis y yo solo disfrutaba el momento.
Ya no podía más, ella estaba en una licuadora menando el trasero como loca, ¡mi verga no pudo más y comencé a venirme a chorros dentro de ella!!
T: ¡Uhm, uf!!
M: ¡Si!! ¡Dame tu leche uhm!!
El orgasmo fue fenomenal, ella quedo rendida encima mío y besándonos reposamos la rica cogida, finalmente unos minutos después nos aseamos y salimos de ahí, no sin antes aventarnos uno más, la llevé a su casa y ya era noche, su celular marcaba muchas llamadas, yo me sentí el mejor al saber que mientras él le hablaba, ¡yo le metí la verga a su mujer!
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