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Categoría: Maduras

Cuando la masturbación acaba

Cuando la masturbación acaba



 



SINOPSIS: Madura mujer aprovecha ausencia de su sobrina para tirarse a su novio…



 



ECSagardez



El solar donde jugábamos béisbol, luego de varios años, se convirtió en una unidad habitacional y fue allí a donde llegó a vivir Marvelia, la chava de la cual me enamoré y a quien hice mi novia, a pesar de tener muchos pretendientes del barrio.



Ella vivía con su tia Selene desde que era muy niña, debido a que su madre por razones de trabajo la habían trasladado a la ciudad de México y lo que menos deseaba la señora era que perdiera la escuela. El tiempo pasó y las hermanas optaron porque se quedara en Veracruz.



Transcurrieron los años y Marvelia se convirtió en una guapa adolescente que provocaba los más atrevidos piropos de los chamacos de la barriada. Pero ella, siempre les respondía con palabras altisonantes para hacerlos quedar mal.



Sin embargo, el trato respetuoso que le dispensaba, me hizo ser su amigo y confidente. Tras varios años de amistad sincera me atreví una vez a invitarla a la nevería "Yucatán", ubicada en el parque "Zamora" del puerto y le declaré mi amor por ella.



Como siempre, la respuesta fue:



— Déjame pensarlo y en tres días te digo…



 



Esos tres días fueron un suplicio y se hicieron una eternidad… Porque mi enamoramiento era sincero y además de hacer realidad mis ilusiones de un noviazgo juvenil con la chica más guapa del vecindario.



Por fin, se cumplieron los tres días y llegó el momento de la verdad. La fui a buscar a la escuela donde cursaba el primer año de bachillerato y nos dirigimos a una refresquería cercana, pedimos dos aguas de horchata y nos sentamos a escuchar la canción "Yesterday" de los Beatles, que era la canción de moda, junto con "Todo lo que necesito es amor", del mismo conjunto de Liverpool.



Luego de darle sorbos a la refrescante bebida. Le pregunté:



— ¿Y qué has pensado?



 



Ella se me quedó mirando y me sonrió, mostrándome la hilera de dientes blancos que eran como perlas salidas del mar y me respondió:



— Sí… Si quiero ser tu novia…



 



La tomé de la mano y poco a poco acerqué mi cara a su rostro, hasta que logré darle un beso en la mejilla, como señal del cariño que ya sentía por ella y que se rubricaba con el haberme aceptado para compartir sus sueños juveniles…



 



II



Los días, semanas y meses pasaron… Nuestro noviazgo despertó la envidia y los comentarios más fatuos se escuchaban entre los chicos del barrio. Pero era sólo parte del egoísmo que les corroía por dentro. No obstante, tuvieron que convencerse de que nuestro amor estaba por encima de todo y todos…



La señora Selene, aprobaba nuestra relación y desde un principio hubo empatía… No había objeción alguna para salir al cine, ir a caminar por el bulevar "Manuel Avila Camacho" o pasear por el malecón, menos para acudir a la nevería a tomarnos un helado…



Doña Selene era una mujer muy sencilla en su trato. Jamás se alteraba y eso la hacía aparecer como una persona simpática y de un humor agradable. Por lo que me había contado Marvelia, jamás se había casado y ya andaba por los 37 años de edad, siempre se había dedicado a trabajar, como secretaria de un notario público, llegando a hacer la persona de más confianza de su jefe… Pero lo hermoso de la señora era la dedicación y el amor que le dispensaba a mi novia…



También me contó, en confianza, que en alguna ocasión había oído ruidos extraños en la recámara de su tia y al acercarse para preguntarle si se le ofrecía algo, no pudo hacerlo, porque la sorprendió masturbándose…



Esa situación inquietaba a Marvelia, porque ella le sugería que tuviera una relación y la señora Selene sólo sonreía y le decía: "Para qué", al tiempo de expresarle:



— Los hombres son mala compañía. Vale más estar sola que mal acompañada…



Y le rubricaba el comentario con sonora carcajada…



 



III



La relación con doña Selene se fue haciendo muy estrecha… El comentario de mi novia me hacía tener malos pensamientos con su tía… Incluso llegué a fantasear en la soledad de mi cuarto con algunas masturbaciones pensando en ella… La imagen de su cuerpo, bajo de estatura y delgado, rostro redondo que le daba una belleza particular, sobre todo por el arreglo personal que la caracterizaba. Además de usar siempre medias de nylon, que me hacía pensar en la forma de desnudarle sus piernas y pies… Toda una fantasía…



Las visitas a la casa de Marvelia se hicieron más frecuentes y constantemente me aparecía para ver si no se les ofrecía algo. Pero en realidad intentaba buscar que mi novia no se encontrara para platicar con su tía…



En una ocasión… Marvelia sufrió un retraso en la escuela por razones de un examen de geometría analítica y eso me dio la oportunidad de llegar a su casa y esperarla ahí porque habíamos quedado de ir a ver un partido de béisbol en el Parque Deportivo Veracruzano.



Doña Selene, como siempre me distinguió con su amabilidad y me ofreció un refresco, el cual acepté de buen agrado y ella se sentó en la sala a saborear el que se había servido en un vaso… La plática transcurrió con las preguntas de rigor, sobre mis estudios y que pensaba hacer en el futuro…



Las respuestas fueron las indicadas… Como había quedado frente a mí… Hizo un ligero movimiento con sus piernas para cruzarlas y en ese instante pude notar el calzón blanco que portaba… Desvié la mirada para no hacerla quedar mal, pero pareció no notarlo, porque sus movimientos de cruzar y descruzar las piernas se hicieron más frecuentes… La verdad, esa situación me hacía tener el pene erecto…



 



IV



Dejé pasar unos minutos y como no llegaba Marvelia… Me despedí y le dije que iría a mi casa y más tarde pasaría por ella… Ella bajó el rostro y percibí que su mirada se dirigía a mi paquete… Pero sólo se limitó a sonreir… Se levantó del sillón y me acompañó a la puerta…



Casi corriendo llegué a mi casa y de inmediato me dirigí a mi cuarto… Me acosté en la cama, me bajé los pantalones y dejé salir a mi compañero fiel, al cual tomé con la mano derecha para bajar y subir el prepucio, una y otra vez, hasta que mis movimientos se hicieron frenéticos y descargué toda mi leche caliente con disparos que pegaron en la pared, pero fue una eyaculación sensacional porque en mi mente estaba la imagen de los calzones blancos que minutos antes me había mostrado doña Selene y sentía que allí se estrellaba el esperma que escurría de mi mástil …



No se si fue consciente o inconsciente. Pero esa acción me volvió loco por muchos días y las pajuelas se convirtieron en el punto final de mis fantasías con esa madura mujer…



Me resultaba curioso… Pero el amor por Marvelia se empezaba a extinguir dentro de mi… La obsesión por poseer a doña Selene me hacía vivir en un infierno de pasión incontenible…



Buscaba siempre estar en casa de ellas. Pero la intención no era el de salir a pasear, sino el compartir los momentos con las dos, aunque le dedicaba más tiempo a la plática con la señora… Marvelia, parecía no darse cuenta y hasta sentí que le agradaba que entre su tía y yo hubiera química. Quizá pensando que su noviazgo conmigo iba viento en popa…



Pero yo me sentía como el animal en celo que deseaba cogerse a la madura mujer y sólo esperaba tener la oportunidad de decirle cuanto la deseaba y lo que haría con ella en la intimidad…



 



V



Una llamada telefónica alertó mis pensamientos… Era Marvelia, quien me informaba que tendría que salir urgentemente a la ciudad de México, porque su mamá había sufrido un accidente en su casa, al caer de una escalera, y le habían enyesado un pie. Por lo que tendría que cuidarla por algunos días… Incluso me dijo que ya había pedido permiso en la escuela para justificar sus inasistencias…



Enseguida surgió mi pregunta:



— ¿Irá tu tia contigo?



 



Me respondió:



— No… Ella irá el fin de semana, porque tiene mucho trabajo en la notaría… Ese día era miércoles… Así que me dirigí de inmediato a la casa de mi novia, quien ya estaba esperándome en la puerta con sus maletas y la acompañé a la terminal de autobuses "ADO", donde compré el boleto para la ciudad de México y posteriormente abordó el de las 19 horas…



Cuando partió el autobús, me dirigí a la notaría y esperé en la planta baja del edificio a que saliera doña Selene. En el trayecto había hecho un plan y era seguro que esa noche me la cogería…



 



VI



Cuando me vio… Me saludó con esa sonrisa cautivadora que me gustaba de ella y me preguntó que hacía allí en ese momento…



Le contesté que ya sabía lo de su hermana y que Marvelia se había ido a México en el autobús de las siete de la noche. Por lo que se me hizo fácil llegar allí para informarle y acompañarla a su casa…



Ella me agradeció el gesto y me dio un beso en la mejilla… No esperaba tal reacción… Pero si logró erizarme los pelos y algo corrió por mi columna vertebral que me hizo tener una erección…



La invité a tomar un helado en la nevería cercana y doña Selene aceptó… Sólo me dijo que la esperara en lo que subía a hablarle por teléfono a su hermana de que su hija ya viajaba a la ciudad de México…



Pasaron algunos minutos y cuando bajó la señora Selene se veía más guapa o al menos percibí que se había retocado el maquillaje y eso despertó mi ego y me hizo pensar que lo había hecho por mi y para caminar a mi lado el pequeño trayecto hacia la nevería, donde llegamos y pidió un helado de vainilla, mientras yo solicitaba un "banana split" y una coca-cola con hielo, mis favoritos…



 



VII



La plática transcurrió con algunos chistes… La simpatía de doña Selene me tenía sorprendido y su mente viajaba a cien por hora para hacer de cualquier palabra un chascarrillo… Hasta que se me ocurrió preguntarle:



— ¿Señora, por qué no se ha casado?



 



En su respuesta inmediata que también le arrancó una carcajada, me dijo:



— Vale más estar sola que mal acompañada…



 



Ambos sonreímos… Pero pecando de audaz le respondí:



— Eso sí… Pero las mujeres, sobre todo como usted, tienen necesidades de otras cosas…



 



A pesar de que me sentí atrevido, ella repuso:



— Si tienes razón… Pero a veces uno puede autosatisfacerse, sin necesidad de malas compañías…



 



Su sonrisa seguía a flor de labio… Y le dije:



— ¿O sea qué usted no confía en los hombres o no le gusta el sexo opuesto?



 



Su semblante cambió y me contestó:



— Claro que me gustan y mucho… Pero nadamás para eso… No me gustan los compromisos y además no pretendo darle malos ejemplos a Marvi a quien quiero como una hija…



Su respuesta me incomodó un poco… Pero la plática me estaba empalmando… Mi pene estaba súper erecto y pedía ser liberado para darle la acción en el interior de un húmedo agujero…



Terminamos de consumir lo que habíamos solicitado. Pagué la cuenta y salimos del lugar para dirigirnos a su casa…



 



VIII



Llegamos a su casa y cuando me encontraba en la puerta… Me invitó a cenar… Así que con tal de estar solo y más tiempo con ella, acepté de inmediato… Entramos y me dijo que encendiera la tele en lo que se ponía cómoda…



Se introdujo a su recámara y cinco minutos después salió vestida con una camisa blanca larga y a leguas se le notaba que no traía brassiere, discretamente observé que traía puesto un bikini negro que me hizo cerrar las piernas para que no se percatara del efecto que me había causado…



Su justificación fue la del calor que en ese momento se sentía en el ambiente. Aunque en lo personal, era ya mi calentura la que me tenía empalmado de verla como estaba vestida… Ahora si la situación era la esperada y tenía que actuar rápidamente. No podía dejar ir la oportunidad de cogerme a doña Selene…



Me propuso tomar un refresco en lo que ella sacaba del refrigerador una cerveza… Me dio una coca-cola y ella abrió su bebida para darle un sorbo, en lo que se volvió a sentar frente a mi en la sala… Era curioso, pero se volvió a repetir la misma escena… Cruzaba y descruzaba sus piernas, pero ahora no hacía ningún intento por cerrarlas enseguida, sino que en su atrevimiento dejaba que viera su bikini negro y, como era lógico, mi verga estaba súper erecta…



Hubo un momento en que ya no me aguanté y traté de ponerme cómodo, porque mi glande ya me dolía por lo apretado del pantalón. Y fue ella, quien tomó la iniciativa:



— ¿Algo te sucede, verdad?



 



A lo que respondí:



— Sí… Usted me pone a cien por hora…



 



— Ponte cómodo –me dijo-



 



No hubo necesidad de más palabras… Me quité los pantalones delante de ella y sólo me quedé en truza… Ella se le quedó mirando a mi pene y se acercó hasta donde estaba para agarrarlo sobre mi prenda interior y lo masajeó por unos instantes, al tiempo que su lengua remojaba sus labios y me dijo:



— Tienes un buen instrumento. ¿Me dejas verlo…?



 



Sin esperar mi respuesta me bajó la truza y el miembro salió disparado, formando una línea horizontal… Lo tomó con ambas manos y lo tocaba como si éstas fueran una balanza para pesarlo… Hasta que se agachó y se lo introdujo todo de un jalón en la boca para chuparlo con ansiedad desmedida…



Se lo sacó y con la lengua lo recorría palmo a palmo, no perdió ningún detalle del tieso miembro y levantaba la mirada para ver los efectos que me causaba su extraordinaria mamada…



Sólo alcanzó a preguntarme:



— ¿Te gusta como te lo hago?



 



Pero a mi me resultaba delicioso el sexo oral practicado que no contesté verbalmente, sino que asentíi con la cabeza…



 



IX



De pronto se levantó y me besó en la boca… Su lengua jugueteó con la mía… Mientras mis manos se hundían en su entrepierna y me sorprendí de lo húmedo que estaba su bikini negro… Era natural que estaba excitadísima y que ya deseaba tener la verga en su interior…



Pero yo también necesitaba hundirme entre sus muslos y arrancarle algunos gemidos de placer… Así que la acosté en el sofá y ella obedeció la orden de su joven amo…



La despojé de la pequeña prenda y hundí mi cara en la entrepierna, su vagina estaba completamente depilada y mi lengua se introdujo en ese agujero, lamiendo con frenesí y sorbiendo al mismo tiempo sus jugos que tenían un sabor salado, pero que me sabían a gloria… Aún tenía coca-cola en mi botella y se la vacié para tomarlo de esa oquedad que se contrajo momentáneamente al sentir el frío líquido…



Ella lanzaba suspiros y retorcía su cuerpo ante el impetuoso sexo oral que le estaba practicando… Hasta que mis labios se apoderaron de su enorme clítoris, el cual jalé y le provoqué un movimiento espasmódico que estuvo acompañado de más lamidas y chupetes a su grueso y largo botoncito de placer…



De pronto exhaló fuertemente y lanzó un grito, señal de que se acercaba el orgasmo y deveras que lo disfrutó, porque atrapó mi cabeza entre sus piernas y no me permitió salir de ahí, hasta haber descargado todos sus fluidos, los cuales llegaron a mi garganta y tuve que tragármelos, sopena de ahogarme con tanto líquido…



 



X



Poco a poco dejó de apretar mi cabeza con sus piernas y fue cuando me dijo:



— Que corrida me di… Ya me hacía falta una buena mamada…



 



Sólo me sonreí… Y me acerqué a besarla en la boca, con la intención de que chupara mi lengua y sintiera el sabor salado de su vagina… Entendió el mensaje porque se prendió de ella y la chupó a más no poder, hasta que sentí que estaba seca de sus fluidos…



Con su mano, tomó mi verga y la dirigió hasta su vagina… Al tiempo que levantaba y abría sus piernas… Era lògico que el pene entró sin ningún problema y se internó en lo profundo de las entrañas de doña Selene, quien sólo jadeaba y se sentía a gusto con cada embestida de mi pene…



Mi verga era como una pistola que entraba y salía de esa funda, hasta que mis huevos chocaban con sus nalgas… Ella acompañaba sus movimientos al vaivén de la penetración y mantenía los ojos cerrados, producto del éxtasis y del intenso goce que estaba experimentando…



Sus pies descansaban en mis hombros y eso distendió un poco más su vagina… Yo aproveché para besarlos y chuparle los talones, metía mi lengua entre sus dedos y la pasaba por las plantas como un toque más de excitación y fantasía… Ella sentía un ligero cosquilleo en sus pies, pero le agradaba, porque se veía como abría todos sus dedos… La verga entraba y salía de ese húmedo refugio en que se había convertido la vulva de doña Selene…



Hasta que acalló con su mano derecha, lo que pudo haber sido un alarido… Su cuerpo se arqueó sobre el sofá y levantó su pelvis hasta pegarse con el mío… Sentí algo viscoso que golpeaba la cabeza de mi pene… Era el orgasmo de mujer más espectacular que había disfrutado…



Por lo que no me pude aguantar más y le descargué mi leche caliente en sus entrañas, lo cual ella celebró con esta exclamación:



— ¡¡Dáme tu leche papito!! ¡¡Vente en mi, no te salgas!!



 



Sus palabras me enardecieron y fue, sin duda, un coito maravilloso…. Ambos disfrutamos ese polvo en toda su magnitud y nos sentimos los personajes más agraciados de la naturaleza…



 



XI



Cuando todo concluyó… Doña Selene me confió que estaba enamorada de mí… Pero que no quería defraudar la confianza de Marvelia… Pero que ya se había percatado del efecto que me causaba cuando me mostraba sus bragas y que a veces se masturbaba pensando en mi, porque ya había notado que se me paraba la verga y que eso le producía excitación y morbo…



Yo no me quedé atrás y también le comenté que en todas mis masturbaciones ella siempre estaba presente… Pero al mismo tiempo le pregunté:



— Después de lo de hoy… ¿Qué va a pasar con nosotros, cuando regrese Marvelia?



 



Su respuesta si que me sorprendió:



— Por eso no te preocupes… Estos días vamos a disfrutarlos como si fuera el último y más adelante decidiremos qué hacer…



 



La decisión estaba tomada… Por fin se me había hecho realidad cogerme a doña Selene y además sería mi amante…



Y tarareando una canción se fue a la ducha y después se metió a la cocina a preparar la cena para su joven amante… Por cierto cocinaba sabroso…



 



XII



Una semana después regresó Marvelia y mi relación con ella siguió como si nada… La discreción de doña Selene fue el principal factor para continuar con nuestra secreta relación, porque ahora buscábamos estar en la intimidad de los moteles y seguir disfrutando de esas noches de sexo en que se convertían sus llegadas después de las diez de la noche a su domicilio.



Marvelia jamás sospechó el engaño y al irse a estudiar la universidad a México, me dejó el camino libre para mantener el reparto de leche que doña Selene demandaba. Porque era, sin duda, una madura muy calenturienta… Eso si, dejó de masturbarse…


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 5.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1971
  • Valoración:
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