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Categoría: De Fiesta

De manos ásperas y voz grave

Salí por la puerta de casa decidida a arrasar esa noche en la discoteca. Hoy llevaba puesta mi minifalda más sexy y el tanga rojo de la suerte, encima un top semitransparente descendía por mis voluptuosos pechos hasta el ombligo.

Era la primera vez que decidía ir sola y la verdad es que me sentía algo nerviosa. Nada más llegar dejé mi bolso en el guardarropa y pedí una copa. En seguida puede notar varios ojos que me observaban atónitos desde el otro lado de la barra. Decidí pasar y centrarme en beberme mi cubata para ponerme a tono. En cuanto me terminé la bebida me adentré entre la gente que estaba en la pista y me puse a bailar moviendo las caderas. A penas habían pasado unos minutos y ya notaba los efectos del alcohol, me lo estaba pasando de miedo. Aunque era incapaz de sospechar lo bien que me lo llegaría a pasar aquella noche. Después de media hora bailando decidí ir al cuarto de baño a orinar, nada más entrar deslicé suavemente la tira de mi tanga hacia a bajo dejando al descubierto todo mi sexo. Cuando ya había acabado me subí el tanga rápidamente y escuché un ligero ruido, al dirigir mi vista a bajo pude ver que se me había roto la tira y ahora ya no podía ponérmelo.

Empecé a ponerme nerviosa, ¿y si alguien notaba que no lo llevaba? durante varios segundos me replanteé irme a casa pero luego pensé que fuera había poca luz y que nadie se daría cuenta y que un pequeño accidente no tendría porque amargarme la noche.

Volví a salir a la pista, esta vez con todo mi sexo al aire, podía notar la brisa dentro de mí. Era una sensación nueva, al principio era incómoda, pero después llegó un punto en el que sobretodo me parecía morbosa.

Seguí moviendo las caderas enérgicamente de un lado a otro al ritmo de la música. De repente una mano empezó a rozarme la cintura me giré lentamente y vi a un hombre musculoso de cabello claro que se había agarrado a mí.
-sh, no te gires, así es más misterioso-me susurró.

No sabía porqué tenía que hacerle caso, pero lo hice, seguí bailando deslizándome hacia a bajo y hacia arriba y sin darme la vuelta. Él cada vez se apretaba más a mí, tanto que podía notar su sexo en mi trasero volviéndose cada vez más duro.

Empezó a besarme y mordisquearme por el cuello, seguramente otro día le habría dicho que parara, pero aquella nueva sensación me hacía desear más y más. Sigó besándome por el cuello mientras su mano algo tímida se deslizaba por mis pechos y empezaba a palparlos. Sabía que aquello no era apropiado para el lugar dónde estábamos, pero aunque la gente estaba a nuestro alrededor nadie parecía darse cuenta.

-Si quieres que pare, dímelo-me susurró al oído con una voz grave haciendo que me estremeciera.
-No pares-le ordené sin ni siquiera saber el porqué.

Podía notar el calor que desprendía su cuerpo junto al mío. Siguió con la mano por dentro de mi top, acariciándo en forma de círculos mis pezones. Al principio era un movimiento suave, pero poco después se fue haciendo más rápido e intenso.

-¿Te gusta?
-Sí-dije entre suspiros
-¿Quieres que siga más a bajo?
Al sentir estas palabras pude notar como mis genitales ardían y empiezan a palpitar, podía sentir lo húmeda que estaba.necesitaba sentir su mano tocándome.
-¡Sigue!
Su mano empezó a subir por mis muslos hasta arriba, ya se me había olvidado que no llevaba tanga.
-¿pero qué tenemos aquí?-dijo alegre.
Con sus dedos empezó a separar mis labios inferiores, los separaba y los juntaba, los separaba y los juntaba. Aquello estaba enloqueciéndome, necesitaba sentir más y se lo dije.
-¡Más más!
-Todavía no
Con toda la mano empezó a palpar mi sexo pero de manera externa y lo movió arriba y a bajo, quería sentir sus dedos tocando mi clítoris lo ansiaba.
-Sigue
-Estamos en público-decidía divertido
-Lo necesito-le imploré
Acto seguido sentí lo áspero de sus dedos en el interior de mi sexo.
-¿Estás totalmente mojada,eh? Te voy a hacer gritar
-Jamás, gri-ta-ría en pú-blico-dije con la respiración entrecortada.
-Eso ya lo veremos

Mientras sus dedos ascendían y descendían por mi vagina su boca mordisqueaba mi cuello y su otra mano seguía dibujando círculos alrededor de mis pezones.
Sus dedos empezaron a subir hasta el capuchón de mi clítoris, deseaba tanto que lo tocara.

Lentamente lo fue subiendo de arriba a abajo, podía sentir como el clítoris se iba volviendo más rígido. Siguió arriba y abajo y después empezó a trazar círculos alrededor de éste. Estaba enloqueciendo de placer, tanto que incluso me permitía suspirar en público.

-Ya no hablas ¿eh?
Era incapaz de hacerlo, solo ansiaba que siguiera. El ritmo de sus dedos empezó a ser más intenso, iba dando vueltas en un sentido y el otro, siempre alrededor de mi clítoris, aunque yo lo que deseaba era que lo presionara, ¿a qué estaba esperando?

De repente empezó a subirme la falda por detrás con la otra mano.

-Separa un poco las piernas e inclínate hacia delante.

Me encontraba a su completa disposición mientras él seguía girando los dedos alrededor de mi clítoris, separé las piernas.

En menos de un segundo su pene se introdujo en mi vagina, llevaba tanto rato deseándolo. Empezó a ir de atrás hacia adelante, metiéndolo y sacándolo. Me sentía llena. Sus dedos seguían rodeando mi clítoris que se encontraba a punto de estallar. Ya no podía más estaba a punto de llegar, necesitaba que presionara.

-¡Presiónalo!-dije entre gritos. Probablemente las personas que estuvieran alrededor nos estarían mirando pero eso ahora me daba igual, era incapaz de pensar.

El pene seguía dentro de mí, cada vez más rápido y el dedo del clítoris giraba una y otra vez, empecé a sentir ganas de orinar, era una sensación nueva, me iba a correr de una manera distinta. Él siguió metiendola pero esta vez se movía de arriba a bajo, o eso me pareció, cuando menos lo esperaba presionó fuertemente mi clítoris y segundos después empezó a deslizarlo directamente de arriba a bajo y a sujetarlo entre dos dedos mientras lo apretaba, me encontraba aullando de placer en mitad la discoteca, su pene seguía ahí y a mí me parecía que iba a explotar. Rápidamente sacó el pene de mi interior y se corrió fuera emitiendo varios suspiros cerca de mis oídos, cuando sacó el pene fue como si se hubiera detonado una bomba. Un líquido se disparó desde mi vagina y un montón de espasmos de placer zarandeaban todo mi ser mientras él aún presionaba mi clítoris y me besaba el cuello por detrás. la ola de calor y hormigueo me agitaban cada una de mis terminaciones nerviosas.

Gritaba y gritaba sin poder parar hasta que los espasmos cesaron. En ese instante abrí los ojos y observé que nos encontrábamos en un lugar apartado de la discoteca dónde a penas había nadie.

-Te dije que gritarías.

Esbocé una sonrisa y me giré para ver al hombre que me había hecho gozar como nadie antes lo había hecho, pero él ya estaba de espaldas dirigiéndose hacia la pista de baile. Entré en la pista, aún tambaleante y con las medias chorreando para buscarle y aunque pasé varias horas buscándole fui incapaz de localizarle.
Aquél fue sin duda el mejor orgasmo que he tenido en mi vida y aunque no le viera la cara reconocería el tacto áspero de sus manos y su voz grave entre un millón de personas.
Datos del Relato
  • Categoría: De Fiesta
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