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Categoría: Maduras

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Hola cariño, la conversación de la otra noche contigo me dejó muy caliente, como nos quedamos a medias, no tuve más remedio que masturbarme. Esta tarde he vuelto a pensar en ti y me he puesto caliente otra vez. Me imagino tocándote las tetas por encima de la blusa, masajeándotelas con firmeza. Luego te quito la blusa y el sujetador para acariciarte rozándote apenas con la punta de mis dedos, notando como se te endurecen los pezones y los dejo listos para recibir la caricia de mi lengua. Te lamo en círculos alrededor del pezón, en la aureola de la teta, hasta llegar al pezón tieso, erecto, me gusta vértelos así tan duros y desafiantes, como reclamando caricias autoritariamente... me paro unos segundos a contemplarlos y finalmente acerco mi boca al pezón, lamiéndolo despacio, succionando ligeramente, quizás una leve presión con los dientes, apenas un mordisquito que hace que se te escape un respingo.



Mis manos toman el relevo y siguen acariciándote los pechos, mientras subo con mi boca hasta llegar a tu cuello. Lo encuentro caliente y palpitante, lo adivino muy sensible. Mis besos y lametones en tu cuello hacen estremecerte levemente, pero yo continúo subiendo hasta alcanzar tu boca, donde mi lengua se encuentra con la tuya, que parecía esperarle.



Nos recreamos en este beso largo, profundo, entrelazando nuestras lenguas, mientras mi mano se desliza desde tus pechos hasta tus piernas, abiertas y receptivas. Te acaricio por encima de las braguitas, percibiendo el calor y la humedad de tu raja, recorriendo con mis dedos la parte interna de tus muslos.



Escucho tu respiración, que se va haciendo más profunda, respondiendo a mis caricias. Tras besarnos te miro a los ojos y te hago incorporarte para poder quitarte las braguitas. Me quedo contemplándote, tu coño me parece hermoso y apetecible, me gusta mirarlo anticipando el placer que voy a sentir cuando lo recorra con mi lengua... me acerco a él, me embriago con su aroma. Empiezo a chupar y me encanta el sabor de tu coño. Cada mujer sabe de una forma distinta, pero tu sabor es de los mejores, suave y excitante como el jugo ligeramente ácido de una fruta exótica aun por descubrir.



Con mi lengua recorro tu raja húmeda y oscura, mezclándose nuestros fluidos como se mezcla nuestra respiración profunda, la tuya a veces entrecortada por un chispazo de placer que provoco al lamer tu clítoris de una forma especial, o con un ritmo nuevo que consigue sorprenderte y arrancarte un gemido de satisfacción.



Escucho como me dices que te penetre, que me quieres sentir dentro de ti. Te coloco a cuatro patas, dándome la espalda, y sin decirte nada levantas tu culo para ofrecerme el espectáculo de tu coño, rosado, húmedo, delicioso... anhelante de ser penetrado. Mi pene está rígido, duro, te lo meto suavemente, quiero que notes esa rigidez dentro de ti. Al principio entro y salgo despacio de ti, poco a poco voy acelerando el ritmo. Mis manos no dan tregua a tus pechos, los tengo cogidos, rodeándote con los brazos, sigo acariciándote las tetas, ahora colgantes a causa de tu postura a cuatro patas, al ritmo de mis embestidas.



Por un momento me paro, me quedo inmóvil con mi pene dentro de tu coño. Ahora eres tú la que acentúa el movimiento de las caderas, es muy excitante notar como te mueves de esa manera con mi miembro dentro de ti... empiezo a moverme otra vez acompasándome al ritmo que ahora marcan tus caderas, un ritmo casi hipnótico, te oigo gemir otra vez y suelto una de tus tetas para llevar mi mano a tu boca y acariciarte los labios con mis dedos. Tú, juguetona, te metes los dedos en la boca mientras yo sigo bombeando cada vez con más fuerza, cada vez más profundo, como si quisiera atravesarte, entregarte hasta la última fibra de mi pene.



Noto el cosquilleo que precede al orgasmo, y sin poder aguantar más siento como mi semen surge con fuerza, en oleadas rítmicas de placer que me hacen gruñir en voz baja. Me doy cuenta de como sentir esto te ha excitado hasta el máximo, me encanta escuchar tus gemidos, tu suspiros, me vuelve loco sentir como mueves tu culo al notar mi semen en tu interior, y los últimos chorros de esperma que suelto coinciden con el inicio de tu orgasmo, que se prolonga durante unos segundos en los que suspiras y gimes de una forma irresistiblemente sensual...



----------------------------------------------------------------------- ASUNTO: Tu premio DE: lavinia77@freakmail.com PARA: amante_x@freakmail.com -----------------------------------------------------------------------



No te imaginas como me ha puesto tu mail. Me calenté mucho leyéndolo, y luego estuve todo el día excitada. Por la noche mi marido se sorprendió de lo caliente que estaba, hice el amor con él pero yo me imaginaba que estaba contigo, amante_x, y que me hacías gozar tal como cuentas en tu mail.



Me gustaría que pudiéramos estar juntos hasta saciarnos el uno del otro, sin prisas. Después de follarme como me contabas recibirías tu premio, la mejor mamada que te han hecho nunca.



Te imagino desnudo, tumbado en la cama después de vaciarte dentro de mí. Jugando con un dedo con los cortos rizos de tu vello te acaricio el pecho, dando tiempo a tu miembro para que se recupere y pueda recobrar la firmeza que tenía hace solo unos minutos, cuando estaba dentro de mi coño.



Observo tu pene relajado y lo cojo amorosamente con una mano, lo sostengo sin apretar, lo acaricio como un tesoro, como la cosa más valiosa de este mundo. Inmediatamente empieza a hincharse, noto como se hace más firme en mi mano y no puedo esperar, retirándome el pelo de la cara me lo meto en la boca. Sigo notando como crece, cómo presiona contra mis mejillas, me gusta esa sensación, retengo tu miembro en mi boca hasta que ya está completamente duro otra vez.



Entonces lo libero y puedo ver tu glande hinchado, reluciente y ligeramente amoratado. Paso mi lengua por él, deslizándola por los surcos, adaptándola al contorno. Apenas rozo el frenillo y me doy cuenta de que esto te hace tensar el cuerpo, arqueas ligeramente la espalda de modo casi imperceptible, como si una corriente eléctrica te atravesara el cuerpo surgiendo de mi lengua.



Continúo lamiéndote el glande, sacando y metiendo tu pene de mi boca, alternando el ritmo rápido con suaves y golosos lametones más lentos cuando noto que te estás excitando demasiado. No quiero que te corras enseguida, quiero que disfrutes tu premio con tiempo.



Con una mano sujeto tus pelotas, suaves al tacto, ¡me gusta tanto acariciarlas! Mientras, sigo cubriendo tu instrumento con mi boca, de vez en cuando te miro directamente a los ojos, quiero asegurarme de que disfrutas, doy un descanso a tu miembro y te beso para que puedas sentir el sabor de tus jugos mezclado con el de mi saliva. Vuelvo a chupar tu capullo, dibujando con mi lengua arabescos en tu glande, luego me la meto casi hasta la garganta para después sacarla y seguir tocándote aquí y allá con la punta de mi lengua. Al mismo tiempo, mi mano ya no está en tus testículos, la he retirado un poco hacia atrás, ahora te acaricio en ese espacio que queda entre los huevos y el ano. Sé que te gusta, se te escapa algún gemido apenas audible y tu miembro se hincha todavía un poquito más. Vuelvo a meterme tu polla lo más adentro que puedo para después retirarme presionándote con mis labios mientras asciendo por tu miembro. Pero no llego a soltarlo, en la mitad del capullo retrocedo y vuelvo a engullirlo, una y otra vez, siempre justo hasta la mitad del glande, dónde te presiono con mis labios y vuelvo a tragármela, cada vez más deprisa, hasta que noto que te vas a correr, tu respiración se acelera... de nuevo me detengo y te acaricio el frenillo con la punta de la lengua, me tomas la cabeza con tus manos, empujando para que me la vuelva a tragar.



Obedeciendo a tus manos me la meto otra vez en la boca para que te derrames en ella y tras unos segundos de deliciosa intensidad me llenas la boca con un torrente de leche tibia. Me gusta el sabor de tu semen. Me lo trago todo, después saco mi lengua para limpiarme los labios y la comisura de la boca, manchada con algo de tu leche que se ha escapado. Me relamo, quiero saborear todo el semen que ha salido de tu polla.



Finalmente nos volvemos a besar, los dos exhaustos y satisfechos y nos quedamos dormidos dulcemente abrazados...



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Claudio


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