I.
El viaje había sido agotador. Ya me encontraba a tres horas máximo de mi casa, pense en parar en la Ciudad de Toluca, donde vive mi cuñada y ahí descansar. Al siguiente día emprendería el regreso a mi casa. Llegué aproximadamente a las nueve de la noche a casa de Magdalena, quine era la hermana de mi esposa, ella era una buena persona, de unos 47 años de edad de estatura mediana y medio robusta, sin caer en la gordura; era la mayor de las hermanas de mi esposa. Ella abrió la puerta se hallaba vestida con un pants ajustado y una playera de tirantes. Que ponían casi al descubierto dos pechos de muy buen tamaño y bastante firmes. Nunca antes me había fijado en los pechos de Magdalena no sé si fue él haber estado fuera de casa por espacio de dos semanas o simplemente porque Magdalena se veía bastante buena; nos saludamos con un beso en la mejilla y me invitó a pasar, me comentó que no había nadie, que Rodrigo, su marido, había tenido que salir urgentemente al norte del país a arreglar asuntos relacionados con su trabajo y sus hijos se habían marchado a casa de su cuñada Martha, en la ciudad de Querétaro. Yo le hable de mi viaje, de lo cansado que había sido y de que había pensado que lo mejor era descansar en su casa, que seguir manejando cansado en la carretera. Ella asintió. Estabamos charlando cuando sonó el timbre de la casa, le pregunte si esperaba a alguien y me respondió que no. Por lo cual la acompañe a la puerta. Era Laura, mi otra cuñada, quien vivía en el mismo fraccionamiento, pero con quine realmente no me llevaba muy bien. Ella tenía 44 años y era divorciada. De cuerpo delgado y con unas nalgas pequeñas, era la menos dotada físicamente de las tres hermanas, su único atractivo era un busto bastante grande y muy bien formado, por lo cual ella prefería siempre usar faldas bastantes amplias y blusas con grandes escotes. Después de saludarnos nos dirigimos hacía la sala, de donde marque el número telefónico de mi casa y hable con mi esposa, le comenté que estaba en casa de su hermana Magdalena, y que debido a que me sentía muy cansado, había preferido pasar esa noche ahí y continuar hasta mañana, a ella le pareció lo más acertado, después de recordarle lo mucho que la quiero colgamos. Estuvimos platicando los tres por espacio de una hora, de los temas más diversos. Magdalena había compartido con nosotros una estupenda botella de Tequila, cada uno ya había tomado más de cuatro caballitos. Por lo que ya más desinhibidos los temas que tocábamos iban subiendo de tono. Laura nos comentó que Víctor, su nueva conquista, le había prestado una película de acción, pero que se la tenía que devolver el día de mañana. Yo accedí a verla, quería aprovechar el tiempo de la película y descansar. Todos subimos a la planta alta y tomamos asiento en un sofá, que se hallaba frente al televisor. Magdalena subió el tequila y nos convido otra copa, mientras Laura se encargaba de introducir la película a la video, yo tomé asiento en uno de los extremos del sofa. Por fin comenzó la película, en medio se sentó Magdalena y en el otro extremo Laura. Un poco el Tequila y otro tanto el cansancio habían hecho que yo comenzara a cabecear, Magdalena al ver que me estaba quedando dormido me ofreció otra copa de Tequila, la cual acepté. Ella había recargado su cabeza en las piernas de Laura y había puesto sus pies ya descalzos justo debajo de mis muslos. La trama de la película me parecía demasiado lenta, por lo que terminado mi tequila, comencé de nueva cuenta a cabecear. Magdalena retiro sus pies de debajo de mis muslos y ahora los había puesto justo arriba, casi a la altura de mi entrepierna. Yo no pensé nada malo, por lo que puse mi mano sobre sus pies. De repente sentí una presión en mi pene, al parecer Magdalena se había acomodado y había puesto sus pies justo arriba de mi pene, yo no trate de hacer nada. Más sin en cambio también me acomode, echando mi cuerpo un poco hacía abajo, por lo cual mi cabeza quedo justamente recargada en el sofá. Cerré los ojos, no sé cuanto tiempo me quede dormido, pero al volver en sí, sentí como mi pene se hallaba completamente parado, los pies de mi cuñada ejercían una constante presión sobre mi pene, no quise abrir los ojos. Pense que si despertaba ella quitaría inmediatamente sus pies. Ella continuaba presionando con sus pies mi pene, de repente ejercía presión y de repente dejaba de hacerlo; era como si me estuviera masturbando. Creo que ella ya había sentido la dureza de mi falo pues en determinados momentos su presión era excesiva. Ahora que ya me hallaba completamente despierto pero sin abrir mis ojos, comencé a acariciar lentamente sus pies, súbitamente Magdalena se incorporó. Yo pensé que ella se había arrepentido. Abrí mis ojos como si en ese instante hubiera despertado, y froté mi rostro con ambas manos, observé como Magdalena ingresaba a su recamara, mientras Laura, volteaba a verme y me lanzaba una sonrisa, comentando los pormenores de la película. Me estaba recriminando el no estar viendo la película, y me ofreció poner alguna otra si esta me estaba aburriendo. Negué con la cabeza y le sonreí; le comenté que ahora si pondría más atención. Magdalena salió de su recamara, llevaba puesto un camisón blanco semitrasparente. No sé, sí sería un efecto de sombras, pero al observarla note que no traía puestas sus bragas, pude ver su oscuridad debajo del camisón. Traía en una de sus manos un cobertor, el cual nos aventó y en tono de reclamo nos pidió que nos tapáramos, que la temperatura ya comenzaba a bajar. Laura y yo reímos y aceptamos de buena gana aquel cobertor, lo extendimos para que todos alcanzáramos a cubrirnos. Magdalena volvió a recargar su cabeza en las piernas de Laura y de nueva cuenta puso sus pies justo arriba de mi sexo. Ahora ya con el cobertor cubriéndonos, Magdalena comenzó a estimular de muy diversas maneras mi pene, yo apretaba sus pies, los acariciaba. Mis manos recorrían de la punta de sus dedos hacia las pantorrillas; siempre cuidando que mis movimientos no pusieran en alerta a Laura, quien no perdía detalle de la película. De pronto esta volteó a mirarme y me pidió la acompañara a su casa, la cual se hallaba a un par de minutos de la casa de Magdalena, había olvidado cerrar una de sus ventanas y temía que comenzara a llover. Accedí forzadamente, me hubiera gustado más la idea de quedarme junto con Magdalena y aprovechar el tiempo que pudiéramos estar solos para poder disfrutar más íntimamente. Magdalena le sugirió a Laura que se trajera su camisón y se quedara aquí. Pensé que tal vez había tenido miedo de continuar, por lo cual reafirme su comentario y le comenté a Laura que esa idea sería la mejor, que fuéramos rápido a su casa cerrara sus ventanas, tomara el primer camisón que encontrara y que regresáramos a terminar de ver la película y después a dormir. Ella accedió.
Caminamos lentamente, Laura me tomó de brazo y puso su cabeza en mi hombro, comenzó a platicar de su relación con Víctor, y que esta, poco a poco se había ido volviendo monótona, sin sentido. Me comentaba que Víctor no la satisfacía, que lo que ella necesitaba era un hombre mucho más caliente que ella, que necesitaba de un hombre que no tuviera miedo en el sexo. Yo le comenté en tono de broma que si lo que necesitaba era satisfacción, tenía al lado a quien pudiera darle batalla. Ella rió, me dio las gracias y dijo que lo pensaría. Llegamos a su casa, de una de las bolsas de su holgada falda extrajo un puñado de llaves, y hábilmente encontró la de la cerradura de la entrada. Ingresamos a su domicilio, me comentó que si gustaba tomarme un tequila, estos estaban en la cantina de la sala; Que me sirviera uno mientras ella iba por su camisón y a cerrar la ventana. Yo accedí. Me serví un buen vaso de tequila y me deje caer en unos de sus sillones. Cerré mis ojos y comencé a imaginar como hubiera sido mi encuentro con Magdalena sino hubiera tenido que acompañar a Laura. Mi miembro comenzó a ponerse tieso, me excitaba la solo idea de haber podido cogerme a mi cuñada, de haberla hecho mía. No me percaté del momento en que Laura entró a la sala, Yo me hallaba con los ojos cerrados una de mis manos sostenía mi vaso de tequila, y la otra la había llevado a mi entrepierna; buscando calmar un poco la calentura que traía. Laura de sentó a mi lado, lo que hizo que me sobresaltara, me preguntó si podría ayudarme, yo reí y le dije que sí. Ella puso su mano sobre mi muslo y con la otra tomó mi vaso de tequila y de un trago lo vació. Me quede atónito, ella se levantó riendo y me tendió una de sus manos para ayudarme a incorporar, yo la atraje hacia mí. Laura cayó con las piernas abiertas sobre mí, la abracé, y comencé a besar su cuello, su barbilla. Mientras mis manos buscaban introducirse debajo de su amplia falda. Ella aceptaba mis caricias mientras se despojaba de su blusa y del sostén. Atrajo mi cabeza con ambas manos y procedí a comenzar a mamar aquellos hermosos pezones; ambos estabamos bastante calientes. Lentamente comenzó a bajar dando pequeños besos a todo mi cuerpo, hábilmente baje mi cremallera y saqué mi verga antes de que Laura llegara más abajo, sus manos sé posaron en el tallo de esta y comenzó a chuparla, yo observe como su cabeza subía y bajaba; de mi abdomen a mis muslos y podía sentir sus manos apretujando mi miembro, sus besos estaban tan llenos de pasión y coraje que pensé no poder soportar más. La tomé por la nuca incitándola a que se tragara todo mi miembro, mis ojos continuaban mirando extasiados como poco a poco Laura tragó todo mi poderoso falo. Su cabeza subía y bajaba rítmicamente a la vez que su lengua se movía frenéticamente dentro de su boca, como buscando masajear todo el trozo de carne que tenía dentro de ella. Ahora mis manos recorrían sus grandes pechos, pellizcando y apretando entre mis dedos y mis manos esos bellos y tersos pechos que eran realmente una delicia. Le comenté a Laura que deseaba chuparle su almeja, más ella se negó explicándome que ya nos estábamos tardando demasiado y Magdalena podría sospechar, dicho esto continuo mamando mi verga con mayor intensidad. No aguante más y un estallido de placer recorrió mi ser, sentí como mi semen salía disparado contra la boca de Laura, quien sin inmutarse continuo chupando de manera más delicada mi miembro, tragando en su totalidad todo mi semen. Poco a poco se apartó de mí, tomo su sostén y su blusa y mirándome a los ojos me dijo que íbamos uno a cero favor ella, yo le comente que me diera chance de empatar, pero me dijo que Magdalena comenzaría a sospechar y ella prefería dejar entre nosotros lo que acababa de pasar y que nadie sospechara de esto. Asentí.
Continuará......
Muy buen principio, y bastante real, casi puedo compartir tu buena suerte con las cuñadas, espero la segunda parte y podremos comprobar si corrimos con la misma suerte!!!!