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por Hypnoman (basado en un cuento de Mike Hunt)
Capítulo 3 La mejor oportunidad que encontré para terminar mi carta, fue la noche siguiente, cuando Terri concurrió a la cita con la Dra. Kale. Ni bien se fue, me conecté. Trabajé duro y pude completar la carta apenas unos minutos antes que Terri llegara. La guardé en la carpeta de salida, a la espera de ser enviada.
Le pregunté a Terri cómo le había ido. La encontré bastante fastidiada cuando me dijo que la Dra. Kale había decidido suspender su terapia hasta después de haber finalizado el tratamiento conmigo. Me fui al gimnasio.
Al día siguiente, me encontraba preocupado ya que no sabía si enviar o no mi carta a la Señora Xenia. Me senté en la computadora, debatiendo mi decisión durante un largo tiempo hasta que finalmente hice clic en el botón Enviar. Seguramente hubiese estado indeciso durante horas si no fuese por las 48 h. de plazo que ya estaban a punto de cumplirse.
Mientras iba conduciendo hacia la cita con la Dra. Kale, el viernes, me encontraba bastante ofuscado por la postergación de la terapia de Terri. Igualmente había decidido que ella me viniese a buscar, ya que no quería explicarle a mi mejor amigo lo que estaba haciendo, especialmente al ir a la terapia sin la compañía de Terri. Podría parecer como que yo era la fuente del problema.
Terri me conduciría de vuelta a casa y yo tendría que dejar mi coche en el estacionamiento de la Dra. Kale toda la noche. Terri estaba de acuerdo en ayudarme a recoger mi coche al día siguiente.
Cuando estacioné el auto, caí en la cuenta que la Señora Xenia todavía no se había molestado en contestar mi carta. Como resultado de esto, mi humor empeoró aún más. Intenté dejar de lado las preocupaciones cuando entré al consultorio de la Dra. Kale.
"Hola, Mike. Aprecio tu puntualidad. Por favor, siéntate" - me dijo. Me senté y esperé. "Has decidido qué método de terapia prefieres" - preguntó "Sí, vayamos por la ruta más rápida." - contesté "Bien, ¿estás listo para comenzar?" "Seguro" - respondí "¿Alguna pregunta?" - me consultó. "Sí, sólo una. ¿Por qué desea terminar mi terapia antes de comenzar con la de Terri." - le pregunté. "Es una buena pregunta. En primer lugar me baso en que tú has sido un buen paciente, hace 15 años, cuando dejaste de fumar, por lo tanto pienso que será fácil trabajar contigo. Además, tu esposa me ha contado que ella ha intentado con la hipnosis dos veces en su vida, sin éxito" - me explicó. "Yo no lo sabía" - comenté. "Sí, y finalmente porque a mi me parece que tú estás más motivado en hacer que tu matrimonio funcione." - concluyó. "Bueno, eso no me sorprende" - agregué, encantado de que se hubiese dado cuenta. Comenzó a caerme bien la doctora. "¿Algo más?" - preguntó. "No" - respondí. "Bien, entonces ¿estás listo para comenzar?" "Sí" "Sígueme" - me ordenó.
Pasamos por una puerta, detrás de su escritorio, y entramos a su sala de terapia. Era una habitación amplia, tenía tres muebles en todo el cuarto, levemente iluminado. La silla que usaría ella era de gran tamaño. Colocado a un poco más de un metro y medio se encontraba el sillón reclinatorio para ser usado por los pacientes. Una pequeña mesa se encontraba en ese lugar, con un jarro de agua y dos vasos.
"Por favor, sientate Mike" - me invitó.
Me senté en el sillón y quedé frente a ella. Me dio una píldora y llenó los dos vasos con agua.
"Hará efecto rápidamente, Mike. Generalmente no tarda más de 10 minutos. ¿Quieres pasar al baño antes de comenzar?" - me preguntó. "No, gracias" - contesté.
Coloqué la píldora en mi boca y la tragué con la ayuda de un sorbo de agua.
"¿Por qué no te pones más cómodo?, recuéstate Mike" - sugirió.
Al reclinarme me sentí increíblemente cómodo. Ella se incorporó y se dirigió hacia un panel de control que se encontraba sobre la pared. Ajustó las luces hasta oscurecer un poco más la habitación y encendió un sistema de sonido. Aunque en forma muy tenue, yo podía escuchar el sonido del agua al caer, una gota por vez. Miré hacia el techo y observé un innovador sistema de parlantes que envolvían de sonido toda la habitación.
"Sólo relájate, Mike. Respira despacio y profundamente" - me ordenó.
Lentamente, repitió las instrucciones muchas veces. Pronto, mi cuerpo comenzó a sentirse como si se estuviese disipando, pero yo me sentía muy contento. Me di cuenta que la iluminación había cambiado a un color azul cristalino y el goteo, que un principio se oía tenuemente, comenzó a crecer más ruidosamente.
"¿Cómo te sientes, Mike?" - preguntó. "Taaannn maravilloooosameenteee..." - respondí, ya bien bajo la influencia. "Ahora cierra tus ojos e imagina las gotas de agua, Mike. Usa el ojo de tu mente para ver las gotas. Míralas caer lentamente sobre la azulada y cristalina superficie del agua. Verás los anillos concéntricos que cada gota cristalina forma al caer sobre el agua. Mike, ¿no es fascinante cómo los anillos se extienden.... tan perfectamente? - me preguntó. "Siiiiii....." - respondí.
Las gotas sonaban cada vez más fuerte, y yo podía ver el agua tal cual como ella lo describía. Era hermoso. Sentí una paz interior como no sentía desde hace años. Segundos más tarde, físicamente, mi cuerpo ya no existía. Poco después, ya no podía percibir los límites de la habitación. El agua comenzó a expandirse por mi mente. El universo entero cabía dentro de mi imaginación. En alguna parte, lejos, muy lejos, su voz aún existía. Pero de algún modo, las palabras ya no importaban tanto. ¡Qué dichosa paz! Ahhhh...
Lo último que recuerdo es haberme despertado. Me sentía horriblemente mareado. Me esforcé por incorporarme en mi asiento. Froté mis ojos y los abrí. Me asusté al ver a Terri sentada al lado de la Dra. Kale.
"¿Cómo te sientes, Mike?" - me preguntó la Dra. Kale.
Traté de responder, pero sólo grazné en un sonido ininteligible. Mi boca estaba reseca. La doctora llenó el vaso con agua. Lo tomé y bebí hasta la mitad sin respirar.
"¿Qué estás haciendo aquí?" - le pregunté a Terri. "Hace una hora que estoy esperando que te despiertes" - contestó algo indignada. Miré mi reloj y vi que ya eran las 9:20. "¡Cielos!, ¿he estado inconsciente más de tres horas?" - pregunté. "Sí, Mike. Eres mucho mejor paciente de lo que había pensado. Con una sesión más alcanzará" - respondió la doctora. "¿Por qué no recuerdo lo que sucedió?" - me atreví a preguntar. "Me temo que estás aún bajo los efectos de la droga. Y yo también te di algunas sugestiones post-hipnóticas. Deberías volver a casa y descansar. Los recuerdos vendrán todos de golpe, muy pronto." - me explicó.
Me encontraba mareado y mi mente estaba demasiado sumergida en una nebulosa, así que me traté de incorporar para irme.
"A propósito, la próxima semana te daré algunos ejercicios para que hagas en casa." - me explicó.
Acordamos que la próxima sesión fuese el viernes siguiente a la misma hora. Terri llenó un cheque y se lo dió a la doctora.
Terri habló poco acerca de la sesión mientras volvíamos a casa. Tampoco me hizo preguntas. No era normal en ella, dado que yo estaba en un estado muy vulnerable. Hubiese sido mucho más lógico que ella intentara sacar partido de la situación. Pero como no estaba en un buen momento de lucidez, decidí no buscar las razones de su silencio.
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