Alejandra, la madre de Cristina, una mujer de 38 años, rubia, alta, de ojos azules, muy guapa, con grandes tetas y un buen culo, llegó a la habitación de matrimonio y sintió el ruido de la ducha. Se desnudó para darle una sorpresa a su marido. Agustín, salió de la ducha, en pelotas y empalmado. Alejandra, ya tumbada boca arriba en la cama, mirándole para la polla, le dijo:

-¿Quién se va comer esa cosita linda?

Agustín, se acordó de las palabras de Mariola, al darle por detrás.

-¿Linda? ¡Esta cosita linda te va a follar hasta dejarte los ojos en blanco, guarra!

-¡¿Qué lenguaje es ese?!

-¡Mi jodido lenguaje, puta!

Alejandra, estaba sorprendida.

-¡¿Qué me has llamado?!

-¡¡Puta! ¡Vas a ser mi puta! ¡¡Voy a comerte el culo y después te lo voy a follar!!

-¿Has vuelto a esnifar coca, Agustín?

Agustín, no le respondió. Fue a la cama. Le dio la vuelta a Alejandra. Se subió él a la cama. Le abrió las piernas, después la nalgas y le lamió el culo.

-¡No, Agustín, eso acordamos que era tabú!

Agustín le metió y sacó la punta de la lengua en el culo.

-¡Para, asqueroso!

-¡Arrodíllate o te azoto!

Como no se arrodillaba, Agustín, le dio unos cachetes, suavecitos, en las nalgas.

-¡Vale, vale! Me arrodillo, pero no me azotes.

Alejandra, se arrodilló, y Agustín con su lengua y sus labios, chupó y lamió su clítoris, lamió su coño, lamió su periné, pasó la lengua por su culo y metió y sacó la punta de la lengua del ano. Alejandra, se había callado.

-¡¿Te gusta, zorra?!

-¡No, no me gusta, maricón!

Agustín, al pasar su lengua por el coño de Alejandra, sentía que estaba empapado.

-Tu coño no dice lo mismo, perra!

-¡Serás hijo puta!

Agustín metió su polla hasta el fondo en el coño rasurado y empapado de Alejandra. Lo sacó lubricado. Le puso la punta de la polla en el ano. Empujó un poquito. Le metió el glande.

-¿¡Qué haces, maricón?!

-¡Vete empujando con tu culo para que entre, o te azoto!

Como no empujó, le dijo otra vez unos suaves cachetes en las nalgas.

-Ya empujo, ya empujo.

Alejandra, comenzó a follar con su culo la polla de Agustín. Poco después. Agustín sintió como su esposa empezaba a temblar. Alejandra, al sentir que iba a tener su primer orgasmo anal, ya no fingió más.

-¡¡Vuelo, vuelo!!

Agustín, mientras Alejandra, se corría, le llenó el culo de leche. Al acabar de correrse, le dijo Alejandra a Agustín:

-Acabas de clavar otro clavo en tu ataúd.

-¿Por qué? Te gustó, y no lo puedes negar.

-No, no lo puedo negar, pero lo que hiciste fue sin mi consentimiento.

-¡Anda y que te den! Te desnudas para mí...

-Aún somos marido y mujer. Tengo mis necesidades.

-A mí, en este momento, más que el divorcio, me preocupa que Cristina, nos haya oído.

-Ni me acordaba de ella. ¿Nos oiría?

Cristina y Mariola, los habían oído.

-¡Qué polvazo le echó tu padre y que desagradecida es tu madre!

-Odio a esa cornuda. Por su culpa aún no follé con ningún hombre.

-Ni comiste ningún chochito.

-Eso es lo que tú te crees.

-¡¿Qué?! ¿Me has estado engañando?

-¿No te parecía demasiada mi ingenuidad?

-La verdad es que sí. ¿Sabes comer un chochito?

-SÍ, sé abrirlos como flores para que me den su néctar.

-¿Saboreaste muchos?

-Más de cien, y todos fresquitos. Todos eran de chicas vírgenes

-O sea, que pensé que te estaba seduciendo y era yo la seducida.

-¡Línea! Continuamos para bingo.

-¿Me la comes?

-Primero te enseñaré a masturbarte. La del video y tú, lo hacéis de pena.

-Adelante, te escucho.

-Con una mano acaricia las tetas y acaricia y aprieta los pezones... Así... Mete dos dedos de la otra mano en la boca y ensalívalos... Así... Acaricia el clítoris con ellos dando movimientos circulares... Así... Laterales... Así... Hacia arriba y hacia abajo... Así... Ahora mete los dos dedos dentro del chochito en forma de gancho, hasta el fondo... Así... Mete y saca, mete y saca... Siempre tocando las paredes superiores... Así... Saca los dedos y vuelve a acariciar el clítoris como antes... Así... Vuelve a meter los dedos en forma de gancho, hasta el fondo. Ahora, acaricia con tus dedos las paredes superiores de tu chochito y con la palma de tu mano acaricia el clítoris... Aprieta y acaricia, aprieta... Así... Sigue, sigue, sigue, sigue...

-¡¡¡Me corro, Cristina, me corro!!

Mariola, se corrió con una fuerza brutal. Tuvo dos orgasmos al mismo tiempo, un orgasmo clitoriano y otro vaginal. Sus gemidos hacían eco en el pasillo.

Alejandra, estaba boquiabierta.

-¡¿Has oído eso, Agustín?!

-¡Cómo para no oírlo! Mariola, se acaba de correr.

-¡Esas me van a oír!

-Yo, si fuera tú, no iría.

-¡¡Tú vienes conmigo!!

-Bueeenoooo.

Llegaron a la habitación de Cristina. Alejandra, vio a su hija besándose con Mariola.

-¿¡Pero esto qué es?!

Se taparon con una sábana. Después, Cristina, miró a su madre, desafiante, y le dijo:

-Una relación lésbica.

-¡Y se queda tan ancha! Dile algo, Agustín

-Díselo tú que eres su madre.

Mariola, tenía mucho que decir

-Ser bisexual no es malo. El martes de la semana pasada, mi madre, tuvo relaciones sexuales con una mujer. Las vi...

Alejandra, la interrumpió.

-Bueno, por una vez... pero que no se repita.

Agustín, la pilló por el aire.

-¡Alejandra!

-Estaba muy necesitada.

La curiosidad atacó a Agustín.

-¿Te corriste?

Le respondió Mariola.

-Cuatro veces.

Agustín, se quedó como pasmado, y le dijo Alejandra:

-Ya te dije que estaba muy necesitada.

Mariola, se levantó de la cama, fue junto a Alejandra, y le preguntó:

-¿Quieres correrte conmigo? Tu marido y tu hija ya lo hicieron.

Alejandra, no se creía lo que acababa de oír.

-¡¿Es eso verdad, Agustín?!

-La carne es débil.

Cristina, disfrutaba viendo a su madre, acorralada, y dijo:

-¡Di que sí, papá!

-¿No te follarías también a mi hija, Agustín?

Cristina, volvió a la carga.

-Aún no, pero me va a follar.

Alejandra, estaba muy enfadada.

-¡De eso nada!

-¿Quieres que se enteren tus amigas de que acostaste con la madre de Mariola?

Mariola, cogió de la mano a Alejandra, y le preguntó:

-¿Vamos para tu habitación y dejamos a solas a la parejita?

A Alejandra, la comían los demonios.

-¡Me las pagarán!

Ya en la otra habitación, le dijo Mariola a Alejandra:

-Debe ser muy jodido saber que tu marido se está follando a tu hija.

Alejandra, parecía otra. Estaba más tranquila.

-No tanto. Ya es mayor de edad, y si no es Agustín el primero, va a ser otro, y mira, es el clavo final en el ataúd de Agustín. Con este le voy a quitar hasta la camisa. ¿Qué estarán haciendo ahora?

Agustín, estaba entre las piernas de Cristina, comiéndole el chochito.

-Ven, papa. Quiero sentirte dentro.

Agustín, fue reptando sobre Cristina. Le chupó los pezones de las tetas. La besó. Cristina, cogió su polla. Acarició los labios del chochito con ella. La puso en la entrada, y Agustín, se la empezó a meter. Entraba apretada, muy, muy apretada. Agustín, besaba con dulzura a Cristina.

Poco después, le decía Cristina:

-Papa, me voy a correr. Fóllame con fuerza y hasta el fondo.

Agustín, le dio canela fina. Cristina, sintió que se corría.

-¡No pares, no pares, no pares! ¡¡Ya, ya, ya, ya!! ¡¡¡Me coooorro!!!

Agustín, sintiendo los gemidos y las convulsiones de Cristina, debajo de él, se empezó a correr. Quiso quitar la polla, pero Cristina, agarrando su culo, lo apretó contra su cuerpo, y se la metió hasta el fondo.

En la otra habitación, Mariola, al sentir los gemidos de Cristina, se había corrido en la boca de Alejandra.

¿Seguiré escribiendo sobre Cristina? Depende de vuestros comentarios.