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Categoría: Infidelidad

Cuñadas 2da parte.

II

Al llegar a casa de Magdalena lo único que deseaba era cogerme a las dos así que desde que llegué junto con Laura y al comenzar de nueva cuenta a ver la película, lo que hice fue enpezar a fajar con Magdalena mientras Laura entró al baño, ya cuando ella salío se dio cuenta que esa noche era una noche de una gran cogida, por lo que todos nos quitamos ya ropa y comenzamos a divertirnos.
Los pezones de Laura eran bastantes grandes y exquisitos, del tamaño de una uva mediana y de un excelente color rosado. Yo los besaba y mordisqueaba mientras Magdalena estaba completamente extasiada bebiendo los gloriosos jugos vaginales de Laura, quien se hallaba al borde del éxtasis, sus ojos se mantenian entreabiertos y se movian rapidamente, mientras sonidos gluturales explotaban dentro de su pecho. Lentamente lleve mi miembro hacia su boca, ella comenzó a a jugar con él, lo lengüeteaba lenta pero apasionadamente, con una de sus manos lo dirigia dentro de su boca y la otra no paraba de llevar de arriba abajo la cabeza de Magdalena, haciendola recorrer cada punto de su vagina; buscando que no quedara ningún lugar libre de los besos ardientes de Magdalena. Yo había sujetado a Laura por la nuca, obligandola a chupar toda mi extensión, haciendo con ella, lo mismo que ella hacia con Magdalena. Ahora Magdalena se había puesto al lado contrario, y mientras dos de sus dedos hurgaban afanosamente en busca del clítoris de Laura para incrementar el placer que le estaba brindando, comenzó a morder los pezones de esta, quien para este momento ya de había corrido muchas veces, pero Magdalena y yo, no cejabamos en el intento de verla suplicar un: no más, no más por favor. Laura me comenzó a dar pequeñas mordidas en el tallo de mi verga, para despues recorrer con su lengua toda esta, y al llegar a mi glande darle una fuerte chupada, así continuo durante unos instantes, instantes que para mí eran la gloria. Despues tomó entre ambas manos mi falo y comenzó a besar la cabeza, poco a poco introdujo dentro de su boca todo mi pene; mientras sus manos se aferraban a mis nalgas, la sensación era sumamente agradable. Magdalena, quien en ese momento ya había puesto su cabeza junto a la de Laura, aprovechaba cada vez que Laura sacaba el trozo de carne de su boca para con la punta de lengua lamerlo; de repente, en un movimiento rápido extrajo mi falo de la boca de Laura y lo colocó dentro de la suya. Con ambas manos tomó el gran trozo de carne, y lo restregaba por sus labios. Ahora era el turno para que Laura se desquitara de ella, para esto, se deslizó lentamente hacía el suelo y comenzó a chupar la vagina de Magdalena, esta al sentir que la lengua de su hermana comenzaba a explorarla, introdujo mi pene en toda su totalidad a su boca y agarrandome las nalgas trataba de tragarselo todo. Al principio mis embates eran lentos, pude sentir la lengua de Magdalena saboreando y disfrutandome al máximo; yo la míraba complacido, pues en verdad estaba haciendo maravillas, mientras con mis manos acariciaba sus encrespados rizos. Despues de unos cuantos minutos, retiré mi pene de su boca y lo traslade sobre toda su cara; mientras tanto pude ver como Laura comenzaba a introducir uno de sus largos dedos por el ano de su hermana. Magdalena al principo quiso resistirse, más unas cuantas lengüeteadas en precisos lugares le bastaron a Laura para comenzar a llevar a cabo su cometido. El ano de Magdalena comenzó a dilatarse; ví como en un movimiento rápido, el dedo de Laura se introdujo por aquel bello orificio. Magdalena quien para este momento había atrapado de nueva cuenta con su boca mi miembro, lo sacó y dejo escapar un quejido de placer, tomó la cabeza de Laura con ambas manos y la llevó de nueva cuenta hacía su sexo, mientras el dedo de Laura entraba y salia a placer de aquel bello orificio.Yo aproveché este momento para bajarme del sofa-cama y me dirigí a hincarme detrás de Laura, ella al verme detrás suyo levantó sus caderas ofreciendome su pequeño trasero, posé mis manos en sus caderas justo en la parte alta de sus diminutas nalgas y comencé a introducir mi pene. Su vagina era estrecha, lo cual me proporcionaba mucho placer. Con pequeños movimientos circulares sacaba e introducia mi falo de la vagina de Laura. Magdalena no quitaba sus manos de la cabeza de Laura, invitandola con sus piernas totalmente abiertas a que continuara besándola. Mientras tanto yo seguia disfrutando de Laura. Introducía lenta pero con movimientos fuertes y hoscos mi pene en su bella vagina; por lo cual a cada entrada mía Laura dejaba escapar un leve quejido de placer. Poco a poco deslice una de mis manos hacia atrás y uno de mis dedos comenzó a explorar el asterisco anal de Laura, esta giro su cabeza y mirandome al rostro se relamió los labios. Esto me excitó sobremanera por lo cual extraje mi miembro de su vagina y comencé a introducirlo por su ano; deseaba que ella sintiera lo que en ese momento estaba disfrutando Magdalena. Poco a poco mi glande se introdujo por aquel pequeño orificio. Laura no dejaba de chupar la vagina de su hermana, lo que provocó que Magdalena se corriera una y otra vez. Las manos de Magdalena no se mantenían quietas ni por un solo momento, de llevar acompasadamente la cabeza de Laura por toda su vagina, pasaban rapidamente a frotar sus obscuros pezones de un color miel de maple y de ahí a acariciar la espalda de Laura. Yo no quitaba la vista de Magdalena, pues no quería perder ningún detalle de los gestos que involuntariamente hacia cada vez que Laura pasaba su lengua sobre los puntos más sensibles de la húmeda vagina de su hermana. Mientras tanto yo seguía afanado en tratar que mi pene entrara de una buena vez en aquel pequeño y cálido orificio; fué entonces que Magdalena al ver que mis intentos para introducir todo mi falo dentro del ano de su hermana no estaban fructificando se levantó del sillón y fué a colocarse detrás de mí, me abrazo y comenzó a besar mi cuello, mis orejas y mi nuca; sus manos acariciaban mi abdomen y de ahí pasaban a mis pezones los cuales pellizcaba. Pronto sus manos se posaron en las pequeñas nalgas de su hermana, las acariciaba, recorria aquel pequeño trasero con tal suavidad como buscanco algún defecto, mientras tanto yo seguía afanosamente tratando de introducir en toda su totalidad mi falo. Tarea que resultaba más que dificil. Magdalena aún detrás mío, tomó a Laura de sus caderas y con un movimiento brusco la atrajo hacía mí; yo sentí como el ano de Laura aceptó toda mi verga dentro de ella. Laura emitió un grito ahogado, seco, mientras su cadera comenzó a contonerse.
Magdalena me susurraba al oido que se lo hiciera con fuerza; comencé el vaíven tomando a Laura de sus caderas. Mis movimientos eran secos, fuertes. Laura había comenzado a acariciar sus enormes senos; mientras Magdalena seguía acariciando las nalgas de su hermana y besando todo mi ser. Mi pene despues de aquella entrada brusca, entraba y salía libremente de aquel orificio que habilmente Laura contraía, y que me provocaba más placer del esperado. Lentamente Magdalena me atrajo hacía atras, mientras me suplicaba al oido que ahora se lo hiciera a ella. Laura al sentir que la abandonaba se sentó en el sillón con sus piernas abiertas, ofreciendose de nueva cuenta a los besos de Magdalena. Fué en este instante que pude apreciar en su totalidad la belleza de la vagina de Laura, su bello púbico estaba finamente recortado a ambos costados de su sexo; lo cual le daba una apariencia de estrechés exquisita. Magdalena llena de éxtasis, comenzó a besar las largas y delicadas piernas de su hermana; subiendo poco a poco el tono de las caricias hasta llegar a la placentera y humeda vagina de su hermana. Mientras tanto yo comencé a acariciar las enormes nalgas de Magdalena; su color, textura y volumen eran envidiables a pesar de sus casi cincuenta años. Tome mi pene con una de mis manos y lo dirigi hacia el orificio anal de Magdalena, mientras mi otra mano se dirigia a buscar los bellos pezones de Laura, quien tomó mi mano con delicadeza y la llevo a acariciar ambos pechos; para luego introducir dos de mis dedos en su boca. Laura se dejo caer del sillón lentamente, quedando su cabeza a la altura de la de su hermana, ambas se miraron Laura tomó a Magdalena de la nuca y la atrajo hacia ella; se fundieron en un beso largo y húmedo. El ano de Magdalena me acepto de inmediato; al principio mis movimientos eran lentos, pausados. Poco a poco comencé a incrementar el ritmo, ya no podía más y quería correrme; por lo cual comencé a introducir y a sacar mi falo con fuerza. Magdalena dejo de besar a Laura y sus quejidos de placer iban en aumento. Laura le susurraba que llegara, que sintiera lo rico que era sentir mi verga dentro de ella. No pude más y comencé a eyacular, primero dentro de Magdalena y despues sobre sus nalgas. Laura aprovecho este momento para ponerse a mi costado y comenzar a masturbarme. Mi semen se regó por toda la espalda de Magdalena, quien al sentir la calidez de aquel liquido, estiro una de sus manos hacía sus nalgas y comenzó a expandirlo por ellas. Laura acariciaba mi falo y me beso; fue un beso largo lleno de pasión. Magdalena se unio a nosotros, fue un beso en el cual las tres lenguas se disfrutaron, se acariciaron. Laura fué la primera en ponerse en pie, nos miró y se dejo caer en el sofa-cama; tomé a Magdalena por su cintura y me deje caer junto con ella al piso, nos seguimos besando por un largo rato más, acariciandonos mutuamente, susurrandonos frases, mostrandonos sin inhibiciones.
Exhausto me separé de ella y me incorpore; dirigi mi andar al baño, mis piernas temblaban; el frio que hace unos momentos no sentía se clavaba en todo mi cuerpo. La regadera del baño me recibio amable, el agua corrio por todo mi ser, mi pene se hallaba flacido, inerte. Una nube de vapor de agua me envolvía; con los ojos cerrados sentía como el agua me reanimaba; así pase varios minutos, mi mente en blanco. Todo era silencio.
No sé cuanto tiempo paso, ni pude determinar el momento en que Magdalena ingreso conmigo a la regadera. Al llegar se puso detras mio y me abrazo, yo me sobresalte por un momento. Ella comenzó a besar mi espalda, sus besos eran ardientes. Podía sentir como sus pezones iban creciendo en intensidad, así como sus carícias. Yo me hallaba repuesto y de inmediato mi verga comenzó a reanimarse, ella al percatarse que mi sexo comenzaba a exitarse coloco una de sus manos en el; y delicadamente comenzó a masturbarme, habilmente pasaba uno de sus dedos por todo el perímetro de mi glande, para despues envolver en ambas manos todo mi pene, apretandolo. Así siguio por unos instantes, despues yo me dí vuelta, ahora nos mirábamos, mis manos se prendieron de sus grandes nalgas y la atraje hacía mí. Un beso largo y caliente fue su respuesta. El agua recorria nuestros cuerpos, yo no podía dejar de acariciar las enormes y bellas nalgas de Magdalena que eran en verdad suaves y tersas. Ella se separo de mí y se hinco, introdujo mi pene en su boca y comenzó a besarlo de una manera extraordinaria. Nunca había sentido tal amor en un beso; era como si quisiera consolarlo. Poco a poco fue introduciendo el gran trozo de carne dentro de su boca, hasta tragarselo todo. Yo podía sentir como mi glande rozaba su garganta. Estaba sumamante exitado, ella pareciaba saber que puntos podian proporcionar aún un mayor placer en mí. Una de sus manos se dirigió hacía mis nalgas, las cuales acariciaba. De repente con uno de sus dedos comenzo a jugar con mi asterisco anal, primero me sorprendí, quise quitar su mano, pero ella se rehuso. El placer iba subiendo de tono por lo cual la deje. ¡Poco a poco fue introduciendo uno de sus dedos por mi ano! nunca había experimentado un placer semejante, mientras chupaba mi pene uno de sus dedos me estaba desvirginando. Magdalena extrajo mi pene de su boca y comenzó a decirme que disfrutará, que ella sería mía para siempre, que desde que me conoció lo unico que había siempre pensado era en este momento y que ahora lo disfrutaría. Yo acariciaba su rostro, su cabellera, sus hombros y espalda. Realmente hacía bastante tiempo que no disfrutaba tanto una relación sexual. Cerré las llaves del agua y me deje caer al lado de Magdalena, atraje su sexo a mi boca y comence a besarlo. Una pequeña montaña se abrio paso entre sus delicados labios vaginales, apreté su clítoris entre mis labios y la punta de mi lengua comenzó a recorrer este maravilloso sitio. El sabor de los jugos vaginales de Magdalena me encantaba. Mi lengua recorria toda su humeda vagina, mientras mis manos apretaban su trasero. Ella mientras tanto, recorria una y otra vez con su lengua toda la extensión de mi miembro. Yo comencé de nueva cuenta a juguetear con su clítoris, con mi nariz hacía circulos en la base de este, lo besaba, lo apretaba entre mis labios, con mi lengua lo golpeteaba y lo volvía a besar. Magdalena se hallaba completamente extasiada, dejo de chuparme y con movimientos pélvicos acompañaba mis juegos orales. Poco a poco la levante de tal forma que quedara sobre mi cara, yo seguia chupandola, besandola; pero ahora mis manos se posarón sobre sus enormes pechos. Puse sus grandes pezones entre mis dedos anular e indice y comencé a apretarlos. ella emitía toda clase de quejidos y sus movimientos comenzaron a ser mas fuertes, como si buscara introducir en ella todo mi ser. Rapidamente volvió a colocarse sobre mi y comenzó a chupar mi verga con todas sus fuerzas, ya no podía más. Como pude la aparte de mi miembro, a fín de no eyacular. Quería seguir gozando de ella otros instantes, le dí un último beso a su vagina y cambiamos de posición. Ahora se había puesto en cuatro puntos ofreciendose toda, yo introduje solo unos cuantos centimetros de mi verga, quería que Magdalena me fuera sintiendo poco a poco. No se el porque, pero si había algo que me exitara mucho, era oir los quejidos de una mujer al estar exitada, Magdalena era una de estas mujeres. Cada vez que metía todo mi pene dentro su vagina, ella emitía un fuerte quejido seguido de una súplica. Sus quejidos iban proporcionalmente en aumento a mi vaíven, estaba a punto de llegar, pero quería llegar sobre de ella. Magdalena al sentir que me salía rápidamente volteó y se acosto sobre su espalda, abriendo sus piernas y estirando sus brazos hacía mí, invitandome. Yo besé sus manos y con lentitud la tomé por las pantorrillas, las cuales coloque sobre mis hombros. La atraje hacía mí tomandola por las caderas e introduje mi verga en su vagina, mis manos se trasladaban de sus nalgas a sus grandes pechos; mientras mis embistes iban subiendo de tono, Magdalena recorría mis muslos con ambas manos, ella estaba a punto de llegar al climax; sus quejidos iban en aumento, por lo que comenzó a elevar y a descender su cadera, el movimiento de ambos era ya frenético, sentí como una explosión recorría todo su ser, Magdalena había lanzado un último quejido y poco a poco deslizó sus piernas hacía el suelo; yo me deje caer sobre ella, sentí como su corazón palpitaba, me abrazo y alcanzo a emitir un ¡que rico!. Habilmente introduje de nueva cuenta mi verga en ella, quería soportar el máximo y hacerla sentir mía. Comencé a besar sus enormes pechos, mientras ritmicamente entraba y salia, procurando rozar su clítoris, para provocarle un mayor placer, nuevamente pude sentir el momento en que ella volvió a estallar de placer. Me retire de sobre ella y me acoste a su lado, atrayendola hacia mí, rapidamente Magdalena me montó dandome la espalda y comenzó a cabalgarme, mis manos a determinados momentos detenían su cabalgar sujetandola por sus nalgas, para despues de elevarla sin que me saliera de ella, dejarla caer sobre mi verga, movimiento que me exitaba mucho. Como pude me alcancé a sentar para poder recorrer los pechos de Magdalena, ella aún con mi verga adentro hacía gala de una serie de movimientos circulares que me provocaban un placer enorme. Tuve que dejarme caer, para poder disfrutar más de sus movimientos, pues ahora ella se había puesto en cunclillas y había comenzado a bajar y a subir sobre mí; sus manos las había puesto sobre sus rodillas a fín de lograr un perfecto equilibrio. yo me hallaba al borde del clímax, no tarde más que un par de minutos más para alcanzarlo, sentí como un gran chorro de semén recorrío los adentros de Magdalena, quien al sentir que había llegado al final se dejo caer a mi lado. Ambos estuvimos ahí, tirados, besandonos. Me incorporé y la ayude a hacer lo mismo. Gire las llaves de la regadera, buscando el punto exacto en la temperatura del agua, de nueva cuenta me sentí relajado al sentir el chorro de agua recorrer mi ser, Magdalena mientras tanto esperaba paciente a que yo terminara de ducharme. Ninguno de los dos emitió palabra, el silencio se apoderó de ambos. Salí de la ducha a secarme, procurando no hacer mucho ruido. Ya fuera de la regadera posé mis ojos en el cuerpo desnudo de Magdalena; a sus casi cincuenta años y a pesar de estar excedida de peso seguía conservando la habilidad y firmeza de un cuerpo joven. Me termine de secar y amarre la toalla a mi cintura, salí del baño y me encamine hacía una de las recamaras, al pasar por el cuarto de televisión ví a Laura tendida sobre el sofá cama, dormía. Me dirigi hacía el cuarto contiguo y me deje caer sobre la cama; estaba exháusto. Cerré mis ojos y el sueño entro en mí, me quede completamente dormido.
Datos del Relato
  • Autor: Erehache
  • Código: 15028
  • Fecha: 21-06-2005
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 5.6
  • Votos: 48
  • Envios: 5
  • Lecturas: 4356
  • Valoración:
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