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COSTA OESTE, DE LOS ANGELES A LAS VEGAS

"Salida desde los Angeles, y llegando a Las Vegas, paisajes bonitos, y mucho mucho mucho sexo."

 

Hacía mucho tiempo que Anna y yo queriamos hacer este viaje:

 

Un pequeño crucero por la Polynésia francesa, para visitar sus cristalinas playas. Ella no conocía tampoco la costa oeste de EEUU, asi que preparé una ruta en coche por dicha zona, y acabar unos dias en el paraiso. 

 

Salimos hacía Los Ángeles un lunes, de madrugada, alquilamos un descapotable (típico y tópico en California) e iniciamos ruta. Unos dias en LA, ruta hacía Las Vegas, por la famosa Ruta 66 y luego subida hasta San Francisco, visitando todos los parques naturales, Death Valley, Yosemite etc... Una pequeña extension hasta Yellowstone, y por último vuelo desde Vancouver hasta Thaití, donde haríamos la segunda parte del viaje. Aproximadamente un mes, para nosotros dos solos. La verdad es que necesitábamos un viaje asi. Desde que nos conocimos, entre mudanzas, (tres, una de Bcn a Ny, y dos en Ny, hasta llegar a nuestra casa actual cerca de Central Park) cambios en su trabajo, etc...no habíamos tenido nada de tiempo para los dos. Lo máximo fueron tres dias que pasamos los dos en Niagara Falls. 

 

Una pareja (supongo que a todo el mundo le pasa igual) necesita tener vida íntima, mucho más allá de lo sexual. Muchas veces hemos comentado que hemos tenido más sexo en grupo que entre nosotros dos, y eso, tampoco es normal del todo. Lo que pasa es que a uno le tira lo que le tira,  y al final siempre acabamos igual. Somos asi, que le vamos a hacer. 

 

Un dia, al llegar a Kingman, conocímos un matrimonio Australiano, en un restaurante de esos típicos de la ruta 66. Mr Dz’s creo recordar que se llamaba. 

 

Tenian unos treinta años los dos, y estaban haciendo la ruta 66 en moto, empezando desde Santa Mónica. 

 

Empezamos a hablar ya que era (o queria ser) instragramer, y Anna la calo enseguida, y antes de entrar al Restaurante estuvieron hablando un montón de rato, mientras yo (lamentablemente) aprovechaba para mirar mi app de valores, y mandar algunos correos (el dinero no hace vacaciones) 

 

 Cuando entraron, me los presentó, y se sentaron con nosotros. 

 

Esta chica es la bomba, que facilidad para hacer amigos tiene...asi nos va jejejejeje. 

 

Durante la comida, permanecí callado, escuchando a Anna y Sue hablar sobre sus cosas. La pareja de Sue si que hacía intervenciones, pero yo me mantuve al margen. 

 

La chica, estaba muy muy buena. Unos pechos grandes, naturales, un cuerpo cuidado, y una melena larga y negra. Sus ojos, con unas largas pestañas, despertaban el interés de las personas al mirarla. Tiene sin duda una mirada muy viva. Él no despertaba el más mínimo interés. Barrigón, con aspecto muy descuidado. La verdad es que pese a desprender que eran una buena pareja, no pegaban ni con pegamento.

 

Al salir nos fuimos a hacernos unas fotos en la enorme máquina de tren, las dos chicas se quedaron hablando. Al subirnos al coche Anna me dijo:

 

-casualemente estan esta noche en Williams en el mismo Motel que nosotros. Hemos quedado para tomar algo después.

 

-pues que bien-contesté yo, que más allá de las tetas de la mujer, no me habían despertado el más mínimo interés. 

 

Continuamos nuestra ruta, hasta Williams, con las paradas por el camino, llegamos a las ocho de la tarde. Recuerdo que había una feria de caballos y carruajes en medio del pueblo. Muy bonito y auténtico. 

 

Nuestro motel estaba en el centro del pueblo. El típico de las películas, un patio/aparcamiento y todas las puertas dan acceso a este. Pero por dentro, se han modernizado un montón (bueno, supongo que habrá de todo, pero en este viaje he frecuentado bastantes y siempre están muy bien, y os aseguro que soy muy exigente en este tema). 

 

Después de la ducha, salimos a tomar algo. Vimos la moto de Sue, y preguntamos en recepción que los avisaron. 

 

Fuimos a cenar los cuatro, en un Bistro cercano. Pese a beber vino, solo las dos chicas parecían conectar. Fue tan descarado el aburrimiento que nada mas acabar de cenar, propuse irme a dormir, y que ellas se quedaran tomando algo en el Pub de enfrente. 

 

Eran las doce de la noche cuando ya estaba frito en la cama. Noté como unos labios rozaban mi barriga, y me bajaban los calzoncillos. Abrí los ojos, y vi a mi preciosa Anna agarrar mi polla con la mano, y llevarsela a la boca. 

 

Encendí la luz de la mesita y mi sorpresa fue ver a Sue sentada en la silla de la habitación mirando. Pensé que lo mejor era no decir nada, y esperar a ver que pasaba. 

 

Lo que pasó es que Anna se metió mi polla hasta la garganta. Entonces se levantó, y poniendose en frente de Sue se desnudó completamente. 

 

Gatenado encima de la cama, le dio dos lametones más a mi polla, y de espaldas a mi ( y de cara a Sue) se sentó encima de mi, haciendo desaparacer por completo mi polla entre sus piernas. 

 

Cabalgó durante un buen rato, y cuando notó que me iba a correr, se puso en posición 69 conmigo. Sin dejar de mirar a la chica, empezó a comerme la polla hasta que me corrí entre sus labios. Siguió chupando, al igual que yo, hasta que se corrió ella. 

 

-vaya, querias público hoy?-le susurré a Anna en catalán. 

 

-si, ya te contaré...

 

Se levantó y vimos como Sue se abrochaba el pantalón. Estaba todo bastante oscuro, pero alcancámos a ver que se había masturbado viéndonos follar. 

 

Nos dio las buenas noches y se fue. 

 

Bueno, la história de aquella pareja era que sexualmente no funcionaban nada. Ella era una chica abierta y extrovertida,  pero su marido, era de misionero a oscuras y ya está (no pude evitar acordarme de Conchi, la panadera, supongo que la recordáis). 

 

Las dos se tajaron bastante, Anna le propuso un trio conmigo, luego paso a enrrollarse ellas dos, y al final acabó en un “mirame y no me toques”. 

 

Anna invitó a la pareja al dia siguiente a visitar con nostros el Gran Canyon. Muy caro nos iba a salir el helicóptero, pero bueno, había intenciones detrás, asi que lo consideré una inversión. 

 

Nos pasamos toda la mañana los cuatro, el tio seguía sin hacer ningún esfuerzo. Joder, soy una persona bastante culta, pero es que no sabe hablar de nada el tio, bueno si, de motos. Solo de motos. Que si harleys, bmw’s...y ya está.

 

En cuanto tuve ocasión le dije a Sue:

 

-esta noche vente otra vez a la habitación. Vas a tener tantos orgasmos que te parecerá volar. 

 

Se puso roja como un tomate, y Anna que se dió cuenta me echo la bronca. 

 

-lo esta deseando, te lo aseguro-le decía yo a mi mujer. 

 

-seguro, pero te has pasado tres pueblos, lleva lo de la fidelidad muy dentro. 

 

-pero si no la vamos a ver nunca más, que más le da. 

 

Justo en aquel momento me puse entre ceja y ceja follarme aquella mujer de pechos enormes aquella misma noche. 

 

Le estuve diciendo guarradas, unas con más gusto, otras con menos, cada vez que tuve ocasión.

 

Al irnos los cuatro para el Hotel, se vino con nosotros en coche. 

 

Anna, que es más lista que el hambre, se las ingenió para sentarse detrás con ella. Como su marido iba con la moto, nos adelanto en la cola para salir del parque, y lo perdimos. 

 

No habíamos recorrido una milla, y las dos se iban comiendo la boca. Incluso le levantó la camiseta a Anna para jugar con sus preciosas tetas. 

 

Al llegar al Hotel nos prometió visita nocturna. 

 

Anna y yo cenamos en la habitación. A las once de la noche, apareció Sue, visiblemente excitada. 

 

-esta durmiendo-nos dijo. 

 

Pardillo, pensé yo. Lo siento, pero me cuesta entender estas cosas. 

 

Entró en la habitación, y se quedó de pie al lado de la cama. Anna estaba de pie al otro lado, y yo tumbado sin camiseta, con un pantalón corto. 

 

Anna me hizo una señal, que Sue no vió. Le hice caso, y me bajé el pantalón, me agarré la polla y empezé a masturbarme mirándola. Anna gatenado por la cama se acercó, y le dió un beso. Le extendió la mano a Sue, que poniendo una rodilla encima de la cama se acercó también. Cerro los ojos, y le dió un pequeño lametón. Los abrió, me miró la polla, me miró a mi, y sonrió. Acto seguido abrió su boca  y se la introduja toda dentro. Empezó a chupar con ganas, en nada se me puso muy dura. 

 

Anna estaba detrás de ella, y le quitó los pantalones, y las braguitas. Ella es levantó un momento, y quitándose sueter  y sujetador dejo a la vista sus enormes tetas. Anna y yo se las lamimos durante un buen rato. 

 

Me puse de rodillas en la cama, para que Sue se tumbara. Le acerque mi polla mientras Anna se ponía un arnés, y le seguía comiendo el coño. 

 

Me puse a comerselo yo un poco también. Estaba super mojada. 

 

Sue me pidió que me tumbara para sentarse encima mio. 

 

Asi lo hice, mientras Anna con un poco de lubricante jugaba con su ano. 

 

Acabámos haciéndole una doble penetración los dos, Anna por detrás y yo por delante. Tardaré en olvidar el olor a sexo que desprendia Sue, su sudor, sus jadeos, su piel poniéndose de gallina en cada momento. 

 

Cuando acabamos Anna se fue a la ducha, y yo me quedé en la puerta de la habitación fumando. Al entrar Sue me dijo:

 

-quiero chupártela una última vez. 

 

Ni contesté, me acerqué a la cama, dejé caer el pantalón y me tumbé. 

 

Se puso a cuatro patas en la cama, y le follé la boca durante un buen rato. Le entraban arcadas pero seguía chupando. La quería toda dentro de la boca, estaba sedienta. 

 

No tardé mucho rato en correrme en su boca, mientras Anna nos miraba desde la puerta del baño. 

 

Sue me enseño mi corrida en su boca, y me dejo claro que se lo tragaba.

 

-esto me lo llevo de recuerdo para mi-me dijo en el oído. 

 

Se levantó se vistió, y le dio un señor morreo a mi mujer, al tiempo que le susurraba un “grácias”. 

 

Y ya no la hemos visto más. 

 

 

Al dia siguiente, continuamos con nuestra ruta: Monument Valley, donde se rodaron cientos de películas del oeste, y al dia siguiente hacía Page. Visitamos la herradura (un Cañon precioso que hace el rio Colorado, en forma de Herradura o horse's shoes como ellos le llaman). Por la mañana visita a Antilope Canyon (os lo recomiendo, es precioso).

 

Ya después de comer, seguimos camino hacía Las Vegas (por fin) pasando por Zion, que és un parque natural precioso (otro).

 

Nos hospedamos en el Bellagio, ya que soy un clásico. Es la quinta vez que visito Las Vegas, pero sólo la segunda en la que lo hago por placer. Las otras tres fueron por trabajo, aunque logicamente también hubo ratos de placer. 

 

Las Vegas, es sin ninguna duda, la ciudad del pecado. Se respira vicio por todos los lados. 

 

Nada más llegar, Anna se metió en el baño de la habitación y salió a los dos minutos con unos ligueros y un tanga negro. 

 

Yo estaba de espaldas, abriendo una maleta para buscar no se qué. Casi me caigo de culo al verla aparecer.

 

Se acercó a mi, y me dio un beso, largo y húmedo.

 

-Intuyo que lo vamos a pasar bien aqui-me dijo en el oido.

 

Se volvió hacía el lavabo, cuano la cogí de la cintura. Le arrimé mi paquete a su culo, y la fui empujando hacía la cama. 

 

Abrazándola por detrás, le toqué durante unos instantes sus preciosos pechos, pellizcando ligeramente sus pezones. 

 

Ella sola se apoyó en la cama, y subiendo una pierna, dejó su culo a mi alcance. 

 

Dejé caer las bermudas, y apartando el hilo del tanga, le metí la polla hasta dentro. Su coño estaba húmedo como pidiendo verga.

 

Subió la otra pierna a la cama, quedando completamente a cuatro patas, y hundiendo su cabeza en una almohada para que no se escucharan tanto sus gemidos. 

 

-No te corras dentro, no te corras dentro-adiviné a entender que me estaba diciendo. 

 

Como soy un chico obediente, la avisé que me iba a correr, y ella velozmente se dio la vuelta para ofrecerme su boca. 

 

Mi polla soltó su leche justo al sentir el tacto de sus labios. Se levantó, y me beso profundo, compartiendo mi propia corrida conmigo.

 

-quiero follar mucho estos dias-me dijo-me he puesto cachonda nada mas entrar en esta ciudad.

 

Buf, no llevábamos ni una hora en la ciudad, y ya estaba saboreando una corrida, ni que fuese la mia. Los próximos dias prometian, y mucho.

 

Anna se vistió con una blusa y un sujetador negro, todo transparente. El suje le tapaba justo los pezones. Una mini falda negra y unos zapatos de tacon negros también. Se recogió el pelo, y se maquilló ligermante. Estaba impresionante. 

 

Yo hice un esfuerzo y me arreglé también. 

 

Bajámos al casino, eran las doce de la noche. Cenamos algo en un japonés en el mismo casino, y después de caer la primera botella de vino californiano, nos dirigimos a las mesas de poker. 

 

Nunca os he hablado de esto, el poker. Si no hubiese sido broker, creo que seria jugador profesional de poker. Se me da increiblemente bien. Os prometo que no exajero.

 

Nos sentamos en una mesa que estaba vacía. Cambié mil dolares, y empezé a jugar. Anna se sentó a mi lado, pero no jugaba. A los pocos minutos se sentaron dos hombres más, atraidos por el cuerpazo de mi mujer y por el olor a dinero a partes iguales. 

 

Durante el juego, noté unos pechos rozar mi hombro (tengo un sentido muy fino para esto). Una de las camareras, me rozaba con ellos, al tiempo que le ponia una copa al hombre que tenia a mi lado. 

 

Le pedí una copa doble, y le dejé una moneda de diez dólares de propina. Cuando me trajo la copa, el roze fue más largo y sostenido, y acompañado de un inquietante "grácias". Anna se partia de risa. 

 

Las camareras de los casinos saben bien, muy bien como ganarse sus propinas. Era una chica morena, alta, de profundos ojos azules, y con unos pechos exageradamente operados. 

 

Cuando pedí la segunda copa Anna le susurró algo al oido, y la chica se sonrojó.

 

Me trajo la segunda copa, y me obsequió con más roce, y esta vez, el grácias fue en el oído. 

 

No pude evitar empalmarme. 

 

Me sentí utilizado cuando Anna le dió otra moneda de diez dólares, pues vi que estaba todo amañado.

 

Nos cambiamos de mesa un par de veces, tres o cuatro copas. Balance, +756dolares. No estaba mal, nada mal. A Anna también se le daba bastante bien. Era divertido ver lo despistados que estaban los otros jugadores en cada una de las mesas. 

 

Pasamos a la ruleta. La camarera venía a buscar su propina cada vez que Anna o yo nos terminábamos una copa. Y nos dedicaba un pequeño roze con sus enormes pechos, a los dos. 

 

Debían ser las dos o las tres de la madrugada. Nos acercamos al mostrador de recepción a pedir una limusina. Era hora de abandonar el hotel, en busca de diversión. 

 

Le pedimos al chófer que nos llevara a un club de Striptease. 

 

En el coche, donde cabían siete u ocho personas, me arrodillé en el suelo, estaba hambriento. Anna abrio sus piernas, subiendo una de ellas al asiento. Su falda, por lo corta que era, se subió sola. Se apartó un pelín el tanga, y con dos de sus dedos abrió sus labios, para que le lamiera el clitoris. 

 

Le comí el coño durante un buen rato, tuvo al menos dos orgasmos. Sin privarse de gemir todo lo que le apetecía a pesar de que el chófer seguramente nos escuchaba. 

Supongo que en esta ciudad los conductores de taxis y limusinas estan curados de espantos. 

 

Cuando acabámos, bajé la ventanilla divisoria del coche, y le pregunté al chófer donde podiamos comprar tema. Primero nos miro con cara desconfiada (no es para menos), Anna al verlo, volvio a abrir un poco las piernas, para que aquel hombre de mediana edad se fiara de nosostros (en este país te pueden “provocar” para que cometas un delito, pero no hasta ese punto). 

 

Sin duda Las Vegas había transformado a mi mujer. Ya de por si es una chica abierta, pero aquellos dias, Anna tenía unas ganas de sexo fuera de lo normal, y además solo quería sexo con desconocidos. Me llegó a preguntar al oido, si queria que le hiciese un francés al chófer, cosa que por el momento, descartamos. 

 

El hombre volvío a bajar la ventanilla y nos dijo que pararíamos, y un hombre se subiría en el  coche un momento. Entendimos a la primera de que iba el tema. 

 

Paramos, en el Valet de otro hotel, no recuerdo cuál, y subío un chico de color, con un pañuelo en la cabeza y camiseta de tirantes. Nos ofreció un montón de cosas que no sabía ni que existian. Nosotros, logicamente, optamos por lo clásico. Un poquito de harina y a correr. 

 

Antes que se bajara, se me ocurrió probar hasta que punto Anna estaba salida de si misma. 

 

Le cogí una pierna por debajo de la rodilla, y la puse encima de la mia, para que quedase bien espatarrada. Se dejó hacer completamente. 

 

El chico sonrío abiertamente. Y sin dejar de mirar el coño de mi mujer, se paso la mano por encima de su paquete. A pesar de que el coche estaba semi oscuro, se adibinaba un paquetorro. 

 

-hoy es mi dia de suerte?-preguntó el camello. 

-depende, de lo que le puedas ofrecer a mi mujer-le contesté yo. 

 

El tio sacó una bolsita idéntica a la que acabábomos de comprarle, y me la tiró. 

Miré a mi mujer, y le hice una señal de indecisión. Se rió y andando de rodillas por el coche, se acercó al tipo. Le desabrochó los pantalones, y empezó a comerle la polla. 

Si, tenía un pedazo de polla. 

 

Me puse un par de tiros, mientras Anna chupaba, y di cuenta de ellas. Entonces me bajé los pantalones, y empecé a masturbarme. Anna se dio la vuelta, después de ponerle un condón al tio, y este empezó a follarla a lo béstia. Anna soltaba tales gemidos que el conductor bajó la ventanilla interior, sabiendo que había marcha. 

 

-si aparcas en un sitio discreto, puedes venir tu también -le dije yo ante su sopresa. 

-no puedo aparcar este coche en ningún sitio discreto, pero grácias-contestó el hombre. 

 

Entonces lo entendí. Le pedí que aparcara un momento y me subí delante con él. 

El sonrió, y me tocó el paquete, todavía empalmado. Se desabrochó el pantalón, y yo hice el resto. 

 

Asi ibamos, la primera noche en la ciudad del pecado. Mi mujer sodomizada y emputecida por un camello, y yo comiéndole el rabo a un chófer mientras nos llevaba a un club de Stritpease. Mejor no se podia empezar. Desdeluego que no. 

 

Después de abrir una botella de Champagne, el “farmacéutico” nos empezó a hablar del buen rollo que le dábamos (no era para menos, se acababa de follar una pedazo de rubia, en una limusina, por la cara), y remarcó que le había puesto muy cachondo nuestra bisexualidad (se quedó con el rollo que se la acababa de chupar al chófer). 

 

Bajó la ventanilla interior, y le preguntó al chófer donde nos llevaba, el dijo el nombre del Club, y el chico le corrigió, y le dijo que nos llevara a otro sitio. El nos acompañaba. 

-va más con vuestro rollo-nos dijo. 

 

Anna y yo nos miramos, y me dijo en Catalán:

-mira no se si nos podemos fiar de este tio Karlo

-estate tranquila, acaba de follarte, esta agradecido. Si cuando lleguemos al club no nos da buen rollo, lo soltamos del coche, y le decimos al chófer que nos lleve a otro sitio. 

 

Se quedó parcialmente convencida, los dos sabíamos que el camello y el chófer se conocían, pero supongo que escogímos no pensar en ello. 

 

Al llegar al club, todas nuestras dudas se disiparon. Un club de Striptease enorme, con aparcacoches, y un parking llenísimo de coches, mucha cola en la entrada. 

 

El chófer nos informó que nos esperaba en el aparcamiento, y que a las 6 de la mañana cambiaba de turno. Si no habíamos salido nos enviaria un mensaje con el nombre de su compañero. Como el coche sería el mismo, solo tendríamos que salir y preguntar. 

 

Nos abrió la puerta un tio asiático de 2 metros. 

Nos despedimos del farmaceutico en la puerta, y nos recomendó que fuesemos al primer piso, ala izquierda. 

 

Entramos directos, y sin hacer cola. En esa cola había como treinta tios haciendo cola, y quizás dos chicas. 

 

-siento que me follan todos con la mirada.

-y que sientes?-le pregunté mientras entrábamos. 

-me encanta, les enseñaria el culo para notar como se empalman. 

-estás a tope, me encanta que te sueltes de esta manera. 

 

Anna no es tímida ni mucho menos, pero este rol de putilla que había adoptado, sintiéndose poderosa por su físico, notando la atracción de las personas que la miran, era nuevo para ella, y para mi. A mi me tenía encantado, y ella disfrutaba dejándose ir por las distintas situaciones. 

 

Entramos, y a mano derecha vimos unas escaleras que subían arriba. Al llegar, entramos en un gran salón, con una barra de striptease en medio. Todo lleno de mesas, y al final, unas salitas cerradas (algunas) con cortinas, donde te hacían los bailes privados. 

 

Nos sentamos en una mesa muy cerca de la barra, pero no pegada a ella. Estaba casi lleno. 

 

En la barra una Travesti que conozco de youporn, muy famosa. 

 

Iba haciéndo su baile, hasta que se quedó completamente desnuda. 

 

Me quedé embobado, tanto, que Anna se levantó y le puso un billete en el hilo del tanga. 

 

Isa (le voy a llamar asi) me miró y me sonrió. 

 

Después de unas cuantas copas, y unos cuantos viajes al lavabo, salieron a la barra dos hombres, un negro y un asiático, ambós super cuadrados, y con trajes de cuero. 

 

Hicieron su numerito, y nos pusímos muy cachondos todos. El público y ellos. 

 

Justo en aquel momento, apareció Isa en nuestra mesa. Parcialmente vestida. Es deslumbrante, piel mulata, melena negra hasta casi la cintura, unos pechos enormes, y unos impresionantes ojos verdes. Por no hablar de su polla, que va con el conjunto: espectacular. 

 

Anna se levantó y le dio dos besos. 

Yo hice lo propio, y la invitamos a sentarse. 

 

En menos de diez segundos le sirvieron una copa de Champagne, a mi cuenta por descontado. 

 

-sabes Isa, mi marido es un gran admirador tuyo-le dijo Anna con una sincerdiad que hizo que me pusiera un pelín rojo. 

 

Las dos se rieron, más mi mujer seguramente. 

 

-muchas grácias, me siento muy alagada. 

 

No me dió la sensación de que a Isa le extrañase que mi mujer le hablase tan abiertamente. 

 

-os apetece un baile privado?-nos preguntó. 

-si, el problema es que seguramente nos apetecerá más-contestó Anna, seria, para que quedasen claras nuestras intenciones.

-empezemos por el principio-dijo Isa con una amplia sonrisa en su cara. Que guapa es la tia...

 

Nos levantamos los tres, y nos fuimos a uno de las salitas. 

 

Mientras entrábamos, uno de los camareros nos advirtió de las normas. No la podemos tocar. A menos que ella quiera supongo. Pero no tocar, ni besar. 

 

Vamos, la idea es que te sientas, y ella se refriega un poco contigo mientras baila. 

 

Pero cuando sono la música, Isa empezó a moverse. Sus inigualables curvas parecen infinias, ipnotizantes. Anna y yo nos quedamos embobados desde el primer segundo. 

 

Isa se arrodilló, sin sujetador. Pasando sus pechos por mi cuerpo, paquete incluido, me dio un beso en la barbilla. 

Anna sentada a mi lado, me paso la mano por el paquete, para ver si estaba empalmado. Y vaya si lo estaba. Isa sonreía y no dejaba de frotar sus pechos contra mi polla, que iba a reventar el pantalón. 

 

Anna empezó a tocarse, primero disimuladamente, al final, abrió las piernas. Isa se fue hacía ella, y le hizo lo mismo que hacía conmigo. Pero a ella si le beso en la boca, y menudo morreo se pegaron. Isa fue descendiendo y le paso la lengua por su coño, por encima de la braguita. 

 

-puedo? -le preguntó a mi mujer, que asintió rapidamente con la cabeza. 

 

Isa le apartó el tanga, y con su lengua, y un precioso pearcing en la punta, se dedicó a jugar con su clitoris. Durante un buen rato, hasta que Anna, con su mano en mi paquete, se corrió de gusto. 

La travestí se levantó, y esta vez, me plantó un señor morreo, con el sabor de la corrida de mi mujer en la boca. 

 

-aquí no podemos follar-dijo Isa, poniéndose de pie-pueden entran en cualquier momento, sin llamar. 

 

Anna se acercó, y le puso una mano en el hilo del tanga. Isa se lo quitó, y dejo a la vista su preciosa polla, ahora muy pequeñita. 

 

Se acercó a los dos, que rapidamente nos pusimos de lado, uno enfrente del otro. 

 

Anna empezó a lamer su capullo, y yo sus huevos. Entonces me la pasó y me la metí entera en la boca. Isa nos miraba con una sonrisa de oreja a oreja. 

 

Le comímos la polla a dos bocas, hasta que se corrió delante nuestro. Todo su cuerpo se convulsionaba, incluso su cara de diva, en aquel momento parecia mas “humana”. 

 

Se volvió a poner el vestido, y nos acompaño hasta la mesa donde estábamos. 

 

Nos quedamos tomando una copa, resoplando un poco, y recuperando la serendidad. Cuando volvío, se sentó un momento, y nos dió una tarjeta. 

-no hago servicios de escort, solo soy bailarina y actriz. Pero si quereis y estáis por aqui mañana, no trabajo. Llamádme, y nos vemos en algún lugar. 

 

No me quedó claro si se ofrecía o nos invitaba, pero la verdad es que me dio igual. Es la travesti más espectacular que he visto nunca, y he visto unas cuantas, bastantes diría yo. 

 

Nosotros con el calentón, y a dos belas, se nos acercó el asiático que había echo el numerito un rato antes. 

Se sentó, y Anna, visiblemente ofendida, le avisó:

 

-no nos interesa solo un baile. Ok?

 

El chico sonrió, y nos dijo que si queriamos venia a nuestro hotel. Asi sin más.

 

-ok, tenemos el coche fuera, pero traete a un amigo. 

 

Se fue, y volvió a los dos minutos con su amigo del numerito, un negro cachas, todo el enorme. 

 

Salimos los cuatro fuera, eran casi las siete de la mañana. El chófer ya no era el de antes. 

 

-llevenos a un hotel por horas porfavor. 

 

DIcho y echo, nos metimos los cuatro en el coche. Anna y yo estábamos sedientos de polla, y aquellos dos tenían para dar y regalar. Abrimos un champagne, y nos pusímos al lio. Anna al negro y yo al asiático. Menudas trancas. 

 

Llegámos al hotel, muy rápido. Entramos en un parking cubierto, y aparcó al lado de una puerta gris, con el pasillo cortado por cortinas, para que nadie nos viese salir. Bajámos, y se abrió la puerta gris, como desde un interfono. 

 

Entramos y tras una seguna puerta, había una habitación enorme, con una cama redonda muy grande en medio, y un sofá de esos con ondulaciones para hacer posturitas. 

 

Antes que nos pusieramos cómodos, llamaron a la puerta de la habitación, y una espécie de buzon, apareción con una factura de trescientos dólares. 

Los puse, y ya está.

 

Cuando me dí la vuelta, Anna estaba emparedada entre los dos gigolos, ya practicamente desnuda. El negro le comía las tetas, y el otro el culo. Ella me miraba y sonreía. 

 

Me desnudé y me uní a la fiesta. Los dos chicos me dieron polla durante unos minutos, mientras ANna me preparaba el culo con lubricante, y sus maravillosos dedos. 

 

Llevaba unos cuantos dias haciendo bondad con mi culo, asi que le costó bastante dilatarlo. 

 

Cuando estuve liso, me puse a cuatro patas en la cama. El negro me agarró por las caderas, y me fue introduciendo su polla poquito a poco, pero hasta dentro, sin parar. La sacó, y repitió la operación. Asi unas cuantas veces, hasta que en una de ellas, se detubo. Entonces me agarró por los hombros y empezó a follarme a saco. Sus gemidos hacian que los mios no se escucharan, y yo estaba muerto de gusto. 

 

Alcancé a abrir los ojos, para ver a Anna, justo a mi lado, y en la misma postura, follada por el asiático. 

 

Me puse boca arriba, y ellos se cambiaron. Mi mujer hizo lo propio, el negro se cambió el condón (muy atento por su parte) y se la metió a mi mujer agarrándola por los tobillos y manteniendo sus piernas completamente abiertas. Sus tetas rebotaban con la dureza de sus empujes, y ella se moría de gusto. 

 

El chico empezó a follarme desde el prinicipio con fuerza, pues ya tenía todo el camino allanado. El cambió no le debió sentar bien, pues se corrió al poco rato. Se levantó y se fue al baño. 

 

Yo, lejos de quedarme mirando, le dije a Anna que se sentará encima del negro. 

Dicho y echo, el chico se tumbó, y Anna hizo lo propio, dejándome su culo a mi placer. 

Se la metí con delicadeza hasta el fondo, y empezé a empujar levemente. Sus gritos se oian hasta el gran canyon. 

No tardé mucho en correrme, y el negro seguía empujando. Anna estaba muerta de gusto y de cansanció. Menudo aguante tenía el cabrón. 

Se levantó, y antes que le negro se diera cuenta ya la tenía metida dentro de mi culo. 

Empezé a moverme lentamente, haciendo pequeños circulos cuando su polla estaba toda dentro de mi. 

El tio empezó a susurrar: en la boca en la boca....

 

Nos pusimos mi mujer y yo a chupársela, hasta que se la soltó en la cara a mi mujer. 

 

Caímos los dos muertos de gustos, y ellos dos, después de cobrar se fueron por la puerta donde nos habían llamado antes. 

 

Nosotros nos duchamos, vestimos, y nos subímos al coche, que estaba en el pasillo interior. 

 

Eran las nueve de la mañana. Llegámos a nuestro hotel, y no pudimos evitar que la gente girara la cabeza al vernos llegar. Sobretodo Anna, que se había olvidado el sujetador, no sabía donde, y al ir con una blusa tranparente, se le veían todo. 

 

El vigilante de seguridad, nos paro al entrar a los ascensores, creo que sólo para recrearse con las tetas de Anna. 

 

Lo mejor del caso, es que como tenía harina, nos dimos otra ducha en la habitación, nos volvímos a vestir, esta vez para ir a la piscina, y con todo el morado, bajámos a desayunar. 

 

Anna seguía siendo el centro de atención, pues esta vez iba en pareo, con un diminuto sujetador, que justo le cubria el pezón y un tanga, que al ser el pareo blanco transparente y el bikini negro, se le adivinaba el culo perfectamente. 

 

Era divertido ver mujeres mirando mal a sus maridos al ver que se quedaban atontados mirando a Anna. 

 

Aun tuvímos valor de sentarnos en una mesa, y estar una hora larga jugando al póker. 

 

Después nos fuimos a la piscina. Cogímos una cama balinesa cubierta con toldos, y a la sombra, en bañador, y emadurnados en aceite, alcohol y drogas nos quedamos dormidos un rato muy largo. 

 

Cuando desperté, eran las dos del mediodia, Anna estaba hablándo con dos chicos en la barra del bar de la terraza. Tenían un cachondeo los tres, y no quise interrumpirlos. 

 

Anna se acercó, y me dijo:

 

-estás cansado? Te importa que vaya con ellos a su habitación?

 

Me quedé bastante parado de la pregunta, pero asentí con la cabeza. No es que me molestara que se fuera con ellos, me molestaba que no me preguntara si quería ir yo también. 

 

-disfruta-fue lo único que alcanzé a decir. 

 

Dicho y echo, Anna desapareció con ellos entre risas y una botella de alcohol. 

 

Me quedé en la cama balinesa, pedí un sandwich y una cerveza, me di un baño en la piscina, y previo paso por la habitación a soplar un poco, me puse unas bermudas y me bajé al casino para matar el aburrimiento. 

 

Con el cachondeo de la mesa de poker y las camareras. Una chica mulata muy guapa, hacia lo mismo que su compañera la noche anterior. 

La segunda vez que me sobo con los pechos, aparté un dos fichas de cien dólares y le surré: habitacion 927. 

Ella sonrió y no me hizo ni puñetero caso. 

Cuando me trajo el wisky, delante de ella puse una montaña de muchas fichas. 

-en quince minutos-me susurró al oído. 

 

Total, que acabé dos manos más, y con pérdidas me fui a la habitación. 

En tres minutos apareció con una bandeja y una copa de Champagne y dos copas.

 

-servicio de habitaciones-dijo al llamar. 

 

Yo la esperaba desnudo. Me senté en la cama, y puse música suave. Se desnudo, y empezando por mi polla fue subiendo hasta mis labios, me beso, y bajo otra vez a mi polla. Se la metía hasta la garganta. Menuda mamada me estaba haciendo la tia. 

 

Me levanté, la agarré por el culo, y suspendiéndola en el aire, la apoyé en la mesa y la follé durante un buen rato. La chica gemia con discrecion y cerraba los ojos, de vez en cuando los abría medio enturbiados y me daba un beso. 

 

Acabámos en la cama, ella debajo, con las piernas levantadas, y yo follándola sin parar. 

 

Me corrí pasados unos minutos, y ella, después de coger aire unos segundos, se levantó, se metió en el baño, y salió completamente bestida e impecable, tal y como había entrado. Cogió la bandeja vacía, las fichas del casino y se fue. 

 

Yo me quedé dormido, pues eran las cinco de la tarde, y no había dormido más que tres horas en el último dia y medio. 

 

A las seis y media, apareció Anna, visiblemente contenta. 

 

-que tal ha ido?-le pregunté completamente dormido. 

-muy bien, dos compañeros de trabajo que estan en una convención de no se que de informática, són de Brooklyn. 

-lo has pasado bien?

-si, no ha estado mal, demasiado alcohol, y poco aguante -continuó Anna-lo mejor de todo ha sido esto. 

 

A la vez que lo decía abrió su minibolos, y sacó un montonazo de monedas. 

 

-los muy burros me han pagado. Se han pensado que soy una puta. 

-y tu que les has dicho?

-nada, me he quedado soprendida, además hay más de dosmil dólares. 

-y que piensas?

-pues que soy una puta, al menos ahora lo he sido. 

-te sientes mal?

-me sentiré mejor ahora. 

 

Se sentó en la cama, y pasando su mano por mi polla, me la empezó a chupar. 

 

-levantate, te voy a follar el culo puta-le dije siguiéndole el rollo. 

 

Anna en aquel momento se sentía una máquina sexual imparable. Asi que le follé el culo durante un buen rato, hasta que se lo llené de leche. 

 

Entramos en la ducha, y al salir, se tumbó en la cama, y se quedó dormida.

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