Esta historia data de comienzos del 2000. cuando CLaudia y yo, compañeros de oficina, solìamos compartir muchas cosas, y con mucho sentido del humor, entre otras cosas nos contàbamos nuestras experiencia sexuales, aùn estando ambos en pareja.
Una mañana, solos, se nos diò por hablar de sexo y el candor, comenzò a tomar forma y ella reconociò que tenìa una fantasìa con mis manos. Entonces, me pidiò, muy sutilmente masajes.
Sus hombros, su cuello, sus brazos, fueron preza
fàcil para mì. Un giro de cabeza, una mirada còmplice y un suave beso fue el comienzo de algo que maduraba desde tiempo atràs. Una vez, frente a frente, si titubear busque sus pechos, que no eran grandes, pero los pezones se tornaron en los mas duros que haya conocido jamàs. Al comenzar a tocarla, su aliento, màs que càlido, hizo explotar mi cabeza. Entonces, dì dos pasos hacia
atràs, saque mi miembro y empeze a mastubarme, suavemente, lo que la excito sobre manera e hizo
que actuara de la misma manera. Poco tardamos en
humedecernos. Entonces ella se inclinò y despues de lamer mi pija, comenzo a chuparla de una manera casi frenètica, sin dejar de mastubarse, y
ofreciendome los jugos de su concha desde sus dedos a mis labios. En momento pensè que no habia mas lugar en su boca, porque se esforzaba en metersela cada vez mà , dandome una imagen de placer y asfixia, inèdita para mì. Entonces, sentì las sacudidas de su vientre, producto de un orgasmo, tan subito como profundo. Se levanto, pidièndome que le muerda, todo lo fuerte que pudiera sus duros pezones. A todo esto sabiendo que estaba a punto de acabar, solo una mirada bastò para entender que queria toda la leche en su boca. Entonces explotè y todos mis jugos cayeron en una boca abierta, sedienta, para termirar tragandose hasta la ùltima gota. Ambos exhaustos, por la adrenalina, nos dejamos caer en un sillòn, complices de una historia clandestina
que ese dìa comenzò y durò màs de un año...
Lo particular de esta historia fue que jamàs hubo
penetraciòn alguna. Todo se basò exclusivamente
en sexo oral y masturbaciones y puedo asegurar
que ningun encuentro fue igual, lo que hizo de esta historia algo inolvidable.
Me gustaría que cuentes más de cse la güerita cachondos momentos