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Del Antro al Trío

Hace tiempo que ya habíamos hablado sobre el tema. Como que de broma en broma los dos terminamos por reconocer que teníamos curiosidad por hacer un trío. Esos días ya teníamos semanas platicando diversas formas y lugares en que podría ocurrir. Desde un principio hablamos de que lo que queríamos era invitar a un hombre. Yo siempre he sido un verdadero voyeur y ya le había confesado que tenía muchísima curiosidad de verla teniendo sexo con una mujer pero eso solo fue un paso para comenzar a imaginarla con un hombre o hasta mas, dos o tres con ella. A veces al tener sexo, fantaseábamos en voz alta y dejábamos que uno de los dos relatara en voz alta un trío hipotético con todo detalle hasta que la excitación nos descontrolaba por completo. Con ese ambiente era cuestión de tiempo que se nos presentara la oportunidad de materializarlo.

Aquella noche fuimos a un antro llamado La Madriguera. Anna iba hermosa, con una minifalda de mezclilla azul que dejaba ver sus piernas que por cierto son geniales. No sé qué me gusta más de ellas, el suave color apiñonado o lo gruesas y torneadas que las tiene para su estatura. Llevaba su cabello quebrado suelto, contrastando su color negro contra la tela de su blusa blanca ajustada y sin tirantes.

-Este lugar, cuando abrió, era para parejas del mismo sexo –dijo Anna- pero muy pronto se volvió centro de ligue también para heteros por lo relajado del ambiente.

-Creo que no voy a poder dejarte sola un momento, ¡porque me van a mandar solo de regreso a la casa!- le dije yo.
-¡Claro que no! Y en un antro gay nosotros como pareja vamos a ser menos que transparentes- dijo ella.

-Tú lo dices- contesté -pero yo no dije que fueran a tratar de ligarte estando conmigo. Me refiero a que si te dejo sola te van a tratar de ligar en menos de 1 minuto-

-¡Pero por supuesto que no! Bien me puedo estar la noche entera sola y no me voltearía nadie ni a verme, mucho menos a ligar conmigo-

-Yo sé, sin dudarlo, que si te dejo sola 10 minutos te sobrarían los galanes. Me dan ganas de apostarte- le dije.

-¡Ja! y a mí también- dijo ella – pero para darte tu merecido y veas que en este mundo ni quien se fije en mi. ¿Y qué vamos a apostar o bajo que reglas?-

-¿Qué te parece si entras tu solita?- le pregunté-Y yo entro 15 minutos después. Te apuesto a que para entonces ya vas a tener a tu lado a un galán muy acomedido.

-¿Quince minutos?- preguntó ella- me temo que es poco tiempo para que alguien se atreva pero ¿y entonces? ¿cuál es la apuesta?-

-Ah- le dije- ese es el chiste. Vas a ser receptiva con el primer chico que se acerque a modo de que cuando yo entre a los 15 minutos ya se pueda declara un ganador. ¿Va?

Anna me vió sorprendida y dijo: -oye espera- ¿y eso que tiene que ver? bien puede acercarse simplemente por cortesía y en ese caso eso no cuenta porque ¡eso no es ligar!

-Tienes razón- le dije –en ese caso te propongo que tratemos de invitar al chico a hacer ese trío que tanto hemos platicado…

-¡Ora si te volaste la barda!- dijo Ana aunque la verdad no pude ver en su mirada que realmente le pareciera mala idea.

-Nada es a fuerzas aquí mi amor. Yo solo lo propongo porque lo hemos platicado y tú has confesado que hasta has tenido fantasías así, de sexo con más de un hombre. Yo ya te he confesado que soy un voyeur y que soy lo suficientemente abierto como para disfrutar y excitarme al verte haciéndolo con alguien más-

Ella me miró y se quedó callada para mirar después hacia la puerta del antro. Entonces dijo: -pero y ¿por qué tiene que ser la primera persona que se me acerque? ¿y si no me gusta físicamente?-

-Pues es parte del mismo juego- contesté- Déjalo que te convenza, que trate de conquistarte, mi apuesta consiste en que alguien se te va a acercar antes de 15 minutos y que quien se acerque lo va a hacer con toda la intención de tener sexo contigo esta misma noche. Si gano mi apuesta, entonces lo vas a dejar que se aplique contigo, yo me voy a mantener al pendiente a una distancia prudente y cuando lo tengas muy animado le cantas el trato de ir los tres a un motel. Esa será tu labor por haber perdido la apuesta, ¿va?-

-Ja, pareces estar muy seguro de que vamos a salir de ahí con alguien que se preste a nuestro juego-

-Pues ya veremos- le dije ya que la ví animada- entonces… ¿entras tú solita?

Ana dudó solo un instante y luego con una sonrisa pícara comenzó a caminar hacia la puerta del antro bar.

De solo imaginar tonterías estaba muy excitado. La verdad no pude esperar 15 minutos y entré mucho antes. Sobra decir que a pesar de la oscuridad, pude darme cuenta de inmediato que para ese momento ya había ganado mi apuesta. Cuando entré, Ana me vio casi de inmediato con una expresión peculiar en su rostro, si no la conociera juraría que más que cara de derrota tenía expresión de divertido triunfo. Un hombre que se veía ligeramente mayor que ella estaba evidentemente tratando de convencerla que lo dejara sentarse en su mesa. Ella se hizo de rogar por unos momentos más pero dado que ya había perdido la apuesta no le quedaba de otra más que seguir el juego. Ella ya tenía una cerveza en la mano y él también así que simplemente se limitó a iniciar conversación muy animado.

Sorprendentemente Ana comenzó a jugar su papel y dejó que el hombre disminuyera su distancia física rápidamente por lo que pude darme cuenta que no le era tan desagradable a ella. Ella me dirigía miradas de vez en cuando y yo procuré que mi expresión la animara a llevar adelante el juego. Le puse un mensaje al celular: “cómo se llama?” “Aldo” me contestó, le pregunté “te gusta?” y ella muy discretamente contestó que sí con un leve gesto de la cabeza y respondió “hasta ahorita te sientes bien con el juego? Cuando quieras me detengo” yo respondí: “ya empezamos mi amor, vamos por todo” entonces ella me escribió: “quieres algo en especial?” ese solo mensaje me prendió y le contesté: “tu déjalo que haga su trabajo pero no le opongas mucha resistencia, recuerda que ME GUSTA MIRAR” cuando leyó ella ese último mensaje abrió los ojos y me miró como asustada por un momento pero casi de inmediato recobró la compostura. Creo que fue justo el momento cuando comenzó a disfrutar del juego y tuvo un gesto sutil de acercarse al hombre que de inmediato se notó como más relajado y también ligeramente se acercó a ella como dejándola apoyarse en su hombro. Comenzaron a platicar ya con las caras muy cercanas uno al otro y así estuvieron un rato. El poco a poco con el brazo izquierdo se apoyaba en el respaldo de la silla de Anna, evidentemente tratando de abrazarla mientras bajaba su mano derecha.

En algún momento Aldo dijo algo chistoso que la hizo reírse y Ana aprovechó el momento de las risas para recargarse un poco más en Aldo, el cual al ver ese gesto aprovechó para bajar su mano derecha rozando la pierna de Ana como para tantear su reacción y ella rápidamente acercó su pierna de forma que la mano de Aldo quedó apoyada sobre su muslo. Él se quedó entonces como sorprendido de su suerte pero no desaprovechó y comenzó a acariciar de arriba abajo. Al mismo tiempo trató de acercar su cara a la de Ana pero ella la retiró para evitar que la besara aunque no por ello retiró la pierna y no solo eso sino que la acercó más de forma que su minifalda se subió ligeramente. Obvio, yo que estaba sentado a unos 5 metros de ellos ya estaba súper excitado de ver como Ana estaba poniendo totalmente a sus órdenes al pobre Aldo que por la forma en que respiraba seguramente ya estaba a mil.

Fue entonces cuando Ana puso una mano sobre el muslo de él mientras con la otra tomó la mano con la que Aldo acariciaba su muslo y lo llevaba hacía arriba. Ahí fue cuando él ya no supo qué hacer y trató de besarla otra vez. Ana le permitió acercarse más pero en lugar de besarlo lo distrajo atrayendo aún más la mano de él hacia su entrepierna así que él ya no se resistió más y metió su mano por unos instantes mientras la veía a la cara como entre excitado y como entre tanteando lo que pasaba. Cuando retiró su mano se revolvió sus dedos poniendo en evidencia que lo que había encontrado estaba ciertamente mojado. En ese instante Anna se levantó, se dirigió al baño pero dirigiendo una mirada retadora a Aldo al mismo tiempo que se alejaba de él. Aldo no se hizo de rogar y fue tras ella y por supuesto que yo me levanté para seguirlos.

El baño de La Madriguera tiene una sala muy amplia pero bastante oscura con un juego de sala 1-2-3 y al entrar las puertas de los respectivos baños están a la derecha y a la izquierda de la entrada del vestíbulo y justo antes de entrar a cada baño hay otro pequeño pasillo bastante ancho y bastante más oscuro que el vestíbulo anterior.

Anna se movió rápidamente y se metió al baño sin dejar oportunidad a Aldo de acercarse y este último se limitó a esperarla afuera dando vueltas por la primera sala sin perder de vista la puerta del baño de mujeres.

Cuando Anna salió, Aldo se arrojó tras de ella de inmediato y la atrajo hacia sí para besarla mientras se dejaba caer con ella en el sillón individual de la sala, lo que hizo que quedara sentada encima de él. Ella correspondió al beso aunque muy pasivamente. Reconozco que al principio me costó trabajo no sentirme mal pero al mismo tiempo recordé que era parte del juego que yo mismo le propuse. Aldo recorría todo el cuerpo de Anna con sus manos y la visión terminó por excitarme al punto de que para que no se me notara terminé por sentarme en una mesa desocupada desde donde tuve una vista privilegiada mientras podía observar sin que fuera muy evidente. Cabe recordar que se trata de un antro muy liberal y que tiene esos rincones oscuros con toda intención. De alguna manera la pasividad aparente de Anna era plan con maña para permitirle a Aldo que se soltara.

En algún momento Aldo posó su mano por fuera de la ropa en el pecho de Anna y por la forma en que ella se estremeció fue evidente que estaba excitándose entre las manos de Aldo que al sentirla así no dudó bajando su otra mano hacia las piernas de ella, esta vez tocándolas con fuerza desde la pantorrilla hasta el muslo desde afuera, deslizando su mano hacia la parte interna para luego subirlas lentamente hacia su entrepierna por debajo de su falda. Anna cooperó perfectamente abriendo discretamente sus piernas. En ese momento le fue imposible dejar de estremecerse y en una aparente pérdida de control se dejó caer un poco arrellanándose en el poquito espacio que Aldo le dejaba en el sillón lo que le permitió a éste último quedar un poco más encima de ella e intensificando la fuerza de sus caricias. Cuando la mano de Aldo estuvo bien adentro entre sus piernas ella las entrecerró un poco tomando con una mano el antebrazo de él como para evitar que la retirara. Aldo comenzó a mover su mano rítmicamente. Yo me moría por saber si él estaba tocando su sexo por fuera de su pantaleta y si la habría deslizado por un lado para tocar sus partes directamente con sus dedos y no podía evitar imaginar su vagina completamente mojada. Estuvieron así concentrados los dos en la entrepierna de ella hasta que de pronto ella se estremeció y casi aseguro que terminó pero como que se contuvo de hacerlo muy evidente aunque apretó a Aldo contra ella con más fuerza por unos instantes para luego quedarse quieta por un rato. Mientras se relajaba, Anna aprovechó la penumbra de la salita para acariciar la entrepierna de Aldo con una mano como deseando abrir el cierre del pantalón.

Cuando se hubo relajado, Anna se acercó al oído de Aldo y le dijo algo que lo hizo abrir enormes ojos. En algún momento comenzó a buscar entre la gente y su mirada se detuvo en mi. Evidentemente sorprendido me observó sin saber qué hacer. Ana lo dejó pensar un rato y entonces se dirigió a mí para decirme al oído:

-Espero te estés divirtiendo tanto como yo.
-¡Claro!- le dije mientras ella regresaba con Aldo que todavía no parecía reponerse de la sorpresa. Entonces ella lo tomó de la mano y se encaminó con él hacia la puerta mirándome a mí y poniendo en claro que yo tenía que hacer lo mismo apenas alcanzándolos en el umbral de la puerta. Aldo me miraba incrédulo como pensando que yo no era capaz de soportar ver lo que acababa de ocurrir adentro entre mi novia y él. Fue cuando extendí mi mano:

-Hola Aldo, soy Mauricio, novio de Ana. Supongo que estás muy sorprendido por lo que está pasando aquí.-

-Ni como negarlo- dijo – esto es raro, no sé ni qué decir.

Aldo vivía cerca de La Madriguera y había ido a pie, así que no hubo problema en llevarlo con nosotros en nuestro auto. Enfilé a un motel.

Mientras íbamos de camino, Anna reclinó su asiento, lo que yo aproveché para comenzar a acariciar sus piernas. Ella inmediatamente se estremeció, aparentemente seguía excitada. Subí mi mano hacia su pubis y pude comprobar por mi mismo que estaba completamente mojada.

-Saliste bravo Aldo- dije mientras seguí tocando a Anna con mi mano derecha mientras ella ponía sus manos en su propio vientre en un gesto muy invitante a seguir haciéndola disfrutar. Aldo aprovechó la invitación y comenzó a acariciar su cuello, sus hombros como tratando de llegar a meter sus manos por el escote de Anna.

Yo traté de subirle un poco la falda para tratar de llegar más fácilmente a su entrepierna lo que ella captó de inmediato. Levantó un poco sus caderas y se levantó ella la falda hasta dejar descubierta su pantaleta que resultó ser una sexy tanga roja.

Yo seguí acariciándola mientras avanzábamos y muy pronto metí mi mano por encima de su tanga para poder tocar el paraíso. Ella separó sus piernas y pude concentrarme en acariciar suavemente sus labios mayores. Iba recién depilada y sus labios empapados por completo se resbalaban deliciosamente entre mis dedos. Estaba tan excitada que su clítoris comenzó a sobresalir entre sus labios permitiéndome tocar ahí fácilmente. Mientras Aldo hacía lo suyo suavemente con el pecho de Anna yo me dediqué a estimular lentamente su clítoris mientras ella hacía patente con su respiración, sus gemidos y sus movimientos que ya estaba fuera de control.

En esta delicada labor llegamos al motel que nos gusta a Anna y a mí. Había una fila de más de 5 coches esperando que se desocupara una habitación. Lo que hubiera sido una desagradable situación se convirtió en una excitante oportunidad. Volteé a ver a Anna que apenas podía abrir los ojos por la excitación y le dije: -quieres pasarte al asiento trasero?- Ella miró adelante como apenas dándose cuenta del obstáculo y rápida y ágilmente se brincó al asiento trasero. Obvio parte del encanto es que sentado adelante yo tenía que imaginar parte de lo que pasaba atrás de mí. Anna aparentemente estaba recostada detrás de mi asiento y había colocado la mano de Aldo entre sus piernas, cosa que Aldo estaba aprovechando muy bien. En algún momento debe haber introducido sus dedos en la vagina de Anna porque sus gemidos se hicieron intensos y más rítmicos. Yo estaba muy excitado y comencé a tocarme por encima del pantalón sin dejar de cuidar la fila. ¡Era urgente entrar a esa habitación! Los gemidos de Anna comenzaron a convertirse en gritos súbitamente en un obvio y delicioso orgasmo con la ayuda de la mano de Aldo justo en el asiento trasero.

Cuando cedieron sus gemidos Aldo simplemente se dedicó a seguir acariciando sus piernas mientras se normalizaba su respiración mientras yo disfrutaba con la escena tocándome sin parar. Bajando un poco el espejo pude ver que Anna comenzaba a hacer lo mismo por encima de la ropa de Aldo como evaluando si bajaba o no el cierre de su pantalón. En tanto Aldo dirigió ahora sus atenciones al busto de Anna sacando sus pechos hábilmente por encima de su blusa procediendo a besarlos alternadamente lo que fue recompensado con un evidente estremecimiento y un gemido de Anna que inmediatamente comenzó a mover todo su cuerpo rítmicamente. Aldo entendió el mensaje correspondiendo de inmediato con su mano entre las piernas de Anna trabajándola hasta hacerla gritar otra vez mientras yo no dejaba de tocarme y ansiaba llegar al cuarto.

Para cuando llegamos al cuarto Anna casi no pudo esperar a que bajara la cortina de la cochera antes de bajarse descalza y con el pecho apenas cubierto por su blusa.

-¿quieres apagar la luz?- le pregunté a Anna al entrar al cuarto.

-¿para qué? ¿no querías mirar?- me dijo retadoramente. Estaba visiblemente nerviosa pero se notaba su excitación por lo que veía seguir. Yo la atraje hacia mí haciéndola que me diera la espalda y comencé a besar sus cabellos y su cuello mientras la tomaba por la cintura.

Yo miré a Aldo y le dije: -¿quieres acercarte?- él se acercó visiblemente excitado y se sentó al borde de la cama quedando frente a las caderas de Anna. Ella cerró los ojos y se retorció ligeramente al contacto de mis caricias. Con la mirada invité a Aldo a hacer lo mismo y el comenzó a acariciar su vientre por encima de su blusa y de su falda. Ella se acercó y me abrazó por su espalda aunque no aproximó sus caderas dejándolas cerca de Aldo como invitándolo a acercarse más a ella.

Aldo comenzó a tocar sus glúteos por encima de la falda bajando su mano para tocar sus piernas mientras yo aproveché para levantar la blusa de Ana desde atrás para acariciarla subiendo mis manos hasta su cuello. Aldo seguía concentrado en sus glúteos y sus piernas desnudas.

Aldo aprovechó inmediatamente el estar sentado frente a ella metiendo su mano debajo de la falda de Ana quien no pudo evitar soltar un gemido de placer y pareció que le temblaban las rodillas recargándose con más fuerza en mí- yo la sostuve abrazándola con mis manos en su vientre soltando el botón de su falda. Seguí acariciando su vientre mientras le subía la blusa para tocar sus pechos. Ana ya estaba respirando agitadamente y gimiendo mientras movía las caderas al ritmo de la mano de Aldo en su entrepierna.

-¿Estás excitada mi reina?- le pregunté.

-Si.

-¿Qué es lo que Aldo está haciendo con su mano?-

-Está tocándome por encima de mi pantaleta-

-¿Estás mojada?-

-Si, mucho.

Seguimos así un rato más, callados y acariciando a Ana entre los dos.

Ana pasó una mano para atrás para tocar mi pene por encima del pantalón mientras con la otra acariciaba el cabello de Aldo como acercando su cabeza hacia el vientre de ella. Aldo bajó la falda de Ana, que ya estaba completamente desabrochada, dejándola caer hasta el piso. Entonces acercó aún más su cara al vientre de Ana acariciando su pubis con la boca y su lengua mientras posaba sus manos en sus glúteos. En ese instante Ana se retorció aún más, casi dejándose caer al piso, cosa que apenas pudimos impedir entre Aldo y yo apretándola más fuerte con nuestras manos.

Yo comencé a besar la oreja, el cuello y el hombro de Ana. Ella comenzó a tocarse con una mano en el pubis gimiendo de placer y completamente fuera de control. Los movimientos de sus caderas comenzaron a hacerse rítmicos. Yo aproveché ese momento para sacarle la blusa hacia arriba hasta dejarla tan solo con sus pantaletas las cuáles Aldo le bajó con desesperación aunque no sin recibir la ayuda de Ana que volteó su cara para besarme en la boca sin dejar de mover sus caderas como pidiendo más caricias de la manos de Aldo. Este seguía besándole el vientre sin soltarle un momento los glúteos.

En tanto Ana y yo seguíamos besándonos la sostuve con más fuerza por el tronco apoyándola en mi hombro cosa que aprovechó Aldo para levantar también solo que él la sostenía por las caderas y los glúteos mientras comenzó a tocar con su lengua el clítoris de Ana que dejó escapar un grito de placer, entregándose por completo a nosotros. Aldo siguió y siguió con su lengua y apenas unos minutos después de comenzar Ana terminó en un orgasmo intensísimo mientras seguíamos sosteniéndola en el aire.

-¡Ya! ¡ya! ¡ya! ¡ya dejenme!- gritó apenas sin poder articular palabras por su respiración agitada.

Entre Aldo y yo la pusimos sobre la cama donde siguió moviéndose sola por un rato mientras la acariciábamos por todo su cuerpo sudando. Comencé con la otra mano a tocarme el pene por encima de la ropa mientras Aldo hacía lo mismo por su parte.

Apenas se pasó un poco el efecto del orgasmo, Ana se incorporó y se sentó en la orilla de la cama y aprovechando que Aldo ya estaba de pie comenzó a desabrocharle el pantalón desesperadamente bajándose hasta el piso junto con el calzoncillo para inmediatamente comenzar a masturbarlo con una mano mientras volteaba a mirarme a mí.

-¿Entonces te gusta mirar?- me preguntó como retándome a pesar de saber que yo estaba tremendamente excitado de verla en total acción.

El miembro de Aldo, que por cierto era enorme, creció frente a Anna que lo miraba con la boca entreabierta como deseando meterlo en su boca. Mientras seguía masturbándolo con su otra mano buscó en su bolso sacando varios condones, tomando uno y dándoselo a Aldo que comenzó a desempaquetarlo. Ella se lo arrebató y se lo puso con sus propias manos, no sin cierta dificultad por el tamaño del pene en cuestión. Una vez enfundado comenzó a besarlo con franco placer metiéndolo en su boca mientras entrecerraba los ojos. Yo estaba mirando desde un lado de la cama y no dejaba de tocarme mientras la veía trabajándose a Aldo.

Mientras se introducía el pene de éste en su boca lo empujaba hacia si con una mano y con la otra se tocaba entre sus propias piernas soltándose solo para acariciar las bolas de Aldo. Aldo le acariciaba la cabeza y el cuello con sus dos manos visiblemente disfrutando el momento.

Estuvieron así unos instantes hasta que Anna sin dejar de tocar el pene de nuestro amigo se fue dando vuelta. –quiero que me penetres.- le dijo a Aldo -¡Ven!- luego me miró y dijo: -ven mi amor, ¡quiero besarte!-

Yo me bajé el pantalón frente a ella y comencé a meter mi pene en su boca y a acariciar su cabello y su espalda desnuda mientras ella dejaba escapar un gemido al sentirse penetrada por el enorme falo de Aldo que realmente se estaba desempeñando por su cuenta. Ella levantó su trasero como separando sus piernas tanto como pudo mientras él no dejaba de moverse rítmicamente en su interior. Seguimos así un rato hasta que ella terminó en medio de unos deliciosos gritos y contorsiones dando un espectáculo encantador para mí hasta que Anna dijo -¡ya! ¡yaa! ¡ya!- señal que yo conozco bien.

Una vez relajada Anna me dijo: -quiero besarte más- mientras se daba la vuelta para colocarse boca arriba. Yo me coloqué encima de ella en la cabecera para recibir sus labios sobre mi pene. En algún momento le dijo a Aldo: -¡ven! Penétrame otra vez- Cosa que Aldo no escuchó dos veces colocándose sobre de ella. Ella no pudo evitar dejar escapar un grito al sentir el pene de Aldo entrando lentamente en su vagina mientras él la jalaba hacia sí de las caderas. Yo seguí acariciando el cabello y los pechos de Anna mientras me daba un oral evidentemente en consonancia con el placer que estaba experimentando ella en ese momento. En cierto momento me soltó y se limitó a gozar las embestidas de Aldo que se mantuvieron por un buen rato. Anna debe haber terminado al menos unas 3 o 4 veces en medio de los mejores gritos de placer que le he escuchado. Al final de semejante ataque se quedó quieta solo por un momento. Volteó a ver a Aldo y le preguntó: -¿terminaste?- lo que él respondió negativamente. Ella cerró sus ojos y se contoneó así desnuda en la cama. –¡Quiero más orgasmos¡- ronroneó como gatita consentida.

Yo miré a Aldo invitándolo a seguir y él inmediatamente tomó a Anna por las caderas dándole vuelta delicadamente y suavemente acarició sus glúteos un momento y luego procedió a separarle sus piernas. Sin levantarla de la cama se posó encima de ella y comenzó a estimular su clítoris desde esa posición con su propio pene mientras ella metía una mano por debajo entre sus piernas hasta que aparentemente logró atrapar el pene de Aldo para guiarlo hacia su vagina. Inmediatamente comenzaron los dos a moverse al mismo ritmo mientras yo me masturbaba gozando con la escena que hacía tiempo deseaba disfrutar. Nuevamente Anna debe haber terminado al menos varias veces pero para ese punto comenzaba a perderse el límite entre uno y otro orgasmo.

Sin dejar que Aldo se saliera de su vagina Anna comenzó a levantar sus caderas, haciendo que Aldo se quedara de pie atrás de ella mientras ella me pidió que me acostara debajo frente a ella. Comenzó a hacerme un apasionado oral inolvidable no solo por lo excitado que estaba sino por el espectáculo de arremetidas que Aldo estaba cometiendo desde atrás de Anna. Estuvimos así un rato hasta que Anna comenzó a gritar “ya” una y otra vez hasta que fue evidente que estaba disfrutando de un intenso y prolongado orgasmo lo que interpretamos simultáneamente Aldo y yo explotando casi al mismo tiempo con sendos gritos.

Después de semejante acto los tres nos quedamos echados en la cama por un rato en que inclusive me quedé dormido por un rato abrazado de Anna.

Han pasado 3 meses desde esa noche y essta noche pensamos repetirla pero esta noche. esta noche vamos por una chica para mi Anna.
Datos del Relato
  • Categoría: Orgías
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