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Categoría: Incestos

Control y amor -3

Al pasar de las semanas sus madres se habían vuelto adictas a sus pollas y su sumisión era mayor. Acordaron encontrarse en casa de Jessica, ya que tenía cama King side.

El viernes por la noche cada uno de los chicos dijo que daría una “sorpresa” a sus respectivas madres. Le vendaron los ojos mientras que cada uno de sus hijos la vestía con una ropa sexy, aunque sus madres ignoraba cuál, encima le colocaron un saco. Julio llevó a Beatriz a casa de Jessica, aún con los ojos vendados.

Los chicos tomaron de las manos a sus madres y las llevaron a la sala de la casa. Luego de la sorpresa inicial pusieron música, se sentaron en el sofá y les ordenaron que se desvistieran en un sensual Striptease. Comenzaron a moverse con sensualidad mientras se deshacían de sus blusas dejando a la vista sus pechos. Jessica tenía los pezones rojos, mientras que Beatriz los tenía marrones. Por la excitación de desvestirse ante sus amos sus pezones ya estaban erectos y sus aureolas también resaltaban. Mientras bailaban, también se acariciaban el cuerpo despacio. Beatriz desabrochó su short que con un hábil movimiento de sus dedos, y lo deslizó a lo largo de sus piernas, lo dejo caer hasta sus pies y con una patada se lo lanzo a Julio. Jorge ordenó a Jessica que se detuviera para que aprecie el baile de su hermana, que hasta ese momento creyó que era muy recatada.

Beatriz quedó con una hermosa tanga azul, y la mujer siguió contoneándose y moviendo sus nalgas al ritmo de la música, antes de quitarse la tanga, se dio la vuelta para mostrar las nalgas y se dobló para regalarles una mejor vista de su trasero y de su sexo, pues la línea de tela de la tanga desaparecía en su raja cuando se doblaba. Estando de espaldas y así doblada, se quitó la tanga, y se la lanzó a su hijo.

—¡Muy bien! Mi tía ya está desnuda. Ahora te toca a ti mamá. —dijo Jorge— Demuestra que eres una esclava fiel y haznos un striptease, sexy y lento…

—Mamá ayúdale un poco, ¡pórtense como una lindas putitas! -Ordenó Julio

En ese instante Jessica desabrochó la ligera torerita que llevaba para poder deslizarla por detrás de su espalda, al ritmo de “Return to innocence” de Enigma. Jessica movía su cuerpo contoneando lentamente sus caderas al ritmo de la tranquila canción, mientras jugaba con los tirantes de su blusa; deslizó sus manos por sus pechos hasta llegar a su cadera que seguía moviéndose, y desabrochó el pantalón que llevaba, para bajarlo dejando al descubierto unos hermosos bóxer de licra azul pastel con franjas rosas, como el pantalón le quedaba bastante justo, su hermana se arrodillé frente a ella para ayudarle a bajarlo, aprovechando para oler el ardiente sexo de su hermana menor. En esa misma posición aprovechó para desabrochar los broches de las sandalias que su hermana llevaba y Jessica apoyándose en su hermana Beatriz se dejó quitar por esta su calzado para poder quitar el pantalón sin dificultad. Acto seguido Jessica comenzó a jugar con sus pechos, un poco más desarrollados que los de su hermana, lo cual ya es mucho decir. Unos suculentos pechos de gran tamaño casi como melones, los chicos pudieron ver como se levantaron sus pechos de una forma magnífica, además notaron sus axilas perfectamente depiladas, lo que resalto el hecho de que no se viera vello alguno en el hermoso cuerpo.

Ambos chicos ordenaron que comenzaran una relación lésbica. Sus pudores entraron en conflicto con las órdenes de sus “amos”, pero finalmente optaron por obedecer. Jorge seguía repitiendo las frases de su hipnopedia mientras hacía girar una esfera frente a Jessica, cada frase que escuchaba le recordaba sus más profundos deseos, ella deseaba ser dominada, ser usada, ser obediente, ser complaciente, “obedecer en todo”, “convertirse en una persona sumisa”, “ser devota a sus amos”, “ser una esclava fiel”.

Así ambas hermanas quedaron completamente desnudas, muy parecidas de cara las dos, en los cuerpos también había diferencias: Beatriz con su tez clara, cabello oscuro semiondulado corto y más delgada y Jessica un, poco más alta, y robusta, pero no mucho, lacia y tez más clara con sus grandes y expresivos. Y abrazadas una a la otra pues ya desnuda Jessica se dio la vuelta sin romper el abrazo de su hermana, para enseñarle su hermoso y redondo culo a sus nuevos amos; mientras su hermana se divertía dándole nalgadas y apretando sus nalgas, mientras Jessica acariciaba la espalda de Beatriz, y bajaba sus manos para meter uno o dos dedos entre las carnosas nalgas de su hermana menor y hacer lo mismo que ella, darle nalgadas mientras las dos se miraban a los ojos como retándose una a la otra con picaras sonrisas en sus labios.

Beatriz se colocó detrás de ella para acariciarla con sus manos por delante, moviéndose ambas hermanas al mismo tiempo al ritmo de la canción y fusionando sus labios y lenguas en un húmedo beso lésbico filial. Mientras Jessica con una mano acariciaba el cabello de su hermana, Beatriz acariciaba el pecho de su hermana menor. Mientras Beatriz con su otra mano acariciaba su vulva Jessica acariciaba los pezones de su hermana mayor y de un movimiento los subía hasta su boca para que ella misma se los chupara. La húmeda raja de Jessica, que al igual que el resto de su cuerpo no tenía un solo vello, brillaba por la cantidad de líquido lubricante que había estado destilando durante el baile y con las caricias de su hermana.

—Beatriz y tú nos darán mucho placer juntas- intervino su hijo Julio.

—Les daremos mucho placer juntas- repitió Jessica con la misma voz monótona, como programada

— Beatriz acércate a Jessica - así lo hizo la aludida- ahora repitan juntas que son nuestras esclavas y que nos darán mucho placer juntas… y díganlo con voz cachonda, como las putas que son- ordenaron los muchachos.

—tóquense a ustedes mismas mientras lo dicen- Completo la orden Julio.

Ambas hermanas empezaron a tocar sus cuerpos mientras decían con una voz seductora, cargada de morbo y erotismo, “Amos, somos sus esclavas más devotas y fieles, juntas les daremos mucho placer, obedeceremos todas sus órdenes” las dos se movían contoneándose como poseídas por el deseo de ser usadas como objetos.

—Ahora quiero que se porten como buenas hermanitas y amantes lesbianas- dijo Jorge, que estaba sentado totalmente excitado- y se hagan el amor entre ustedes.

—sean tiernas una con la otra, queremos ver como se acarician y se lamen entre las dos- completo Julio.

Para ambas mujeres la idea de satisfacerse mutuamente imperaba en sus cabezas, era como si de repente su realidad hubiera cambiado y se hubieran convertido en un par de lesbianas y desearan arrancarle la mayor cantidad de orgasmos una a la otra. Entonces Impulsadas por la orden sus amos ambas chicas se fundieron en un apasionado beso, donde sus labios se unían a los de la otra y con las bocas abiertas las lenguas luchaba por entrar en la boca de la otra, mientras se acariciaban entre ellas, llenado de saliva ajena la cavidad oral de cada una. Los pechos de ambas hermanas se apretaban unos contra los otros, sus pezones se perdían en las carnosas tetas de ambas, mientras la saliva caía de sus bocas y empapaban sus pechos.

Poco a poco se fueron agachando hasta quedar de rodillas en la alfombra de la sala, en esa posición ambas mujeres seguían besándose, y acariciándose, parecía que no había nadie más en el mundo, o por lo menos en la sala. Ellas solo se entregaban a sí mismas siendo “buenas hermanitas” como se les había ordenado.

Lentamente las dos hermanas se fueron a recorriendo sus cuerpos besándose por cada parte de la piel de la otra que recorrían, para acomodarse Beatriz sobre Jessica metiendo sus caras entre las piernas de la otra, para acomodarse en la posición del 69, listas para estimular cada una con su lengua lamiendo el clítoris y perforando la vagina de la otra. Los sonidos de humedad eran intensos, mezclados con los quejidos de placer que cada una emitía, además de cuando en cuando se escuchaba el sonido de las nalgadas que se daban una a la otra, para separar las nalgas carnosas de su hermana, y empezar a explorar con su lengua el ano de la otra. Jessica, la menor, tenía un poco más de experiencia por lo que Beatriz sentía la lengua de su hermana moverse con delicadeza pero con firmeza en su vulva, incluso daba ligeras mordidillas a su clítoris apenas perceptibles que la hacían temblar y lanzar quejiditos; mientras que Beatriz lamia con fuerza el clítoris de su hermana menor, y penetraba violentamente con su lengua su vagina, haciéndola estremecerse y suspirar de sorpresa, y sin mucho cuidado chupaba también el clítoris, pero recorría delicadamente los labios de Jessica.

Esta escena tenía a los chicos en éxtasis, ver a dos hermosas mujeres hermanas en pleno amor lésbico, sobre todo porque eran sus propias madres. Se habían convertido en las obedientes y serviciales Jessica y Beatriz, sus esclavas personales. Sus madres estaban contorsionándose de placer pues se habían regalado algunos orgasmos seguidos con sus lenguas. Saboreando en sus bocas el sabor del néctar orgásmico de su hermana. Ambas mujeres temblaban de placer recostadas de espaldas en la alfombra de la sala, el cabello de cada una revuelto, sus pieles brillosas de sudor, y de sus coños aun húmedos y lustrosos de sus líquidos; una junto a la se retorcían acostadas mientras cada una acariciaba sus pechos y con su mano seguían estimulando sus propias vulvas, mientras que con los ojos cerrados se mordían los labios.

Jorge y julio estaban atentos de la escena con sus vergas al aire tiesas como mástiles. Julio practicó la hipnosis que leyó en sus libros de psicología. Con un péndulo brillante hizo que ambas mujeres se concentren y obedezcan. Su resistencia mental era poca por el placer recibido.

—Escuchen bien, ahora cuando abran sus ojos nos verán cómo sus machos, somos sus amos… repitan quienes somos nosotros.

—Nuestros machos, ustedes son nuestros amos- dijeron ambas mujeres al unísono, con un tono mecánico y sin emoción.

—Se van a portar como un par de putas deseosas de verga, estarán ansiosas por ser cogidas por nosotros.

—Portarnos como putas deseosas de verga. Ansiosas por ser cogidas- repitieron en coro ambas hermanas.

—Cuando truene mis dedos, abrirán los ojos y sus coños estarán ardiendo, y su ardor solo se calmara con nuestras vergas y nada más… - ordenaba lentamente Julio.

—Coños ardiendo, solo sus vergas nos calmarán.

—van a hacer cualquier cosa por complacernos no sentirán ningún límite para satisfacernos, para ustedes complacernos es lo principal, son putas sumisas y su placer es obedecernos

—Obedecer es nuestro placer somos putas sumisas… somos esclavas obedientes.

Inmediatamente cuando termino de dar la letanía de órdenes Julio se fue a sentar de nuevo, tronó sus dedos y las dos hipnotizadas abrieron sus ojos. Parecía como si la realidad se hubiera dibujado de nuevo, ya no sentían el deseo de satisfacerse una a la otra, ahora solo podían pensar en obedecer a su hijo y sobrino. Entonces Jorge les ordenó acercarse a ellos mientras recorría su pene que empezaba a expulsar el transparente líquido pre-seminal. Jessica y Beatriz se levantaron del suelo y se dirigieron en cuatro patas hacia los chicos, caminando como perras con miradas de gatas, de forma muy sensual.

Ambos chicos acordaron de intercambiar de pareja.

Beatriz se acercó a Jorge gateando, mientras Jessica se acercó a Julio, las chicas tomaron los inhiestos penes de los chicos, y se acomodaron entre las piernas de estos, y con gran habilidad empezaron a chupar esas varas de carne ardientes, Beatriz besaba delicadamente a lo largo del pene de Jorge, mientras Jessica chupaba el glande de su sobrino, jugueteando con su lengua en la sensible zona lo que hacía a su sobrino estremecerse. Mientras Beatriz había empezado a lamer el grueso palo de Jorge, tratando de recorrerlo tanto a lo largo como a lo ancho, Julio por su parte sentía el contacto de la húmeda y caliente lengua de su tía, lo que lo para él era un placer extraordinario por el morbo, y todo sin perder el contacto visual con su experimentada esclava. Beatriz sabía que a su hijo le fascina mirarla a los ojos mientras ella se ocupaba de saborear su joven y viril miembro de su hijo. Situación que su hermana desconocía, y se ocupaba simplemente en introducirse el pene de su sobrino en la boca, lamiendo de vez en cuando a lo largo. Su tratamiento estaba dando resultado en su hermano, ya que se sentía embelesado por las caricias de la lengua de su tía. Sin embargo al ver la habilidad que Jessica tenía para introducir todo el pene de su amo en su boca y garganta, Beatriz se sintió celosa y culpable por no ser tan buena esclava como ella y darle el mismo placer que ella podía proporcionar. Así que en un arranque de valor, Beatriz abrió su garganta como pudo y trató de meter el pene de su hermano de un solo intento en su garganta, esto fue horrible para ella pues casi vomita por las horcajadas que le provocó el pene de Jorge. Esto lo aprovecho su hermana quien por una orden del chico saco de su boca el pene de Julio y se dirigió al de su sobrino, mientras Julio le ordeno a Beatriz acercarse a él, ella obediente mente se acercó gateando, y Julio la tomo del cabello:

—Ahora vas a aprender a chuparla como tu hermana. Primero tienes que escupir en la verga- ella obedeció- y dejarla bien tiesa, llena de baba, como la dejo la otra puta, ahora abre tu garganta como si dijeras “AAA” y saca todo el aire, y te la metes poco a poco, no de golpe, y mientras la vas metiendo respira por la nariz, o te vas a ahogar.

Beatriz hizo cuanto su amo le decía, y se dio cuenta de que era más fácil de lo que pensaba, ahora podría practicar para complacer mejor a sus amos. Mientras ella se concentraba en hacer su primera garganta profunda a Julio, sintió un ligero golpe en la cabeza, y otro más en cada mejilla

—Mírame a los ojos, mami -le ordenó Julio, y de inmediato dirigió la mirada a los ojos de su amo- las buenas putas ven a los ojos a sus hombres para ver su placer reflejado en ellos. ¡Recuérdalo bien! siempre mira a los ojos cuando la chupes.- Las palabras de Julio se grababan en su mente– Ponle más saliva así resbala más en tu garganta, escupe mi verga de vez en cuando y así te entre toda entera- Julio seguía dando las indicaciones a Beatriz; y ella obedecía con gusto de aprender a darle placer a sus amos, sobre todo si se trataba de su hijo– ¿ves putita?, así entra más fáci: ¿Sientes cómo se desliza por tu garganta? Esta vez casi tocas mis huevos, sigue putita, mirándome a los ojos, salivando, abriendo tu garganta, métela profundo en tu garganta… ¡AAAh! Perfecto mamita linda. Se nota que aprendes rápido.

Para Beatriz era un orgullo escuchar esas palabras de su hijo adorado, mientras el miembro de Julio llenaba su garganta hasta el fondo. Sus ojos estaban fijos en los ojos de su amo, mientras éste empujaba su cabeza para clavar más su verga en la garganta de su esclava.

Ambas mujeres estaban excitadas, encantadas de complacer a sus amos con sus bocas, sin embargo sus coños estaban ardiendo, pidiendo ser penetrados por esas vergas. Les suplicaron a sus amos ser penetradas, les pidieron darles la oportunidad de complacerlos, ellas solo serían felices haciendo felices a sus amos.

—Por favor amos permítanos montarlos, nuestros coños arden por sus pollas -dijo Jessica.

—Sí amos, necesitamos tenerlos dentro, queremos hacerlos felices y verlos complacidos con los cuerpos de sus esclavas.- dijo Beatriz.

—Adelante esclavas -dijeron al mismo tiempo los dos chicos- Móntenos como las putas que son.

En las caras de ambas esclavas se dibujaron unas enormes sonrisas, y sin perder tiempo ambas chicas se montaron sobre su pareja en turno, ya habría tiempo de cambiar y complacer a su otro amo, cada una tomo el pene de su hombre, y lo apunto a su vagina, ambas tenían sus coños empapados, lubricados de sus propios jugos, así que no tuvieron ningún problema para que llegara al fondo de sus cuevas de carne. Ambas mujeres empezaron a subir y bajar por los mástiles de sus dueños, gimiendo de placer y mordiéndose los labios. Mientras tanto los chicos estaban encantados agarrando a su esclava de la cadera o ayudándola a bajar para que no se le saliera su verga de la vagina materna. Ambas mujeres ofrecían sus pechos a sus amos, mientras estos los chupaban ellas acariciaban sus nucas y despeinaban sus cabellos, mientras los veían con embelesadas en sus mentes solo estaba presente la idea de complacerlos, de servirlos, de serles fieles. Ellas estaban encantadas de ser penetradas por sus hijos-amos.

Julio tomó a su madre Beatriz y la colocó recargada en el respaldo del sofá de rodillas sobre un cojín, en una posición parecida a la del perrito, ella gemía y disfrutaba con los ojos cerrados mientras su hijo la penetraba por detrás. Mientras tanto Jorge había tirado a Jessica dejándola recargada con la cabeza en el piso mientras le introducía de forma frenética su verga al coño de su madre-esclava. Ambas mujeres se agarraron de las manos mientras se besaban entre sí.

—Nosotras somos felices, ¿o no? –dijo Beatriz a Jessica

—¡Sí! ¡Claro que sí!

—Ha sido una suerte haber dado a luz a mi hijo.

Todo esto lo decían entre jadeos. Después de varios minutos los muchachos intercambiaron de parejas. No sentían el mismo placer que hacerlo con sus hijos. Atribuyeron que se debían a que en un momento fueron una sola persona y mientras eran penetradas se habían unido nuevamente. Por eso el placer máximo.

Ambas mujeres mientras eran cogidas por sus sobrinos cogían las manos de sus hijos para sentirse seguras, De momentos los muchachos sacaban sus vergas y se las restregaban en sus nalgas y a veces se las ofrecían para que chuparan sus propios jugos combinados con el sabor de la carne de ellos. Los sonidos de las varas de carne entrando en las húmedas cuevas de las mujeres, combinados con los gemidos de ambos y los ruidos pegajosos que producían las pieles sudorosas al rozarse, hacían que esa pequeña orgia se convirtiera un concierto lleno de morbo y erotismo. Sumando el hecho de que eran familia. Intercambiaron de parejas nuevamente, volviendo a coger madre con hijo. El toque final del concierto fue el grito apagado de las dos mujeres que dieron cuando sus orgasmos recorrieron sus cuerpos haciéndolos vibrar de un mayor placer, justo antes de que los chicos sacaran sus penes de ellas para apuntar a sus caras y tetas, llenándolas de su viscoso semen que ambas mujeres saboreaban con gusto relamiéndose los labios.

Esto dejo cansados a Jorge y Julio, exhaustos; sin embargo eso no impidió que disfrutaran de nuevo de las bocas de las mujeres, que pensaban que ahora debían complacer a su otro amo, por eso cuando se recuperaron, Jessica se dirigió a su sobrino y Beatriz fue con Jorge. Jessica con más experiencia lamió el pene de Julio, tomando igual cuidado en sus testículos, como en su pene, especialmente en su glande. Mientras tanto su hermana aplicaba lo recién aprendido con su sobrino logrando que su verga se endureciera de nuevo casi de inmediato, mientras lamia chupaba con cuidado, mientras le miraba fijamente a los ojos, y mantenía sus manos en su espalda.

Cuando las vergas de sus amos estuvieron de nuevo ambos muchachos se tiraron en el piso y dejaron que cada chica se montara sobre ellos y los cabalgara con fuerza y placer de satisfacer a sus amos. Mientras ellas rebotaban con las vergas dentro de su cuerpo, los chicos acariciaban sus pezones duros, y como podían lamian y besaban sus pechos, mientras les ponían los dedos cerca de sus bocas, y las esclavas instintivamente los buscaban para chuparlos.

Las penetraciones de los chicos les causaban placer. Sin embargo, preferían ser penetradas por sus hijos. Suplicaron cambiar de pareja. Al hacerlo reiniciaron el acto donde lo dejaron. El placer era mayor de forma que se arqueaban hacia atrás. Los muchachos movían las caderas para provocar mayor placer a sus progenitoras. Entonces ambas mujeres se salieron de sus parejas y las dos mujeres se hincaron en el sofá recargadas en el respaldo y cada chico se colocó de un lado del sofá. Jorge apuntó al coño de Jessica mientras acariciaba el hermoso y brillante culo de Beatriz, ambas hermanas estaban tan lubricas por las cogidas que les habían dado sus amos, que Jorge no tuvo problema alguno para penetrarlas, metió en Jessica su pene de un solo golpe, mientras que a Beatriz le metió tres dedos en su coño con igual facilidad. Mientras las dos mujeres eran penetradas con brutalidad por su amo Jorge, Julio, su otro amo les ofrecía su verga para que la chuparan, sentir las bocas de sus esclavas era lo que más le gustaba a Julio, y sentir ambas bocas al mismo tiempo, las lenguas las hermanas recorriendo su falo, sus labios besando su glande y sus bocas chupando sus huevos, fue la apoteosis del placer. Después de varias embestidas Jorge se salió de Jessica y dirigió su verga al coño de Beatriz que penetró sin compasión (ya que Beatriz era más estrecha que Jessica) al igual que lo hizo con su madre. Mientras a Jessica le metió los dedos dentro de su coño recién perforado por su verga. Ambas mujeres resoplaban en la verga de Julio mientras recorrían ese mástil de carne al mismo tiempo cada una de un lado con sus bocas, de momento una chupaba su glande y la otra se dedicaba a sus testículos, y después cambiaban, mientras se ocupaban en un lugar fijo jugando con sus lenguas mientras tenían dentro de sus bocas alguna parte de la anatomía de Julio, le miraban a sus ojos, pero mientras lamian se miraban mutuamente entre sí.

Este tratamiento hizo que ambos muchachos no aguantaran mucho. Jorge sacó su verga y apunto a los culos de las hermanas, y dejó caer una gran cantidad de su pegajoso semen, en las nalgas de las dos esclavas, mientras Julio les regalaba su leche en mayor cantidad y más líquida en sus caras, tratando de apuntar a las bocas de ambas. Las pieles de las mujeres brillaban por la mezcla de sudores, saliva y semen. Ambas mujeres se empezaron a besar para compartir el semen de su amo y limpiar la cara de su hermana, mientras cada una acariciaba el culo lleno de semen de la otra.

Ambas chicas se acostaron boca abajo en el piso de la sala, con sus caras a la altura del culo de la hermana, y al mismo tiempo empezaron a lamer el semen de Jorge del culo de su hermana provocando que se estremecieran al sentir la lengua invasiva de la otra. Las dos mujeres mezclaban los restos del semen de Jorge de sus culos con los del semen de Julio que tenían en sus bocas. Cuando ambos culos estuvieron limpios se dieron un beso apasionado para tratar de quitar con sus lenguas un poco del semen que tenía en sus bocas. Cuando terminaron se miraron a los ojos sonriendo encantadas de haber servido a sus amos, de haber logrado complacerlos. Beatriz se sentía más feliz que nunca por el nuevo placer descubierto de ser esclava y Jessica se sentía feliz de tener una nueva compañera para cumplir su misión.

Cuando todo había terminado, todos tomaron un baño juntos, mientras las esclavas sobaban los cuerpos de sus amos, los enjabonaban y enjuagaban, mientras ellos les acariciaban y les introducían sus dedos en cada orificio que podían. Los muchachos pasaron esa noche disfrutando cada momento en una larga orgia, y durmiendo a ratos.

El fin de semana recién estaba empezando, al igual que su nueva vida y nuevos placeres.

FIN

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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