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Daniela y sus compañeros (2 de 3)

Al día siguiente me levanté tardísimo, la muchacha que me ayuda me preparó el baño y me di una buena ducha con agua fría, que me refrescó por completo.

Estaba muy irritada de mi zona genital, además traía un moretón en mi nalga izquierda producto de una mordida que cuando me la dieron, ni la sentí. Mis pezones estaban súper sensibles, producto de las mamadas que me habían dado, ambas tetas estaban coloradas luciendo uno que otro moretón, así como mi culo, que lucía, aparte de la mordida, sendos cardenales en ambas nalgas…

Cuando me hice mi aseo vaginal, me di cuenta que tenía una infección, aparte del tremendo dolor en mi culo de la sodomización que me habían practicado… Durante la fenomenal orgía con mis compañeros, me habían metido sus vergas por atrás y por delante, trasladando los gérmenes del culo, hacía mi vagina, causándome la horrible picazón y las continuas molestias que las chicas que me leen saben a lo que me refiero. Pero gracias al Metronidazol y a los lavados con Benzal que me practiqué continuamente, quedé como nueva…

Juanita, la muchacha que me ayuda, me dijo que mi madre me había estado llamando, pero no me despertó por indicaciones de mi comprensivo marido, quien le pidió que me dejara dormir todo el tiempo posible. Así que me comuniqué con ella, dándome la agradable noticia de que mi tía Jimena, había llegado a visitarla. Ella es de Monclova, y debido a las inundaciones de Piedras Negras, mi madre había estado preocupada; que aunque donde vive mi tía no pasó gran cosa, en todo el Estado de Coahuila se habían resentido los fuertes aguaceros. Mi madre le pidió que se dejara ver, hacía muchísimo que no la veíamos.

Le llamé a mi esposo y le platiqué la buena nueva, pidiéndole que por la noche pasara por mí a casa de mi madre. Me puse un jeans desgastado y una playerita del Las Águilas, pasé al restaurante del Sanbors y compre dos kilos de galletas cubilete, un kilo para cada una, y me fui a verla. Pasamos una tarde sensacional, mi tía había llevado sus álbumes y nos reímos muchísimo viendo cantidad de fotos. Una de ellas me llamó mucho la atención. Ella estoy vestida de bastonera, no estoy segura si fue en 4º o 5º grado, pero si recuerdo que fue durante un desfile deportivo del 20 de noviembre. Ya se me veían mis nalguitas bien redondas y paraditas, pues en la foto, luzco un short y una playerita muy mona. Desde entonces recuerdo que ya era asediada por los muchachos de mi clase y por otros más grandes.

Mi tía, que en su juventud le dio vuelo a la hilacha, se dio cuenta de la molestia que tenía en mi trasero, obviamente que al sentarme o con cualquier giro de cadera, demostraba la tremenda cogida que me habían dado. Cuando llegó mi esposo, aprovechó el momento en que él conversaba con mi mami…

-Hija, ¿no me digas que tuviste sexo anal?... –

-¡Ay tía, qué pena!... –

-No tienes porque apenarte, es algo delicioso, solo te recomiendo que cuando lo hagas, uses lubricante a base de agua, son muy populares en las boticas y no te irritan… Hay incluso algunos que contienen Xilocaína para anestesiar la zona, solo es cosa que te informas, no que así, pareces pato al caminar…

-Si tía, créeme que fue un momento de debilidad y me dejé llevar, nunca lo había practicado…

-Pues para que le encuentres gusto, es mejor que uses lo que te recomiendo… -, pobre mi tía, si hubiera sabido la tremenda verguiza que me dieron mis compañeros…

Esa noche mi esposo quería sexo, pero le expliqué mi malestar; obviamente que me increpó sobre el uso de los condones, que si tan amolados están mis compañeros para no traer consigo una caja de preservativos. Lo entendí porque estaba con la verga bien parada, pero tuvo que aguantarse, ya que su linda mujercita no podía… El día lunes no fui a clases, aún sentía molestias al caminar. En la noche me llamó una compañerita que no estuvo en la fiesta (no recuerdo ahora su nombre), pero me dijo que se habían preguntado todos que en donde estaba el lucero que todo lo iluminaba…

-Eso le molestó mucho a Lupe… -

-¿Qué dijo?... –, inquirí ansiosa.

-Que no eras más que una zorra, que ni si quiera a puta llegabas y que ella estaba muy por encima de ti… -

-¿Y qué más?... -, volví a insistir…

-Me dio mucho coraje que dijera eso, pues no te conoce y no tiene porque opinar así de ti… Ya no la quise seguir escuchando y mejor me salí del aula-

-Déjala, esta celosa… -

-Tú estás mil veces mejor que esa estúpida… -, recalcó mi compañera.

El martes, al llegar a la escuela yo iba muy nerviosa y avergonzada aunque suene extraño, no sabía cual sería la reacción de mis compañeros. Entré al salón y me senté, allí estaba Martín que me saludó muy despreocupado, al poco rato llegaron otros compañeros y también Víctor y Adrián; solo me miraron y me sonrieron en complicidad pero no dijeron nada, ni siquiera me dirigieron la palabra. Con eso descansé y seguí como la estudiante casada y recatada que todos creían que yo era, bueno todos excepto los tres chicos que me habían cogido y que sabían lo putona que soy.

Al terminar las clases de ese día como era la costumbre me fui a la cafetería, allí me alcanzaron Víctor y Martín.

-Oye Dany, ¿no tuviste problemas con tu marido?... -, mintiéndoles les dije que se había enojado porque llegué tarde pero que de eso no había pasado a mayores, y que desde luego estaba yo con ganas de repetir la experiencia con ellos, y al hacerlo le froté una de mis piernas a Martín que estaba próximo a mi...

-Pues prepárate para lo que sigue mamacita, ahora te vamos a dar un tratamiento especial… -

-Vamos a echarte "pira"… -, dijo Víctor.

-Oye, ¿pero que es eso?... No sé de qué se trata-, les dije intrigada.

-No te preocupes, ya veras que te va a encantar y querrás repetir... –

-Entonces, ¿estamos ya de acuerdo para el viernes?... -, me preguntó Martín guiñando un ojo.

-Claro que si, y además podré ser para ustedes todo lo que quieran, pues mi marido no estará esa noche-, dije lamiendo mis labios en franca coquetería.

-¡Pues que mejor!, así te daremos más que anoche y verás que la vas a pasar de poca madre-

Poco después, me despedí de ellos y me fui a casa, pensando en el siguiente viernes.

Mi tía se despidió el miércoles, pues debido a sus compromisos, no podía quedarse por más tiempo. Me sentí triste, asegurándole que en cuando pudieras, la iríamos a visitar. Durante esos días no tuve sexo, ya no sentía ninguna molestia pero quise seguir con el tratamiento, que también mi esposo siguió. Andaba como perra en celo, pues cualquier miradita de mis profesores y compañeros, me encendía. Hice un sondeo para saber que tanto sabían de lo que había pasado en la francachela, pero, o lo ignoraban, o se hacían que no sabían… Por supuesto que la tal Lupe, no hizo más aspavientos, de lo contrario, la hubiera puesto en su lugar; pues si a mí me gusta tanto la verga y me encanta dar las nalgas, ese es mi pedo.

El viernes esperado con ansias por mí, llegó al fin. Ese día llegué a la escuela como mi costumbre, sandalias altas de tiras, una faldita corta, una blusa entallada de amplio escote que al usarla sin brasier resaltaba más mis tetonas y se me veían los pezones, mi rajita cubierta por la transparencia de mi tanga solamente en la parte del frente ya que la posterior era solo una delgada tira de tela que se me perdía entre mis nalgotas rozándome constantemente el culo como para andar caliente todo ese día tan especial, y por su puesto mi aroma favorita, Paloma Picasso; de inmediato busqué a los chicos.

Déjenme decirles que durante el resto de la semana después del lunes que me habían cogido no habíamos intercambiado plática, solamente nos veíamos y sonreíamos en plena complicidad, pero ese día yo quería verlos antes de estar juntos en la noche. No tardé mucho en encontrarlos así que me senté junto a ellos y charlamos; estaban solo dos y me saludaron alegremente y como estábamos solo ellos y yo, ni que decir tengo que fueron bastante atrevidos:

-Hola nena, ¡qué rica vienes hoy!, ¿ya estas lista para la noche?... -, me preguntó Víctor, torteándome.

-¡Cada día te pones más buenota, Daniela!-, le secundó Adrián.

-Ya déjense de tantos piropos, donde esta Martín, ¿no ha llegado?... -, les contesté.

-No ha llegado aún, de seguro el cabrón estuvo chupando y ha de estar bien crudo, pero eso es bueno para ti, pues cuando ese güey esta crudo anda que parece burro en primavera; ja, ja, ja… -, comentó Víctor.

Me quedé pensando en eso y sin quererlo se me mojó de inmediato mi bollito y a mi mente vino la idea de comprobar si eso era cierto, en especial por la rica tranca que tiene Mar y por el hecho de que no me habían cogido desde el viernes pasado, ni siquiera mi marido; así que se me ocurrió que sería riquísimo aliviar el fuego de Martín esa misma mañana, pero la voz de Víctor me sacó de mis cachondos pensamientos:

-Oye Dany, pero hoy queremos que vayas bien putona, que te arregles para nosotros muy especial, ¿qué te parece?... -, le contesté que si, que eso me agradaba y despidiéndome de ellos todavía verifique la hora de nuestro encuentro:

-Entonces, ¿nos vemos a las siete en la casa de Martín?... -, los dos me corroboraron nuestra cita y me despedí de ellos.

Busque a mis compañeras y estuve un rato con ellas esperando poder ver a Martín y animarlo a ir conmigo a casa para empezar con él ese viernes que yo sospechaba muy caliente. Sin embargo pasó la mañana y Martín no llegaba, un pocos desilusionada me dirigí a la salida y para mi suerte él iba entrando a la escuela, mirando que nadie se percatara que le hablaba me fui a saludarlo.

-Hola… -

-¡Hola cosita!... ¿Qué cuenta la puta mas rica de la escuela?... –, me dijo con cinismo.

-Pensé que no vendrías… ¿Ya viste a los muchachos?-, le pregunté rápidamente.

-Te hice una pregunta, cabrona… ¿Cómo está mi puta?... –, me dijo atrayéndome del mentón.

-Bien papi… Pero, ¿ya viste a Víctor y Adrián?... –

-No, apenas voy llegando... –

-¡Ah, qué bueno!... Es que... ¿Puedes venir conmigo a mi casa?... -, le solté de pronto.

-¿Y qué onda con esos cabrones?... -, me interrogó sin saber mis planes.

-Los veríamos después, es que, es una vieja fantasía que me gustaría realizar solo contigo… -, él me vio de pies a cabeza y aceptó gustoso:

-Claro mi reina, ya quieres empezar la fiesta, ¿verdad nena?... -, me contestó sonriente y dándome una palmada en las nalgas... –

-Es que... Bueno, quiero estar sola contigo ahora… -

-Con todo gusto mamita, así te dejo bien ampliada para la noche…

-Pero no quiero que nadie se dé cuenta que nos salimos, me esperas en la tienda y paso allí por ti, voy por mi coche, ¿si?... –

-Está bien, allá te espero pero no tardes mucho… -

Con paso rápido y muy ansiosa, fui por mi auto y salí de la escuela; él me esperaba y subió al coche dirigiéndonos a mi casa. Como era viernes, le había dado permiso a la muchacha para que se fuera a su pueblo, pues con mis molestias no lo había hecho y como todo estaba planeado, me convenía que ella no estuviera en casa para estar a mis anchas… No tardamos mucho en llegar y dejé el coche afuera, ya que si mi esposo llegaba esa era la seña para que supiera que estaba cogiendo con alguien.

-Oye mamacita, no está tu marido, ¿verdad?... –

-No mi rey, salió esta mañana de viaje y regresa hasta mañana-, le comenté mintiéndole pues mi esposo solo se había ido al trabajo.

Tan solo al entrar a casa, Martín me abrazó y me empezó a besar, mientras sus manos me acariciaron las nalgas duras y temblorosas bajo mi faldita, ya sin preámbulos me hinqué ante él y bajándole el zíper le saqué su verga ya bien parada y babosa, y me puse a mamársela como tanto me gusta hacérselo a los machos que me han cogido. Martín disfrutó de mis mamadas gimiendo, al grado que me cacheteó con su enorme macana, dejándome la cara embadurnada de su jugo lubricante… Cuando terminé de mamársela, se la dejé bien ensalivada; abriéndole el pantalón se lo bajé y empujándolo al sofá lo hice sentar, para luego quitarme la falda y la tanga montándome a él para sentir su verga en mi raja que destilaba mis mieles.

Primero me metió solo su gorda cabeza, pero atrapándome por las nalgas me jaló y de un solo fregadazo, me la metió hasta el fondo, yo gemí por lo grande de su miembro pero aguanté como las machas y me quedé quieta adaptándome a su grosor y tamaño; mientras, él me sacaba la blusa dejando mis senos desnudos al alcance de su boca, succionando mis pezones y acariciando mis nalgas. Así como me tenía empecé a moverme suave y lento, moviendo mi cadera hacia arriba y abajo para sentirlo invadirme con su deliciosa estaca; empecé a gemir muy suavecito para mostrarle lo mucho que estaba disfrutando, mientras él seguía mamando mis duras tetas y acariciaba todo mi cuerpo, desde mis nalgas hasta mis piernas y mi espalda.

Era deliciosa la manera de cogerme de este chico, me disfrutaba y me hacia gozar, aprovechando la posición en la que estaba, yo encima de él, me podía mover a mi antojo, y quitándole la camisa lo dejé desnudo solo con sus pantalones caídos en sus tobillos pues no le había dado tiempo ni de quitárselos. Así empalada disfruté jugando al sube y baja y dándome de sentones en esa rica verga entrando y saliendo de mi estrecho coño y frotando mi clítoris en los movimientos que me gusta hacer cuando estoy arriba de mi amante. Hasta que no aguanté más y me entregué a un extraordinario orgasmo, haciéndole sentir las fuertes contracciones de mi panochita cuando estoy viniéndome.

Martín me dejo terminar mirando mi rostro cachondo, oyendo mis gemidos de placer y dándole mi lengua en sus labios mientras disfrutaba derramando más mis jugos, que bañaban su verga en mi interior. Deslizándome de su miembro me lo saqué y poniéndome de pie ante él, le mostré mi bollo escurrido de mis jugos:

-Ven papacito, vamos a mi recámara, allá me cojeras más rico y como a ti te gusta… -

Al decirle esto me di vuelta y agachándome un poco me abrí las nalgas y le mostré mi anito contraído, ante esta invitación de mi parte, Martín se puso de pie, me dio una fuerte nalgada, se quitó el pantalón y así desnudos los dos nos dirigimos a mi habitación conyugal. Al caminar yo frente a él movía más mis nalgotas para hacerle sentir mis deseos de ser enculada. Al entrar a mi recámara, me acosté separando mis muslos y le mostré mi raja mojada; él se abalanzo de inmediato y sentí su lengua caliente hurgando los pliegues de mi chocho, me hizo gemir y siguió con su tratamiento, chupando y sorbiendo los jugos que destilaba mi panocha.

Cuando me sentí como perra en celo, lo hice girar quedando mi bollo encima de su rostro y aproveché para mamar su garrote en un rico 69; le succioné la cabezota deliciosamente y lo sentí estremecer. Mis largas uñas arañaron sus testículos muy duros y contraídos, lamí todo su tallo y también sus huevos cubiertos por una áspera pelambrera al igual que su pubis; mientras él me comía la pucha como un perro hambriento, mientras sus manos me abrían y apretaban las nalgas y un dedo travieso me acariciaba el ano fruncido y lograba entrarme estimulando mi esfínter que se contraía de anticipado placer.

-Cógeme mi vida, quiero sentir esa verga hasta lo más profundo de mi cueva… ¡Soy tuya papito, hazme de nuevo tu puta!... –

-¡Mira lo que te vas a comer, hija de la chingada!... -, dijo bamboleando su nabo que aún escurría mis babas.

Me escapé de él y me acosté de espaldas ofrendándole mi vagina abierta; él se levantó, se colocó entre mis abiertos muslos y guiando su tranca con una de sus manos me la clavó de nuevo, pero ahora con suavidad, con ternura incluso, para hacerme sentir cada centímetro de su gorda verga, haciéndome gemir de de placer. Mis piernas lo rodearon por la cadera y lo atraje para sentirlo en su totalidad en mi interior, me empecé a mover muy rico, provocándole que me la metiera toda… Ambos disfrutábamos tremendamente, Martín me la sacaba y metía mientras yo movía mis caderas y contraía mi panocha haciéndole sentir mis apretones en su chile. Me hacía aullar de gusto, gemía y me quejaba haciéndole ver lo mucho que me hacia gozar, mientras su verga no paraba de profundizarme una y otra vez.

Mi joven amante me acariciaba todo el cuerpo, me apretaba las nalgas así como me tenía, me besaba el cuello, los senos y la boca, mientras yo lo atenazaba por la espalda enterrando mis uñas en sus hombros y en su dorso; me tenía sudorosa y completamente abierta, yo disfrutaba y me entregaba a ese chico que tan deliciosamente me estaba trabando:

-¡Soy tu puta Martín, la más puta que has conocido!... ¡Dímelo mi vida, dime que soy tu puta!… ¡Véndeme, prostitúyeme, eres mi padrote, mi vida y yo tu putona!-

No bien terminé de decirle eso, y el orgasmo fue brutal, prácticamente me oriné en mi cama... Martín aprovechó para bombearme más duro y más rápido prolongando mi placer con sus palabras:

-¡Sabes que eres mi puta, hija de la chingada, siempre lo serás y hoy te venderé como la pinche puta que eres!... ¡Hoy seré tu padrote perra y pagarán por ti, hija de la verga!... -, al tiempo que me insultaba su leche empezó a desbordarse en mi panocha a borbotones.

Empujaba más a fondo y a cada empellón su fierro me llagaba tan hondo que me hizo gritar y seguía clavándome su macana, que para mi sorpresa no perdió la erección. Me acomodó y colocándose mis piernas en sus hombros me penetró otra vez y más fuerte, me hacia bufar como una yegua y a cada arremetida, me retorcía de placer. Mi recámara conyugal una vez más se llenó de mis gemidos de infidelidad, pensé en mi cornudo marido y deseé con toda mi alma que pudiera ver como este chico me hacia disfrutar. Lo risible de la vida, mi marido trabajando y yo recibiendo una cogida tremenda…

Yo gemía y le pedía más y él me satisfizo y me seguía embistiendo con dureza. De pronto me sacó la ñonga escurriendo su leche batida, me volteó poniéndome con mis nalgas hacia él, (es mi posición favorita de perrito), y agachándose primero me chupó la pepa exacerbando mi placer, hasta que le suplique:

-Métemela papacito, métemela ya hasta el fondo… -

-Te voy a volver a sacar los pedos, hija de tu perra madre… -

-Hazlo papi, lo deseo… -

Su verga se paseo en los labios de mi vagina y me penetró, hondo, profundo y empezó a bombearme con salvajismo haciéndome gozar indescriptiblemente; yo no aguanté más y me vine de nuevo, me sentí desvanecer y mi rostro y mis brazos descansaron en el colchón, quedando solamente mi trasero en alto, mientras Martín me seguía penetrando por la vagina a su antojo, jadeando y empujando más y más. Él no daba muestras de venirse, así que le supliqué que me perforar también el culo:

-¡Papi cógeme por atrás, por favor!... ¡Méteme la verga en el culo, te lo suplico, rómpemelo como tu sabes, hazme tu puta por el culo también!...

Me sacó la verga de la panocha y dirigiéndola a mi ano me embistió, duro y brutal como ya me lo había hecho el viernes anterior...

-¿Te gusta por atrás, verdad perra?... Te gustó cuando te lo rompí, ¿verdad cabrona?... –

-Si mi vida me encantó y quiero ser tu puta por el culo… Ábremelo más y véndelo también, vende mi culo a quien tu quieras, pues soy una puta-

Total que me hizo gritar, pensé que estaba preparada para aguantarlo pero fue nuevamente tremenda la sensación de ser abierta por el esfínter… Aguanté sudorosa y anhelante de ser enculada, ahora más hondo pues me comía casi toda la verga que entraba y salía de mi maltrecho culito, mientras el golpeteo de su pubis contra mis nalgas, y mis gemidos inundaban la habitación. De hecho, hasta se dio a la deliciosa tarea de entrar y salir como quiso, aumentando sus embestidas que me hacían arder el culo que se me contraía insistentemente como no queriendo ser destrozada por ese enorme trozo de verga que me destrozaba el recto.

A pesar de ser estrecha, Martín logró hormarme y el dolor me pasó poco después, hasta hacerme disfrutar también… Una de sus manos se coló por entre mis muslos y estimulo mi coño y mi clítoris sin dejar de bombear mi ano ya abierto en toda mi elasticidad. Cada embestida hacia pegar con mis nalgas, me la clavaba por completo aumentando mi placer, hasta que por fin me desparrame a cántaros, mi cuerpo no aguantó y en mi siguiente orgasmo mis piernas me fallaron, están tan abierta que me resbalé y quedé prácticamente apachurrada por él, que no dejaba de penetrarme…

Siguió una y otra vez entrando en mi dolorido trasero, me golpeaba las nalgas aplastándome contra el colchón mientras su verga entraba y salía con más fuerza que al principio. Yo era una masa sudorosa solamente, con mi culo acribillado pero gozaba de este violento tratamiento que me administraba; y cuando más hondo y más gritos de mi parte; hasta que su verga se tensó y sentí el torrente de mocos inundar mi ano dolorido… ¡Qué sensación más extraña se adueñaba de mí al ser enculada!, era como arder y explotar entre el dolor y el placer de mi culo abierto…

Al terminar me la sacó de un tirón, parecía adivinar que la humillación era lo que más me gustaba, yo estaba encantada con ese chico, por fortuna salió muy poco embarrado de mi mierda; y ese olor a semen y excremento inundó la habitación. Me volteó y se dio a lamer mi coño hasta que me lo dejó prácticamente limpio de mis jugos, así hasta quedar recostados, recuperándonos del intenso placer...

Ya más calmados, me pregunto:

-Dany, dime la verdad... ¿En serio quieres ser una puta y que te venda con otros?... -, lo pensé un poco, pero era una de mis mayores fantasías, así que solo moviendo la cabeza le dije que si. - ¿Y con cuántos quieres que te venda?... –

-N-no sé... Con los que tú quieras… Martín, esto es una fantasía, no malinterpretes, deseo ser una puta de verdad y que me paguen por cogerme... Me lo he imaginado muchas veces y lo deseo… -

-¿Quieres que esta misma noche te la metan?... Si quieres te puedo llevar con alguien a quien le encantarías y que te pague por metértela, además, estas tan buena que te dará buena lana… -

Lo pensé un poco y le dije que si, esa misma noche quería ser puta por dinero, siempre lo había deseado y si ahora se me presentaba la oportunidad no la iba a desaprovechar; así que acepté la proposición de mi amante pero con la condición que fuera con alguien muy discreto. Martín estuvo de acuerdo y levantándose me preguntó por el baño para lavarse, se lo señalé y yo me quedé aún acostada, pensé en lo que me esperaba y sin querer me estremecí... Ser ofrecida como una golfa, como una cualquiera, sería una diversión extra, no sabía si contarle a mi esposo, pero yo estaba más que decidida. Salió mi amante y entré yo, al salir estaba ya vestido, y yo aún desnuda. Me puse solo una batita transparente y lo acompañé a la puerta, desde luego, miramos primero que ninguna persona estuviera en la calle, salí y despidiéndose de mí con un beso me pidió que no faltara y que me vistiera muy provocativa para que de verdad me vieran como una mujerzuela, yo solo le dije que así lo haría y lo despedí.

De hecho yo ya tenía pensado vestirme muy provocativa, incluso había comprado un vestido especial para esa noche en que me vería con Adrián, Víctor y Martín, pero…

Entré a casa, me fui al baño y me lavé las nalgas, me salió semen del interior de mi recto, me di una ducha rápida y me vestí pues mi marido vendría a comer y debía preparar la comida. Me puse un vestidito delgado, muy cortito y sin ropa interior me puse a realizar mis quehaceres de ama de casa, estaba feliz y excitada de lo que haría esa noche y creo que sería algo delicioso, más por la fantasía que por lo que me esperaba en realidad; muy contenta puse música y me puse a canturrear la canción al tiempo que iniciaba mis quehaceres para esperar a mi maridito y darle de comer, ya que como imaginaba no querría cogerme hasta que en la noche yo regresara bien bombeada por mi supuesto amigo que ese día supuestamente para mi marido saldría conmigo…

El pobre de mi esposo no sabía en ese momento lo que su mujercita tenía planeado...desde luego que después que se enteró le encantó cuando yo misma se lo platiqué.

DANIELA

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