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Bueno, pues como digo en el título del relato, cuando te dicen no simpere suele ser no, no hay segundas oportunidades.
Acababa de salir de trabajar, era media mañana y no tenía nada que hacer, así que me quedé por la ciudad dando una vuelta para hacer tiempo, así que me fui a ver cosas de informática a una tienda. En ese momento, me encontré a mi madre, Pilar, con mi tía, Amparo.
Amparo, es una mujer soltera de cincuenta y cuatro años con el pelo ondulado de color negro, que le gusta vestir bastante sexy y maquillarse, aunque bueno, como a todas o casi todas las mujeres.
Nada más verme ambas se sorprendieron, entonces, les pregunté que que hacían por allí y me dijeron que habían quedado para ir de compras, en ese momento, me preguntaron que si les acompañaba, y como iba a decirles que no, así que les acompañé. Mientras nos dirigíamos a las tiendas, las dos me preguntaban sobre que tal el trabajo, como me iba, y si trabajaba mucho, entonces, le dije que de momento todo iba genial y sin problemas y que mas bien yo era algo vago (soltando una pequña broma). Acto seguido le pregunté a mi tía sobre que tal le iba a ella, explicándome que ahora estaba de vacaciones pero que le iba también muy bien.
Entonces, llegamos a una tienda que ahora no recuerdo muy bien el nombre, al entrar había las dos se fueron juntas a ver ropa, mientras que yo les seguía detrás, hablando de sus cosas. Entonces, mi tía encontró un pantalón de yoga, y una camiseta de tirantes mientras que mi madre encontró unos shorts y un vestido. Así que se fueron a probarse a los vestidores, diciéndome que les acompañara, mi tía salió la primera con los pantalones de yoga y la camiseta corta, y no le quedaba nada mal, acto seguido, lo hizo mi madre y le queda igual de estupendo que a mi tía. Así que se lo compraron. Salimos de la tienda y fuimos a otra y así durante al menos dos horas.
Los tres teníamos hambre, bastante, y serían las cuatro de la tarde así que nos volvímos para casa, fue entonces, cuando a mi madre se lo ocurrió la gran idea de decirle a mi tía que se quedara unos días en casa, al principio Amparo no quería, por el tema del molestar y todo ese rollo pero finalmente aceptó. Al cabo de unos minutos, me vino el tema de dos mujeres en casa, y el cuerpazo que tenía cada una. Empezando a excitarme sin poder parar, cogimos el bus de vuelta a casa mientras que yo intentaba por todos los medios que no se me notara esa erección que me estaba entrando y que no podía controlar por mucho que quisiera, nada más bajar del bus, mi tía y mi madre bajaron primero y después yo, mientras, así podía observar el estupendo cuerpo que ambas tenían. Al llegar a casa, Amparo, nos dijo a mi madre y a mí, que tenía que traer toda la ropa, fue entonces, cuando le dije yo que le acompañaba a buscar todo a su casa, a mi madre le pareció una idea perfecta mientras así ella, podía organizar la habitación donde a partir de ahora dormiría mi tía. Así fue, fui con mi tía a su casa para ayudarle a hacer la maleta, nada mas entrar me dijo que si le ayudaba ya que así terminaríamos antes, entonces, sacamos las maletas, y comenzamos a meter la ropa, curiosamente, empecé a abrir cajones de la cómoda cuando abrí el que tenía toda su ropa interior, allí había de todo, sobre todo tangas, pero también braguitas cortas, sujetadores... y bastante variedad de todo, entonces, comencé a sacar todo, cuando mi tia que había salido de la habitación para coger otro bolso, me encontró con braguitas y tangas de la mano, lo que me dejó totalmente sin palabras y con mucha vergüenza, a tal punto de que me puse colorado, entonces, mi tía me dijo:
Amparo: (soltando una carcajada) no pasa nada, amor
Pensando en que se enfadaría conmigo, aunque al final no fue así. Metimos todo en los bolsos de viaje y nos dispusimos a ir a mi casa, en el trayecto yo le seguí dando vueltas al momento en el que mi tía me pilló con su ropa interior de la mano a pesar de que me había dicho que era algo totalmente normal ya que me estaba ayudando. Entonces, al llegar a casa, dejamos todas las maletas en la habitación de invitados que a partir de ahora sería la habitación en la que se instalaría Amparo. Comenzamos a organizar todo, colocar la ropa, lavar ropa sucia, mientras le mostrábamos la casa a mi tía.
Cuando terminamos de organizar todo, Amparo, nos dijo que si se podía dar una ducha, a lo que le dijimos lo siguiente, bueno mi madre se lo dijo:
"Estás en tu casa, no hace falta que nos pidas permiso a Raúl o a mi para por ejemplo como ahora ducharte o cualquier cosa. Estamos en familia."
Así que Amparo nos dio las gracias por todo, y nos dijo que se iba a duchar mientras que mi madre preparaba la cena.
Cuando Amparo, terminó de ducharse, fue a su habitación totalmente desnuda pero tapada con la toalla, para cambiarse, en lo que se cambiaba, mi madre preparaba la cena y yo ponía la mesa. Por la noche, después de cenar, nos quedamos viendo un rato la tele hasta que nos entró sueño mi tía fue la primera y seguidamente mi madre en irse a acostar, entonces, me fui a mi habitación, tenía una erección bastante considerable y me masturbé, entonces, mi tía salió de su habitación y por casualidad me pilló masturbándome, aunque no me dijo nada. A la mañana siguiente, Amparo y mi mi madre ya se habían levantado, cuando me levanté, el ambiente estaba raro pero genial aunque sin pasarse. Ya por la tarde, mi madre y mi tía estaban cuchicheando en la habitación pero no lograba escucharlas, entonces, por la tarde-noche, mientras yo veía la tele, aparecieron en el salón las dos en ropa interior, mi madre con un tanga rojo y negro en conjunto con el sujetador y mi tía con un tanga y un sujetador negro, al verlas, fue el punto algido de mi pene por mucho que lo escondiese se notaba mi erección. Se acercaron a mí y me empezaron a meter la mano en el pantalón sacándome el pene, mientras mi tía me hacía una mamada, mi madre se acercaba a mí y comenzaba a besarme.
Un rato después, me desnudaron por completo, entonces, aprovechando la ocasión le quité el sujetador a mi madre y el tanga a mi tía, al momento, las dos me empujaron y me sentaron en el sofá poniéndose las dos frente a mí. Me fije durante unos segundos, y miré a las dos de arriba a abajo, mi tía se había depilado la vagina y los pechos de mi madre me ponían como una moto, se terminaron de quitar la ropa, y se quedaron las dos desnudas, así que me levanté y mi madre se tumbó en el sofá mientras me pasaba la mano por el pene, entonces le empecé a comer los pechos como si todo fuese un sueño mientras que mi tía y mi madre se besaban, segundos después, Amparo puso su vagina sobre la cara de mi madre y comenzó a lamersela soltándo gemidos de placer continuados, mientras le metía el pene a mi madre por su deliciosa vagina. Mas tarde, mi madre y mi tía, me dijeron que fueramos a la cama, así que mi madre se levantó y acto seguido me cogió suavemente del pene mientras que mi tía se encontraba detrás de mí lo que aproveché para tocarle el culo a mi madre todo lo que pude y mas hasta llegar a la habitación, nada mas entrar en la habitación, las dos se disponían a tirarse en la habitación cuando le cogí la mano a mi tía, la y sin pensarmelo dos veces, la agaché sobre la cama y le hice un dedo dandole al final un azote mientras mi madre y ella se besaban. Acto seguido, mi tía se puso encima y le metí el pene por la vagina mientras ella gemía sin parar diciéndome que no parase, a la vez que mi madre le chupaba la vagina a la vez que se hacía dedos con bastante intensidad. Mas tarde, le hice una mamada a mi madre lamiéndole su deliciosa vagina y mi tía le ponía su vagina encima de su cara para que mi madre le hiciera una mamada, a continuación, le metí el pene a mi madre por la vagina, haciéndolo con suma delicadeza y con bastante intensidad mientras mi madre gemía sin parar.
Finalmente, y para terminar, las dos se pusieron de rodillas frente y eyaculé sobre los pechos y la cara de ambas.
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