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Voy a contar otra aventura interesante que me sucedió hace 9 años cuando tenía 33 años. Bueno, primero voy a describirme. Soy morena, pelo ondulado, peso 64 k., mido 1,65, no estoy ni delgada ni gordita pero tengo curvas. Dicen que tengo buen culo aunque a mí no me lo parece. Mis pechos son pequeños, del tamaño de una mano de hombre y lo sé porque muchos hacen la gracia cuando disponen de ellos. No soy ni muy guapa pero no soy fea. La verdad que cuando me arreglo soy resultona.
Bueno voy a volver a la historia. Mi marido en aquella época me ponía los cuernos y lo sé de buena tinta. Yo que no soy una pavisosa también lo hice por lo que no voy a reprocharle nada. El caso es que cuando me daba cuenta si me molestaba y siempre acababa buscando ponérselos a él también.
Yo estaba embarazada de 8 meses de mi segundo hijo. Tenía un barrigón impresionante y una no se siente demasiado atractiva en esos momentos. Lo que si me pasaba es que estaba en celo permanentemente. No sé si sería por las hormonas pero andaba como una loca.
Un día me percaté que mi marido me los había puesto el día anterior. El caso es que como estaba embarazada, me sentó mal. Pensé: “No respeta ni estos momentos”.
Decidí pagarle con la misma moneda. Me resultaba muy difícil ligar así. Imaginaros, pocos hombres se atreven a lanzarse a por una embarazada de 8 meses. Además estaba un poco hinchada.
Recurrí a un medio rápido, yo tenía varios amigos de chat erótico. Porque he de confesar que me gusta charlar con hombres morbosos y me reconforta. Tenía un amigo, llamémosle, Javier que llevaba unos meses charlando con él. Era de Valencia y viajaba a menudo a Madrid por trabajo. Siempre me insistía en vernos en algún viaje suyo.
El caso es que él estaba al corriente de mi embarazo. Alguna foto me pidió así porque le daba morbo.
Ese día contacté con él a través del chat. Y mirad por donde, la semana siguiente se acercaba a Madrid. Se me abrió un abanico de posibilidades.
Le dije lo que me había pasado y que estaba dispuesta a dar el paso de conocerle. Bueno yo a él ya le había visto en fotos, sobre todo desnudo y masturbándose con mis fotos.
A la semana siguiente quedamos. Yo pedí la tarde libre por motivos médicos en mi trabajo.
Me acerqué a la zona donde tenía Javier su hotel. Quedamos en una cafetería.
Allí se presentó. Tenía 45 años, medía como un metro setenta y cinco y estaba bien de cuerpo, un poco barrigón. Nos tomamos un café y charlamos. Le gusté y me lo dijo nada más verme.
Mientras tomábamos café me decía guarradas al oído. Él sabía que eso me calentaba. Como no tenía mucho tiempo decidimos subir a su habitación. Tenía el corazón acelerado pero estaba excitadísima. Iba muy mojada.
Nada más cerrar la puerta de la habitación, Javier se lanzó y me dio un beso en la boca con lengua y todo. Me frenó y me pidió calma.
—Quiero disfrutar de este momento especial y de tu cuerpo embarazado.
Me desnudó muy despacio y con delicadeza. Cada vez que la piel de su mano rozaba la mía más me calentaba.
Me quedé en bragas, ya sabéis esas bragas de embarazada poco sexis y en sujetador.
Se apartó a mirarme.
—Quítate tú el resto. Me dijo.
Así lo hice. Él se desnudó por completo. Cuando se quitó el calzón y salió su enorme polla dura. Ufff me excitó mucho. Yo ya conocía bien su polla y su manera de masturbarse por algún video que me mandó. Tenía una verga gruesa como a mí me gustan y larga, tendría unos 18 centímetro.
Comenzó a masturbarse tumbado en la cama mientras me miraba a mí de pie. Qué morbo.
—Cuantas veces he hecho esto con tus fotos y ahora te tengo aquí. Me encanta tu coño peludo y tu barriga. Uffff. Me decía mientras agitaba su polla.
—Mira como estoy le dije mientras pasaba mis dedos por mi coño. Se quedaron mis dedos empapados y lo vio.
—Ven.
Me puse de pie a lado suyo.
Me acarició la barriga y me la lamió. Subió con su lengua hasta mis pechos ahora un poco más grandes de lo habitual y me lamió los pezones. Subió hasta mi cuello y me lamió el cuello. Alcanzó mi boca. Mezclamos nuestras salivas. Mientras acercó sus dedos a mi coño empapado y comenzó masturbarme. Me metió dos dedos dentro y los agitó enérgicamente. Estaba tan excitada que casi tengo un orgasmo sólo con eso.
Le tumbé y pasé mi lengua por sus pezones. Le mordí un pezón pero me pidió que no le mordiera para que su mujer no viera ninguna marca. Bajé mi lengua y le lamí el ombligo. Bajé con la punta de la lengua hasta sus testículos que chupé y atrapé en mi boca. Notaba lo caliente que estaba mi boca en sus huevos porque me lo dijo. Accedía a su polla y comencé la lamerle la polla por arriba en el conducto que se vislumbraba grueso. Alcancé su glande y lo lamí hasta que me lo metí en mi boca. Mientras le movía la polla con la mano le atrapaba en mi boca el capullo. Gemía mucho y eso me ponía más zorra.
Me puse a cuatro patas con mi coño justo encima de su boca. Bajé el cuerpo y se metió mi coño empapado en su boca. Debió tragarse un montón de mi líquido pero movía la lengua muy bien. Me atrapó el clítoris entre sus labios y me metió después su lengua en mi vagina. Incluso llegó a lamerme el ano. Yo ya no podía más y en la misma postura descendí. Cogí su polla en mi mano y la coloqué en la entrada de mi vagina. Me dejé caer despacio mientras me entraba suave por mi coño mojado.
Nada más notar su capullo duro entrando se me escapó un suspiro y recuerdo que me dijo:
—Qué cara de zorra y de placer se te acaba de poner.
Me dejé caer con mi cuerpo y me entró entera. Se cayó y suspiró y gimió.
Notaba toda su dureza dentro de mí. Mis labios vaginales daban contra su cuerpo.
Yo me movía en círculos con su polla dentro mientras me acariciaba los pechos y mi barriga.
Le cabalgué despacio al principio pero acabé acelerando los movimientos. He de reconocer que me corrí enseguida. Me agitaba, convulsionaba, apreté mis piernas, los dedos de mis pies se estiraron. Javier se puso muy caliente de verme correrme.
Me tumbó en la cama bocarriba pero con mi tripa era complicado así que se sentó a mis pies y me la metió sentado y yo tumbada. Su polla dura hacía fuerza hacía arriba en mi coño y me daba mucho placer y un poco de dolor. Se movía fuerte y cada golpe me hacía mover los pechos.
Como esa postura le cansaba, me puso a cuatro patas en la cama junto al borde. Él de pie me la metió por detrás en mi coño. Me encanta que me follen como a una perrita. Su cuerpo deba contra mi trasero cada vez que empujaba para metérmela hasta las entrañas. Mientras me acariciaba el clítoris. Me vino otro orgasmo pero él no paró. Me sujetaba de la cintura y me follaba como un loco.
Gemía como una posesa. Quería toda su polla dentro. De pronto, le vino el orgasmo y me dijo que la iba a sacar para correrse.
Yo estaba tan excitada que le dije que no la sacara pero luego retrocedí. Estaba embarazada y tenía que tener cuidado por el bebe. La sacó y se corrió en mi culo. Me lleno de esperma todo el trasero.
Nos tumbamos y estuvimos un rato hablando mientras Javier me acariciaba los pelos del coño.
Yo continuaba excitada así que me lancé a su verga. Me la metí en mi boca. Estaba floja y morcillona pero en cuanto notó mi lengua y mi saliva se comenzó a poner dura. Le chupé su polla mientras hacíamos un 69. Me corrí primero yo con su lengua en mi coño y un dedo dentro mi culo. No podía dejarle así. Continué comiéndole la polla mientras se retorcía de placer. Me avisó que se iba a correr pero en la boca le dejé. Se corrió dentro de mi boca. Noté como bombeaba su polla con mi lengua. Escupí su esperma en una toallita pero me dejó un sabor agradable en mi lengua.
Charlamos un rato y nos despedimos.
Ese día regresé a casa follada y con el sabor de la polla y esperma de Javier en mi boca y no en mi coño por el embarazo. Cuando llegué a casa le di un beso con lengua a mi marido a modo de venganza. No notó nada.
Espero os haya gustado mi aventura.
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