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Categoría: Infidelidad

Cuando me entere que mi marido me estaba siendo infiel

Yo no lo buscaba para nada, pero cuando me entere que mi marido me estaba siendo infiel, fue automático y me deje llevar.



Les voy a contar una parte de mi vida, puedo asegurar que no buscaba nada, e igual quizás tampoco me negué lo suficiente, lo dejo para que cada uno me juzgue según le parezca.



Todo empezó cuando descubrí que mi marido llevaba dos años engañándome con una de mis mejores amigas, jamás me lo hubiera imaginado, primero que me engañara pues nuestro matrimonio en mi parecer era bueno, claro que a toro pasado veo las lagunas que poco a poco intenté reconstruir, pero lo último que me imaginaba era que mi amiga de toda la vida me hubiera engañado tirándose a mi marido, ahora me viene a la memoria las conversaciones que tuve con ella, risas y lloros, nos conocemos de toda la vida, nuestras casas subieron juntas, nuestros hijos eran muy amigos, durante seis meses pasé por todos los estados, la irá, la culpa, pero nunca pude asimilar el hueco que había dejado en mi vida, la cuestión es que le pedí el divorcio y lo eche de casa.



Estuvimos dos meses negociando el divorcio, tema casa, manutención etc…supongo que los que hayan pasado por uno sabrán a lo que me refiero, ya estaba todo listo por los abogados para firmar, cuando recibo la visita de mis padres y mis suegros en casa, los cuatro para convencerme de que le diera otra oportunidad, qué pensará en mí hijo, y que todo el mundo se puede equivocar, estuvieron más de dos horas intentando convencerme hasta que al final los eche de casa, no podía perdonar la traición, con ellos no pude, pero lo que me abrió el corazón fue encontrar a mi hijo de diez años llorando, se acercaban las vacaciones de verano y mi hijo echaba de menos a su padre, era la primera vez que iba a estar sin el, otra cosa no, pero tengo que reconocer que siempre fue un padre ejemplar, “ojalá hubiera sido la mitad como marido” , con lo cual al oír eso de mi hijo sentí como mi corazón estallaba en mil pedazos, y lo peor es que no sabía qué decirle ¿Cómo explicárselo a un niño de diez años?pues eso yo no pude y le dije que su padre estaría una temporada fuera, era lo único que podía decirle, pero no me creía y no sé cómo o quien le dijo que había sido culpa mía que su padre se hubiera ido, cosa que empeoró las relaciones con su padre,él decía que de su boca nunca salieron esas palabras, en una de las visitas de mis suegros para ver a su nieto, cosa que nunca les negaría, y sin venir a cuento salió el tema de las vacaciones, yo estaba muy liada con la nueva situación pues económicamente no es que fuera muy sobrada.



-Os podíais venir al crucero.-Soltó mi suegra.



-¡Patricia!.-Le recriminó mi suegro.-Perdona Lucía, no es que no quiera que vengas, pero no quiero que te veas obligada a pasar con tus suegros…bueno me entiendes, por mi estaré encantado pero eres libre de hacer lo que quieras.-Dijo mi suegro, era un buen hombre, siempre estuvo a mi lado.



Lo malo es que mi hijo lo escuchó, y bueno enseguida se apuntó, y mirándolo no pude negarle esas vacaciones, total que nos apuntamos al crucero, en el fondo no lo veía mal, sol, piscina y un buen libro me ayudaría a despejar la mente y quitarme un poco todo el estrés que arrastraba y con mis suegros siempre me llevé bien.



Era un crucero de siete días por el Mediterráneo, en mis treinta años jamás me había subido a un barco con lo cual pasé un mes de nervios pues todas las fobias salieron de golpe, incluso estuve a punto de llamar a mis suegros y decirles que no íbamos, pero luego veía a mi hijo y me echaba para atrás, así que me armé de valor y intenté deshacerme de las fobias, y de que mejor manera que comprando biquinis y enseres que pudiera necesitar en el barco.



Llego el día del crucero, otra vez las fobias me devoraban, pero allí estaba en el puerto esperando a mis suegros para embarcar en aquella ciudad flotante,después de pasar todos los controles de seguridad,escáner de ojos y huellas, arco de metales etc…conseguimos llegar a nuestro camarote, era una cama doble, en aquel momento el mundo se me echó encima, me imaginaba compartiendo esa cama con el que había sido el hombre de mi vida, pero mirando a mi hijo me dije que a partir de ahora él sería ese hombre.



Una vez situados y deshechas las maletas fuimos a buscar a mis suegros para dar una vuelta por el barco y situarnos pues aquello era como una ciudad y era muy fácil perderse, a mi hijo le dieron la famosa pulsera para que en caso de perderse pudieran identificarlo, vimos las piscinas el comedor y varias salas de fiesta, había para todos los gustos, entramos a tomar un refresco a un local de ambiente pescador, por el rabillo del ojo vi a un matrimonio de la edad de mis suegros, más o menos cincuenta y tantos años acompañados de un chico de veinte años que estaban mirando a mis suegros, cuando se levanto el hombre de la mesa y acercándose.



-¿Francisco?¡no me jodas!.-Dijo dándole una palmada en la espalda.



-¡Pedro!¿qué coño haces aquí?



Mi suegra se echó las manos a la cabeza incrédula, que casualidad que uno de los mejores amigos de mis suegros se los encontrarán en el crucero.



Pedro llamó a su mujer y al chico que resultó ser su nieto para que se acercaran, pasaron a presentarme sin mencionar a su hijo, cosa que no pasó desapercibido por ninguno de los tres, el muchacho se me quedó mirando descaradamente, yo intenté mirar para otro lado pues no sé el porque aquella mirada me ponía nerviosa, supongo que se preguntaría porque su nuera y nieto están con ellos y no habían mencionado al padre del crío.



Después de acabar las consumiciones decidieron dar una vuelta por la piscina, cosa que aproveche para ir a mi camarote y ponerme mi biquini, Andrés así es como se llama mi hijo se quedó con sus abuelos, por fin tendría cinco minutos para mí, decidí darme un respiro y tumbarme en la cama antes de salir de nuevo. Me quede dormida supongo que los nervios de los últimos días me jugaron una mala partida y no fueron cinco minutos si no media hora la que dormí encima de mi cama.



Cuando me di cuenta me cambie rápido y salí del camarote para juntarme con mis suegros pensando en que estarían preocupados por mi, iba de camino cuando por los altavoces oí el nombre de mi hijo, se había extraviado y por suerte lo tenían en una zona del barco, rogaban que pasáramos a buscarlo,me dio un vuelco el corazón solo habían pasado treinta minutos y ya se había perdido, baje corriendo las escaleras hasta el piso donde se encontraba, mientras iba por el pasillo vi un mostrador, cuando llegué vi que ya estaban mis suegros, podía ver que tenían una cara de preocupación que me altero las pulsaciones haciéndome eterno el pasillo, desconocía que había podido pasar, al llegar me quede helada, allí estaba mi marido Alex abrazado a nuestro hijo.



-Hola Loli.-Me dijo con una sonrisa.



-¿Qué pasa aquí?.- Dije mirando a mis suegros.



-Ellos no sabían nada, a sido culpa mía.



-No me lo puedo creer,esto no me puede estar pasando.-Dije agarrando a mi hijo el cual miraba con cara de no entender nada.



-Loli, déjame que te explique.



-Ahora no, ahora no es el momento, luego a solas me cuentas le dije al oído para que mi hijo no nos escuchara.



-Vale, ¿te parece a las nueve?



-Bien.-Contesté dando media vuelta.



-En el bar de la piscina.-Gritó Alex.



Tuve una mezcla de emociones, la primera de rabia, ¿Qué derecho tenía de presentarse en ese crucero ? no me lo podía creer, no tenía que haberlo hecho, pero en el fondo lo amaba, sus ojos azules me volvían loca, echaba de menos el despertar a su lado todas las mañanas con sus sonrisas en las que no faltaba la ración de sexo como lo decía el, las lágrimas empezaron a inundar mis ojos, llevaba a mi hijo asustado de la mano intentando que no se percatara, no me di cuenta que mi suegro había salido detrás mío y antes de llegar al camarote me alcanzó.



-Loli.-Sentí que me llamaba.



Me detuve, y mirándolo a la cara dibuje con mis labios ¿por qué ?se acercó a mí abrazándome.



– Te juro que no sabía nada créeme, si lo llego a saber jamás te hubiera dicho nada.



-¿Y Elena?.-No me acababa de creer que nadie supiera nada.



-Ella está tan sorprendida como yo, créeme, ¿quieres que me lleve a Andrés a dar una vuelta y así tu descansas un poco?



Mire a mi hijo pensando que era lo mejor, no quería que me viera de esa manera y yo necesitaba desahogarme, apenas podía hablar y en cualquier momento me desmoronaría.



-Gracias.-Le decía a mi suegro a la vez que me agachaba para hablar con mi hijo.-Pórtate bien Andrés.-Le di un abrazo y dos besos tan fuertes que el pobre niño intentó soltarse.



Al llegar al camarote como suponía me derrumbé, era demasiadas cosas, mi hijo, mi situación económica y sobre todo Alex, siempre estuve enamorada de él para mí era mi media naranja, como podría continuar sin el, me duche y me senté en la cama mirando por el ojo de buey cómo íbamos avanzando por el Mediterráneo, solo se veía agua nada más, apareció una sonrisa triste en mi cara estaba viendo mi vida” hacia agua por todos los lados y no tenía ni una sola isleta donde sujetarme,sin darme cuenta me dormí, al cabo de dos horas picaron a la puerta eran mis suegros para ver si quería ir a comer, pero la verdad es que no me apetecía y a demás estaría Alex, no, no podía verlo antes de la charla que tendría con el, me conocía y sabía que me cegaría cosa que no podía ser, necesitaba recordar que aquel hombre me estuvo engañando durante dos años con mi mejor amiga, eso tenía que recordar esa era mi única arma para no caer otra vez.



Sentía que me ahogaba en el camarote, cogí el capazo de la piscina y me dispuse a darme un baño para relajarme, pero primero daría una vuelta por el barco, fui a la parte más lejana suponiendo que Alex estaría comiendo con sus padres, no quería encontrármelo antes de poder hablar seriamente con el.



A medida que iba caminando viendo la inmensidad del barco dejaba que el aire me levantara mi melena, intentaba que la brisa se llevará toda la tristeza que sentía en ese momento, llegue hasta la popa, las estelas marcadas en el mar aún me hizo entristeció más, di media vuelta y me dirigí a proa, desde mi posición podía ver la piscina desde arriba, a esa hora solo se veían jóvenes bañándose pues la gente mayor estarían comiendo, vi al nieto de los amigos de mi suegro, estaba con un grupo de chicos y chicas, me asombré con la facilidad de hacer amigos, a penas llevábamos medio día en aquel barco y ya había hecho amigos, me quedé mirándolo, la verdad es que el muchacho era guapo, un buen cuerpo y su rubia melena sujetada por una coleta lo hacía aún más interesante, al recorrer la piscina con la vista me quedé parada, Alex en la barra del bar, con sus Bermudas hablando con dos mujeres, más o menos de nuestra edad, una punzada me atravesó el corazón, por supuesto que era libre de hacer lo que quisiera, pero no lo veía bien, supongo que algo tuvieron que ver los celos, una cosa era saber que era libre y otra verlo coquetear con otras mujeres, por qué eso era lo que estaba haciendo, no sé por qué lo hice, supongo que debo tener la vena sado, me quedé mirando sus movimientos, no se lo que les estaría diciendo pero por el rostro de las mujeres era gracioso, eran dos morenas de buen cuerpo, unos besos, me hicieron saber que era el momento de las presentaciones, conocía de sobras a mi marido cuando quería era un Don Juan, siguiendo mi vena masoquista continué chafardeando desde la seguridad que me daba estar por encima de ellos, había una de ellas que no dejaba de mirarle a los ojos, cosa normal pues a mi me venció con ellos, ¡Joder! me grité a mi misma, no caigas otra vez, pero en ese momento me sentía debil, recorde cuando nos conocimos, fue en una discoteca lo que se llama un flechazo, un par de copas y en menos de una hora estabvmos en el lavabo follando como locos, y a partir de ese día hasta entonces, volvi a mirar al grupo de chicos y me vi descubierta por Marcos, el cual me hacia gestos para que bajara al verme descubierta no pude mas que decirle con gestos qué no podía, cosa que arrodillandose delante de sus amigos cosa que hizo que todo el mundo alrededor suyo levantará la vista buscando el motivo de aquel gesto me descubriera, no pide mas que reir ante la locura que había tenido Marcos, así que le dije que vale.



Al bajar mi mirada busco instintivamente a Alex, tenía una sensación extraña, como si lo estuviera engañando, pero para bidn o para mal no lo vi, no estaba en la barra ni el ni las chicas, miré alrededor de la piscina y no lo encontré, Marcos estaba de pie esperándome, al llegar a su altura hizo el saludo de un caballero, con su mano haciendo como si se quitará el sombrero y la revelencia oportuna, todos los presentes se reían, creo que mi cara estaba roja como un tomate.



-Por favor, deja de hacer el pavo.-Dije haciéndome la ofendida, nada mas lejos de la realidad, era la primera vez que me reía desde hacia mucho tiempo.



-Por favor, tome asiento.-Volvía a las andadas.- Te presentaré.



Eran tres chicos y una chica, esta se veía un poco mayor que ellos, Juan, Vicente y Mario junto a Susana la chica.



-¿Que quieres tomar?.-Preguntó Mario.



-Uf, todavía no he comido y con el estómago vacío no puedo beber nada.



-Eso lo solucionamos enseguida, nosotros tampoco¿comes con nosotros?



Sin darme cuenta seguía buscando a Alex con la vista, cosa que no pasó desapercibido para Marcos.



-Si buscas a tu ex, ya se ha ido.-Su tono era sereno, nada que ver con el chico de las bromas, sus verdes ojos se clavaron en mi rostro, no podía explicar la sensación, era como el sol de poniente, no te quema sino que te envuelve y te acuna, sé que me calmó, sentía como me serenaba, ni me dijo con quien se fue ni yo le pregunté.



-Anda ven, así somos dos chicas, ya estoy un poco hasta el gorro de conversaciones de hombres.-Dijo Susana cogiéndome del brazo con voz de ruego. No tenía otro plan con lo cual accedí.



Estábamos en una hamburgueseria todo estilo americano, sentados en un banco, recordé mis viejos tiempos de estudiantes, tenía a Susana a un lado y al otro a Mario, este era el más cortado de todos, sus gafas de pasta no le afeaban nada su rostro, moreno y con barba de dos días le daba su que, eso sin mencionar que todos tenían unos cuerpos magníficos, parecía que dios los había creado y ellos se juntaron, enfrente tenía a Marcos, el cual no dejaba de mirarme, se le notaba preocupado por el asunto de mi ex, bueno y entre cerveza y cerveza pues salió la historia de cada uno, Marcos era huérfano y sus abuelos lo habían criado como a un hijo, tenían entre todos una empresa de informática que iba viento en popa y decidieron darse un premio, Marcos les había pagado los billetes a sus abuelos, sentía que necesitaba agradecerles todo lo que habían hecho por el, cuando llegó mi turno.



-No hace falta que nos des explicaciones.-Ese fue Vicente un pelirrojo lleno de pecas, pero unos ojos verdes como el mar, lo miré dándole las gracias con la mirada, pero no me importaba, es más necesitaba sacar toda la mierda que llevaba dentro, así que resumí mi vida en diez minutos.



-¡Que hijo de puta! Perdón Lola.-Soltó Susana



-¿Y ella?.-Replicó Juan, el rubio rapado pero con el mejor cuerpo de los tres, le gustaba la natación y eso se veía en su espalda.



-Bueno, supongo que los dos estarían en la misma posición, ambos rompieron lo más sagrado.-Dijo Marcos.



-¿A qué te refieres?.-Pregunté sin saber por dónde iba.



-A la confianza.-Otra vez esa mirada profunda, que era difícil mirarlo sin caer en la tentación de abrazarlo, pero dentro de mi había ese freno que te dan los años, era un crío y yo madre de un niño de cinco años, me quedé esperando la continuación de su alegato.-No se puede confundir el amor con el sexo, vale esta mal que te pusiera los cuernos, pero dime ¿qué te dolió más los cuernos o que te mintiera? Y de tu amiga lo mismo, en el fondo nos duele más la mentira que la acción.



-Creo que es como el Ying y el yang, dos piezas que encajan en un círculo, pero para ello no puede haber fisuras.



Eran las cinco de la tarde y seguían hablando, se pasó el tiempo enseguida, al mirar el móvil me di cuenta de que me había olvidado de mi hijo.



-Chicos os tengo que dejar, es lo que tiene tener un hijo.-Dije encogiendome de hombros.



Empezaron las protestas, parecían como niños que se les acaba la ficha, tire un beso al aire y me levanté, al salir del local sentí una mano en mi brazo deteniéndome.



-Lola, ¿te vemos esta noche?.-Era Marcos mirándome, juro que esa mirada me estaba matando.



-No creo, la verdad es que hoy me gustaría descansar, tal vez mañana.-Le dije dándole un beso en la mejilla.



-Te tomo la palabra.-Dijo devolviéndome el beso, pero al revés que el mío, fue lento, dejándome sentir sus labios en mi mejilla, algo me recorrió el cuerpo, no puedo explicarlo con palabras, escalofrío, calor no lo sé, me dirigí hacia el camarote de mis suegros para buscar a mi hijo, durante el trayecto me iba repitiendo”Olvídate, no puedes,¿ estas loca?” sin darme cuenta me equivoqué de pasillo, no conseguía centrarme, todos los pasillos eran prácticamente iguales, decidí volver por el mismo sitio para orientarme cuando en uno de los pasillos vi como salía la chica que había visto con Alex en el bar de la piscina, sentí un nudo en el estomago, desconocía en que camarote estaba Alex, me quede esperando a ver si salía alguien más, me fijé en el número 1505C, volví a la realidad y me recrimine por estar espiando a mi ex, no iba a caer en eso, el no se lo merecía.



Por fin encontré nuestro pasillo, mis suegros estaban en el camarote con el niño, se acababa de levantar de la siesta.



-Hola Lola ¿Cómo estás ?.-Dijo mi suegro al verme entrar.



-Muy bien.- Contesté.-¿Hola cielo?.-Le dije a mi hijo que al verme se lanzó a mis brazos, ese abrazo me reconfortaba, era mi mayor energía para poder seguir adelante, mi suegra salió del lavabo y mirándome.



-Francisco por qué no te llevas un momento a Andrés y compras un helado, así Loli y yo podemos hablar un segundo.-Dijo a mi suegra mirando a su marido.



Al salir mi suegro con mi hijo, mi suegra me cogió las manos, e hizo que nos sentáramos en la cama, se le notaba algo nerviosa.



– Loli, te juro que yo no sabía que mi hijo estaría aquí, por favor créeme.-Sus ojos comenzaban a humedecerse.



-No te preocupes Patricia, ya me lo dijo Francisco.-Le contesté con un nudo en la garganta, sentía que en cualquier momento podríamos empezar a llorar las dos.



-Me gustaría que te lo pasaras muy bien, te lo mereces, si necesitas que nos quedemos con el niño o lo que sea, simplemente con que nos lo digas es suficiente.-Nos fundimos en un abrazo.



Pasé el resto de la tarde con mi hijo, subíamos y bajábamos por el ascensor exterior, jugamos al mini golf, hasta que llegó la hora de reunirme con su padre en el bar de la piscina, lo dejé con mis suegros prácticamente dormido, al llegar al camarote saque toda la ropa, no me di cuenta cuál era el motivo de la reunión con Alex, no se lo que me pasaba, cuando acabe de vestir al mirarme al espejo descubrí que me había vestido como si fuera una cita, había elegido un traje blanco sin mangas y con la espalda descubierta que me llegaba a la altura de mis rodillas, una lencería un tanga blanco  y mis zapatos rojos a juego con el bolso, al verme no me lo podía creer, eche un vistazo sobre la cama para buscar otra cosa más informal, ¿pero por qué?,y ademas, no quería dar pena,siempre me gustó arreglarme, y hoy no iba a ser un día diferente, no lo hacía por el, era por mi, bueno eso no me lo creía ni yo, al verlo con aquellas dos mujeres hizo que salieran mis celos, y quería que viera lo que se estaba perdiendo, nada más, así que un poco de pintura, un ligero toque de rímel y ya estaba lista, iba andando y notaba las miradas de los hombres, quizás me pasé un poco, pero eso me daba seguridad, antes de llegar a la piscina me encontré con Marcos, al verme sus ojos se abrieron de par en par.



-Pensaba que no venias.-Me dijo desconociendo que en verdad iba a hablar con mi ex.



-No, no iré Marcos.-Mi voz sonó insegura, pues no sé cómo se lo tomaría.



-¿entonces?



-He quedado con mi ex para hablar.-Decía cada vez más insegura, Marcos tenía los ojos clavados en mis labios.



-¿para hablar?, no eso no te lo crees ni tú, para hablar no te vestirías así.-Su tono era de enfado.-Pero haz lo que quieras, ya eres mayorcita, pero si quieres un consejo, no finjas ser lo que no eres.-Dijo dejándome para retirarse hacia un ascensor. No entendía lo que quería decirme.



-¿De qué coño vas Marcos?.- Le grité, no era nadie para decirme aquellas cosas, hacía menos de un día ¿y me iba a dar lecciones?



-No, Lola esa no es la pregunta correcta, más bien es ¿De qué coño vas tú?-Dijo acercándose.-Intentas ir de puta, hoy lo has visto con dos mujeres hablando y claro tú puedes ser mejor que ellas, pero no te equivoques, tú no eres así.-Decía mientras me sujetaba los brazos.



-Yo puedo ser lo que quiera.-Replique.



-No,tú no.-Dijo metiendo una mano por debajo de mi vestido para llevarla directamente a mi tanga, instintivamente me eche hacia atrás, lo mire a aquellos ojos que me estaban juzgando.



-Ves, tú no eres así, jamás tendrás la oportunidad de recuperarlo, el busca a una puta y tu no te das cuenta.



-¿Es mi marido?.-Dije olvidando que ya no era mi marido si no mi ex.



-Si era tu marido,¿ dime que buscó? a tu amiga¿ y sabes porque?, porque ella si es una puta, ¿alguna vez se lo has preguntado? no te engañes, tú ex solo busca putas, y si no estás preparada para eso, más vale que te olvides.¿Estás segura que solo se acostaba con tu amiga?,¿o habían mas?,pero déjalo, ves a follar con tu ex, mañana me cuentas.-Dijo besándome en los labios suavemente, podía sentir el aroma de su colonia, el tacto de sus manos recorriendo mis brazos, dio media vuelta y se subió al ascensor desapareciendo de mi vista, me quedé pensando en Marcos, no entendí aquella reacción, decidí salir a la piscina para buscar a Alex, estaba en el bar de estilo caribeño, lo vi antes de llegar, su polo blanco junto a sus Bermudas azules y sus nautics azules, el corazón creo que se tomó un descanso de un segundo, hasta hace a penas tres meses ese era mi marido, se no lo conociera me volvería a tirar a sus brazos, pero eso no era posible, no podía caer otra vez.



Al entrar me vio y levantándose me fue a dar un beso en los labios pero gire la cara y murió en la mejilla.



-Que guapa que estas Lola.-Dijo dándome un repaso completo.-¿No te habrás vestido para mí?¿verdad?.-No sabía qué decir, ni siquiera tenía claro yo el porque me había vestido.



-No, luego quiero ir a tomar algo a la discoteca, ya sabes para bailar un poco.



-Me parece bien, igual nos vemos allí.-Me preguntaba si iría con la morena, por supuesto que no se lo pregunté.



-Bueno,¿ y se puede saber qué haces en este crucero?.-Dije poniéndome sería.



-Ahora hablar con mi mujer.-Ex.-le rectifique.- bueno ex, pero ¿sabes?no me acostumbro a eso de ex.-Una sonrisa marcaba su cara, esos ojos azules me estaban volviendo a llevar al precipicio.



-Bueno lo de ex, recuerda que ha sido por tu culpa.



-Creo que la culpa fue de los dos.-Dijo poniéndome una mano encima de la pierna.



-Por qué de los dos, tu fuiste el que me engañaste.-Su mano ya estaba en mi muslo haciendo círculos, le cogí la mano para detenerla, pero en ningún momento se la retire,él se acercó más mirándome fijamente y reanudó subiendo su mano por mi pierna junto con la mía que no ejercía ninguna fuerza.



-No me creo que no te vistieras para mí Lola.- Dijo antes de comenzar a besarme el cuello.



No podía más, cerré los ojos sintiendo sus labios subir por mi cuello, su mano llego a mi tanga el cual lo encontraría seguramente mojado, mis defensas estaban bajo mínimos.



-No, no Alex no puede ser.- Dije intentando mantener la cordura.



-¿El qué no puede ser?.-Dos dedos estaban jugando con mi clítoris, sus labios jugaban con mi lóbulo.



-Esto no puede ser.-Le decía con voz entrecortada.



-Reconoce que te gusta, si no quieres vete y no volverás a verme de lo contrario quiero que me des el tanga, tú tienes la última decisión.



Por un momento pensé en Marcos, en sus palabras”Tu no eres así ” y sin darme cuenta junté mis piernas y levantando un poco el culo me quite el tanga para entregárselo.



-Lo sabía.-Dijo Alex guardándose el tanga en el bolsillo.-Simplemente tenias que verlo por ti misma,pero ahora me has demostrado que puedes ser una buena puta.-Dijo metiéndome dos dedos en el coño, el bar estaba vacío por la hora, simplemente estaban los camareros que no quitaban ojo de nuestra mesa, yo estaba fuera de mi, no veía a nadie, solamente a Alex. Sus dedos me estaban follando, me miraba como me retorcía tapándome la boca para no gemir.



-Dime ¿para quién te has vestido?.-Decía mientras me estaba corriendo en su mano.-Dime puta¿Para quién?



-Para ti.-Al final conseguí decir.



-Lo supe cuando te vi, ¿que quieres que te haga?.-Su mano seguía jugando con mi coño.



-Que me folles, eso quiero, cabrón, quiero que me folles.



-Si eso ya lo sé, pero tendrá que ser a mi manera.



-¿Cómo?



-Por esta noche no preguntes, si no quieres levántate y vete, pero si te quedas hoy serás mía.



Por supuesto que me quede, lo necesitaba, necesitaba que me follara aunque fuera la ultima vez, acepte con la cabeza, una sonrisa apareció en su rostro, levantó la mano pidió la cuenta, cuando salimos note el frescor de la brisa bajo mi vestido, me estaba embarcando en algo que no entendía, pero estaba dispuesta a pagar el precio por pasar una noche con el.



Estuvimos paseando por la proa del barco, me llevaba de la mano como si fuéramos dos novios, llegamos a los botes salvavidas, y apoyándome en ellos me empezó a besar el cuello, yo lo agarraba con fuerza, necesitaba sentirlo, saber que no era una ilusión, sin que me dijera nada me agaché y desabrochando el botón del pantalón sin dejar de mirarlo le saque la verga, aquella verga que tantas noches de satisfacción me había proporcionado, se la fui a Cojer cuando apartándome las manos.



-No, hoy a mi manera, abre la boca.



Abrí la boca sin decir nada, ese era el precio que tenía que pagar, me metió la verga de golpe y comenzó a follarmela con fuerza, me atragantaba de la fuerza que le imprimía, sujetándome la cabeza para poder hacer conmigo lo que quisiera, yo tenía las manos apoyadas en sus piernas para mantenerme, recogió mi pelo con una mano dirigiendo mi boca, su verga entraba y salía, luego sus huevos, yo sentía mi cara roja.



-Masturbate mientras me comes la verga, puta.-Fue la primera vez que me había llamado así, sin embargo lo hice, comencé a masturbarme con fuerza, sentía que mi coño echaba fluidos.



-Así,así, follate con dos dedos, puta.



Era como un robot, me metí dos dedos follandome como una loca, estaba llena de lujuria, no me importaba nada ni nadie, solo quería placer, me corrí dos veces mientras Alex me seguia follando la boca con fuerza, me la sacaba y apretandome los carrillos hacia que abriera la boca para escupirme y volver a meterme la verga, me sentía sucia, era tanta la excitación que me orine mojando mis zapatos y parte de mi vestido por las salpicaduras.



-Mírate, ¿donde esta tu soberbia?, creías que me podías echar de casa, que no me echarias en falta, y mirate puta.-Decia sujetándome la cara, yo seguia masturbandome.-Le vas a decir lo puta que eres, si eso es lo puta que es su madre.-Me dio un guantazo y levantandome del pelo me empujo para quedar apoyada en la pared, me sacó el culo, sujetandome el pelo para que echara la cabeza hacia atras, ni siquiera lo veía estaba cegada, sentí que me la metió de golpe, follandome con irá, introdujo el dedo gordo en mi culo a la vez que empujaba, sentí otro orgasmo, jamas me habia sentido así, no conocía a ese hombre, ni tampoco me conocía a mi. Sentia las nalgadas que me daba convinando los manotazos en la cara mientras me repetia puta, zorra, sentí como se tenso y al momento su leche me estaba llenando, se salió y girandome.



-Ahora vete, y piensa si me quieres que vuelva a tu vida, pero piensa que a partir de ahora seré de esta manera, así que piensatelo bien, zorra.-Su cara estaba encendida, sus ojos estaban llenos de irá.



Me compuse la ropa y comencé a caminar sintiendo como me caia el semen por mis piernas, pase por delante de una puerta y al verme vi como mi cara estaba totalmente manchada del rimel, tenia la cara roja de los guantazos que me había dado, el pelo todo revuelto, no sin duda no era la mujer que había salido a penas dos horas de su camarote, tuve suerte que había lavabos publicos repartidos por todo el barco, entre y me lave la cara, con papel me limpie las piernas y coño, intenté llegar rapido a mi camarote, no me imaginaba encontrarme a Marcos o cualquiera de sus amigos, no sabría que decir, por suerte me encontre mucha gente pero ninguno de ellos. Al llegar le mandé un mensaje a mi suegra diciendole que me podían traer al niño pues no me encontraba muy bien, al momento me contestó que hacia rato que había caido rendido, que no me preocupara,que descansara. Le devolví el mensaje dandoles las gracias.



Me duché y decidí irmeva la cama, estaba agotada, sentía el escozor de mis nalgas, pero en el fondo satisfecha y lo peor, con ganas de repetir.


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