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No sé si el semental abrumado por su inminente orgasmo escuchó lo que de mi boca salía a sottovoce, lo que sí sé es que en ese momento sentí como se endurecía su polla, se rigidizaba como nunca hasta ahora y sus venas hinchadas me frotaba con mayor profusión y entonces sí que percibí su leche caliente en mis entrañas, un primer chorro largo y recio seguidos de otros chorros de su semen me inundaron. Uno tras otro ese increíble falo eyaculaba sin parar su esperma en mi más profundo espacio vaginal. Debieron de ser seis o siete convulsiones acompañadas de sus correspondientes lechazos los que me descargó y manteniendo unos segundos más su bálano en mis entrañas la sacó con un sonido de vació peculiar por lo cerrado de mi coñito y la gran cantidad de fluidos contenidos en ella…, al salir el badajo comenzó a escurrirme por las piernas todo el néctar. Se colocó delante de mi cara con todo el pollón impregnado de fluidos vaginales mezclados con su semen para que se la chupara y limpiara como buena zorra hace con su semental. Descansamos un poco, me sentía atolondrada con un sentimiento de culpabilidad que se iba aumentado a medida que se disipaba mi sensación orgásmica. No debieron de pasar más de diez minutos cuando me puso a cuatro patas oteando mi culo…
-“¡Por ahí NO, soy virgen y me va a doler!” El cabronazo ya estaba otra vez con su polla en ristre y con toda la dureza intacta…, al escuchar eso en la cara del insolente, se dibujó la sonrisa de malicia…
-“No te va a doler Lorenita, déjame estrenarte este culito tan bonito tan rosadito”, se agachó a chupármelo, nunca creía que alguien fuera capaz de hacer algo así, mucho menos a mí… “¡Ay nena, mira que ano tan hermoso tienes, nunca había visto nada igual!
Me escupió varias veces y me introducía poco a poco sus toscos dedos, el placer no era igualable a lo que sientes en el coño, pero se le parecía, pues me electrificaba todo el cuerpo… a mi edad me iban a volver a desvirgar. Se había colocado tras de mí y comencé a sentir como me ponía su cabezota en mi agujerito… lo empujaba poco a poco, yo comenzaba a sentir algo de dolor a medida que mi ojal se dilataba…
-“¡No Adolfo no…, me va a doler ¡Es demasiado gorda! ¡Me vas a romper el culo! ¡Por favor métamela otra vez por la vagina pero por mi culo no por favor!”
-“Cálmate cariño, ya te has portado como una zorra, esto solo es el premio a tu Puterío… ¡ya verás cómo después de esto te vas a volver adicta a que te partan el culo!”
Una vez más con toda la sumisión del mundo esperé el ataque y Adolfo de una estocada me abrió mi orifico más cerrado… me introdujo su gorda verga morena envuelta de venas hinchadas, me agarró de los hombros para atraerme hacia él y que su ariete entrara con mayor facilidad haciéndome que me arquearme más la espalda. Mi ano se resistía a ser invadido así, pero eso no lo detuvo al cabrón… la sacó, me escupió un par de veces más en mi hoyito y volvió a la carga, me dolió hasta el alma, pero estaba tan caliente que no me importo nada. Pegué un grito tan fuerte que fue un milagro que Mauricio no se despertara, me dolía muchísimo sentía desmallarme del dolor o placer entremezclado, comencé a pedir a suplicar clemencia y la extrajera por el amor de Dios…
-“¡Aaagghsaqua-m-e-laaapo fa-v-o-r!¡¡Me duele!!” Mientras de mis ojos escurrían lágrimas, Adolfo se detuvo sin sacarme su vil rabo energizado de entre mis nalgas, yo sollozando le pedía me sacara ese pedazo de carne...
-“¡Ahora viene lo bueno preciosa…! Acostúmbrate a tenerlo adentro, se te va ir pasando el dolor, después lo que me vas a pedir es que no te lo saque”.
Comenzó a bombearme lentamente y luego duro, el dolor se comenzó a transformar y más porque me metía la mano en mi conejo…, me sentí en la gloria con los segundos, notando como entraba y salía de mi culo ese gran cetro, en un par de minutos el dolor pasó a ser un placer indescriptible, no sabía que podía sentirse tan rico por ahí. El canalla me daba sonoras nalgadas mientras me enculaba, le correspondí a las embestidas y empecé a moverme yo también tragándome la verga mucho más rápido, mucho más hondo, mucho más gozoso….
-“¡Eso es nena muévete perrita, mueve tu culo que te voy a meter hasta los huevos!¡Ves mamaíta como ya te está gustando!”
-“Sí papi no dejes de darme ¡¡uffffff, aghhh!! Métemela más dentro ¡Dame más duro!”
-“¡Qué perspectiva de tu culo con mi polla! ¡Cómo se ve tu culo tragándose mi verga!”
-“¡Qué rica… me encanta, párteme en dos cabronazo! ¡Aaaahhhh! ¡mmhhhh! Sígueme follando así hasta los huevos”.
-“¡¡Grítalo bien fuerte golfa para que te escuche tu esposo, grítalo!!”
-“¡Síiiii! ¡Quiero que me violes, que me folles mucho!!”
Mi cabello se movía de un lado para otro, sentía que me pajeaba el clítoris matándome de goce. Aquello duraba mucho, al menos un cuarto de hora entrando y saliendo de mi culo… el macho no tenía signo de querer correrse…
-“¡¿Piensas tardar mucho en correrte de nuevo en mi culo o te tengo que dar mi coño para eso…?!”
Le dije como indignada por satisfacerle de nuevo y hambrienta de sexo al mismo tiempo… la desencajó de mi culo y se plató ante mí con el gran badajo mirándome a la cara desafiante…Entonces parecía procesar lo que acababa de decir, le miré durante un largo segundo y luego sonreí de manera seductora y tierna en una extraña mezcla. Me acomodó en el sillón, le besé por un largo rato, para este momento su erección ya era un verdadero obelisco pétreo que debía ser para él una gran molestia. Ágilmente bajé al piso, y él se sentó en el sofá expectante, con la respiración agitada, mientras me acomodaba entre sus piernas, me miró fijamente a los ojos con una extraña mezcla entre erotismo y dulzura. Comencé a besar su barriga descendiendo beso a beso…, su cipote duro como una roca apuntando hacia el techo. Le miré nuevamente, tomando su falo entre mis manos, prácticamente me tenía hipnotizada con esa mirada…
-“Yo no soy muy adepta a dar mamadas. Muy pocas veces he dado una, porque no son de mi total agrado. Pero por ti, lo haré gustosa…”
Y además recién salida de mí culo…terminando esa frase que solo provocó hacerme desearlo como nunca en mi vida, me acerqué hacia su glande, lentamente hasta coronarlo con un beso, mi piel se erizó, y pequeñas corrientes recorrieron mi cuerpo. Él me sonrió con la sonrisa de un niño travieso o canalla…, Ahora ya no era la mujer que se resistía a serle infiel a su esposo, sino la hembra sumisa creada por Dios para aliviar al macho de su desazón carnal. Mi rostro rozaba su polla, lo movía hacia mis labios y mejillas sin tocarlos completamente. Incluso lo olfateaba impregnándome de su aroma a macho en celo, de inmediato comencé a llenar su glande de más y más besos, para terminar con uno muy ruidoso. Reí con malicia, y saqué mi lengua, con ella comencé a recorrer lentamente desde la base hasta la punta, dejando un rastro de saliva a lo largo de su miembro viril, inmediatamente emprendí lentas lamidas proporcionadas en la cabeza, lamidas que se hacían más rápidas. Me separé ligeramente, y formando la mueca de un beso, me acerqué a la cabeza de nuevo, pero esta vez entró en mi boca el orondo capullo morado, y llegué hasta el inicio del glande y con mi lengua lamí unos segundos. Yo me estaba derritiendo, me sentía extremadamente caliente, mi fantasía al fin se había hecho realidad. Retiré mis labios con un “muak” sonoro. Acaricié la gran tranca con mis delicados dedos, desde el glande recorrió todo el tronco hasta acariciar sus recios huevos que tras la primera descarga debían de estar algo más relajados sin el dolor previo a follarme.
Cual PUTA me agaché lo suficiente como para alcanzar sus testículos a fin de comérmelos con lametones cada vez más y más prolongados, hasta chuparlos y posteriormente engullirlos, para jugar con ellos con mi lengua dentro de mi boca uno a uno. Adolfo se notaba estar en el cielo, le estaba deleitando con aquella mamada, tanto era el placer que le enervaba de nuevo, expulsó algo de semen de su glande. Al notarlo le miré y lamí desde la mitad de su fastuoso falo, hasta la punta. Pude observar como la gota de líquido se combinaba con mi saliva… la ingerí.
-“¿Qué tal lo hago?” Pregunté con voz sensual.
-“Perfecto”.
Apenas pudo contestar gimiendo, perdido en su excitación. Me acerqué con la boca abierta y engullí poco más de la cabeza, nuevamente la lamí, unos segundos después comenzó el vaivén, y con cada movimiento me comía un centímetro más de su verga hasta engullir más de la mitad. Mamé así por un par de minutos pajeándolo lo que no me entraba en mi garganta y la otra mano amasando sus cojones… y me aparté…
-“No creo poder comerla toda, tiene un buen tamaño”, le dije. Lo sentí un poco apenado porque por ello, pero es que su rabo es de un tamaño espectacular. “¿Me ayudas?” Agregué. Acto seguido colocó su mano en su cabeza. Entonces me arrastró hacia su cipote y yo comencé a ingerir falo, poco a poco. El majestuoso cetro del semental iba desapareciendo en mi boca hasta llegar a mi garganta donde hizo una pequeña pausa, por lo que empujó con firmeza para que continuara.
No mentía cuando le decía que no lo hacía seguido, ya que no pude contener toda su verga en mi garganta, aunque trataba de ingerirla completamente, no podía. Me soltó del cabello y me dejó respirar. Mi respiración era agitada pero no con desesperación. Y sin perder mucho tiempo me pegué nuevamente a su bálano con la intención de comérmelo todo en esta ocasión, sin mucho éxito. Me retiré tosiendo un poco. Estaba sonrojada por tratar de contener la reparación, me acarició el rostro… -“No me cabe completa”, mi rostro reflejaba una falsa inocencia.
Me tomó de la cabeza dirigiéndome nuevamente a mi labor, tomó su falo e inclinó mi cabeza, la polla curtida de venas hinchadas travesó mis labios y chocó con las paredes de mis mejillas internas, deformando mi bello rostro. Movió sus caderas e hizo que su verga retrocediera un poco, dejando que mis mejillas regresaran a su estado original, solo para volver a deformarlas, en un vaivén, que duró unos momentos. Dejó enderezar mi cabeza. Le mostré mi lengua, y tomando su verga se golpeaba el paladar con mi glande, entonces tomó mi cabello nuevamente, se levantó pidiéndome mantener la boca ligeramente abierta. Comenzó a embestirme follándome la boca, la cual un sonido muy erótico con cada embestida. Aumentó el ritmo. Más y más rápido. Y ese sonido obsceno de mi boca se hacía más sonoro y más excitante. Después de unos segundos se separó, respirando ligeramente agitado…
-“Nunca había disfrutado tanto dando una mamada”, dije exhalando notablemente.
-“¿Lo dices en serio?” Preguntó entre géminos.
-“De verdad, esto, me está gustando”, me hechizó con su mirada erótica.
Volví engullirme el recio pollón de Adolfo reiniciando el vaivén y de un momento a otro lo sacaba de mi boca para lamerlo, especialmente el glande, lo hacía muy bien, como si estuviera disfrutando una piruleta. Me miró el contonear de mis tetas aprovechando para tocar mi par de tetas lechosas mientras mantenía su verga en mi boca. Por su parte se dedicó a acariciar mi cabello.
-“¡¿Desde que me viste deseas mis tetas verdad?!” Largué agitando mis tetas.
-“Más que a nada en el mundo”.
-“Bien tómalas cabrón ahora son tuyas ¡Ahora que me tienes marcada como tu nueva yegua!”, me levanté.
Me las agarró apretando los pezones hinchados masajeándolos hasta estrujarlos, haciéndome gemir y que un poco de leche saliera de ellos… Aún le daba el pecho a mi hijo. No le di importancia a eso, por el contrario, no pudo contener el llevármelos a la boca y mamarlos como un bebé…
-“¡Oye! Eso no es para ti”, le reprendí. “No te las vayas a acabar”.
Se desprendió de mi insuperable par de tetas. Volví a sentarse y se amorró de nuevo a mis dos pezones, lo cual me hizo emitir un grito ahogado. –“Con cuidado”, le regañé.
Me respondió acariciándome los pezones inflamados y ultrasensibles. Enseguida Colocó su badajo entre mis ubres… comprendí el gesto, apreté las tetas contra su dura tranca y comenzó a moverlo de arriba abajo. El cipote tenía tanta saliva que resbalaba con facilidad entre mis suaves mamas. Durante un tiempo estuve agitando mis tetas, hasta que la saliva comenzó a esparcirse. Veía como asomaba su cabeza y enseguida buscaba comérmela lamiéndola como fuera cuando asomaba mientras movía mis tetas…
-“Un poco de saliva”, dijo.
Y dejé caer saliva en mi canalillo recorriendo a todo el largo, reincorporándose de nuevo a la formidable cubana que le estaba dando. Y vaya que cubana, con etas tetas tan grandes como las tenía en ese momento, fue magnífico sentir la dureza del gran falo en la suavidad de mis tetas haciendo fricción. Nuevamente me tomó de la cabeza llevándome la polla a la boca para continuar mamando. Y pude notar que la base de su verga estaba roja, gracias a mis labiales…
-“¡¿Quieres que te avise cuando me vaya a correr?!” Me separé del badajo y le miré fijamente…
-“¿En dónde te quieres correr ahora?” Le pregunté poniendo cara de ángel erótico, mientras lamia su verga.
-“A buenas horas preguntas ¡¡ ¿No?! ¡Bueno…yo!”, comencé entre gemidos. “Como dices que no te agrada mucho, quizás no te gusta el sabor del… bueno además”, esbocé una sonrisa burlona.
-“Si tú ya has tomado de mi leche, creo que es justo que yo haga lo mismo… ¡¡No va a ser todo para mi coño!!”
-“¿Tú lo harías?” Debía parecerle todo esto demasiado bueno para ser verdad.
-“¡¿Quieres que me trague tu leche?!” Pregunté, mientras me golpeaba el rostro con mi verga.
-“Sí,” exclamó.
-“Entonces lléname la boca también con lo que te quede en los cojones”, dije sacando la lengua y moviéndola.
Se quedó boquiabierto, se levantó del sillón, me tomó de la cabeza y me metió todo lo que ella podía tragar. Embistiéndola cada vez más rápido. Mi boca emitía esos sonidos eróticos al embestirla… me follaba la boca con la misma intensidad que lo había hecho con mi coño y después con mi culo “Un completo en toda regla”. El cabrón quería soltarlo todo y poco le faltaba para hacerlo. Me observaba con mis tetas lechosas colgando desnudas, mientras me tragaba su cimbel frenético, sabía que ya necesitaba correrse. Y como quería que fuera una corrida grande, bestial, digna de esta mamada. Me asió de la cabeza dirigiéndome a sus testículos… comencé a lamerlos y besarlos, hasta tragar ambos, mientras le miraba. Y verme pegada a sus huevos con mi carita de ángel le bastó… -“Ya, ya”, casi gritó.
Me dirigí hacia la punta de su polla para cerrar mi boca sobre su glande… abrí la boca, mientras él acomodaba su cipote para que recibiera la mayor cantidad de semen posible. Fui casi precisa porque apenas terminó de acomodarlo, cuando el semen comenzó a salir a chorros, directo hacia mi lengua pintándola toda de blanco, carga tras carga fui reteniendo todo el engrudo en mi lengua. Mientras él apenas podía mantenerme en pie gracias a aquel orgasmo bestial. Cuando al fin el semen comenzaba a menguar, le dieron los clásicos espasmos del orgasmo, se dejó caer al sillón, mientras me observa jugar con su leche contenida en mi boca. Me acercó a él para mostrarle toda la corrida depositada para luego tragarla y relamerme los labios.
-“Mmmm” está bastante buena”, di en tono cantando, chupándome los dedos.
-“Fue genial la mejor mamada de mi vida, dijo respirando agudamente.
-“De verdad”, me dirigí a su falo halagada, y comencé a lamerlo. “Déjame limpiarlo”.
-“¡Chica guapa…!” Dijo acariciándole el cabello. “¿Qué tal estuvo para ti?”
-“Después de esto creo que tengo otro concepto de las mamadas”, continuaba lamiendo dulcemente su verga. “Creo que podrían llegar a gustarme de verdad”.
-“Puedo ayúdate a que te gusten”.
-“Solo contigo me gustan”, besé su glande.
-“Puedes detenerte si gustas”, le miré fijamente y luego le sonrió.
-“¿Seguro? Mi esposo no se despertará en toda la noche, así que aún tenemos cinco horas…”
-“Tu misma…”
-“Creo que no me molesta seguir mamándotela un rato”.
En ese momento no pudo terminar la segunda mamada porque su marido se despertó, pero al poco volvió a quedarse traspuesto… seguimos hablando un buen rato hasta que se recuperó increíblemente. Desnudos sobre la cama, se la agarré machándosela firmemente, después se la mamé notando como se ponía dura dentro de mi boca, con delicadeza me apartó y me tumbó sobre la cama colocándose sobre mí. Abrí mis piernas cuanto pude para darle una segunda oportunidad de fecundarme… la ocasión de follarme otra vez se había presentado nuevamente. Nos besamos las bocas con lujuria, le mamaba la lengua y me comía posteriormente las tetas succionando mis pezones ultra sensibilizados… así estuvimos un buen rato gozando de su largo tallo también. Entonces sin previo aviso ni necesidad de guiarla a la bocana de mi coño me la metió en la vagina. Yo solo gritaba…
-“¡¡Fóllame duro mi amor, así cabronazo, así es como se folla a una zorra!! ¡Métemela hasta dentro! ¡Fóllame como a la perra que soy!”
El semental pese a sus dos largas corridas y más de dos horas y media de sexo animal me daba con todo y también comenzó a insultarme completamente ido por la lujuria del momento… -“¡¡Te voy a preñar Hija de Puta, te vas a ir esta noche con un hijo mío! Verás la panza que te pienso hacer So PUTA…”
-“Yo tampoco me quedaba corta exigiéndole más y más…¡¡Aaahhh sí, PRÉÑAME cabrón, preñameee! ¡Hazme un bebeee! Quiero tener otro hijo…”
-“Sí nena… aaagghhh... ya me apuro joder… ya llega tu premio…, por ser tan zorra, voy a vaciar mis cojones contigo”.
-“¡Ayyysíii papaíto… así… asíiii… dame fuerte y párteme endos con tu polla…!¡¡Quiero toda tu leche dentro de mi útero!! ¡Préñame joder…!”
Aquella escena parecía de una perra callejera en celo con su perro semental incansable en brama atrás de ella dándole su merecido. Y Adolfo comenzó a bombearme muy rápido y muy fuerte agarrándose de mis caderas cuando comenzamos a gritar…
-“¡¡Aggghhh me corro otra vez papi!! ¡yaaa! ¡yaaaaa! ¡llename de leche!!”
-“¡Ya preciosa, ya me corro otra vez…!! ¡Me corro bien dentro de tu coño…! aaaaaggghhhh ¡aquí está tu leche, la que te va a preñar y te va hacer una buena panza!”
No sé cuántas veces me corrí esa noche, pero lo que sí sé es que Adolfo me inundó el coño por segunda vez…. Chorros de leche espesa y caliente comenzaron a brotar de él y a llenarme toda por dentro, ¡por Dios! ¿Qué no tenía fin? me estaba desbordando y su semen ya se salía de mi vagina…, Adolfo me aventó su esperma en la cara y boca para hacerle una buena limpieza de vástago. Miré a mi coño entreabierto rezumando esperma por todos lados, se separó de mí exhaustos…
-“Nunca pensé que fueras tan fácil Lorena, ni que te comportaras así conmigo siendo, tan recatada y cristiana enamorada de tu esposo, resulta que llevas a una PUTA dentro de ti como todas. Siempre me viste mal, siempre te portaste como una hija de puta conmigo…, pero mira mi has dado el coño, la boca y el culo en solo una noche mientras el cornudo de Mauricio duerme como bebé”.
Yo me sentía Humillada, pero ese cabrón me bajó la calentura, agarró mi tanga y se limpió el sudor de la cara, luego me aventó la ropa. Aún de su polla brotaba un poco de engrudo escurriendo…me obligó a límpiaselo con la lengua para marcharse. No tuve más remedio que hacerlo por calentura y forzada…, con la lengua le quite los restos de leche y me los tragué, se vistió y se fue. Yo seguía en otro mundo, me comenzaron a llegar pensamientos de culpabilidad pero a la vez recordaba todo y me calentaba, me sentía mal realmente había caído muy bajo otra vez, tan bajo que mi matrimonio podría peligrar por una simple y llana calentura, me metí a bañar con agua fría para limpiarme el olor a semen y macho… me fui a la cama pues ya casi amanecía.
Pasaron unas semanas y comencé a tener síntomas de embarazo, quedé preñada no sé de quién…, si de mi marido o de Adolfo, por las cuentas me preñaron la semana que solo follé con Adolfo, así que mentí a Mauricio diciendo que me folló esa noche que no recordaba por el alcohol y se lo tragó entero. A la semana siguiente de los hechos tuve sexo con Mauricio, obvio nada que ver con lo de aquella noche de lujuria animalesca. Mauricio y Adolfo se volvieron a distanciar cuando contaba con casi de 16 semanas preñada del canalla al que ya no odiaba. Pensaba que si salía niño tal vez estuviera tan bien dotado como su padre, sin embargo resultó ser niña y la dotación sin duda la tiene, pero la de su madre… mi esposo no repara en esos detalles, al no haber diferencia notables en la piel morena de ambos hijos míos y ninguno de mi esposo… yo sí los comparo viendo sus diferencias y parecidos con los padres biológicos. Algunos días lloraba arrepentida de lo hecho inclusive, me asaltaban ideas de contárselo a Mauricio pero me lo guardaba por temor a perder mi felicidad, mi mundo de fantasía de señora respetable ante la sociedad, ¡Una esposa fiel en un matrimonio perfecto! Solo que a veces me masturbo pensando en los pollazos de Adolfo de esa noche de pasión desbocada. Justo cuando dejé de amamantar a Yosef, nació la pequeña Myriam, en honor a la nuestra Madre de Dios.
CONTINÚA...
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