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Categoría: Incestos

Daniela mi prima, una pasión prohibida

Era una mañana como cualquier otra, casa de mis tíos, ellos de paseo con mi primo el más pequeño, por otro lado mi prima dormida, dormíamos en la misma habitación; bastante espacio diría yo. Nos llevábamos muy bien. Muchachita rebelde, un tanto grosera con sus papas, pesada y maldadosa con su hermano menor. Un cuerpo bajito regordete aunque tomando forma en su cintura y senos paraditos. Debo confesar que solo en un par de ocasiones llegue a terminar en honor a ella, y eso sólo por qué estaba tan caliente y en esa urgencia y no me dejarán mentir se necesita una protagonista que ilustre y desemboque toda la vitamínica sustancia de nuestro ser.



Una noche antes, escuché decir a mis tíos que saldrían muy temprano y regresarían por la tarde, el trabajo de tarde noche me dejaba exhausto y tal oportunidad de dormir hasta donde se pudiera me agradaba. Inconscientemente escuche la puerta cerrarse y largo rato en silencio... mi mente trabajó en segundos, despertándome la idea de ver videos en el teléfono usando la red de casa.



Aún adormilado estire mi mano y desconecté mi teléfono de la corriente eléctrica y me situé en una posición cómoda, las almohadas como respaldo, teléfono en mano, deleitándome entre la gama de imágenes de videos recientes; Por la Madre Teresa... echando un vistazo a mi alrededor logre descubrir que mi prima aún dormía, mi excitación frustrada salió a flote, (no entendía porque se había quedado, aunque no me extrañaba que por no levantarse la hayan dejado) lo que no me detuvo! Estire la mano aún más allá del buró y tome mis audífonos. Primero veía los videos y observaba con cuidado a mi prima que siguiera dormida mientras yo nutría mi lascivia, mi excitación creciente me incitaba a sacarme el pene ahí mismo, más con cuidado me cubrí con las sabanas y baje un poco mi pijama inferior. Estúpido de mí!!... estaba tan concentrado en mi asunto que no me percaté que mi prima había despertado y me observaba! En su mirada había asombro, deleite y un brillo que he visto en otras ocasiones (jejeje) pero mi reacción fue vergüenza, recuerdo que sentí como se bajara la presión. No podía argumentar palabra... Lo único que alcance a decir en forma de reclamo: “Que estás viendo?”. Su cara de sorpresa y satisfacción y con toda tranquilidad me dijo: “Nada... Me gusta!”. Turbado por su comentario y con extraño respondí: “que te gusta?”.



Respondió: “Eso!” Y que es Eso? Cierta desesperación fue evidente en mi comentario. Levantó un hombro y dijo: “No sé... Eso! Se ve chido!”. Con un tono burlón pregunté: “Que se ve chido?”. Mi confusión era mucha.



Explicó: “No sé... El verte así... Que ves? Te gusta? Sientes rico?...”. Dije yo: “Pues claro que siento rico!!”



Preguntó insistentemente: “Puedo ver?”.



“Bueno bueno ya estuvo bueno, no no puedes ver!”. Saltó de su cama y dio un brinco hacia la mía... “Daniela que vas a ver? Es solo porno...”. Escondía mi teléfono debajo de mi pierna al verla tan efusiva. “Ándale! Por fa!! Plis?”, exclamó con cierta suplica. Pregunté: “De verdad quieres ver? Pero esto no puede salir de acá! Eh!”, dije terminantemente.



Emocionada porque se había salido con la suya, pero más me extrañó a mí el sentir que se me acurrucó justo debajo del brazo y con una pierna encima de la mía. Tal vez fue cierta confianza y complicidad que se creó en ese momento, no dije nada más y me dispuse a tomar el teléfono y ponerlo sobre mi pecho justo a la vista en primera fila de mi prima quien atenta reposaba su rostro sobre mi pecho. Me intrigaba cómo reaccionaría al ver el sexo tan burdo y salvaje, en mis adentros me preguntaba qué tanto sabría de sexo ella, ya lo habría tenido?



Opté por poner de los videos eróticos donde las chicas son súper hermosas y los chicos súper fitness. Henos ahí como viendo el cine en casa con una película de terror.



Por un momento deje de pensar en las trivialidades y me concentré tal como ella lo hacía; de pronto sentí como se erguían su pezones a un costado mío, en automático mi amigo más fiel hacia campamento justo detrás del teléfono.



Incliné mi cabeza para buscar su mirada, y mi satisfacción se tornó en un cariño que tiempo después nos jugaría una broma; su mirada estaba perdida, hipnotizada, entonces le pregunte: “Te gusta?”. Solo me vio a los ojos y asintió con la cabeza, un mmjhhmm ahogado. Chuscamente le dije: “ahora me entiendes??”. Alcanzó a sonreír pero su mirada era otra, estaba sumamente excitada. Dijo: “y a ti?”, mientras me miraba a los ojos. Le sonreí y dije: “yo creo que sí!” Hice un gesto indicando el campamento de mi amigo, retiré el teléfono para que viera mi dura y difícil circunstancia. “Y tú… estas bien?”. Su respuesta fue que al retirar su pierna de encima de la mía, retiró la sabana y abrió las piernas mostrándome su panty de dormir, fresca la mañana en ese instante sentí frío en mi pierna, fue entonces cuando vi su entrepierna empapada, se recostaba y me dejaba ver desde su cara perdidamente excitada, sus senos erguidos y su panty empapado que aprisionaba su vello genital. La encrucijada de verme en esa situación con alguien prohibido, hizo que un escalofrío caliente recorriera desde mi interior hasta mi extremidad que estaba por reventar... Sentía los latidos de mi corazón tan intensos, mi desespero de pronto hizo tornar mi cuerpo a su costado y mi mano posar sobre su entrepierna para sobarla lento y tierno en forma circular como es mi costumbre al estar con una mujer. El espectáculo había comenzado, movía su abdomen como ayudando a mi mano en la otra dirección, su gemir como el de un moribundo y una persona siendo exorcizada, qué diferencia había? Ninguna! Besaba su cuello y le susurraba gimiendo al oído: “Mami sientes rico?”. No contestaba! Era tan intenso su placer que metí la otra mano por debajo de ella sujetando su cintura, mientras tallaba mi miembro fuertemente a su pierna y no dejaba de frotar con la otra mano, era algo simultáneo, cadencioso y dedicado... “Mami quiero que sientas rico... Anda siente rico!” Yo gemía diciéndole y ella gemía como si sufriera. Entonces detonó... Aprisionó mi mano con la suya contra su traidora y febril entrepierna y se pegó hacia mi pecho abrazándome, en el instante que sentí su vagina contraerse... “Ohhh!” Dispare tan fuertemente, que sentía que cada espasmo salía de mi espalda hacia mi miembro. Alucinante mejor que cualquier droga, tan fugaz con una estela de placer dejando a su paso. Nos habíamos venido solo por encima de nuestra ropa interior. Al extender nuestros cuerpos sobre la cama... Aún agitados; nos miramos y carcajeamos.



De inmediato se pegó a mi cuerpo abrazándome sin decir una sola palabra! Yo pienso que le dio vergüenza; como pude me respalde sobre las almohadas y le hablaba, pero no me decía nada.



Le dije: “Ven, estas bien?”, tome una de sus piernas y la pase al otro lado mío, entonces metí mis brazos debajo de los suyos y la abrace, la acaricié aún sentía su respiración agitada. Le pregunté: “no lo habías sentido antes?”. Movía su cabeza negándolo. Estúpidamente le confesé que yo nunca lo había sentido así y digo estúpidamente porque tuve una emoción en ese momento que años más tarde llegué a recordar y añorar. Ese sentimiento me hizo tomar su rostro en mis manos y al verla a los ojos... Le besé.



Fue cariño, amor, no lo sé; lo que sí sé es que una confusión me invadía, y de tan solo pensar que era mi prima me veía en una camino desconocido el cual traía vergüenza, sin embargo la inexperiencia de tal mujer, traía orgullo y el pensar que yo ocasione tanto en ella, cautivó mis sentimientos y pensamientos por muchos años.



Al besarla, lo cambió todo, sus besos apasionados, me cautivaron en todo sentido, el fresco de la mañana en contra de la toda aquella humedad entre los cuerpos me hizo tomar la sabana y cubrirnos; besos tiernos, abrazos, su piel suave, esas sensaciones eran como oro metiéndose a un baúl. La abracé, la acaricié, y no pude evitar besar su cuello... Y eso empezó otra revolución, despertando sus caderas y su entrepierna sobre mi miembro, como un tren sobre rieles, pero esto... Esto era al revés! Las ropas húmedas deslizándose la una sobre la otra, no pude evitar el tomar sus nalgas entre mis brazos largos y refregarme su cuerpo mientras gemía en mi oído abrazando mi cuello, sentía su mejillas sobre mi rostro, el calor de su aliento intenso. No me importó; ella estaba siendo mía! Abrazaba su cintura y la acariciaba como moldeando barro dándole forma a su placer, seguía por debajo de su blusa de dormir, y no fue más que deslizada por arriba despeinándola, el tener esos senos vírgenes delante mío, enloqueció mi boca, con mi rostro los acariciaba como su fueran de terciopelo. Toda su piel porosa se tornaba y aquellos pezones rozados coquetos recibían mis mordiscos. “Quiero sentirlo adentro!”, suplicó. Me detuve y la vi a los ojos mientras enganchaba mis dedos al elástico de su panty halándolos como estorbo y quedando estirados por sus muslos justo a la altura de mi ombligo; dirigió su mano hacia su entrepierna, honestamente pensé que se iba sobar, pero no! Metió su mano en la abertura de mi pijama, como si fuera un bolsillo y bruscamente sacó a mi amigo, dirigió la otra mano en su ayuda y sostuvo mi pieza con las dos manos... Empezó a jugar con ella, se sentía tan húmedo, tan rico, era un masaje! Y solo se refregaba sobre la base del riel, como una bruja que monta su escoba. Su mirada de admiración hacia mi miembro me llenaba de satisfacción, me miró directo a los ojos y decidida se inclinó y quedando de rodillas dijo: “quiero intentarlo!”. Mi cuerpo empezó a hervir nuevamente; estiró su mano por detrás y la tomó dirigiendo el cuchillo candente hacia dentro suyo, bajaba lento... Despacio, yo tomaba los extremos de la cama y junto con las sabanas las estrujaba, era una tortura. Gemía con dolor y con uñas y dedos me estrujaba a mi el pecho. Y se detuvo... Sentí que faltaba mucho y pensé... Es virgen! Escalofríos fue lo que sentí al concluirlo. Entonces empecé a moverme dentro suyo, le dije comprensivamente: “Esta bien, no vamos a pasar de ahí!” Frustrada se levantó un poco y se dejó caer con fuerza, ese berrinche, trajo una zincelazo a la punta de mi miembro, un dolor... un quejido de dolor agudo y corto expresó ella...



Reaccione ante tal sacrificio y la tome entre mis brazos firmemente, le dije: “Nooo!” Suplicándole, pero no había vuelta de hoja. Calor carmesí dentro suyo, intente retirarme de ahí dentro, tanta presión me exprimía... empecé a ser testigo de su dolor. De pronto de mi alma surgió un vaivén dentro suyo tratando de aliviar su sufrimiento, entre gemidos le brotaron lágrimas, me detuve... dudaba en seguir... Exclamó: “No pares! Si paras me duele!”. Se humedecía aún más... Y más... Y enloquecí de nuevo... Me subí a su viaje de placer, y tomando su cintura la abrazaba enterrándome aún más. Me dolía el glande, pero su deleite importaba más... Empezó a retorcerse encima de mí, su piel se puso como de gallina, y su vagina comenzó a contraerse como robándome para sí, su bello cuerpo se puso tenso... pensamiento de orgullo y satisfacción sentía que torné mis movimientos de suaves a duros y precisos... Y nuevamente en un orgasmo sin fin... Eyacule con dolor, dolor mismo que se fusionó con placer, la vida se me iba en cada espasmo...



Regresando de tal dimensión desconocida, nos vimos un charco de fluidos, colores muy escandalosos, ilustrando un sacrificio, uno bastante atesorado hasta el final de mis días diría yo. Deseché las sabanas, gire el colchón. Hicimos muchas cosas a escondidas y a veces muy obvias, pero esas las contare en otro momento.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1947
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