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Categoría: Confesiones

CORNUDO

"Ese malviviente hizo cornudo a mi marido cuando me sometió a sus perversiones."

 

Mi marido y yo llegamos a vivir a ese edificio de departamentos que se encontraba justo en el límite de unos terrenos que habían sido invadidos por un grupo de personas, nuestra colonia era agradable y de gente bien, no así los vecinos de la otra colonia, gente dedicada al robo, a la venta de drogas, etc., había un acuerdo no escrito de que ellos no se metían con nosotros sus vecinos, acostumbraban reunirse para ingerir bebidas embriagantes, en cierta ocasión pasé por donde se encontraban ellos y recibí una serie de piropos, algunos galantes pero la mayoría groseros, no le comente nada a mi esposo a fin de evitar problemas.

Otra vez que tuve forzosamente que pasar por ahí, ya que era el camino a la escuela de mi hijo, de regreso lo vi, le llamaban “Chino”, sobresalía de los demás por que estaba guapo, alto, de pelo chino, moreno y con un cuerpo atlético que no dudaba en mostrar, en cuanto me vio se separo de los demás y me abordó sabiendo el impacto que había causado en mí.

-¿A dónde tan sola ricura?-, -¡Por favor, le voy a pedir que no me moleste, soy una señora decente y además casada¡-, le contesté indignada, -¡Pues casada y todo estas bien rica mamacita¡-, replicó, al momento que me tocaba el trasero, -¡Como se atreve¡, ¡le voy a decir a mi marido para que lo ponga en su lugar¡-, y él solo sonrío y se fue con sus amigos.

Yo tenía miedo de comentarle lo sucedido a mi esposo porque esos tipos eran maleantes y le podrían hacer algo a él así que callé y no dije nada, un tiempo no lo volví a ver hasta que una noche que regresaba de comprar pan me lo encontré, trate de esquivarlo pero no pude y cuando estuve frente a él, cínicamente me dijo.

-¡Entonces que mamacita, cuando nos comemos eso¡- y trato de abrazarme, en plena calle y con gente pasando por ahí.

-¡Ya le dije que me deje en paz, soy casada, ya no me moleste¡- replique tratando se zafarme de él, y al igual que la vez anterior se fue sonriendo como si supiera que tarde o temprano sería suya.

Esta vez le comente a mi marido lo sucedido y él dijo que hablaría con él en la primera oportunidad, oportunidad que se dio en una fiesta que organizó el barrio y en la hubo baile y mi marido y yo asistimos, cuando lo vi le dije a mi marido que ahí estaba, que le reclamara, con cierta resistencia mi marido fue hacia él y le reclamo su actitud para conmigo y él le contesto -¡Mira mi buen, tu esposa esta bien bonita y bien buena, si no quieres que la chuleen, pues no la dejes salir, yo no la he tocado, pero si así fuera¡ ¡qué¡- y se paro retadoramente frente a mi marido, a lo cual con visible miedo y mi esposo le dijo,-Está bien, yo nomás decía¡-, me sentí defraudada por mi esposo, ya que lo habían retado y él no había hecho nada, en el colmo del cinismo el Chino le pidió a mi marido permiso para que yo bailará con él, pensé que se negaría pero le dijo que si, me dio mucho coraje y por eso acepte bailar con ese hombre, además de que, como dije, estaba bien guapo y a mi me atraía mucho, bailando me empezó a tocar y a pegar hacia él, yo trataba inútilmente de separarme pero no lo lograba, yo llevaba puesto un vestido delgadito sin nada mas abajo que mi ropa interior, de pronto su mano que estaba en mi espalda bajo hasta el nacimiento de mis paradas nalgas y tocó el elástico de mi calzón, por encima de mi ropa, bajó peligrosamente su mano y me trataba de tocar las nalgas, mientras yo hacia intentos por separarme.

-¡No Chino, no, por favor, nos va a ver mi esposo, déjeme por favor, ahh¡- , pero él lejos de hacerme caso bailando, me fue llevando hacia atrás de unas enormes bocinas y lejos de la mirada de mi marido, ya estando ahí, se puso como loco y empezó a tocar mis nalgas, metiendo su mano por debajo de mi vestido, yo me trataba inútilmente de bajar el vestido para que no viera nadie pero él se apoderó de mi calzón lo bajo un poco quedando mis nalgas ante él.

-Aaahhhhh, no chino, no,no, se me ven mis calzones, la gente va a ver que me estas tocando ahí, por favor, no, no, yo soy casada, soy decente, no, no, ahhhh¡-, pero fue en vano, no paro hasta que uno de sus dedos se metió en mi colita y después en mi panochita, me vencí y me deje hacer, esa ruda caricia me hizo comprender que ese hombre sería mi nuevo dueño, de pronto pude ver la silueta de mi marido en la oscuridad, nos veía y me pareció ver que se masturbaba, no lo podía creer, mi marido se masturbaba viendo como ese hombre me hacía cada vez mas suya.

Al ver que me sometía ante él, me dijo, -Desde cuando te traía ganas mamacita, yo sabía que esa nalgotas iban a ser mías¡, ¡agárrame la verga¡ , así así, ahhhhh¡-, y yo ya tenía la verga del Chino en mis manos y se la tocaba toda, se la jalaba, mientras el seguía tocando mi cuerpo a su antojo, quería que me hiciera suya, que me la metiera pero estábamos en la calle y a unos metros de mucha gente, además mi marido no tardaría en buscarme, así que le tímidamente le dije.

-¡Ya Chino, ya déjame ir, mi marido ha de andar buscándome y me va a encontrar así, con tu verga en las manos, por favor, ya, ya¡-,y el me contestó, -¡No te preocupes por él, si viene le digo que de hoy en adelante vas a ser mi culito¡-.

-¡Hay como serás malo, como crees¡-, le conteste mientras apuraba los jalones a su verga para que se viniera y me dejara ir con mi esposo, en el momento en que me dijo que se iba a venir me tomo de la cabeza y me bajo ante su verga poniéndola en mi cara, quería venirse en mi boca, quería echarme su leche en mi boca.

-¡Abre la boca, ábrela, quiero venirme en tu boca y que te tragues mis mecos,aahhhh¡-

-No Chino, eso no, por favor eso no, no me obligues a aaagggghhhhh, nooaagghhh¡-, no pude seguir protestando porque él se empezó a venir en mi cara, en mi boca, haciéndome tragar algunos chorros de espeso semen, me rendí y termine con su verga en la boca y el escupiendo los últimos chisguetes en ella.

-¡Que rico me vacíe en tu boca, te los tragaste casi todos, aaahhhhh,que rico¡-

-¡Como eres malo, me hiciste tragarme tu leche y algunos me vieron¡ ¡que pena¡, ya todos saben que te mamé la verga,oh¡-, no era cierto, nadie había visto nada pero yo tenía que decir algo para no quedar como una cualquiera.

-¡El lunes que el cornudo de tu marido se vaya a trabajar voy a ir a tu casa y te voy a meter la verga, quiero que me esperes sin calzones¡, ¿entendiste putita?, ahora vete con tu esposo y quiero que lo beses, para que él también pruebe el sabor de la verga que se va a comer su mujercita¡, ¡dile que voy a ir el lunes a cogerte¡ pregúntale que si te da permiso?--, y me fui con mi marido, que al verme supo que el Chino me había convertido en su mujer, pero no dijo nada y nos fuimos a la casa, no comentamos nada hasta el lunes en la mañana que salió a trabajar y yo le dije.

-¡Va a venir el Chino¡, ¿me das permiso de verlo aquí?,-, pregunté tímidamente y viendo hacia el suelo, -¿Y que te va a hacer? Contesto, -¡Pues me va a…a… a coger¡-

-¿Y tu quieres?-, ¡Sí¡ ,-¡Pues entonces que te coja¡, pero quiero que me cuentes como te cogió¡- dijo él y se fue.

De ahí en adelante el Chino viene cada que quiere y me coje en mi casa, hay veces que mi marido ve como me la mete, el Chino lo obliga a ver como me hace gritar y le dice que se acerque a besarme cuando me tiene ensartada o cuando se viene en mi boca y lo hace probar su leche, ya lo hizo cornudo y así los tres disfrutamos.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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