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"Despues de varios años fuera de nuestra ciudad, al fin volviamos a ella. Al primero que quisimos recuperar fue a nuestro antiguo Amo. Este relato es real, solo tiene una pequeña parte teatralizada, que no ocurrió, el resto es verídico. A falta de una seccion cornudos, lo publico en esta."
Por cuestiones profesionales nos había tenido que trasladar de ciudad durante un largo periodo de tiempo, dejando atrás, no solo nuestros amigos y familia, también a nuestro Amo.
Además, en estos años fuera por una cosa o por otra nunca nos habíamos podido ver, manteníamos en contacto con fotos de mi esposa que me hacía enviarle, desnuda en casa, diferentes poses, exhibiéndola en sitios públicos, pero, por toda una seria de circunstancias fue imposible coincidir. Pero el tiempo pasa inexorablemente y finalmente volvimos a casa. Una de las primeras cosas que hice fue comunicárselo a nuestro Amo, por fin podríamos recuperar nuestras, llamémosle, actividades.
Durante las semanas previas a nuestro reencuentro fuimos perfilando como sería el mismo, me dio indicaciones de cómo debía ir vestida, donde iríamos y lo que quería hacerle, durante estas charlas note que nuestro Amo había subido de nivel, en nuestros anteriores encuentros había sido, no sé cómo explicarlo, ¿menos morboso?
Finalmente y tras más de una paja pensando en lo que íbamos a hacer llego el esperado día, esa misma mañana le dije a mi esposa como debía ir vestido, a nuestro Amo no le gusta que su sumisa sepa lo que le espera. Debía llevar un vestido amarillo, abotonado por delante, con el que ya le había enviado alguna foto, bragas tipo coulotte blancas y sin sujetador.
Habíamos quedado para comer en un conocido pueblo de la costa, con muchísimo turista estos días de vacaciones, aparcamos y fuimos al chiringuito donde habíamos quedado antes de ir al restaurante. En cuanto nos vio se dirigió hacia nosotros, dándome una gran abrazo y un fuerte apretón de manos, en cuanto a ella, le dio un gran abrazo a la vez que le endosaba un morreo en la boca, ella abrió la boca al momento y pude ver como sus lenguas se entrelazaban, mientras le estaba apretando el culo haciendo que se frotara contra su paquete.
-Estas preciosa, como siempre, me encanta este vestido, pero has venido muy discreta.-
Le dijo mientras le desabotonaba un par de ojales, justo hasta donde empezaban sus bragas, a poco que anduviera o se moviera se le verían. Nos acompañó a una terraza que daba a la playa indicándonos una mesa, era de taburetes altos, la había elegido a propósito, por lo que al subirse a él, se le abrió el vestido, dejando a la vista sus inmaculadas bragas, justo delante de la mesa, en unos sofás tipo chill out habían un grupo de chicos jovencitos que no se perdieron detalle del espectáculo. Cuando subió al taburete cruzo las piernas pero su Amo le dijo
-¿Has olvidado que no puedes tener las piernas cruzadas en mi presencia?
Le hizo descruzar las piernas a la vez que le desabrochaba otro botón, de manera que el vestido se abrió dejando a la vista completamente sus bragas. Como he dicho, es un pueblo costero y turístico, así que no llamaba mucho la atención. Pidió las bebidas, Martini con un chorrito de ginebra y empezamos a hablar. La conversación era muy distendida, pero yo veía que cada vez las manos del Amo estaban menos sobre la mesa, no me atrevía a mirar por debajo de la mesa, pero seguro que estaban, como mínimo, en sus muslos. Pedimos una segunda bebida y la conversación ya empezó a tratar sobre el sexo, lo que nos había echado de menos, las ganas que tenia de estar con ella….., cuando vi que mi mujer daba como un respingo, no podía más, tenía que ver que estaba pasando debajo de esa mesa. Me excuse y les dije que tenía que ir al baño.
Di un par de pasos y me gire, mirando directamente a las piernas de mi mujer y efectivamente, él le había separado las bragas y le estaba acariciando el coño, coño que tenía a la vista y si yo podía verlo con tanta claridad, seguro que alguien más lo estaba haciendo. Seguí hasta el baño, más que nada tenía que darme algo de agua fría o me iba a correr allí mismo.
A la vuelta me quede un momento en un sitio discreto desde donde podía verlos, mantenía su mano en el coño y debía haberle metido un par de dedos, la estaba masturbando en una terraza de un bar a la vista de todo el mundo, aunque la verdad, es que no parecía que nadie se diera cuenta. Al llegar a la mesa, pague las copas y salimos hacia el restaurante.
Paseábamos por el paseo sin que ella se hubiera abrochado el vestido y lo llevaba abierto hasta la altura del ombligo, así que continuamente se le veían las bragas, a ella no parecía importarle, pero es que tampoco parecía que la gente lo notara, era un poco frustrante, llevar a tu mujer con las bragas al aire y nadie darse cuenta. Llegamos muy pronto al restaurante donde teníamos la mesa reservada, el camarero que nos recibió sí que se dio cuenta de hasta donde llevaba mi mujer abierto el vestido y que lo que enseñaba no era precisamente un bikini blanco, además, a petición de nuestro Amo no se había depilado el coño y la “mancha” negra era más que evidente, nos acompañó solicito a la mesa, eso sí, apoyando la mano en el culo de mi esposa con todo el descaro. Nos sentamos, el Amo al lado de mi mujer y yo frente a ellos, antes de que ella se arrimara a la mesa, el amo le desabrocho un par de botones más del vestido, justo hasta donde empezaban sus pechos y además se lo abrió a cada lado de su cuerpo. El camarero vino al momento con las cartas, mirando sin ningún disimulo a mi esposa, que debía estar dándole un buen espectáculo, con toda seguridad tendría las piernas separadas y con el vestido así abierto, menos las tetas se le estaría viendo todo.
Nuestro Amo pidió la comida y para beber una sangría de cava, bien seca, la conversación seguía muy animada, a una sangría siguió otra, el camarero era muy solicito, sobre todo con mi esposa, yo no veía lo que estaba pasando al otro lado de la mesa, pero por la cara de mi mujer y la desaparición de las manos del Amo, intuía lo que estaba pasando, acabamos la comida y llego la hora de los postres y volvió el camarero, claro.
-A él.-le dijo señalándome a mi.- tráele lo que quiera, a ella ya le doy yo el postre.- le dijo a la vez que se levantaba de la mesa y mi mujer hacia lo mismo, con el vestido completamente abierto, con las bragas bajadas hasta medio muslo, enseñándole el coño al camarero, que estaba embobado mirándola, al menos la mesa estaba en un rincón del comedor y no era visible para el resto de comensales. La cogió de la mano y así, con las bragas a medio muslo la llevo hasta los lavabos, yo espere pacientemente en la mesa, comiendo el postre que el camarero me había traído rápidamente.
Al instante recibí una video llamada de mi Amo, conteste y pude ver a mi mujer en los baños de los hombres.
-Quítate el vestido.- escuche que le ordenaba
Mi esposa había entrado en su situación de sumisa-pasiva y ya sabía que iba a obedecer todo lo que su Amo le ordenara, así que pude ver como se quitaba el vestido.
-Las bragas también.-Continúo.
Ella, sin rechistar, lo hizo, quedando así completamente desnuda, se escuchó abrirse la puerta del baño y en la imagen apareció el camarero, que al haber visto donde iban no se quería perder el postre.
Mi mujer hizo intención de taparse, pero el Amo se lo impidió.
-¿Quién te ha dado permiso para taparte, para no mostrarte?.-Le soltó
-Esto hay que castigarlo, ponte con el culo en pompa en la taza.-Ordenó
Mi mujer se giró y se puso en la posición que le había indicado el Amo, en ese momento debió dejarle el móvil al camarero porque apareció él en pantalla, estaba acariciando el culo de su sumisa, separándole las nalgas, cuando de golpe y por sorpresa le dio una fuerte palmada en una de ellas, pude escuchar los gemidos de mi mujer, mientras el Amo iba descargando una tras otras fuertes palmadas en su culo que temblaba como un flan con cada una de ellas, después de no menos de cinco en cada nalga, el culo aparecía rojo como un tomate y con claras marcas de la mano de nuestro Amo, cuando dio por finalizado el castigo.
La hizo incorporarse y la llevo hasta uno de los urinarios de los hombres, la hizo sentar en él, a mi mujer le costó, no le llegaban los pies al suelo y cuando lo consiguió le quedaba una pierna a cada lado del urinario, el Amo volvió a coger el móvil, vi acercarse al camarero a mi mujer con la polla fuera del pantalón mientras se masturbaba, se acercó a ella y el Amo le ordeno que lo masturbara, mi mujer agarro la polla y le fue haciendo una buena paja, la verdad es que lo hace francamente bien, poco a poco, apretando con fuerza la polla, así que el hombre no tardo demasiado en correrse, en ese momento estaban haciendo un primer plano de la polla y pude ver como salía disparados los chorretones de leche sobre el abdomen y pubis de mi mujer, el hombre escurrió hasta la última gota entre el urinario y mi mujer, el Amo abrió el plano poco a poco y pude verla todavía allí sentada, con los chorreones de lefa por encima, en ese momento se cortó la llamada, lefa como la que ensuciaba mis calzoncillos, me había corrido sin ni siquiera tocarme.
Al momento salió el camarero, subiéndose todavía la bragueta mientras me echaba una mirara burlona, después salieron ellos, mi mujer con el vestido abotonado, como si no hubiera pasado nada, pero el vestido está muy abierto y solo llegando a la mesa ya pude verle el coño, no llevaba bragas y estaba claro que iba a salir así a la calle.
Pague la comida, el camarero me invito a los postres, me dijo que ya había tenido uno bueno él d postre, y salimos a la calle, efectivamente, el Amo la hizo salir con el vestido tal y como estaba, así que continuamente ella tenía el coño a la vista de todo el que pasaba. Llegamos a su piso, un bonito apartamento de soltero con una habitación, nos llevó hasta el salón y se sentó en un cómodo sofá.
-Desnúdala para mí, cornudo.-Me ordeno.
La verdad es fue fácil, le desabotone los pocos botones que mantenía en el vestido y se lo quite dejándola completamente desnuda para él, entonces le ordeno a ella que lo desnudara. Ella le quito la camisa y se arrodillo para bajarle los pantalones y calzoncillos, apareció entonces la buena polla del Amo, no la tiene demasiado larga, pero si es bastante gruesa, él la sujeto por la nuca y se la metió en la boca, mi esposa chupaba la polla al ritmo que él le marcaba con sus manos, metiendo y sacando la polla de la boca de mi mujer, a ella le caían las babas sobre sus tetas y el continuaba con el mete saca en su boca, pensé que se iba a correr en ella, cosa que nunca había hecho, pero hoy ya habíamos hecho algunas cosas que antes no hacíamos, estaba claro que este tiempo nuestro Amo había cambiado su manera de actuar y necesidades.
Mi esposa nunca había querido que nadie se corriera en su boca, pero el Amo ya me había dejado claro que si queríamos retomar nuestra relación seria sin ninguno de los limites tiempo a tras habíamos pactado, así que no me extrañaba que quisiera correrse sin avisarla, pero cuando estaba convencido de que iba a hacerlo, se la saco de la boca, le dio un morreo y levantándose ambos nos dijo que fuéramos al dormitorio.
Una vez en el dormitorio me dijo:
-Prepáramela, cornudo.
Nunca me había llamado cornudo y no sabía a qué se refería con que se la preparada.
-¿Cómo quieres que la prepare?-Le pregunte.
-Me la voy a follar, prepáramela.-
¿Follarsela?, aunque os parezca extraño nunca se la había follado, nuestras sesiones siempre habían sido de exhibicionismo, BDSM, juguetes,… pero nunca se la había follado, estaba claro que las cosas habían cambiado.
Empecé a desnudarme pero él me corto tajante.
-Hoy, o al menos ahora, solo yo me voy a correr, tu obedecerás mis órdenes.
-Túmbate en la cama, boca arriba.- Le dijo a mi esposa.
-Ponle la almohada bajo el culo y sepárale las piernas.- Ordeno.
Me incorpore en la cama e hice lo que él ordenaba, mi mujer, sumisa y pasiva se dejaba hacer. Le separe las piernas y él Amo me dio un bote de lubricante. Desde que ella no tiene la regla le cuesta mucho lubricarse y dilatarse, así que le embadurne bien todo el coño, ella gemía y se retorcía de placer mientras lo hacía.
-Ahora a mí, cornudo. Ordenó
Me puse lubricante en las manos y por primera vez en mi vida cogí la polla de un hombre, la acariciaba y masturbé suavemente dejándola completamente llena de lubricante. Él se subió a la cama y se colocó entre las piernas abiertas de mi mujer.
-Hazme de mamporrero.- Me dijo.
Y entonces, le agarre la polla con una mano mientras con la otra separaba los labios vaginales de mi mujer, de mi propia mujer y empecé a frotar el glande de la polla del Amo entre ellos, la deslizaba arriba y abajo, mientras a la vez lo masturbaba, no se la metía, le estaba gustando lo que le hacía, hasta que vi como el capullo se metía dentro, empezó a empujar suavemente, podía ver cómo le entraba centímetro a centímetro mientras yo le mantenía los labios separados, hasta que finalmente vi cómo se le había entrado toda, como he dicho, su polla no era muy larga, pero sí bastante gorda y podía ver el coño de mi esposa dilatado, abrazando su polla.
-Levántale las piernas hacia atrás, levántaselas.- Me pidió.
Así lo hice, flexionando las piernas de mi mujer sobre su pecho mientras las mantenía a la vez separadas, empezó entonces a metérsela y sacársela, poco a poco, casi por completo pero dejando el capullo dentro para volver otra vez a metérsela, en eso estábamos cuando note como otra vez me corría mientras mirara hipnotizado aquel embolo taladrando a mi esposa.
-¡Que estrecho lo tiene, como me aprieta la polla!.-Exclamaba mientras se la metía.
Él tenía mucho aguante, además el ritmo era constante pero lento, repitiendo la misma operación cada vez, sacarle casi del todo la polla para volver a metérsela hasta los cojones, así que ella empezó a dar síntomas de empezar a correrse, él aumento el ritmo, pero para mi sorpresa, cuando por los gemidos y movimientos de pelvis de ella justo empezaba a correrse, él se la saco de golpe, privándola del orgasmo.
-Hoy aquí no se corre nadie más que yo, ¿Lo entiendes?.- Le dijo.
Suerte que no sabía cómo tenía yo los calzoncillos, pensé.
-Mantenle las piernas bien separadas, que no se corra.-Me ordeno
Así lo hice, ella se agitaba mientras poco a poco le iba pasando. Cuando él vio que ya no se corría volvió a hacerme que se la metiera, volví a cogerle la polla y la lleve hasta el coño de ella. Estuvo nuevamente un rato con el mete saca, hasta que noto que ella volvía a correrse, era increíble el aguante que tenía él, se la volvió a sacar dejándola otra vez a las puertas del orgasmo.
-Déjame que me corra, por favor.- suplico ella.
-Os he dicho que hoy no se corre nadie más que yo y lo voy a hacer.
-Dale la vuelta y ponla a cuatro patas, con el culo en pompa.- me ordeno.
Ayude a mi mujer a darse la vuelta y ponerse como él indicaba.
El Amo salió un momento de la habitación y volvió con una mordaza de cuero, como los bocados que se ponen en la boca a los caballos.
-Pónselo, así no la oiré gritar.
Le puse la mordaza como indicaba, apretándosela fuertemente a la nuca.
Entonces se colocó a la grupa de mi esposa y sin decirme nada yo mismo coloque su glande en el ano de ella.
-Lubrícame antes la polla, perro.- Me ordeno
Cogí el lubricante y volví a dejarle la polla bien brillante, después la hice incorporar y le puse bajo el vientre la almohada y un cojín grande que había en la habitación, la volví a poner de cuatro patas y me puse sobre su espalda para sujetarla mejor.
-Sepárale las nalgas y sujétala fuerte, que con esto no se correrá, seguro. –Avisó
Vi como apuntaba el glande en su ano, sujetándose la polla con una mano y con la otra sujetaba a mi esposa por las caderas, dio un golpe de riñones y el glande desapareció por completo dentro de su culo, mi mujer se agitaba y seguramente gritaba, pero la mordaza solo dejaba escapar algún gemido, con el capullo apuntalado en el culo de ella se agarró con las dos manos a sus caderas y poco a poco, sin parar, se la fue metiendo en el culo, no sé porque pero en ese momento me vino a la memoria la imagen de la película Titanic cuando la popa del barco se van hundiendo lenta pero inexorablemente en el océano, así era su polla, hundiéndose lenta pero inexorablemente en el culo de mi esposa y como en la película, finalmente desapareció toda dentro de ella, desde luego le tenía que estar doliendo, aunque tenía alguna experiencia en anal hacia mucho que no lo hacía. Con la polla bien clavada se quedó quieto, agarrado a las caderas de mi esposa, mirando al techo, con lo ojos cerrados, creo que ella estaba llorando, pero en ese momento al Amo no le importaba.
Se la saco del todo y pude ver su ano dilatado, abierto, volvió a apuntar su glande en él y se la metió otra vez, esta vez mas rápido, quedándose otra vez quieto al conseguirlo, lo repitió tres o cuatro veces, haciéndolo cada vez más rápido, pensaba que se finalmente se iba a correr en su culo pero no era su intención.
-¿Ya no tendrás ganas de correrte, verdad?.-le pregunto con la polla todavía en su culo.
Ella negó con la cabeza y él se la saco.
-Dale la vuelta otra vez mientras voy a levarme un poco.- Me ordeno.
Me baje de su espalda y la ayude a darse la vuelta, dejándola boca arriba en la cama, esperando que el volviera.
Cuando lo hizo se colocó entre sus piernas y se la volvió a meter en el coño, de un solo golpe, mi esposa mantenía la mordaza en la boca, no me había ordenado quitársela, el mete saca era rápido, haciendo que ella se agitara en cada embestida.
-Quiero que veas como hago mía a tu esposa.-Me dijo
Le levanto el culo, follandola todo lo profundo que podía hasta que note como empezaba a correrse, sin condón, dentro de ella, tengo que decir, que aunque tenemos experiencia, nunca nadie se la había follado sin condón, solo yo, con lo que en ese momento, corriéndose dentro de ella, él estaba marcando su territorio, su posesión, dio unas cuantas embestidas lentas para acabar de vaciarse y la saco, acabando de escurrirla sobre sus labios vaginales.
-Mira como le rezuma el coño a tu esposa de mi leche.- Exclamo.
Le separe los labios y podía ver por primera vez en mi vida de cornudo, como le salía del coño una leche que no era la mía, resbalando de su coño hasta su culo, desde luego había descargado en su interior una buena cantidad de leche y tengo que reconocer que me encantaba verlo.
-Nosotros nos vamos a duchar, tú ves al comedor, prepara unas bebidas y espéranos.-me dijo
Al rato salieron, el con un albornoz y ella completamente desnuda.
Para no alargarme más, tomamos las copas y nos fuimos para casa, esperando los dos la próxima llamada de nuestro Amo.
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