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Al día siguiente sábado, la reunión la tenía programada a las 10:30 am. Ya habíamos acordado con Silvia, que ella y Carolina se levantarían primero para bañarse y después yo, iríamos a almorzar y después a mi reunión. Serían como las 07:30 cuando Silvia se levantó y despertó a Carolina para bañarse, luego me dio un beso en los labios para decirme que ya se meterían a bañar.
No supe si no se dio cuenta o qué, pero no dijo nada de la mancha en la pantaleta de Caro o del olor peculiar que tiene el semen. Se bañaron y cerca de 20 minutos después, oí que se abría la puerta del baño, por lo que me levante y vi que salía Caro envuelta en toalla, se me acerco y me abrazo.
-Tengo frio papi.- Me dice, por lo que la abrazo, se sube a mis piernas y cruza una a cada lado de las mías. Jalo la colcha y la arropo entre mis brazos. Siento el calor de su puchita, ya que solo viene envuelta en toalla y no trae nada de bajo. Mi verga se pone dura y erecta, haciendo rápida presión entre los labios de su puchita. -¿Y tú mami?- Le pregunto.
-Me dijo que me saliera, que en cinco minutos salía. ¡Que rico se siente papi!- Me dice, mientras empuja si cadera hacia el frente, haciendo mayor presión con su puchita y mi verga.
Comienza a mover sus caderas de adelante hacia atrás, una y otra vez. La sostengo de sus nalguitas y le ayudo empujándola hacia mí. Su boquita se pega a la mía en un tierno y torpe intento de besar, ella se da cuenta.
-Enséñame papi.- Me dice, mientras pega sus labios a los míos, en clara intención de aprender a besar.
Con la mano derecha la tomó de su cuello y la acerco despacio a mí, entreabro los labios y ella me imita, aprende rápido y rápido nos fundimos en un sencillo y apasionado beso. Sus caderas no paran y siguen moviéndose de adelante y hacia atrás, tallándose con fuerza y abriendo sus tiernos labios íntimos. Pero no tardamos mucho, ya que oigo el ruido del baño, por lo que le digo a Caro que se levante y se vista, ella obedece sin chistar. Se levanta de mí y ve mi erecta y gruesa verga, me sonríe y le sonrío, luego se regresa rápido y le da un beso en la punta y se retira riéndose, mientras pongo una almohada sobre mí cadera para tratar de ocultar mi erección. Aunque en el momento que Silvia salía del baño, Caro se levantaba la toalla para ponerse una pantaletita de color rojo, una muy pequeña que apenas su sus nalguitas no se comían la parte de atrás. Al verla, sonrió:
-Nena, vas a alborotar a tu papi con ese hermoso culo que tienes y ya es tarde.- Le dijo, mientras Caro me miraba, sonreía y tiraba un beso.
Yo solo sonreí y trate de desviar la situación chuleando a Silvia, quien salía solo con una tanga blanca de algodón con encajes de adorno al centro y un diminuto brassier que hacia conjunto. Ella sonrió agradeciendo los piropos y me lanzo varios besos. Me metí a bañar, no tardando más allá de quince minutos.
Cuando por fin salimos del hotel, nos dirigimos a almorzar y de ahí a mi reunión, apenas íbamos llegando cuando sonó el teléfono de Silvia, contestó y al instante cambio su rostro alegre. Le había llamado su abuelita con quien vivía ella y Caro, su abuelito se había caído y estaban en el hospital, no era tan grave, solo se había fracturado la mano izquierda. Enseguida me dijo Silvia si se podía regresar, dejándome a Carolina conmigo, para que no se estresara y siguiera divirtiéndose, le dije que sí, que no había problema. Enseguida ella le explico la situación a la niña, quien entendió bien todo. En lo que ella regresaba al hotel por sus cosas y de ahí al aeropuerto, yo le hablaba para conseguirle un vuelo, lo cual no fue problema.
Pese a la situación, no se alteraron casi en nada los planes para que Caro se divirtiera, después de mi reunión que fue casi instantánea, la lleve a conocer otros lugares como parques y museos interactivos, ya después a comer y de ahí a seguir conociendo más, lugares. Regresamos al hotel ya cerca de las diez de la noche, subimos al restaurant bar para que cenara Caro, mientras yo me tomaba unas copas. Que al final de cuentas solo pidió unos bocadillos de jamón con queso y una limonada, bueno, que no era lo ideal, pero por ser un día especial de diversión, la deje comer lo que deseaba. En lo que ella cenaba, disfrutaba de la música romántica que tocaban, con una tenue luz que apenas si se podía ver, pero que sí se podía admirar la hermosa vista a la ciudad. En un momento dado en que mi mano buscaba la copa para darle un sorbo, no la encontré, mire y Caro con mucha discreción le estaba tomando, sin intención de regañarla la mire y ella se dio cuenta y solo sonrió mientras le tomaba y luego la ponía sobre la mesa.
-¡Esta rica!- Me dice con una sonrisa.
-No debes andar tomando niña.- Le dije mientras tomaba mi copa.
Aunque al final, deje que le diera varios sorbos más a esa y a otras dos que me tome. Regresamos a la habitación una hora más tarde.
-Anda mi niña, báñate antes de dormir.- Le dije mientras me sentaba en una de las sillas que había en la habitación.
-Báñame papi.- Me contesta y añade –Ándale, nunca me has bañado.
-Niña, ya estas grande.- Le contesto tratando de persuadirla.
-No, ándale, báñame.- Me insiste.
La miro y ella me sonríe. Se comienza a quitar la ropa ahí misma hasta quedar completamente desnuda frente a mis ojos. Luego se para y me sonríe.
-¡Ok! Vamos.- Yo, queriéndome resistir, accedo y me levantó, comenzando a desnudarme también frente a ella quien aplaude y sonríe, mientras mi verga está bien dura y erecta, tanto que parece maravillar a sus ojitos. Ya que termine, me agarra de la mano y nos dirigimos al baño. Ahí, solo son juegos y sonrisas. La baño, recorriendo todo su hermoso cuerpo con el jabón, tallando y explorando sus más pequeños rincones con mis manos. Después, ella hace lo mismo, con una curiosidad reflejada en sus bellos ojos ante mi verga que es lo que más la atrae. Terminamos, la envuelvo en la toalla y la saco así, hasta la cama, donde me dice que desea dormir así, desnuda. Termino de secar su delicado cuerpo y se mete entre las sabanas, mientras coloco la toalla en una silla y apago la luz. Me meto entre las mismas sabanas donde me espera con ansias Caro, que al sentirme me abraza y da besos en el pecho. La abrazó y ella levanta su carita buscando mis labios, donde comenzamos a besarnos tiernamente.
-¿Quieres que te la chupe papi?- Me dice al momento que su manita agarra mi dura verga.
-¿Ya me la quieres chupar mi niña?- Le pregunto.
-Si papi, ya.- Me contesta con su tierna voz.
-¡Ok!- Le contesto mientras ella se mete entre las sábanas y se acomoda entre mis piernas sin soltar mi verga.
Rápido siento su cálida boquita que besa y chupa la punta de mi verga. Es una nena ansiosa, hambrienta y deseosa de hacer gozar y gozar los placeres de la carne.
Chupa la cabeza, el cuello y alcanza poco del tronco, pero aun así, me hace gozar.
-¿Así papi? ¿Te gusta como lo hago?- Me pregunta.
-¡Si mi nena! ¡Así lo haces bien!- Le contesto entre jadeos.
Esta hambrienta, deseosa y tengo que contenerla, sino me hará venir muy rápido. Le indico cómo chupe también mis huevos y el tronco, lo cual hace rápidamente bien, recorriendo con su lengua, tal como le digo. Después un rato, la hago acostarse boca arriba y me acomodo entre sus piernitas que separo y levanto sobre mis hombros, hundo mi cara y comienzo a chupar esa rica vaginita virgen, tierna y exquisita. Al instante comienza a gemir Caro, retorciendo su espalda y aprisionándome con sus manos, explotando casi al instante en lo que es su primer orgasmo, exquisito y largo.
Meto mi lengua en su virginal cuevita, hurgo y encuentro su diminuto botoncito que presionó, luego lamo y la hago jadear, se retuerce de placer. Vuelvo a meter la lengua en su cuevita una y otra vez, follandola así, con mi lengua. Sin lastimarla, solo haciéndola gozar de placer, una y otra vez la meto y la saco hasta donde puedo alcanzar con ella y hasta hacerla explotar de nuevo en otro sublime orgasmo. Hasta que los músculos de sus piernas, caderas, puchita y nalguitas se contraen. Luego me levanto y me subo, donde ella me llena de besos en las mejillas y se funde con mis labios. Acomoda sus caderas a mi lado y levanta su pierna derecha para acomodar mi dura verga, que gotea líquido pre seminal entre ellas y su puchita presionándola deliciosamente. Ya acomodada, comienza a mover sus caderas de adelante y hacia atrás, una y otra vez. Siento como lo sus labios íntimos se abren al paso de lo largo de mi miembro y se mezclan las mieles de ambos.
Ahora que nada más estamos ella y yo, que no está su mami, gime y jadea, respira acelerado y sin ahogar sus excitación.
Como la noche anterior, con su manita toma mi verga y la jala hacia ella, que la punta de la cabeza presione directamente la entrada de su cuevita, la cual se abre un poco y deja pasar apenas la cabeza de mi verga. Se siente apretada y rica. Con ese movimiento me la chaquetea de una forma dulce y suave. Por cada vez que me la jala, ella mueve sus caderas, encontrando la cabeza y presionando por que entre en ella. Deseo penetrarla, pero decido esperar y que sea ella la que lleve el mando, que sea ella la que decida hasta dónde quiere sentirla. Sus gemidos son fuertes, así como su respiración. Mueve su cuerpo hacia atrás y sus caderas hacia adelante, sube su pierna derecha sobre mis caderas y se empuja. Le ayudo un poco y muevo mis caderas hacia ella una y otra vez, hasta que noto un poco de cansancio en ella, entonces la hago girar, ahora me da su espalda, levanta su pierna izquierda y acomodo mi verga entre sus nalguitas, llegando la punta un poco más allá de su puchita. Baja su pierna y la presión es riquísima al comenzar los movimientos de sus caderas de atrás hacia adelante. Hace su cuerpo hacia adelante y levanta un poco sus nalguitas, provocando que la punta de mi verga a cada movimiento de sus caderas amenace peligrosamente con entrar de golpe en su puchita. Presiona con más fuerza la entrada de su cuevita y termina por golpear los huesitos de su pubis, una y otra vez en ese mismo movimiento que me está volviendo loco de placer, así como a ella. A un movimiento coordinado entre ambos, nuestras caderas se mueven a ese riquísimo encuentro de su puchita y mi verga ¡¡Guau!! Que exquisito.
Luego de un rato, ya que la escucho bastante agitada y cansada, entonces la jalo hacia arriba de mí, coloca una pierna a cada lado de mi cuerpo, me besa mis labios y pecho, mientras se recarga con sus manitas sobre mi pecho. Con mi mano derecha agarro mi verga y se la tallo en la rayita de sus nalguitas, ella se recuesta sobre mi pecho, baja su mano derecha y agarra mi verga para centrarla en su cuevita, baja un poco más su cuerpo y comienza a empujarse hacia abajo, deseando enterrársela. Apoyando sus manitas sobre mi pecho y con más apoyo, su empuje se siente fuerte y con deseos, sus gemidos no paran, su respiración es acelerada.
-¡¡Guau!! Que rico lo hace mi niña.- Le digo, besando su frente, sus mejillas y labios.
-¿Te gusta papi?- Me pregunta entre jadeos.
-Mucho mamita, mucho, lo haces muy bien.- Le contesto.
La cabeza de mi verga entra y sale de su apretada cuevita que se está amoldando a ella y se siente delicioso como la aprieta. Se detiene un momento, con la cabeza entre sus labios íntimos, comienzo a mover mis caderas, empujando hacia ella si terminar de penetrarla. La punta presiona y presiona la entrada de su rica cuevita y Caro lo goza, lo siento en sus gemidos, en su respiración y en las caricias que sus manitas me hacen a mi cuerpo, a mi cara, por los besos que me da en el pecho.
-¡Más papi, más!- Me dice entre sus suaves gemidos.
No dejo de hacerla feliz con lo que ella está gozando, pero si ya nos estamos envolviendo en este torbellino, entonces debo hacerla feliz bien y completo, debo de enseñarle todo. Le indico que se baje de mí y se coloque en cuatro a la orilla de la cama.
-¿Cómo papi?- Pregunta ella con tierna voz.
-Ponte de rodillas en la orilla y apoya tus manos al frente en la cama.- Le indico, a lo que ella obedece y aprende rápido.
Me paro detrás de ella, agarro mi verga con la mano izquierda y le centro la punta en la entrada de su cuevita, se la empujo despacio y solo un poco, a lo que la cabeza a amoldado entre sus labios íntimos. Es apenas la cabeza que es deliciosamente presionada la que entra, hasta ahí, entonces la retiro un poquito y vuelvo a meter, mientras con la mano derecha la agarro de sus caderas para controlar mis embestidas. Baja su pecho Caro y se recuesta sobre la cama, dejando sus caderas y nalguitas paradas y a mi disposición. Sigo mete y saca la cabeza, disfrutando ambos de ese placer prohibido que estoy ayudando a descubrir a mi adoptiva hija.
Después de un rato, le digo que se acueste boca arriba, con las piernas a la orilla de la cama, le pongo una almohada debajo de su cadera para levantarla un poco, luego apoyo el pie derecho sobre la cama, pongo mi verga entre sus labios íntimos y junto sus piernas bien rectas con mis manos para hacer presión y de nuevo comienzo a mover mis caderas como follandola, solo que es puro tallo entre ambas intimidades. No tarda mucho en que las caderas de Caro se agitan con fuerza y sus gemidos por igual se escuchan…está llegando a otro orgasmo, de eso no hay duda.
-¡Aquí papi! ¡Me gusta más aquí!- Me dice mientras separa sus piernitas, agarra mi verga y la centra de nuevo en su cuevita.
Es un bocado imposible de rechazar, pero me contengo, así que con cuidado empujo la punta de mi verga entre sus labios íntimos. La cabeza entra en esa apretada y virginal cuevita una y otra vez, con fuerza, pero con cuidado de no penetrarla más allá y romper su virgo.
-¡Más papi! ¡Más fuerte!- Me pide mi niña.
La complazco y con un poco más de fuerza se la empujo, siento como sus labios luchan por impedir el paso de mi verga, a lo que Caro también sacude sus caderas al encuentro de mi verga deseando que entre, pero todo tiene su tiempo y exploto, fuerte venida de caliente leche empapan su panochita. Una, dos, tres, la saco y me la jalo sobre su abdomen donde caen varias venidas más.
-Jijijiji me cayó en la cara.- Me dice mi adoptiva hija.
Con su manita agarra mi verga y la masajea una y otra vez.
-¿Te la puedo chupar papi?- Me pregunta mientras salen las ultimas gotas.
-Si mi niña.- Le contestó mientras ella se levanta y se arrodilla frente a mí, agarra mi verga con sus manitas y se la lleva a la boca para chuparla con cariño. Chupa la cabeza, luego el tronco y sigue con los huevos que también están bañados con mi venida. Lame toda la leche, como becerrita hambrienta, succionando hasta la última gota. Ya que no sale más, se levanta y me abraza con fuerza.
-¡Vamos a bañarnos!, ¿porque ni modo que durmamos así?- Le digo, a lo que ella acepta.
No metemos a bañar, ahí solo la baño, recorriendo todo su hermoso y tierno cuerpo con el jabón y mis manos, mientras ella se deja…sus pechitos, sus nalguitas, su rajita y puchita, no escapan a la exploración de mis manos. Ya terminado el baño, nos secamos y envuelta en toalla, la saco y depósito en la cama.
-Haber mi niña, te voy a poner una pomadita, porque si no, vas a amanecer con tu cosita hinchada.- Le digo, a lo que ella obedece y se deja poner dicha pomada.
Después de eso, nos acomodamos debajo de las sabanas nos abrazamos, dimos varios besos de piquito y así nos dormimos desnudos.
Al amanecer, estaba aún bien dormido cuando sentí una cálida manita juguetear con mi verga, la cual rápido reacciono y despertó, poniéndose luego dura y erecta. Levantó la cara y es Caro, quien ya semì despierta acaricia mi verga. Se da cuenta, me sonríe y lanza un beso.
-¡Hola papi! ¿Puedo chupártela?- Me saluda y pregunta con su carita de ángel.
-Claro que si mi niña, es tuya, disfrútala mientras se puede.- Le contesto.
Baja las sábanas y se acomoda entre mis piernas, agarrándola con sus manitas para luego llevársela a la boca, chupándola lentamente. Chupa la cabeza y la jala despacio con sus labios, una y otra vez, luego el cuello al que presiona con sus labios. ¡¡Guau!! Esta nena está aprendiendo bastante rápido. Baja, lame y chupetea todo el tronco, luego vuelve a meterse la cabeza y chupa con fuerza, como deseando jalar ya la leche.
-¡Ven mi niña, quiero chupar tu puchita!- Le digo y ella deja mi verga, la acomodo en un 69 que no habíamos hecho.
Beso primero su puchita, una y otra vez, luego meto mi lengua entre sus labios íntimos haciéndola gemir y empujar sus caderas contra mí cara. La punta de mi lengua encuentra rápido su diminuto botoncito, al cual presiono y la hago que saque de su boca mi verga para gemir con fuerza, juego con él, lo presionó, lo lamo con fuerza una y otra vez, luego lo chupeteo y me bebo sus ricas mieles. Meto la lengua en su cuevita ya no tan virginal pero que es un manjar delicioso y exquisito. La meto y saco una y otra vez, follandola y haciéndola jadear de placer, mueve sus caderas una y otra vez contra mi cara.
-¡Más papi, más!- Me dice entre jadeos mi hija adoptiva.
No tarda mucho en explotar en un rico orgasmo, del cual me bebo sus ricas mieles. Presiona con fuerza sus caderas contra mi cara por varios segundos, hasta que las afloja y las levanta, para acomodarse sobre mí, con una pierna a cada lado de mi cuerpo…esta vez ella lleva el control y sus ansias son incontrolables, tan es así, que toma mi verga con su mano derecha y se la coloca entre sus labios íntimos, haciendo que la cabeza de mi verga se acomode entre esos labios íntimos que ya se han ido amoldando a ella, pero que aprietan deliciosamente. Mientras mis manos abrazan sus duras nalguitas. Ya centrada, recuesta su pecho sobre el mío y comienza a empujar sus caderas hacia abajo, provocando que la punta presione una y otra vez, esa exquisita y aun virginal cuevita. Dobla un poco más sus rodillas y se apoya en ellas, luego se levanta y apoya sus manos sobre mi pecho, arquea su espalda para comenzar a empujar con fuerza sus caderas hacia atrás, despacio pero firmes sus movimientos, hasta donde tolera que la punta de mi verga entre, en sus labios y pique la entrada de cuevita, una y otra vez.
Que delicioso se siente como sus labios muerden mi cabeza al contraerse sus músculos pélvicos. Poco a poco va arreciando los movimientos de sus caderas, sus manitas se fijan sobre mi pecho. Las mueve una, dos, tres veces y con fuerza a la tercera las deja de golpe contra la punta de mi verga. Un movimiento peligroso en el que deseo jalarla hacia mí y penetrarla, pero no, me contengo y disfruto lo que me da de placer. Vuelve a hacerlo otra vez mas, después de esa segunda vez, ya no hay tercera, un fuerte movimiento de su cadera contra mi verga y la deja ahí, quieta, pero empuja con fuerza. Lo hace de nuevo, hace sus caderas hacia adelante y luego hacia atrás con fuerza, pero esta vez la punta de mi verga taladra sin miramientos y rompe su preciado tesoro, el cual ahora es mío, su himen no aguanto tanta presión. La cabeza de mi verga entra bien dentro de su cuevita y siento como la presiona hasta el cuello. No la pude detener. Sus ojitos me miran con ternura, una lagrima brota de su ojo izquierdo y cae sobre mi pecho por el mismo dolor. Un ¡¡Hay!! Se ahoga entre los labios de Caro, no dice nada más, se queda callada y quieta. Creo que era cuestión de tiempo por la fuerza con que movía sus caderas contra mi verga. Su espalda aún sigue arqueada, no le da reposo. Pasan unos segundos, tal vez un minuto, no lo sé, agacha su cara y despacio comienza de nuevo a mover sus caderas, de adelante y hacia atrás…siento como la cabeza de mi verga casi sale de su apretada cuevita y vuelve a entrar hasta el cuello, despacio, una y otra vez. Poco a poco la tensión y arqueo de su espalda va cediendo y sus movimientos son más cadenciosos. Levanta la mirada y la fija en mis ojos. Mientras siento como una línea húmeda corre entre mis huevos.
-Me dolió papi, pero me gusta, se siente bien rico.- Me dice y me sonríe.
Despacio, mi dedo medio va haciendo presión en su culito, Caro jadea de placer, lo empujo un poco y entra hasta donde abarca la uña.
-¡Que rico se siente papi!- Exclama entre gemidos.
Un poco más, se lo meto un poco más, casi la mitad del dedo, mientras Caro mueve su cadera un poco más fuerte, hasta que la deja quieta, entonces me levanto, saco el dedo de su culito y la rodero de su cintura con mi brazo, sus manos rodean mi cuello, me levanto de la cama y la deposito a la orilla de la cama, donde al pie de esta, le separo las piernas, contemplo su puchita rojiza y mi verga con unos hilitos de sangre. La cabeza de Caro se recuenta sobre la cama, extiende sus brazos sobre ella, mientras despacio comienzo a meter y sacar la cabeza de mi verga de su cuevita. Despacio, una y otra vez hasta el cuello, así, despacio, poco a poco arreciando mis embestidas y empujándola un poco más adentro sin terminar de penetrarla. No pasa mucho tiempo cuando siento como se contraen los músculos de su pelvis, sus muslos y su cuevita muerde mi verga en intervalos prolongados…está teniendo su orgasmo, sus gemidos la delatan y es delicioso saberlo y sentirlo, ya que también estoy a punto de venirme, solo que estoy indeciso, si venirme dentro de ella o sobre su abdomen, pero Caro parece adivinar mi pensamiento y me libera de esa duda.
-Adentro papi, dame tu leche aquí.- Me dice mientras su manita derecha señala presionando su pubis.
Arrecio un poco mis embestidas hasta que por fin, en una abundante venida, inundo su cuevita, que es incapaz de contener tanta leche y esta brota bajando por sus nalguitas. Los ojitos de Caro se fijan en los míos con una sonrisa en su bello e inocente rostro.
-¡Se siente calientito aquí adentro!- Me dice mientras su manita derecha señala su vientre.
-¿Te gusta?- Le pregunto mientras toco su vientre con la yema de mis dedos.
-Sí, siento como entra hasta aquí.- Me contesta emocionada y añade algo que me sorprendió -¿Sabes que papi? ¡Tú vas a ser el papá de mis hijos!-.
-Todavía estas muy chiquita para tener hijos.- Le contestó.
-Pero cuando crezca si lo vas a hacer.- Me contesta y enseguida me lanza un beso.
Contemplo unos instantes su bella inocencia, sus ojitos hermosos y los besos que aún sigue lanzándome. Luego de unos segundos, despacio sacó mi verga de esas caliente y apretada cuevita, de la cual brota mi leche con unos hilitos de sangre. Tomo unos kleenex que están sobre el buró y limpio un poco mi verga, luego la puchita de Caro. Enseguida bajas sus piernas y le ayudó a levantarse, ya de pie, la cargó y llevó al baño, donde lavo todo su hermoso cuerpo, dejándose consentir.
-¿Te duele?- Le pregunto.
-Un poquito, me tiemblan las piernas, las siento de gelatina.- Me contesta riéndose.
Le reviso si aún sigue sangrando, pero no, fue poco. La seco bien y llevo de nuevo cargando a la cama, donde se arropa un rato. Le pongo pomada para que no tenga molestias de hinchazón. Nos vestimos y salimos a almorzar. La lleve a unos museos interactivos donde se divirtió como una enana jajajajaja. Regresamos y llegamos antes de las diez de la noche a su casa, ahí nos recibió Silvia, quien abrazo y lleno de besos a mi hija adoptiva. Al final me pidió si me podía quedar con la niña por una semana en lo que su abuelito se recuperaba un poco y ella podio ajustar sus horarios para poder atenderlo, lo cual acepte sin problema alguno. Ya le tenía arreglada su mochila y sus uniformes, aparte de su ropa. Nos fuimos a mi casa donde mi esposa llego con Daniela mi hija una hora más tarde. Le conté lo sucedido con lo del abuelito de Silvia a mi esposa y no hubo problema, ya que Caro en anteriores veces se ha quedado con nosotros. Lo que si no supo fue lo del viaje a la capital con Silvia y Carolina.
invitado-Alex 05-10-2022 09:36:33
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invitado-César 05-05-2019 05:54:05
Esta serie de relatos son de los más calientes y pervertidos que he leído. Gracias. |
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Me debes la semana con Caro y Daniela...