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Cristina camina despacio por los pasillos, atraviesa varias oficinas y mira que en varias hay hombres desnudos siendo nalgueados humillados por una o varias mujeres, quienes al verla pasar la saludan tranquilamente.
- buenas tardes Cristina
Ella sonriente responde el saludo, no pregunta por qué están castigando a los sumisos, y decide no intervenir y sigue su camino, sube el ascensor y vuelve a su oficina, las horas pasan y lo mismo continua.
Son las tres de la tarde, Cristina ha atendido la mayoría de los negocios y bebe un wiskey mientras dos sumisos masajean sus pies, de repente se levanta y de un empujón quita a los dos hombres y les dice que se queden empinados esperando su regreso, se levanta del escritorio y se dirige hacia el baño, moja una pequeña toalla y la pasa por su cuello intentando refrescarse un poco, recuerda que es viernes y los viernes sabe que sus chicas necesitan liberar tensión así que sale del baño, toma su paleta de castigos y antes de salir le da dos fuerte azotes a sus sumisos, y sale, lentamente comienza a recorrer los pasillos, algunas chicas están descansando mientras algún sumiso les soba los pies, otras están aun trabajando o castigando algún hombre, recorre todos los pisos y ve la misma escena en todas las oficinas, hasta que de pronto una de sus chicas sale a su paso.
- Cristina podrías venir un momento por favor…
Ella presurosa atiende el llamado de su empleada y entra a su oficina, y ve a un sumiso criadita de pie en medio de la oficina con la cabeza baja y tapando sus genitales.
- qué pasa. -pregunta Cristina.
Su secretaria aguantándose la risa responde.
- Cristina, el sumiso me estaba sobando los pies, cuando de pronto veo que comienza a gotear algo debajo de su falda se la levanto y veo que a tenido una pequeña eyaculación, lo puedes creer.
Cristina se acerca hacia el sumiso y se da cuenta que así es, un pequeño charco marrón esta justo debajo de él y algunas gotas chorrean por su pierna manchando las medias.
-mmhhh… bueno… Pues entonces tendrá que limpiar, pero antes tenemos que ponerle remedio a eso, no crees amiga.
Ambas se quedan viendo y comienzan a reír
- a ver, si el sumiso quiere venirse, no se lo vamos a negar, verdad…???
- para nada Cristina -respondió aquella muchacha.
- bueno pues entonces vamos a complacerlo –dijo Cristina burlonamente.
Después ella se acercó hacia un mueble que tenía unas copas y escogió la más grande, la tomo se la dio al sumiso y le dijo que se comenzara a masturbar, el sumiso nerviosamente toma aquella copa con una mano la pone a la altura de su miembro y con la otra mano comienza a masturbarse, mientras Cristina y su empleada toman asiento y encendían un cigarrillo.
- bueno sumisito, tienes 20 minutos para llenar esa copa, entendiste, haaa y mucho cuidadito con manchar de nuevo la alfombra.
El sumiso nerviosamente comienza a agitar su miembro ante la atenta mirada de las dos mujeres, la primera descarga no tardó mucho en llegar y lleno una parte de abajo de la copa.
Cristina sonrió maliciosamente y le dijo.
-continua sumiso, todavía te falta mucho
-si señora Cristina
El sumiso de nuevo comenzó a agitar su miembro, en esta ocasión tardo un poco más, pero después de dos o tres minutos, se encorvo un poco y de nuevo cuatro chorros de semen cayeron dentro de la copa.
- continua sumiso, quiero ver esa copa con más semen, rápido…!!
El sumiso de nuevo continuo agitando su miembro, aun se encontraba bastante erecto, así que eso le facilito las cosas, pero en esta ocasión tardo un poco más, el sumiso comenzaba a sudar pero al igual que las otras veces, después de algunos minutos, termino por venirse dentro de la copa.
Cristina y la otra muchacha voltearon a verse y ambas rieron
- vamos sumiso, quiero ver esa copa bien llena de semen -ordeno Cristina.
El sumiso de nuevo, tomo su miembro y comenzó a agitarlo en esta ocasión su miembro tardo un poco más en ponerse erecto y a los pocos segundos el sudor comenzó a perlar su frente, se veía que ya le estaba costando trabajo lograr venirse, Cristina y su empleada al ver los problemas por los que aquel hombre estaba pasando comenzaron a reír a carcajadas, pero aun así después de algunos minutos logro eyacular dentro de la copa.
- bien sumisito, vamos a dejarte descansar un poco, deja la copa sobre el escritorio toma un clínex y límpiate y después ven a hincarte frente a mi.
El sumiso hizo todo como le habían dicho y cuando llego a los pies de ella, Cristina de inmediato le ordeno que abriera la boca, y sacara la lengua, el sumiso obedeció y Cristina comenzó a pasar su dedo en la lengua de este, después lo saco y lo metió en el cenicero y embarro su dedo con ceniza, después volvió a la lengua del sumiso y comenzó a embarrar su lengua con la ceniza, hizo esto un par de veces y después le dijo.
- veo que tenías bastante semen sumiso, crees que puedas seguir llenando la copa…
El sumiso trago saliva y nerviosamente contesto
- nnn… nnoo… Señora Cristina
- jajajaja… lo sabía no he conocido sumiso que aguante más de cuatro eyaculaciones seguidas, pero sabes algo, yo pienso que si tienes más semen y hoy tengo ganas de romper las reglas, así que te voy a dar algo de ayuda, entendiste…
- si… señora…
-bien pues súbete al escritorio empínate, y separa bien las piernas.
El sumiso se levantó se acercó al escritorio y se subió acomodándose como Cristina le había ordenado, sus genitales quedaban colgando perfectamente entre sus piernas, una vez así Cristina se acercó al escritorio, saco unos guantes de látex se los puso y después se acomodó tras el sumiso, tomo la verga y comenzó a masajearla lentamente, el sumiso al sentir las caricias de Cristina, rápidamente su pene se volvió a poner erecto.
- jajajaja… ya ves como si tienes más leche sumisito, pero no te preocupes ahorita te voy a sacar hasta la última gota.
Y continuo masajeado la verga de aquel hombre, pero lo hacía de una manera bastante tosca, pareciera que se lo quisiera arrancar, y después de unos segundos, tomo la copa y la puso justo bajo el pene del sumiso y en segundos tuvo otra eyaculación, tres chorros más de semen cayeron en la copa, Cristina sacudió la verga y comenzó de nuevo a masturbarlo, ahora lo hacía de una manera lenta y continua, mientras le decía a su empleada.
- el ordeñe de los sumisos hay que saber hacerlo, para que te den hasta la última gota, y más cuando ya los exprimiste, debes de volver a poner erecta su verga y ya que lo lograste, lo haces rápido, así como este mira, ya la tiene bien dura ahora veraz como sale más semen.
Y si, Cristina de pronto comenzó a subir y bajar su mano más rápido y en segundos el sumiso volvió a eyacular, y dos chorros de semen cayeron en la copa, las dos rieron y Cristina repito la operación durante cuatro ocasiones más en la ultima el sumiso ya no podía, se movía de atrás hacia adelante tratando de alejar su miembro de la mano de Cristina, pero ella lo sujetaba fuertemente y lo jalaba hacia abajo exprimiéndolo al máximo, y de nuevo unas gotas de semen cayeron sobre la copa, habían sido ocho eyaculaciones continuas.
- este ya no da más semen, quieres intentarlo una vez más -le pregunto a su empleada.
Esta se quedó pensando un poco y sonriendo le dijo que si, Cristina volvió a sujetar aquel pene y lo jalo fuertemente hacia abajo, haciendo que el hombre lanzara un grito de dolor, pero ella jalo aún más haciendo que el hombre tratar de cerrar sus piernas.
- estate quieto sumiso…!!! Es peor si te resistes.
El hombre entendió y se volvió a acomodar dejando que Cristina jalara su pene hacia abajo, y de nuevo unas gotas de semen cayeron sobre la copa, Cristina lo soltó y el hombre se desplomo sobre el escritorio, después levanto la copa la cual había quedado debajo de la mitad de llena, y dijo.
- esto es suficiente, pero aun no terminamos contigo sumiso, baja de ese escritorio y ponte boca arriba en el suelo, de inmediato...!!!
El hombre obedeció y se acomodó como le habían dicho, después Cristina se sentó sobre de él, le dio unas cuantas bofeteadas y le dijo que abriera la boca si no le iba a ir peor, el sumiso le obedeció y Cristina comenzó a escurrir el semen en la boca de aquel hombre
- no la cierres… ábrela bien…
El sumiso trago las primeras gotas de semen, y Cristina y su empleada comenzaron a reír.
- trágatelo todo… y vuélvela a abrir
La operación se repitió y otras gotas de semen fueron a parar a la boca del sumiso, Cristina no para de reír, y para complicarle las cosas al hombre, Cristina encendió un cigarrillo y cada vez que el sumiso traga semen, ella le tiraba un poco de ceniza en la boca, la operación se repitió de esa forma durante varias veces, hasta que la copa quedo vacía, Cristina se levantó y le dijo a su empleada que le diera la copa al sumiso para que la tirara y que limpiara todo y sin decir más salió de aquella oficina, y continuo su camino.
Continuara...
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